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diumenge, 30 d’octubre del 2011

EL DAR ENGENDRA EL RECIBIR. Deepak Chopra.

"El dar engendra el recibir y el recibir engendra el dar. "Dar y Recibir" son dos aspectos del fluir de la energía del Universo. Esto es tan simple como la idea de que debo dar lo que quiero recibir. Si deseamos alegría, démosles alegría a otros; si deseamos amor, aprendamos a dar amor; si deseamos atención y aprecio, aprendamos a prestar atención y a apreciar a los demás; si deseamos riqueza, ayudemos a otros a conseguir esa riqueza, si deseamos placer, demos placer, en realidad, la manera más fácil de obtener lo que deseamos es ayudar a los demás a conseguir lo que ellos desean." 

(Deepak Chopra)

Técnicas para mejorar la autoestima. El Blog d'Eduard Punset.

La autoestima es la valoración que hacemos de nosotros mismos sobre la base de las sensaciones y de la experiencia que hemos ido incorporando, dando como resultado la sensación de valía o incapacidad. Ahora bien, la forma que uno se percibe y se siente así mismo puede cambiar.

Desde la terapia cognitiva conductual hay técnicas probadas para elevar la autoestima cambiando la forma de interpretar la vida. Uno de los aspectos importantes a tener en cuenta es la distorsión del pensamiento. Cuando se sienta deprimido o desanimado o cuando la opinión de sí mismo sea baja, aplique la técnica de las tres columnas: autoafirmación, distorsión y refutación. La primera columna es lo que dice la crítica acerca de la situación, a continuación examine sus afirmaciones en busca de distorsiones que afectan a su autoestima.

Las distorsiones más comunes son:

a) hipergeneralización: a partir de un hecho aislado se hace una regla general, es impotante deshacerse de los términos absolutos: todo, nada, siempre;

b) designación global: se utilizan de forma automática denominaciones peyorativas para describirse a sí mismo en vez de describir con exactitud sus cualidades. Para refutar esta distorsión es de ayuda tener en cuenta que la designación que está haciendo se está refiriendo solo a una parte de sí mismo o de una experiencia;

c) filtrado: se presta atención selectiva a lo negativo y no tiene en cuenta lo positivo. Es de ayuda buscar un equilibrio;

d) pensamiento polarizado: se llevan las cosas a su extremo, y se expresa en categorias de blanco o negro, no existen términos medios. Ser específico puede ayudar;

e) autoacusación: uno se culpa de cosas que pueden no ser culpa suya. Es importante cambiar la palabra culpa por responsabilidad;

f) personalización: supone que todo tiene que ver con uno mismo, y se compara negativamente con los demás. Es importante afirmar el propio derecho de ser como uno es, sin disculpas ni valoraciones;

g) lectura de la mente: supone que uno no gusta a los demás sin evidencia real, sólo pensando que sus suposiciones son correctas;

h) falacias de control: uno siente que tiene la responsabilidad de todo o que no tiene control de nada; y

i) razonamiento emocional: se supone que las cosas son como uno mismo siente.

Hay multitud de terapias para la mejora de la autoestima desde la Psicología Positiva, el Coaching Personal o Programación Neurolinguística (PNL), y todas ellas están orientadas en identificar las prácticas que hacen que la persona se sienta mejor consigo mismo, el análisis de los diálogos internos y la ayuda para el cambio. Puede consultar fuentes en internet como ésta, o libros como el de McKay y Fanning, o de Walter Riso, “Pensar bien, sentirse bien”.

HUGH PRATHER. Palabras a mí mismo.

Nadie está equivocado.
A lo sumo alguien está mal informado.


Si pienso que un hombre está errado
o yo o él no hemos tomado algo en cuenta.
 

De este modo si no estoy empeñado en mostrarme superior,
sería mejor que tomara en cuenta lo que él considera.


HUGH PRATHER. Palabras a mí mismo.

dissabte, 29 d’octubre del 2011

AMAR O DEPENDER. Video.

"No podemos vivir sin afecto, nadie puede hacerlo, pero si podemos amar sin esclavizarnos. El sano desapego no es más que una elección que nos dice a gritos: el amor es ausencia de miedo." 


