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dijous, 31 de maig del 2012

"Si realmente quiero mejorar la situación, puedo trabajar en lo único sobre lo que tengo control: yo mismo". Frases para cambiar vidas.

Autor: Stephen Covey
Reconocido como uno de los 25 americanos más influyentes por la revista Time, Stephen R. Covey ha dedicado buena parte de su vida a demostrar cómo cada persona, independientemente de las circunstancias que le haya tocado vivir, puede controlar su destino, esforzándose en aplicar la técnica adecuada.
Profesor (agasajado con ocho doctorados honoris causa), consultor organizacional y autor, sus consejos han llegado millones de personas a través de los más de 20 millones de ejemplares vendidos de todas sus obras y que han sido traducidas, al menos, a 38 idiomas.
Entra otras cuestiones, Covey nos descubrió hace tiempo lo que el llamó el  “Principio 10/90”, que establece que el 10% de la vida está directamente relacionado con lo que nos pasa, mientras que el 90% restante está relacionado con la forma en que reaccionamos a eso que nos ocurre.
¿Qué quiere decir esto? Algo tan simple como que nosotros no disponemos del control sobre el 10% de lo que nos sucede. No podemos evitar que el coche se nos averíe, que el avión llegue tarde a su destino, etc. No tenemos control de ese pequeño tanto por ciento que nos viene impuesto. Sin embargo, el otro 90% es diferente y somos nosotros quienes lo determinamos con nuestra reacción. No podemos controlar el semáforo en rojo si tenemos prisa, pero sí sujetar los nervios ante una duración prolongada del tiempo de espera.
Otra aportación capital de Stephen Covey es el libro Los 7 Hábitos de la Gente Altamente Efectiva. El Libro de Negocios nº1 y el más influyente del siglo XX en el ámbito de la motivación.
¿En qué consisten los siete hábitos imprescindibles que caracterizan a las personas con éxito?

1. El primer hábito es ser proactivo y se refiere al hecho de que, como seres humanos, somos responsables de nuestras propias vidas, de tomar nuestras propias decisiones con responsabilidad e iniciativa, desarrollando la habilidad de poseer una respuesta ante cualquier estimulo.
2. En este hábito se nos indica la importancia de tener un fin en mente, para lo cual es sustancial empezar con la imagen o el paradigma de vida, como marco de referencia. Tener en mente lo que para nosotros es lo trascendental. Podemos estar muy atareados y ser muy efectivos, pero solo estaremos en el camino correcto cuando tengamos un destino claramente definido.
3. En este hábito se nos habla de nuestro fruto personal, es decir: la realización o ejecución. El tercer hábito es la segunda creación, la creación física y la puesta en práctica. Aborda muchas de las cuestiones concernientes al campo de la administración de la vida y el tiempo. Se concreta en organizar y ejecutar según prioridades, esto es: lo primero es lo primero.
4. El cuarto hábito pensar en ganar / ganar. Significa que los acuerdos o soluciones son mutuamente beneficiosos y correlativamente satisfactorios para ambas partes.
5. El quinto hábito es procurar primero comprender y después ser comprendido. Este hábito nos habla de la comunicación efectiva, de la aptitud para la comunicación, ya que en ella empleamos la mayor parte de nuestro tiempo.
6. Este hábito es un desafío que consiste en aplicar en nuestras interacciones sociales, los principios de la cooperación creativa que nos enseña la naturaleza. Esto significa que cuando uno se comunica con sinergia, simplemente abre su mente, su corazón y sus expresiones a nuevas posibilidades.
7. Es el hábito que se encarga de que todos los hábitos anteriores se realicen correctamente, manteniendo el equilibrio. Evidencia que debemos preocuparnos por nosotros mismos y así renovar nuestras cuatro dimensiones: la física, la espiritual, la mental y la social.

"Tenemos mayor necesidad de una visión, una meta y una brújula (un conjunto de principios o instrucciones), y menos necesidad de un mapa de ruta." (Stephen Covey)

dimecres, 30 de maig del 2012

Susceptibilidad: ¿le importa lo que piensan de usted?. La Vanguardia.

