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divendres, 31 d’agost del 2012

CHICACONOCECHICO. Cortometraje.

Relaciones rápidas, anónimas, extrañas, impersonales..... en fin sin comunicación. Estamos realmente en la era de la comunicación o de la incomunicación?


LA CAPACIDAD DE CAMBIAR. Cristina Llagostera, El País Semanal. Mayo 2008


EL DESEO DE CAMBIO
¿Cómo sería tu vida si despertaras y de repente ese cambio se hubiera hecho realidad? ¿Qué cosas serían diferentes? ¿Cómo te sentirías? ¿En qué notarían las demás personas que has cambiado?
Intenta detectar cuáles pueden ser los obstáculos o los frenos, tanto internos como externos, para llegar a realizar ese cambio.
¿Qué pasos puedes realizar para dirigirte hacia ése futuro deseado?
Procura hablar y actuar como si ése cambio ya estuviera llevándose a cabo.
Son muchas las personas que en algún momento se plantean realizar un cambio. Quizás anhelan dar un giro a su vida, renovarse en algún aspecto, superar una dificultad, mejorar a nivel personal… Sin embargo, sólo cuando esta necesidad es suficientemente intensa impulsa a movilizarse en algún sentido.
Quienes se dedican a la publicidad saben que la palabra “cambio” surte un efecto especial. Supone la promesa de una vida mejor, más feliz y completa. Cualquier tipo de novedad –un cambio de imagen, reformas en el hogar, dietas milagrosas– se utiliza como reclamo. La cuestión es, como bien dice la frase, renovarse o morir, con la esperanza de que eso lleve a un estado diferente, más cerca de la ansiada felicidad.
Sin embargo, más allá de esas transformaciones superficiales no resulta fácil cambiar. El cambio suele ser algo buscado y esperado pero también temido. Por un lado existe el impulso de hacer algo distinto o salir de la insatisfacción. Por otro, la tendencia a preferir la comodidad de lo conocido.
En el viaje hacia el cambio son muchos los frenos y los obstáculos que pueden hacer que ese deseo quede en mero intento. Para que llegue a realizarse puede resultar útil tener en cuenta premisas como las siguientes:

CREER EN EL CAMBIO
“Todo cambia, nada es” Heráclito de Éfeso.
El mayor freno para lograr un cambio es ni siquiera creerlo posible. Cada vez que se pronuncian frases como: “Nunca cambiarás”, “Soy así, no puedo evitarlo”, “No hay nada que pueda hacer para mejorar esta situación”, se niega, tanto en uno mismo como en los demás, la capacidad de cambiar.
Nociones como el peso del carácter y los genes inducen a pensar que una persona es tal como es porque ha nacido así y tiene irremediablemente esos defectos. Mientras que poner la causa de los problemas fuera (en los demás, en el pasado vivido, la mala suerte, las circunstancias…) augura un futuro poco prometedor, que resta tanto responsabilidad como posibilidades frente al cambio.
Sin embargo, la psicología se fundamenta precisamente en la capacidad de cambiar de la persona. Sostiene que el cambio no sólo es posible, sino inevitable. Si miramos a nuestro alrededor podemos ver que, como decía el filósofo Schopenhauer, el cambio es lo único que permanece inmutable.
Nuestra propia identidad es dinámica y cambiante. Resulta imposible definirse del mismo modo siendo niño que adulto, cuando se vive en pareja, se acaba de ser padre o cuando se cambia de trabajo. El propio cuerpo, e incluso cada célula, sufren una transformación continua. Y los valores y creencias, así como el modo de relacionarse y vivir las propias emociones, evolucionan con el tiempo.
Por tanto, si el cambio es una variable constante la cuestión no está en cómo generarlo, sino más bien en cómo conducirlo hacia lo que se desea.