Amar o depender - Walter Riso.

divendres, 28 d’octubre del 2011

HUGH PRATHER. Palabras a mí mismo.


Muchas conversaciones se desarrollan en dos planos:
uno verbal y otro emocional.

En el verbal se encuentra lo que está permitido decir
y que es usado sutilmente para
expresar necesidades emocionales.

Ayer una amiga me contó que
alguien la había ofendido.
Le di mi opinión sobre la actitud de esa persona.
Mi amiga se enojó y empezó a discutir.

Ahora veo la razón con claridad.
Había oído sus palabras sin considerar sus sentimientos.
Ellas me hablaban de lo mal que la habían tratado.
Pero sus emociones musitaban:
''comprende cómo me siento".
"Por favor, acepta lo que siento."

Lo que menos quería mi amiga
era escuchar una explicación
sobre la conducta de la otra persona.

Hugh Praher

NUESTRAS MOCHILAS EMOCIONALES.


Todos cuando nacemos venimos al mundo desnudos, sin carga aparente, sin ropajes ni elementos que dificulten ese nacer.
A lo largo de nuestra vida, con nuestro crecimiento, nos colgamos (o nos cuelgan) sin saberlo una mochila que en lugar de llevar pan y buen vino, para el camino, se va cargando con piedras pesadas, que van aumentando nuestro peso, nuestra carga, poco a poco de tal forma que casi ni nos damos cuenta de ese pequeño aumento. Pero es acumulativo, es decir, va siendo cada vez mayor conforme añadimos nuevas piedras. Esas piedras son emociones negativas, fruto de experiencias, ideas, pensamientos repetidos, "consejos" recibidos, amores perdidos, frustraciones, miedos y un largo etcétera., que nos va acompañando en nuestro crecer, en la educación que recibimos, aunque sea realizada con la "mejor intención". Así, el miedo, la ira, la culpa, la falsa humildad, la necesidad de afecto, por nombrar sólo algunas de esas piedras, se convierten en nuestra carga personal, propia e insustituible de tal forma que casi creemos y llegamos a pensar que ese peso es el nuestro, el real, el verdadero, aunque nos duela y fatigue. Y así caminamos todos los días tomando por "normal" lo que es "añadido". Pero, ¡ay!, llega un momento en el cual esas mochilas están llenas hasta rebosar y entonces esas piedras comienzan a caer de las mismas, y alguna incluso nos da en el pie y sentimos el dolor, nos desbordan las emociones y creemos que algo nos ha ocurrido de repente, sin darnos cuenta precisamente de toda la carga que desde casi siempre nos ha ido acompañando en nuestro diario devenir. No es así, podemos dejar a un lado esa carga, tan sólo necesitamos seguir los siguientes pasos:
1) Darnos cuenta de que tenemos esa mochila en nuestra espalda (interesante sería en otro momento hablar del simbolismo de la espalda, sus dolores y lo que a ella nos echamos a cuestas).
2) Ver, con absoluta certeza, que esa mochila no es nuestra, que no está pegada sino sujeta con tirantes que podemos soltar.
3) Soltarla sin miedo, con decisión.
4) Ver que el vacio que aparentemente se instala en nosotros es una sensación absolutamente normal: no obstante hemos llevado esa mochila durante muchos años y creíamos que era parte nuestra.
5) Permitirnos experimentar y sentir la nueva ligereza.
6) Probar, intentar nuevos acercamientos, nuevos desplazamientos si me permitís la expresión, ya sin la carga
7) Por último, ser lo suficientemente cuerdos y sensatos, valientes, para pedir ayuda. Hay técnicas, procedimientos, que pueden cumplir esa función de ayuda de forma admirable pero siempre la decisión depende de ti, el primer paso debes darlo tu.
Es como cuando quieres beber agua: puedes poner el vaso bajo el grifo pero si tu no lo abres, si no realizas esa pequeña función, el agua no saldrá y tu sed seguirá igual.
Un saludo cordial.
Juan Pedro 

POEMA A MI HIJA. Jorge Bucay

Antes de morir, hija mía,
quisiera estar seguro de haberte enseñado…
a disfrutar del amor,
a enfrentar tus miedos y confiar en tu fuerza,
a entusiasmarte con la vida,
a pedir ayuda cuando la necesites,
a decir o callar según tu conveniencia,
a ser amiga de ti misma,
a no tenerle miedo al ridículo,
a darte cuanta de lo mucho que mereces ser querida,
a tomar tus propias decisiones,
a quedarte con el crédito por tus logros,
a superar la adicción a la aprobación de los demás,
a no hacerte cargo de las responsabilidades de todos,
a ser consciente de tus sentimientos y actuar en consecuencia,
a dar por que quieres y nunca porque estés obligada a hacerlo.