Se descontrolan si sospechan que murmuran sobre ellas o se sienten atacadas por algún comentario.
Le afecta cualquier opinión.
Buscan el reconocimiento externo y se valora en función de la opinión de su entorno.
Tienen menos en cuenta los comentarios positivos que los negativos.
Las personas susceptibles, aquellas que reaccionan excesivamente ante las opiniones, acciones o actitudes de otros individuos hacia ellas, y que están pendientes de lo que dirán o pensaran los demás, padecen lo que los psicólogos denominan “alta reactividad emocional”.
“El comportamiento de la gente susceptible, y que a menudo está en una actitud defensiva, oscila entre la pasión y el orgullo, entre el dolor y la rabia, entre las ganas de ser feliz y el miedo a dejar de serlo”, explica la psicóloga Marichu Hidalgo.
Según Hidalgo, "la persona emocionalmente reactiva es insegura, y por ello voluble y cambiante, al mismo tiempo que se aferra a la rigidez de ideas y acciones como un mecanismo de defensa”.
“Pensar en lo que los demás opinan de uno es un veneno para las amistades y las relaciones familiares. Es preferible aceptarse tal y como uno es, en lugar de buscar continuamente la aprobación y el reconocimiento ajenos”, señala Hidalgo.

Confiar en la gente sin anticiparse
Para atajar la susceptibilidad, esta psicóloga aconseja “confiar en que las personas son buenas hasta que se demuestre lo contrario. La mayoría de los seres humanos, vistos de cerca y con una mirada compasiva, terminarán por parecernos personas con sus luces y sombras pero sin un afán por perjudicar a los demás”.
Para desactivar los comportamientos susceptibles, Hidalgo también aconseja desarrollar el sentido del humor, y aprender a “no otorgar tanta importancia a cosas que no la tienen ni a los posibles comentarios  de otras personas”.
“La gente no está siempre pendiente de lo que nosotros hacemos o expresamos, ya que suele estar más centrada en sus propios asuntos y preocupaciones”, señala la experta.
La psicóloga también recomienda no anticipar las conductas ajenas ni tener expectativas sobre los demás, ya que “numerosos conflictos surgen en la mente del individuo susceptible, porque prevé una reacción desfavorable o una gratificación que no llega por parte de alguien”.
Para el escritor y experto en crecimiento personal Francesc Miralles, “tras el perfil de las ‘personas altamente sensibles’ se oculta una urgente necesidad de estima y una visión exageradamente subjetiva de lo que ocurre a su alrededor. Esto explica que el hipersensible pueda reaccionar de forma violenta, hiriendo la sensibilidad de los demás”.
“Además de minar la autoestima, estar siempre en guardia agota nuestra energía”, puntualiza.
Para suavizar un poco el carácter susceptible, la psicóloga clínica Trinidad Aparicio recomienda analizar siempre la situación que provocó el enfado o la rabia, pensar de qué forma se podría haber evitado el enojo  y considerar si otro habría reaccionado igual o nuestra reacción fue exagerada.
La experta recomienda intentar controlar las emociones, no dejarse llevar por el momento, pensar que puede ser uno mismo quien esté equivocado o que no ha entendido exactamente lo que querían decir. Hay que darse tiempo para reflexionar, y si luego uno cree que tenía razón, aclararlo con tranquilidad y sin rabia.

"Nunca pierdas el tiempo con algo en lo que tú no creas", La Contra de La Vanguardia 16/05/12

Dan Fante, escritor
Tengo 68 años. Nací y vivo en Los Ángeles. Casado desde hace 10 años con mi cuarta mujer, tenemos un hijo de 7 años. Mi universidad fue ser taxista en Nueva York: es duro. De izquierdas. Cuando dejas el alcohol tienes que volver a nacer, y en mi segunda vida soy creyente.

Locura con humor
Empezamos hablando de las cremas exfoliantes de su mujer, exmodelo: "Muy alta y muy delgada", puntualiza Fante, que es bajito; y acabamos llorando la locura de una generación politoxicómana. En Fante. Un legado de escritura, alcohol y supervivencia (Sajalín Editores) enlaza la historia de su padre, John Fante -icono de la literatura norteamericana-, con la propia. A los 20 años Dan abandonó Los Ángeles y llegó a Nueva York, donde sobrevivió ejerciendo variopintos trabajos. Veinticinco años más tarde dejó el alcohol y recuperó la vieja máquina de escribir de su padre. Tiene 11 libros publicados, entre ellos 4 novelas que protagoniza Bruno Dante, inspirado en su época de detective.

Cómo arrancaría la novela sobre su propia vida.
Un tipo que está siempre borracho y lleva una pistola. Un tipo muy destructivo que tras veinte años de locura consigue cambiar el rumbo de su vida.