MIRAR HACIA EL FUTURO
“Si no sabes adonde quieres ir, llegarás a cualquier parte”
Muchas veces se busca un cambio, pero sin saber realmente qué es lo que se desea cambiar. Es fácil convertirse entonces en un especialista de la queja, hablando una y otra vez sobre los propios problemas, lo que disgusta o las enormes dificultades que impiden cambiar.
Digamos que, en tales casos, la persona está más enfocada en el problema que en la solución, lo cual supone un excelente mecanismo para seguir igual. Para iniciar un cambio y empezar a movilizarse es preciso conocer cuál es la dirección de destino.
Partiendo de la situación actual, se puede imaginar a qué futuro se desea llegar. De este modo, se tendrá una idea más clara del trayecto y las posibles estaciones que implica el cambio. Una distancia excesivamente larga entre el origen y la meta, por ejemplo, puede indicar que se tienen expectativas un tanto irrealistas, o que es preciso plantearse pequeños objetivos a corto plazo.
Los expertos en márketing saben la importancia que tiene la atención. Sólo lo que capta nuestro interés tiene probabilidades de expandirse. En relación a nuestra situación personal ocurre algo parecido: centrar la atención en las dificultades hace que éstas crezcan, mientras que enfocarse hacia el futuro deseado permite encaminarse hacia el cambio.

TRASPASAR LAS LIMITACIONES
“Un obstáculo es lo que se ve al desviar los ojos del objetivo”
Los cambios a menudo implican decisiones difíciles, despedirse de algo que resulta familiar, afrontar la incertidumbre de lo desconocido… Resulta lógico, por lo tanto, que desestabilicen y provoquen miedo o estrés.
Muchas personas tienen una larga lista de razones por las cuales posponen o no llegan a realizar ese cambio que tanto desean. Sin embargo, detrás de cualquier limitación externa se esconde un miedo, y éste supone el mayor obstáculo.
En la base del temor suelen hallarse creencias del tipo: “No seré capaz”, “Es demasiado difícil” o “He malgastado mucho tiempo”. Este diálogo interno en lugar de ayudar crea una sensación de incapacidad todavía mayor. No hay nada tan peligroso como tener una idea fija y además limitante. Quien la descubre no debe dudarlo: es preferible cambiarla.
La resistencia al cambio es algo que conocen bien los psicólogos. Se trata de esa tendencia, a menudo inconsciente, que actúa en contra del objetivo terapéutico y que es preciso aprender a detectar y atravesar. Se explica por esa fuerza homeostática, común a todos los seres vivos, que trata siempre de conservar el antiguo estado, y que resulta antagónica y complementaria con la fuerza que impulsa a cambiar.
En realidad, se necesita tanto el cambio como la estabilidad para tener capacidad para adaptarse a las circunstancias, a la vez que se mantiene un buen equilibrio físico, mental y emocional.

ROMPER PAUTAS
“Quien hace siempre lo mismo, difícilmente obtendrá un resultado diferente”
A veces es tan simple como tener en cuenta esa vieja máxima. Se desea cambiar, sentirse distinto, resolver una situación, pero se sigue haciendo exactamente lo mismo que ayer, hace un mes o un año. Es decir, lo que se ha comprobado repetidamente que no funciona.
Los problemas a menudo no aparecen por sí solos, sino que contribuimos a crearlos. A partir de una situación, presente o pasada, se pueden generar ideas o recurrir a soluciones que en realidad acrecientan todavía más la dificultad.
La buena noticia es que si somos capaces de crear nuestro propio problema, también podemos generar las condiciones que ayuden a resolverlo. Una buena manera es introduciendo cambios en las actitudes y comportamientos que se repiten. Tal y como decía Milton Erickson, uno de los terapeutas más influyentes de nuestro tiempo, los individuos empiezan a tener dificultades cuando actúan o piensan siguiendo pautas rígidas.
Una persona, por ejemplo, puede tener el hábito de abordar la nevera por la noche cada vez que tiene una preocupación importante. Ese comportamiento sin duda actúa como tranquilizante, pero desgraciadamente tiene efectos secundarios como el aumento de peso y quizá sentimientos de culpabilidad. Empezar por cambiar el patrón de conducta: forzándose, por un lado, a hablar de lo que le inquieta, y comprometerse a comer delante de su pareja en vez de a escondidas, puede suponer una manera de romper el círculo vicioso.

Modificar la secuencia en que aparece la dificultad, utilizar lo que se ha comprobado que sí funciona, salir del camino acostumbrado, realizar algo nuevo, distinto, sorprendente… implica introducir flexibilidad en la propia vida, uno de los ingredientes indispensables para el cambio.