Antes de morir, hija mía,
quisiera estar seguro de haberte enseñado…
a exigir que se te pague adecuadamente por tu trabajo,
a aceptar tus limitaciones y vulnerabilidades sin enojo,
a no imponer tu criterio ni permitir que te impongan el de otros,
a decir que sí solo cuando quieras y decir que no sin culpa,
a tomar más riesgos,
a aceptar el cambio y revisar tus creencias,
a tratar y exigir ser tratada con respeto,
a llenar primero tu copa y después la de los demás,
a planear para el futuro sin intentar vivir en función de él.

Antes de morir, hija mía,
quisiera estar seguro de haberte enseñado…
a valorar tu intuición,
a celebrar las diferencias entre los sexos,
a hacer de la comprensión y el perdón tus prioridades,
a aceptarte así como eres,
a crecer aprendiendo de los desencuentros y de los fracasos,
a no avergonzarte de andar riendo a carcajadas por las calles sin ninguna razón,
a darte todos los permisos sin otra restricción que la de no dañar a otros ni a ti misma.

Pero sobre todo, hija mía,
porque te amo más que a nadie,
quisiera estar seguro de haberte enseñado…
a no idolatrar a nadie… 
y a mí, que soy tu padre, menos que a nadie.

dijous, 27 d’octubre del 2011

"Hay más contaminación emocional que atmosférica". Mª Mercè Conangla. Revista Namasté.

La ecología emocional es un paso más allá de la inteligencia emocional. Mercè Conangla y su compañero Jaume Soler desarrollaron este concepto cuando se dieron cuenta de que padecemos mucha más contaminación emocional que atmosférica.

Si no hemos aprendido a reciclar nuestras emociones pueden suceder dos cosas: o contaminamos nuestro interior con residuos emocionales tóxicos o ensuciamos nuestras relaciones con fugas cargadas de dioxinas.

Através de la ecología emocional han tendido un original puente entre el lenguaje de las emociones y el de la ecología. El resultado: el arte de gestionar la emociones de manera que su energía nos oriente al crecimiento personal y a la mejora de las relaciones.

Quien trata de conocerse a sí mismo pronto se da cuenta de que somos analfabetos emocionales ¿cómo podemos acercarnos a una forma natural de entender nuestras emociones?

Hay una serie de principios que tendríamos que mostrar a los niños desde pequeños. Por ejemplo, que nos construimos relacionándonos con los demás, que formamos parte de un gran todo. En el que lo que hacemos y lo que dejamos por hacer tiene consecuencias. Tendríamos que decirles a los niños que las emociones no se eligen sino que se sienten. Pero que si que elegimos las conductas a partir de determinada emoción. Es decir, yo no elijo tener ira. Ya que puede existir un recuerdo grabado en mi mente que me genera ira. Yo no tengo control sobre ello, ni tampoco tengo responsabilidad, por lo tanto no tengo que ir disculpándome por sentir esa emoción. Sin embargo, deberíamos diferenciar la conducta a partir de lo que hago yo cuando siento esa ira. Legítimamente puedo enfadarme, pero al elegir la conducta puedo optar por la creatividad o la destructividad. Puedo coger un cuchillo y clavárselo a alguien movido por esa ira. O puedo elegir canalizar la energía de la ira para reparar una injusticia, para hacer ejercicio físico y mejorar mi cuerpo o para quitar hierbajos del huerto de mi casa y así las plantas respiran mejor. Tengo opción.

Hay que explicar a los niños que si bien todas las emociones son legítimas, las conductas tiene que atenerse a unos valores éticos. El hecho de que podamos elegir nuestra conducta nos hace responsables.