¿Cómo?
Escribiendo sobre la persona que había sido.

¿Un niño solo?
Muy solo, vivía refugiado en la fantasía, inventaba personajes con quienes jugar y hablar. El problema era añadir a mis juegos personas reales.

¿Mal estudiante?
Lo suspendía todo menos la literatura; iba a un colegio de curas irlandeses que nos golpeaban y no tenían sentido del humor.

¿Padre alcohólico?
Más o menos, bebió demasiado, pero no tanto como yo. En los años 50, en Los Ángeles, beber iba asociado a escribir y crear.

Entonces, ¿lo llevaba en los genes?
Sí, cuando bebo una copa de vino me siento como Superman: soy un poeta, un genio...

¿Cuántos oficios ha ejercido?
Quizá cien. Mi preferido fue el de vendedor ambulante de pulseras 'no me olvides' en Nueva York. Se las vendía a secretarias de altos edificios. Ganaba mucha pasta, pero me metían en la cárcel una vez por semana.

También fue taxista.
Sí, y detective privado, acomodador de cine y, lo peor: limpiador de ventanas de edificios de 80 plantas. Imagíneselo: diciembre, el agua resbalándote por los brazos y congelándose en las mangas. Un día me quedé colgando y abandoné. ¿Sabe lo que he aprendido después de tanto trabajo precario?

¿Qué?
Que somos todos niños bonitos intentando recordar que somos niños bonitos.

¿...?
Creemos que los humanos somos muy complicados, llenos de pasiones, pero en nuestros corazones sólo queremos pertenecer a algo, estar en paz, ser amados y amar.

¿Cuándo supo que era un alcohólico?
Tenía poco más de 20 años, pero era mi secreto. ¿Conoce el libro Dr. Jekyll y Mr. Hyde? Ahora soy amable, pero si me da tres copas me vuelvo un energúmeno.

¿Cuánto duró?
Veinte años, era un loco: dos personas en una que no se llevan bien. En algún momento entendí que si seguía me iba a matar.

Entre tanto, tuvo cuatro mujeres.
Un matrimonio no superó el mes, otro no llegó a los tres meses. Mi verdadero amor estaba dentro de un vaso y no de un cuerpo.

¿Y mientras tanto escribía?
Existe la idea poética de que los escritores ebrios crean, pero es ridícula. Abandoné el alcohol a los 42 años y entonces ocurrió.

¿El qué?
Cada persona tiene en su interior un don que trae magia a su vida y hay que encontrarlo. Nunca pierdas el tiempo con algo en lo que tú no creas.

¿Cómo lo halló?
En alcohólicos anónimos me pidieron un inventario de mi vida. Escribí páginas y páginas y descubrí asombrado que tenía algo que decir.

¿Sobre qué escribe?
Sobre las cosas que he visto y vivido. Uno de mis trabajos fue el de detective privado, así nació el detective Bruno Dante, que me ha dado para cuatro novelas.

¿Qué ha querido contar?
Cada hombre es una estrella.

¿...?
Mi primer libro, Chump Change, cuenta el viaje de un hombre hasta aceptarse y perdonarse a sí mismo. Lo opuesto a la locura no es la cordura, es la alegría. Más allá de la habilidad de sobrevivir está la de aprender cómo ser una persona real.

¿Y cómo?
Cometiendo muchos errores. Cuando llegas al final del precipicio y ves lo que hay abajo, sabes que no puedes seguir. Muchos amigos míos se han tirado y no entiendo por qué yo no me tiré, he tenido suerte.

¿Y qué fue de ellos?
Muertos: drogas, crimen, alcohol, gente muy brillante... Mi hermano, que construyó los pies de una de las naves espaciales que pisaron la Luna, un genio, murió alcoholizado.

¿Llora?
Sí. Yo pensaba que él estaba loco, siempre piensas que son los demás los que están locos, y luego te das cuenta de que tú también lo estás. Era la locura colectiva.

¿Pero por qué tanta locura?
Algunas personas no pueden vivir una vida normal, todo les parece difícil y oscuro, tienen que alterar su mente para soportarlo.

¿Artistas débiles?
No, los artistas intentan resolver su identidad. Fíjese en Shakespeare, demasiadas personas viviendo en su mente. Todos estamos en un viaje para descubrir lo que tenemos en nuestros corazones, no hay nada más que importe.