EL EFECTO BOLA DE NIEVE
“Da el primer paso. No necesitas ver toda la escalera, sólo da el primer paso”. Martin Luther King.
Un pequeño cambio puede tener un efecto expansivo y generar cambios cada vez mayores. No se trata de magia. Es un principio que se halla presente en cualquier sistema vivo: al cambiar una parte se produce una reacción en cadena que involucra a las restantes. Por eso, cuando un miembro de la familia realiza un cambio los demás se ven afectados en cierta medida. O cuando se modifica algún aspecto personal, los sentimientos y pensamientos también varían.
A veces basta con modificar la manera en que se percibe una situación. Las personas se sienten estancadas y ofuscadas cuando no encuentran salidas o maneras de realizar un cambio. Cuanto más analizan o más explicaciones buscan a lo que les ocurre, más absorbidas se encuentran por sus propias circunstancias.
Cuando Alejandro Magno cortó el nudo gordiano con un golpe de su espada, en lugar de pretender deshacerlo, mostró que la solución a un problema depende del modo en que se considere. Por eso, una buena dosis de creatividad y, sobre todo, mirar la situación desde diferentes ángulos permite abrir nuevas alternativas para el cambio.

DAR LA BIENVENIDA AL CAMBIO
“Y llegó el día en que el riesgo que corría por permanecer dentro del capullo era más doloroso que el que corría por florecer”. Anaïs Nin.
Quizás una pregunta clave sea: “¿Qué estoy dispuesto a cambiar?” Algún movimiento diferente, algo distinto se tiene que iniciar si se pretende romper la inercia.
El cambio no está exento de riesgo. Como cualquier elección supone una apuesta que puede llevar tanto a ganar como a perder en algún aspecto. Sin embargo, mantenerse en la duda y la pasividad también puede pasar factura. Por un lado, el tiempo por sí mismo puede acotar las posibilidades y decidir por nosotros. Por otro, el deseo de cambiar no realizado puede crear una honda insatisfacción personal.
Las personas no sólo somos capaces de cambiar de manera asombrosa, sino que cambiamos constantemente. De hecho, todos conocemos ejemplos de transformaciones personales a raíz de una situación crítica o por pura voluntad. Puede que haya momentos difíciles o en los que no resulte fácil encontrar una salida, pero resulta reconfortante saber que es posible abrir ventanas y descubrir un nuevo horizonte si estamos dispuestos a cambiar.

dijous, 30 d’agost del 2012

ME ENCANTÓ BAILAR CONTIGO. Mi vida sin mi.

Final de la pelicula de Isabel Coixet, "Mi vida sin mi"...

Me encantó bailar contigo...



Los ideales femeninos y masculinos para hombres y mujeres. Atrévete a ser tú mism@. Patricia Ramírez.