Hay emociones que nos conducen a una conducta destructiva. Cuando se inicia esa emoción y ya sabemos a dónde nos va a llevar. ¿Hay forma de parar esa emoción antes de que se disparé la respuesta negativa?

Tu planteas una de las habilidades que trabaja la inteligencia emocional y que se refiere al autocontrol emocional. Aquí puede radicar el primer equívoco ya que podemos confundir autocontrolar con reprimir. Podemos imaginar una línea, en un extremo está la represión. Es decir, yo siento pero me lo guardo todo dentro y no admito la legitimidad de sentir eso porque queda mal o porque me han dicho que no me puedo enfadar o porque no es admisible sentir celos. Pero como no puedo evitar sentirlos, los reprimo y me los guardo dentro. Sabemos que funcionando así, sin canalizar la emoción ni darle una salida y desprendernos de ella se vuelve tóxica en nuestro interior. La ira reprimida puede convertirse en rabia y la rabia transformarse en rencor, y el rencor en resentimiento y el resentimiento en odio. Es una cascada emocional tóxica. Sin duda, es una mala opción.

En el otro extremo de la línea está la explosión emocional. En este caso podemos hablar de incontinencia emocional. Siento algo y lo suelto sin importarme a quién le suelto este tóxico. He tenido un mal día en el trabajo, me he enfadado con varias personas y estoy tenso. Cuando llego a casa mi hijo pequeño me dice algo, le grito y le suelto toda la carga tóxica. No es legítimo descargar tu basura emocional de esta forma y contaminar tu entorno. Cada persona es responsable de sus emociones y tiene que encontrar la mejor vía para darles la salida.

¿Y dónde está el punto de equilibrio entre los extremos de la represión y la incontinencia emocional?

Para encontrarlo el primer paso consiste en aprender a dar nombre a lo que yo siento. Aquí empieza el primer lío: te preguntas cómo te sientes y la respuesta es “fatal”. Pero “fatal” no es una emoción; no se puede gestionar un “fatal”, tengo que darle el nombre apropiado. Debemos dar nombre a lo que contiene ese “fatal”. Por ejemplo, ese “fatal” podría indicar que estoy muy enfadado o que estoy triste o frustrado. A partir de ahí podemos transformar y gestionar las emociones. El siguiente paso es aprender que cada emoción nos da un mensaje. El miedo nos dice algo, la ira nos dice otra cosa. Por ejemplo, la ira nos dice que tenemos un obstáculo que nos impide ir hacia donde nos dirigimos. Alguien o algo no ha puesto un obstáculo en nuestro camino y la ira es un mecanismo natural para tratar de sobrepasar este obstáculo o quitarlo de en medio. Tiene una utilidad inicial. Podemos elegir entre agredir a quien nos ha puesto el obstáculo o emplear la creatividad.

Para poner un ejemplo práctico, ¿qué puede hacer una persona que está raptada por un sentimiento de celos?

Si alguien está raptado quiere decir que la parte emocional del cerebro ha tomado el control de la conducta. Es imposible en ese momento utilizar argumentos racionales. Cuando estamos ante una persona así a veces es conveniente el silencio porque no es capaz de gestionar nada y podemos empeorar las cosas. En el territorio emocional, hay que trabajar con prevención. Es decir, no podemos esperar a estar en medio de un caos para empezar a trabajar estas habilidades. Lo mejor es aprender fórmulas que nos van a permitir ante una situación de crisis o de emergencia tener una estrategia que no sea destructiva.

Otra tendencia podría ser desconectarse de las emociones e irse a un plano intelectual. ¿Cómo se puede volver a sentir las emociones después de haber estado un tiempo largo desconectado de ellas?

Es un proceso lento. Depende de la duración del periodo y del motivo de la desconexión, pero hay un fenómeno que podríamos llamar la desertificación emocional en la que la persona, para protegerse de una situación muy dura en la que ha sufrido mucho, ha bloqueado toda vida posible para no permitir que le dañen más. No entra el dolor, pero tampoco entra el amor. Y esta persona se encuentra muy sola. Tampoco es una buena estrategia. Para recuperarse hay que volver a sembrar en un desierto. Hay que poner una buena tierra, y hacer un trabajo de crecimiento personal que te vuelva a reconectar contigo mismo, para que te puedas preguntar: ¿quién soy?, ¿con qué recursos cuento, ¿cuáles son mis cualidades? Lo más importante es trabajar con los recursos que cuentas.