¿Usted lo ha descubierto?
Si perdonas a los demás estás perdonado. El único pecado es no ser amable con uno mismo y con los otros. Somos demasiado duros.

¿A quién ha tenido que perdonar?
Es una lista muy larga: mis padres, mis mujeres, mis jefes, mis hijos. Y yo también he tenido que pedirles perdón, a ellos y a todas las personas que he estafado: vendía cosas por teléfono y gané mucho dinero, pero mentía a todo el mundo, una vez lo calculé: 48.000 personas.


dimarts, 29 de maig del 2012

¿POR QUÉ VEMOS TANTO LA TELE? Borja Vilaseca. El País 16/05/10

No se trata de demonizar el entretenimiento, el trabajo o la diversión, sino de analizar para qué los utilizamos. Si se trata de un medio de escapar de nosotros mismos, es el momento de salir del círculo vicioso.
“Hemos entrado en una nueva era con un nuevo tipo de ser humano: el hombre que se evade de sí mismo”
“Se trata de analizar si trabajo, consumo o diversión son medios de escapar del malestar o fines en sí mismos”
No importa si vivimos solos o acompañados de nuestra pareja e hijos. Una vez en casa, cansados físicamente y agotados mentalmente, solemos desplomarnos en el sofá. Y justo en ese preciso instante, después de un día marcado por la obligación de hacer y el deseo de tener, nos encontramos irremediablemente con nuestro ser. Es sin duda el verbo más importante de nuestra vida, pero también al que prestamos menos atención. De ahí que sentados en el sillón, solos, en silencio y sin hacer nada, nos invada una incómoda sensación. Es como un runrún que empieza a vibrar con fuerza en nuestro interior, una experiencia conocida como “vacío existencial”.
Lo paradójico es que al empezar a conectar con nosotros mismos, con lo que sentimos en nuestro interior, solemos encender la televisión de forma mecánica con la intención de evadirnos de esa molesta y desagradable sensación. Es un acto sutil, totalmente inconsciente. Y lo cierto es que después de tantos años siguiendo este mismo ritual, huir de nosotros mismos termina por convertirse en una rutina. Lo hacemos por una simple cuestión de comodidad e inercia.
De hecho, según los informes que realiza Corporación Multimedia, los españoles nos pasamos una media de casi cuatro horas al día delante de la caja tonta. Se estima que nos tragamos al menos una hora de anuncios publicitarios y otra haciendo zapping.
Y eso no es todo. Según un estudio de la Asociación Europea de Publicidad Interactiva, la actividad de navegar por Internet ya supera en número de horas a la semana a la de ver la tele. Visto con perspectiva, nuestro tiempo de ocio empieza a tener un denominador común: estar sentados, narcotizándonos delante de una pantalla. De ahí que algunos sociólogos constaten que hemos entrado en una nueva era con un nuevo tipo de ser humano: el homo evasivus. Es decir, “el hombre que se evade de sí mismo”.
Llegados a este punto, los psicólogos y coachs contemporáneos proponen una serie de preguntas para averiguar qué hay detrás de nuestra adicción a escapar de nuestro mundo interior: “¿Cuánto tiempo dedicamos cada día a estar realmente con nosotros mismos sin evadirnos?. ¿Qué necesidad tenemos de entretenernos?. ¿Qué sentimos cuando estamos a solas, en silencio y sin nada con lo que distraernos?. Y en definitiva: ¿somos conscientes de que huir de nosotros mismos no es la solución, sino el problema?.  

¿POR QUÉ HACEMOS LO QUE HACEMOS?
“El aburrimiento es un síntoma inequívoco de que no estás a gusto contigo mismo” (Erich Fromm)
Resulta incómodo cuestionar nuestro estilo de vida. Pero tarde o temprano no nos va a quedar más remedio que pararnos y ver qué ocurre en nuestro interior. Y este ejercicio de honestidad, humildad y coraje es el principio de la verdadera crisis existencial, que no es más que asumir la responsabilidad y el compromiso de resolvernos a nosotros mismos.
Al estudiar la etimología de las palabras, nos damos cuenta de que en este caso el problema es también la solución. El término malestar, por ejemplo, está compuesto por el adjetivo mal y el verbo estar y básicamente significa “estar mal”. Un sinónimo contemporáneo, totalmente aceptado por la sociedad, es el aburrimiento. Procede del latín abhorrere, que quiere decir “tener horror”. Es decir, que cuando afirmamos estar aburridos, en el fondo estamos diciendo que sentimos horror dentro de nosotros. De ahí que para escapar nos orientemos hacia la diversión. Lo cierto es que este sustantivo, que viene del verbo latino divertere, significa “apartarse, alejarse, desviarse de algo penoso o pesado”. Recapitulando, sólo cuando estamos mal experimentamos horror en nuestro interior, lo que nos lleva a apartarnos y alejarnos de nosotros mismos, buscando distracciones de todo tipo en el exterior. 