A veces pensamos que lo que es interesante y atractivo para las mujeres también debería serlo para los hombres... y nos equivocamos. Pero también nos equivocamos en la forma en cómo nos seducimos entre hombres y mujeres. Damos por supuesta una escala de valores y la investigación demuestra que estamos completamente equivocadas, si EQUIVOCADAS, porque ellos tienen bastante más claro qué nos seduce a nosotras que lo que nosotras pensamos que les seduce a ellos. Tal y como se relata en los experimentos del libro Rarología de Richard Wiseman, las mujeres tienen un concepto muy superficial del hombre. Pensamos que el hombre sobre todo se basa en el físico, y por ello una buena forma de "cazarlo" es a través de anuncios o muestras en las que se exalta el físico y los atributos sexualmente atractivos.
La mujer ha ido tomando poder desde hace algunas décadas. En gran parte este comportamiento tiene desconcertado a los hombres, porque la manera de tener presencia en la sociedad es a través del aprendizaje, repetición y automatización de conductas que antaño eran propias del género masculino: fumar, decir palabrotas, mostrarse más agresiva y contundente en el trabajo, etc. Todo muestras de poder y de establecer límites para marcar el territorio.
En los mismos Juegos Olímpicos, las mujeres españolas han dejado boquiabierta a España entera. Saben competir, saben lo que quieren, y lo mejor, van a por ello. La mujer ahora quiere ser una mujer independiente, sexualmente activa y con iniciativa, capaz de asumir los mismos retos que los hombres. Duerme fuera de casa por motivos de trabajo, compagina y renuncia a tiempo del que pasa en casa con los hijos por progresar y sentirse laboralmente realizada. Todavía con reproches hacia sí misma y por parte de terceros, lo que provoca sentimientos de culpabilidad, pero lo hace. 
Los estudios demuestran que el hombre aprecia la dulzura, la juventud y la belleza. Esto tiene un sentido biológico y de supervivencia. La mujer joven es fértil y a los ojos del hombre se vuelve atractiva, porque sus genes gritan "yo puedo ser madre, y tú me necesitas para transmitir tus genes". Lo mismo ocurre con otros atributos como la belleza, que suele reflejarse en un pelo bonito y brillante, y unas facciones y cuerpo con curvas (preparado para dar cabida al bebé) que transmiten al macho que si "tú unes tus genes con los míos, conseguimos mejorar la especie".
Es cierto que a los hombres les atrae la apariencia física de una mujer, pero lo mismo ocurre a la inversa. Las mujeres no son inmunes al cuerpo atlético, fibroso y bien torneado de los hombres. En este sentido no nos diferenciamos. Lo cierto es que a la hora de buscar pareja estable, este tipo de cualidades pasan a un segundo plano. Tanto hombres como mujeres buscan a alguien honesto, con sentido del humor, con quien puedan comunicarse en un mismo plano, independiente, optimista, divertido, comprensivo y que comparta valores y hobbies parecidos.
Particularmente el hombre busca una mujer independiente, con iniciativa, divertida, que quiera compartir sus hobbies con él, que sea capaz de disfrutar de las relaciones sexuales y que participe de ellas. Pero que a la vez siga manteniendo su parte sumisa en la que recibe al "macho", con dulzura e ingenuidad. ¡Qué estrés! Si te pasas, eres una leona, si te quedas corta, te tachan de modosita.
El hombre ya no desea tener en la cueva a la hembra que le espera cuidando de su prole, y a la que traía alimentos. Quiere alguien con quien poder disfrutar y sentirse en un mismo plano. Pero cuidado con superarlo. Por ahora esta actitud no la termina de encajar y lo tiene desubicado. Pocos hombres encajan con dignidad que su pareja tenga una categoría profesional superior a la suya o que económicamente gane más que él. Al hombre le sigue gustando brillar, sentirse valorado por la mujer, protector y tener autoridad.
La verdad es que en esta sociedad en la que la mujer está evolucionando de forma tan rápida, el hombre se siente desconcertado en muchas áreas. Nadie le formó ni preparó para esta revolución femenina y a veces desconoce cómo debe actuar. No se trata de que no acepte el cambio, sino que su forma de incorporarse a él es más lenta que el ritmo que impone la mujer, y vamos desacompasados.
Por ello hay que animarse a ser uno mismo y no el que pensamos que el otro u otra puede desear. La mejor manera de acertar y empezar a conocer a alguien que nos valga la pena es mostrarnos tal cual somos, tarde o temprano encajaremos con la persona que valore nuestra forma de ser. Mostrándonos como somos no tenemos peligro de equivocarnos. Puede ser que nuestra forma de ser no agrade o no encaje a alguien que estamos conociendo, pero cuanto antes conozca nuestro proyecto de pareja, de vida y nuestra escala de valores, antes dejaremos de perder el tiempo con alguien que tarde o temprano frustrará la relación. Si nos mostramos como los demás desean o hacemos ver al otro una cualidad que no tenemos, simplemente por complacerle, nos estaremos comportando de una forma socialmente hipócrita, y a la larga sufriremos teniendo que fingir quien no somos.
Ahí fuera está esperándonos la persona que deseamos y que nos desea tal y como somos, con nuestras virtudes y nuestros defectos, no pierdas la fe, solo necesitas paciencia. No te conformes con lo primero que llegue, tú eres los suficientemente valioso o valiosa como para esperar a la persona que va a quererte de verdad y a respetarte tal y como eres.

dimecres, 29 d’agost del 2012

ESTAR ENAMORADA. Los amantes del círculo polar.