¿Y cómo puede saber una persona con qué recursos cuenta?

Un buen ejercicio es hacer una lista de qué cosas valoras de tu persona. ¿Cuáles son tus mejores cualidades?. El primer paso es conectarse con uno mismo y a partir de allí podemos volver a establecer relaciones.

Esto que estás diciendo tiene mucho que ver con el concepto de la resiliencia, que es la capacidad de un sistema de recibir un shock y además de recuperarse incorporar habilidades nuevas.

Sí, utilizamos mucho el concepto de resiliencia que Boris Cyrulnik definió. Uno de los factores que permiten a una persona ser resiliente es que cuente en su alrededor con modelos humanos diferentes a los que le causaron el trauma. Por ejemplo, si un niño ha sido abandonado, son muy importantes algunas personas como una vecina que le da la merienda o un profesor que le valora de una manera especial. En ecología emocional son lo que llamamos vitaminas emocionales. Son aspectos muy sencillos y muy fáciles de poder suministrar. Nosotros valoramos mucho el concepto de resiliencia. Es muy poderoso. Proponemos un modelo de educación que reúna las siguientes características: creatividad, amorosa, pacífica y autónoma. Si introducimos estos conceptos en la educación, haremos que nuestros niños sean resilientes. Y los adultos que estamos educando tenemos que darle a los niños estos nutrientes. De lo contraria, no estarán emocionalmente educados.

¿Cómo se conectan las emociones con el cuerpo?

Todos los planos están interconectados. Por ejemplo, a partir de una creencia desajustada, tienes una repercusión emocional. Algunas creencias nos provocan miedo y el miedo nos bloquea. A partir de una creencia se mueve una emoción y a partir de la emoción generamos una conducta. Por otra parte, muchas enfermedades psico-somáticas: úlceras de estómago, algunos problemas cardiacos, migrañas, pueden tener como causa una gestión poco adaptativa. Como seres holísticos que somos, si hay algún desajuste en el sistema, tanto emocional como en las creencias, el sistema se resentirá.

Muchas veces buenos proyectos sociales no se pueden llevar a cabo por las dificultades emocionales de los individuos que los forman y que impide la colaboración. ¿Cómo se puede trabajar el mundo emocional dentro de los proyectos colaborativos?

Cuando yo formo parte de un grupo, llevo conmigo mi propia mochila de experiencias, vivencias, miedos, creencias. Todo ello está más o menos ajustado o desajustado y a partir de ahí entro en relación. La cosa solo funcionará si cada una de las personas con las que vamos a trabajar en equipo nos autogestionamos a nivel de emociones y de creencias. Si cada uno está en un proceso constante de automejora, cada vez que nos encontremos nos sentiremos menos necesitados, no seremos vampiros emocionales. Compartiremos unos valores que nos permitirán colaborar. Es a partir del crecimiento individual que es posible el crecimiento del grupo. Cuando esto no es así, reproducimos en el grupo nuestros procesos personales. Por ejemplo, si una persona no es capaz de perdonarse a sí misma, no será capaz de perdonar. La persona que es auto-exigente en exceso será excesivamente exigente con los demás. La persona que acumula ofensas acaba ofendiendo. Lo interior se refleja en el exterior, y a la vez lo exterior afecta al interior. La opción que yo propongo es mejorando uno mismo el mundo mejora. Porque lo que somos nosotros, eso es el mundo. Es nuestra libertad y nuestra responsabilidad estar bien para que el mundo esté bien.


¿Cuál fue el clic para conectar el mundo ecológico con el mundo emocional?

Llegamos a la conclusión de que actualmente padecemos más contaminación emocional que atmosférica. Y después de mucha reflexión nos dimos cuenta de que el lenguaje que se utilizaba en el mundo de la ecología: reciclaje, respeto, gestión de residuos, etc., era muy similar a lo que nosotros veíamos que había que hacer con las emociones. Empezamos a revisar los conceptos de la ecología y analizábamos si eran traspasables al mundo emocional. Descubrimos que era una metáfora muy didáctica, creativa y fácil de entender y explicar.