LA FILOSOFÍA DEL AUTOENGAÑO
“No hay peor ciego que el que no quiere ver” (proverbio chino)
Se cuenta que el emperador romano Alejandro Magno, de camino hacia India, fue a visitar al filósofo griego Diógenes de Sínope. Era una mañana de invierno, soplaba el viento y Diógenes descansaba a la orilla de un río, sobre la arena, tomando el sol desnudo. Nada más verlo, Alejandro Magno quedó fascinado por la energía y la paz que desprendía su presencia.
“Señor, por todas partes me cuentan que es usted un gran sabio”, afirmó el emperador.
“Me gustaría hacer algo por usted. Dígame lo que desea y se lo daré”.
Sin apenas inmutarse, Diógenes le contestó, con voz tranquila y serena:
“Muévete un poco, que me estás tapando el sol. No necesito nada más”.
Su respuesta le dejó impresionado. Tras unos segundos de silencio, el filósofo le preguntó:
“¿Adónde vas, Alejandro?”. “Y sobre todo, ¿para qué?”.
Seguro de sí mismo, el emperador le contestó:
“Voy a India a conquistar el mundo entero”.
Diógenes le miró a los ojos y le hizo una nueva pregunta:
“Y después, ¿qué vas a hacer?”.
Alejandro Magno se lo pensó un buen rato y finalmente afirmó:
“Después descansaré, viviré tranquilo y seré feliz”.
Diógenes se echó a reír.
“Estás loco”, le espetó. “Yo estoy descansando ahora. No he conquistado el mundo y no veo qué necesidad hay de hacerlo. Si al final lo que quieres es descansar, vivir tranquilo y ser feliz, ¿por qué no lo haces ahora? Y te digo más: si lo sigues posponiendo, nunca lo harás. Morirás. Todo el mundo muere en el camino, pero son muy pocos los que realmente viven”.  

DESENCHUFARSE PARA CONECTARSE
“El vacío existencial no se llena, sino que se trasciende por medio de la aceptación” (Viktor Frankl)
No se trata de demonizar el trabajo, el consumo y la diversión. Pero sí de reflexionar acerca de si son medios para escapar de nuestro malestar, o fines en sí mismos con los que disfrutar de todo cuanto nos ofrece la vida. Y es que podemos ver la tele o navegar por Internet para matar el tiempo, o bien podemos hacerlo como resultado de una elección consciente. La clave para saber desde dónde tomamos la decisión se encuentra en lo que nos mueve a hacerlo.
El primer paso es a menudo el más difícil. Consiste en salirnos de la rueda para dedicar tiempo y espacio para estar con nosotros mismos. Porque es en el silencio y en la inactividad donde reconectamos con lo que somos. Y dado que llevamos tantos años escapando de nuestro dolor, insatisfacción y malestar, esto es precisamente lo primero con lo que nos encontramos. Forma parte del proceso de autoconocimiento. Es la cortina de humo que nos separa de nuestro verdadero bienestar.
Para salir de este círculo vicioso hemos de adueñarnos de nuestro diálogo interno. Así, podemos contrarrestar nuestra inercia mental con nuevas preguntas: “¿Quiénes somos? ¿Cómo nos sentimos? ¿Qué le falta a este momento para sentirnos felices?”.
A menos que aprendamos a estar bien con nosotros mismos, seguiremos sintiendo el impulso mecánico de alejarnos de nuestro mundo interno, orientándonos obsesivamente a la actividad constante y el consumo desbocado. Así, la finalidad del crecimiento personal es recuperar nuestro autogobierno interno, que suele dar como fruto un bienestar duradero. Es entonces cuando se nos revelan dos verdades inmutables: que nosotros somos lo que andamos buscando y que no hay mayor fuente de dicha que vivir el momento presente, en un íntimo contacto con la realidad. 

RECONECTAR CON UNO MISMO
1. Libro
‘Amar lo que es’, de Byron Katie (Urano). Un ensayo revelador que nos enseña a cuestionarnos a nosotros mismos mostrándonos como la causa de nuestro malestar no tiene nada que ver con lo que nos pasa, sino con lo que pensamos acerca de lo que nos pasa.
2. Película
‘Despertares’, de Penny Marshall. Basada en la autobiografía del famoso neurólogo Oliver Sacks y protagonizada por Robert de Niro y Robin Williams, muestra la profunda tristeza que experimenta el ser humano cuando vive enajenado de sí mismo y de cómo recupera la alegría cuando reconecta consigo mismo, “despertando a la vida”.
3. Música
Cualquier disco de la cantante irlandesa Enya, cuyas canciones son una invitación a la relajación y la conexión con nosotros mismos.

ANCLADOS EN LA PEREZA
Cuenta una historia que un niño se encontró con Perezoso, un perro que estaba sentado en medio de un camino y no paraba de gruñir y quejarse.
“¿Qué te pasa? ¿Estás enfermo?”, le preguntó.
El animal negó con la cabeza. De pronto, el niño descubrió que aquel perro estaba sentado sobre un clavo oxidado.
“¡Cuanto más tiempo tardes en sacártelo, más te dolerá la herida!”.
Y añadió estupefacto:
“¿Por qué no te levantas?”.
Cansado de escuchar al niño, finalmente Perezoso le contestó con sorprendente tranquilidad:
“Porque no me duele tanto como para hacer el esfuerzo de levantarme”.



IMAGINANTES 16 - El escarabajo dorado.Carl Gustav Jung

La sincronicidad o coincidencia entre el mundo interno y el mundo externo le permitió a Jung asomarse a una zona que está más allá de los límites de la imaginación.


dilluns, 28 de maig del 2012

DECÁLOGO DE LA FELICIDAD.

No hay fórmulas milagrosas ni varitas mágicas. Para ser feliz hay que pensar, sentir y actuar de acuerdo a los valores que cada uno considera primordiales. Unos preferirán la ética, otros la religión o el amor. Lo esencial es no dar el brazo a torcer.

1 - No cambies. 
No hace falta tratar de transformarse en la persona que nunca se ha sido. Lo más acertado es observarse detenidamente a uno mismo y, con ayuda de lápiz y papel, separar las razones que añaden y restan felicidad. Al reflexionar, igual resulta que el novio de la niña o la hipoteca tampoco son motivo auténtico de desilusión.

2 - Serenidad ante todo. 
No hay que dejarse desbordar por un revés, aunque parezca que se hunde el mundo. Debe afrontarlo con la mayor serenidad del mundo. No es cuestión de cerrarse a las emociones que provocan los conflictos pero sí de mantenerlas bajo control. Un buen ejercicio consiste en rememorar aquel suceso que hace tres años nos pareció tan catastrófico y que hoy es parte del anecdotario personal. El lama Zopa Rimpoché es de los que creen que los problemas se pueden transformar en felicidad.

3 - Ojo con los puntos ciegos 
El teórico Daniel Goleman no ha podido buscar un calificativo más acertado para definir esas mentiras que cada persona se cuenta a sí misma para obviar todos aquellos sucesos que pueden desmontar toda una estructura vital. Entre las parejas, en la vida cotidiana, y hasta en las altas esferas políticas, los puntos ciegos existen como un trueque del subconsciente. A veces, correr un tupido velo demasiadas veces al día puede desembocar en patologías. Las mentiras vitales, como las definía Ibsen, hay que administrarlas con cuentagotas.

4 - Vivir el presente. 
Parece obvio, pero hay quien se pasea por la vida como un zombi. Unos anhelan ese momento en que se sentían de verdad felices y radiantes. Tan enfrascados están en aquello que ya no existe que se vuelven incapaces de saborear el día a día. No es que ahora su vida sea más aburrida, es que ellos se han negado a disfrutarla. La misma ineptitud para abrazar la felicidad aqueja a los que fantasean con que el futuro les proveerá de todo lo que desean.

5 - Introducir novedades 
Por pequeñas que sean siempre son bien recibidas. "La imaginación y el espíritu contienen posibilidades ilimitadas para hacer la vida más interesante y agradable", explica Serafín Ruiz, autor de "El arte de ser feliz". Un baño nocturno en el mar, una tarde para uno solo, una pequeña escapada al campo o la ciudad, una cena especial, enseñar a los críos los juegos de la infancia... Sólo hay que pensar un poco para sorprender a los demás. Incluso a uno mismo.