¿Por qué crees que cada vez más gente quiere conocer su interior y dominar mejor las emociones?

Por necesidad, por intuición, por inteligencia, porqué el hecho de no hacerlo y continuar dejándonos llevar por impulsos primarios o reprimiendo nuestro sentir sólo nos lleva a la autodestrucción y a la destrucción colectiva. Tenemos sobradas pruebas de ello: aumento de la agresividad (insultos, agresiones físicas, psíquicas y morales), estrés, aumento de patología ansioso-depresiva…

Porqué llega el momento de efectuar cambios preventivos en lugar de esperar ha “tener que” realizar cambios catastróficos cuando ya quizás sea tarde. Necesitamos un modelo humano psicoecoafectivo de personas que trabajan para conseguir un espacio interior armónico en el cual razón y emoción trabajen en equipo; una persona que proyecte esta armonía interior en acciones más empáticas, generosas y solidarias hacia los demás y el mundo.

¿Cómo imaginas que sería el mundo si todos hiciéramos este trabajo que propones?


No tendría nada que ver con el mundo que tenemos ahora. Sería la gran utopia alcanzada. Seríamos personas más felices y mejores personas con los demás. Ahora mucha gente se siente desgraciada y acaba siendo agresiva con los demás. Sería un mundo con más creatividad, una creatividad bien canalizada, un mundo donde las cosas no se resolverían con la acción violenta sino con el diálogo. El mundo natural también estaría mucho mejor porque cuando estás bien contigo mismo cuidas mejor el mundo natural. Estoy convencida de que los problemas medioambientales mejorarían. Si mejoramos la gestión emocional de cada uno, estaríamos en un mundo mucho mejor.


FUNDACIÓ ÀMBIT

PAZ INTERIOR. Dalai Lama

“Cuando tenemos paz interior podemos
estar en paz con quienes nos rodean.


Esta paz requiere una práctica, una
manera de ser que nos permita romper
el ciclo de violencia y de odio que
impregna gran parte de nuestra vida.


La práctica de la atención nos puede
ayudar a descubrir el camino de la paz”.


Dalai Lama

dimecres, 26 d’octubre del 2011

HUGH PRATHER. Palabras a mí mismo.

Pareciera que siempre me estoy sintiendo
superior o inferior a los demás,
que me va mejor o que me va peor que a los demás.

Los momentos superiores son de gloria,
pero los momentos más escasos y preciados
son cuando me siento como igual.

HUGH PRATHER. Palabras a mí mismo.

dimarts, 25 d’octubre del 2011

"Si tienes a tu madre bien integrada en ti, ¡brillarás!". Bert Hellinger. La Contra de la Vanguardia. 17/10/09.

Bert Hellinger, creador de la psicoterapia de constelaciones familiares.

Tengo 83 años. Nací en Alemania, y allí vivo. Viajo por todo el mundo para dirigir talleres de constelaciones familiares. Estoy casado. No tengo hijos. No hablo de mis ideas políticas ni de mis creencias: ¿en qué podría serle útil eso a alguien? La madre es la conexión a la vida.

Estudió filosofía, teología, pedagogía, fue misionero católico y hoy es uno de los psicoterapeutas más controvertidos, padre de las constelaciones familiares, pujante sistema de aproximación y resolución de conflictos psíquicos. Ver uno de sus talleres asombra: misteriosamente se generan movimientos entre personas que no se conocen y que representan a otras. "¡Desconocemos las fuerzas que nos albergan!", resume Hellinger.

¿Qué recuerda de su madre?
¿Puede informarme antes sobre qué asuntos le interesa tratar en esta entrevista?

De su psicoterapia. Pero, antes, un poco de su vida.
¿Mi vida? Mejor hablar de asuntos útiles para sus lectores, más que de circunstancias de mi biografía.

De acuerdo, pero creo que conocer su vida puede ayudar a entender su método. ... ¿Qué recuerda de su juventud bajo el nazismo? ... El catolicismo de sus padres les blindó de aquella barbarie, he leído.
Proponga un tema, y centrémonos en eso.

De acuerdo: la madre. Sostiene que la figura materna moldea nuestra psique.
¡La madre está en el fundamento de nuestra felicidad! Si estás en buena conexión con tu madre, brillas.

¿Brillas?
Si uno tiene bien integrada psíquicamente a su madre, irradiará alegría, la gente le amará, triunfará en su vida, brillará...

Pues por eso le pregunto por su madre.
Si amamos a nuestros padres tal como son, si decimos "sí" a lo que son y, sobre todo, si estamos contentos de que nos pariera nuestra madre, ¡brillaremos de felicidad!

Fue usted sacerdote católico, misionero entre los zulúes durante 16 años...
...
¿Qué aprendió allí?
Jamás vi un niño zulú irrespetuoso con sus padres, con sus mayores, sus antepasados... ¡Sería inconcebible para un zulú hablar mal de sus padres!.

Dejó usted el sacerdocio católico al hacerle alguien cierta pregunta... ...
"¿Qué es más importante para ti: tus ideales o las personas?", le preguntaron. ...

Recapacitó y regresó a Europa hace 30 años para formarse en psicoterapia.
No hablo de mí: no es tema. Pregúnteme algo que sea útil a los que lean esto, por favor.

Ideó un método psicoterapéutico: las constelaciones familiares. ¿Qué es eso?
¿Está dispuesto a escuchar cosas que puedan parecer algo extrañas?

No será la primera vez, no tema.
Cuando alguien tiene un bloqueo, un conflicto, un nudo, y quiere abordarlo para resolverlo, yo lo coloco en el escenario del taller de psicoterapia, o bien coloco a alguno de los presentes para que le represente...

¿Aunque no se conozcan entre ellos?
Aunque no se conozcan, ni aunque el representante sepa nada del representado.

¿Y qué sucede entonces?
Que el representante hace algo, mira a algún lado, se mueve... Si mira al suelo, está mirando a alguien muerto, quiere morir... Coloco ahí a otra persona que represente al muerto. Los movimientos se suceden y van expresando el conflicto...

¿Qué mecanismo está operando ahí?
No busque explicación científica. Lo cierto es que ahí se manifiestan las fuerzas que nos traspasan. A cada representante le invaden las emociones de los representados, el conflicto se manifiesta en esos movimientos impredecibles.

¿Y qué papel desempeña usted?
Ninguno. Sólo siento y observo lo que sucede. La figura de la madre es representada siempre en algún momento. No necesito preguntar, sólo veo qué pasa. En el caso de personas con fracasos en su vida personal y profesional, siempre es lo mismo: ¡desconexión con la madre!

¿Sí? ¿Y puede eso repararse?
Puede. A menudo se reencuentra con la madre, se abrazan, respiran hondo... ¡Se han reconectado! Esos movimientos han unido lo que estaba separado.

¿Nuestros fracasos e infelicidad vienen de escisiones con la madre, pues?
Sí. Muchos empresarios fracasan porque reproducen con su empresa la misma relación de rechazo que mantienen con mamá.

¿Y qué pinta el padre en todo esto?
La madre nos conecta a la vida y el padre nos conduce a la vida social.

¿Qué pasa con el recién nacido cuyos padres se separan?
Si los padres acuerdan seguir desempeñando sus respectivas funciones de padre y madre, nada grave.

¿Y si la madre menoscaba la figura del padre ante el hijo?
Si una madre menoscaba o hurta la figura del padre, incapacita a sus hijos para el éxito social y siembra en sus hijos una rabia... que un día ellos le devolverán.

¿Por qué existe hoy tanto niño tirano?
He visto a un niño de dos años agresivo: ha absorbido la rabia que su madre no asumió por un aborto... A veces el niño capta que papá o mamá no quiere vivir, y es agresivo para atraer su atención hacia la vida.

¿Por qué tantas mujeres asesinadas?
Víctimas de los hombres por centurias, las mujeres hoy miran a los hombres con rabia acumulada... y algunos hombres reaccionan criminalmente a esa mirada.

Aconseje a una chica a punto de parir.
¿Quieres parir de verdad? ¿O sólo que te extraigan al bebé sin enterarte?: anestesia y cesárea hurtan al niño su primera oportunidad de luchar y su gran ocasión de obtener una victoria en esta vida. ¿Podrá una criatura con este comienzo imponerse luego en la vida y triunfar? Difícil, difícil..