6 - Permitir las emociones 
Es lo que aconseja Elena Gismera, psicóloga social. El dolor, la ira, la tristeza, la soledad o el desánimo son emociones que forman parte de la vida diaria. Cuando se glorifica la infelicidad y uno se recrea en ella, puede parecer que existe una confabulación global contra uno mismo. Hay que encajar el dolor y permitir que fluya para poder ser felices. Sentirlo, para desprenderse de él.

7 - Amor. 
Es un sentimiento que asegura la felicidad cuando es auténtico. No hay estado que genere tanta efervescencia y complicidad. Claro que en muchas ocasiones se interpretan como amor los celos enfermizos, el egoísmo y la necesidad patológica de poseer a la otra persona. Esos amores posesivos y destructivos lo mejor es desterrarlos para siempre. Quien bien te quiere no tiene por qué hacerte llorar.

8 - Acción. 
No es cuestión de calzarse las deportivas y el chándal e ir haciendo "footing" de un lado para otro, pero la actividad es básica para sentirse bien. Levantarse por la mañana y no tener nada más que hacer que sentarse frente al televisor es bastante desalentador para lograr la felicidad. Aunque se esté en paro, siempre es posible asistir a cursos del Inem, aprovechar para poner en práctica eso que siempre soñó realizar o colaborar con alguna asociación de voluntariado. Además de sentirse útil, se crean nuevas amistades.

9 - Optimismo. 
Formar un tándem con la frustración es lo más adecuado para minar la salud y las relaciones con los demás. Ya desde niños hay que saber aceptar que las cosas no siempre son como uno desea. Los adultos que se revuelven, amargan y programan venganza cuando ascienden a otro compañero en el trabajo o cuando su pareja no les dedica todo el tiempo del mundo, merecerían llevar chupete en lugar de carné de identidad.

10 - Naturalidad. 
Fuera corsés y falsas poses. No hay que avergonzarse de uno mismo, que para algo está la autoestima. Hay que estar de acuerdo con las propias convicciones. La felicidad precisa de frescura y "de cierto equilibrio. No es cuestión ni de inflar el globo artificialmente ni de pincharlo hasta que se reduzca a la nada. Es preciso responsabilizarse de nuestra vida y hacerlo sin artificios", apunta Elena Gismero, psicólogo social.


diumenge, 27 de maig del 2012

ME OLVIDÉ DE VIVIR.

Hace tiempo que llegó a mis manos este texto. He intentado saber de quien es pero no lo he encontrado. Lo encuentro tan descriptivo, tan sentido y, por desgracia, tan real en las vidas que llevamos que lo reproduzco tal cual lo encontré:

Nos acostumbramos a vivir en apartamentos y a no tener otra vista que no sea las ventanas de alrededor.
Y como no tiene vista, luego nos acostumbramos a no mirar para afuera.
Y porque no miramos para afuera, luego nos acostumbramos a no abrir del todo las cortinas.
Y porque no abrimos del todo las cortinas luego nos acostumbramos a encender más temprano la luz.
Y a medida que nos acostumbramos, olvidamos el sol, olvidamos el aire, olvidamos la amplitud.
Nos acostumbramos a despertar sobresaltados porque se nos hizo tarde.
A tomar café corriendo porque estamos atrasados.
A leer el diario en el ómnibus porque no podemos perder tiempo.
A comer un sándwich porque no da tiempo para almorzar.
A salir del trabajo porque ya es de noche.
A dormir en el ómnibus porque estamos cansados.
A cenar rápido y dormir pesados sin haber vivido el día.
Nos acostumbramos a esperar el día entero y oír en el teléfono: "Hoy no puedo ir". "A ver cuando nos vemos". "La semana que viene nos juntamos“
A sonreír a las personas sin recibir una sonrisa de vuelta.
A ser ignorados cuando precisábamos tanto ser vistos.
Si el cine esta lleno nos sentamos en la primera fila y torcemos un poco el cuello.
Si el trabajo esta complicado, nos consolamos pensando en el fin de semana.
Y si el fin de semana no hay mucho que hacer, o andamos cortos de dinero, nos vamos a dormir temprano y listo, porque siempre tenemos sueño atrasado.
Nos acostumbramos a ahorrar vida.
Que, de a poco, igual se gasta y que una vez gastada, por estar acostumbrados, nos olvidamos de vivir.
“LA MUERTE ESTÁ TAN SEGURA DE SU VICTORIA, QUE NOS DA TODA UNA VIDA DE VENTAJA”

IMAGINANTES. El contagio de la imaginación. George Steiner.

Picasso se topa con un triciclo, al dibujarlo lo convirtió en toro, desde entonces todos los triciclos nos embisten con sus cuernos.


 

dissabte, 26 de maig del 2012

IMAGINANTES 11 - El psicoanálisis del futuro. Roger Zelazny

Tal vez los ojos de una novela permiten que un cerebro toque delicadamente a otro cerebro.



divendres, 25 de maig del 2012

NO VEMOS LAS COSAS COMO SON, SINO COMO CREEMOS QUE SON. Xavier Guix. Psychologies.


"Quien se conoce, se inventa; sabe que puede construirse a sí mismo", opina Xavier  Guix. Pero para ello debemos empezar por descubrir las creencias, que sin ser conscientes, nos limitan y nos hacen ver la vida con demasiados filtros. C. Benayas
Nuestras creencias nos definen, son la base de nuestra vida; el problema es cuando, sin ser conscientes de ello, nos manejan, llevándonos a vivir atrapa-dos por nuestros viejos anclajes. Como recuerda Xavier Guix, "no vemos las cosas como son, sino como creemos que son. Nuestras creencias actúan como filtros de percepción y son selectivas. Cuando están muy arraigadas cuesta cambiarlas y eso puede conllevar rigidez enla conducta. Por eso es importan-te confrontarlas, darnos cuenta de hasta qué punto nos limitan".

iC6mo saber cómo nos afectan?
La palabra lo dice: nos afecta, lo sentimos. También lo podemos observar en nuestras conductas al damos cuenta de aquellas cosas que no funcionan, porque de nuestras conductas se desprenden creencias y valores. Ya Epícteto nos regaló la idea de que "el mal no se encuentra en las circunstancias, sino en la opinión que nos hacemos de ellas".

¿Cómo descubrir la verdadera realidad?
La verdadera realidad son "los hechos". Es fundamental aprender a reconocer y aceptar los hechos, tal como son. Si mi pareja me abandona, puedo no quererlo creer y dar varias interpretaciones, pero sólo hay una realidad: no estamos juntos.

Para intentar ser objetivos, ¿debemos desconfiar continuamente de nosotros?.
Lo peor que nos puede ocurrir es perderla confianza en nosotros mismos. A medida que experimentamos la vida, vamos construyendo nuestro entramado de creencias. Ésa va a ser nuestra realidad y la necesitaremos para orientamos en el mundo. Otra cosa es no entender que "el mapa no es el territorio"; es decir, confundir nuestras creencias con la verdad, perder la flexibilidad de entender que cada uno tiene su mapa del mundo, diferente al mío.

¿Es posible conocer todos los recovecos de nuestro interior?
El conocimiento se produce tras la experiencia y así es como aprendemos a conocemos mejor. Muchos recovecos necesitan espejos que permitan vernos. Ese espejo son los demás. A través de ellos accedemos a más información sobre nosotros. Las experiencias trascendentes también nos acercan a un conocimiento más esencial. Podemos darnos cuenta de los trazos y patrones que conforman la personalidad.

¿Todos vemos la realidad tan desigual?
La forma de vivir la realidad cambia de una persona a otra. Eso no impide que coincidamos en el contenido o que lo construyamos conjuntamente. Cuando yo digo "violín" la mayoría sabe de qué estoy hablando, en cambio la representación interna del violín en sus cabezas es diferente. Unos ven un concierto, otros a un hijo tocándolo, muchos verán el instrumento suspendido en el aire, horizontal o vertical, o en una vitrina o colocado en un atril.

Que cada uno percibamos las cosas de una forma, ¿es positivo o negativo?
Lo positivo es la riqueza que nos proporciona la visión subjetiva de la realidad; lo negativo, el intento de imponer nuestra visión, de discutir hasta la saciedad convencidos de que nuestra experiencia es la verdadera.

¿Cómo mejorarnos a nosotros mismos?
Podemos ser esclavos de nuestro pasado y de los automatismos que hemos creado a lo largo del tiempo. Es como si viviéramos de memoria. En cambio, el que se conoce se da cuenta de que su vida no está determinada, que puede intervenir en ella, construirse a sí mismo; quien se conoce, se inventa. Mejoramos cuan-do nos mostramos flexibles, cuando aprendemos a fluir con la vida.