"Estar enamorada no es fácil, no basta con desearlo, hay que oirlo"


LOS OJOS DE LAIA. Cortometraje

Cortometraje ganador Supervivencia Fílmica en Donostia-San Sebastián

Bien podía haberse llamado Las miradas de Laia, porque este cortometraje va de eso. Somos muchos los que creemos en la importancia de que no nos retiren la mirada, los que pensamos que si no hay nada que esconder hay que mirar siempre a los ojos de la persona que tenemos delante, pero, ¿qué pasa si llevamos ésto hasta el extremo? ¿qué ocurre si tenemos razones profundas para convertir nuestros cruces de miradas en una competición, en un duelo cotidiano?.


dimarts, 28 d’agost del 2012

Seis paradas en el Laberinto de la Felicidad. Àlex Rovira.

“Muchas personas se pierden las pequeñas alegrías mientras aguardan la gran felicidad.”  Pearl S. Buck
A principios del siglo XX, un antropólogo del Gobierno colonial belga se topó en el corazón de la selva congoleña con un grupo de pigmeos. Cuentan que aquellos hombres, prácticamente desnudos y desposeídos de casi todo, le parecieron tan risueños que no pudo resistirse a preguntarles si se sentían felices. Para su sorpresa, los pigmeos no supieron qué contestar. No entendían la pregunta. Los términos feliz y felicidad no estaban en su vocabulario por la sencilla razón de que no los necesitaban. Y es que el uso y la democratización del concepto “felicidad” es relativamente reciente. A mediados y finales del siglo XVIII, con la Ilustración y la Revolución Francesa y la americana, es cuando se considera la felicidad como un derecho de los ciudadanos, un bien al que aspirar legítimamente. Desde entonces, la idea de la felicidad se ha ido modificando hasta convertirse hoy en un codiciado objeto de deseo.
Pero, ¿en qué consiste la felicidad hoy, en pleno siglo XXI? Si atendemos a la gran variedad de libros y estudios que se están publicando actualmente sobre el tema, no cabe duda de que la felicidad vuelve a estar de moda. Psicólogos, sociólogos, economistas, antropólogos, biólogos y muchos otros especialistas de diferentes disciplinas abordan hoy, con renovada curiosidad, su estudio.
Quizás, los pigmeos con los que se topó el antropólogo colonial belga en el siglo pasado no sabían lo que era la felicidad, pero eran bien felices, y hoy tenemos aparentemente muchas cosas que nos deberían procurar una felicidad que no es tanta como cabría esperar. ¿Será que la misma obligación de ser felices genera infelicidad? Este es un enigma que solo se responde hablando con muchas personas, de diferentes países y bajo diferentes prismas. Si el ejercicio se lleva a cabo, nos damos cuenta de que la felicidad se construye no a través de las cosas, sino en otras dimensiones más sutiles, menos tangibles. Adentrémonos entonces en las cuestiones que relacionan la felicidad con la construcción de una Buena Vida, y veamos cuáles son aquellos elementos de la felicidad que propician el que ésta nos bendiga con su presencia.

PRIMERA PARADA: AMOR, TERNURA Y AFECTO
“La felicidad es hacer felices a los demás.”. François LeLord
A finales de los años sesenta, Palito Ortega entró en las listas de éxitos musicales con una canción pegadiza cuyo estribillo rezaba: “La felicidad, ja, ja, ja, ja, me la dio tu amor, jo, jo, jo, jo”. Hoy, casi cuarenta años después, la ciencia y los estudios sociológicos le dan la razón al estribillo de Palito. Según la neurobiología y los estudios de opinión, la materia prima esencial de la felicidad es el amor. Nadie es más feliz que el que ama y a su vez se siente correspondido. La ternura, el afecto y las caricias son la primera parada obligada en el camino hacia el centro del Laberinto de la Felicidad.
El amor y la intimidad que de él se deriva constituyen la única manera de aprehender a otro ser humano en lo más profundo de su personalidad. En ese proceso, la persona que ama posibilita al amado a que manifieste sus potencias. Es a través de esa toma de consciencia de lo que podemos llegar a ser gracias al reconocimiento y al apoyo de quien nos ama, que se activa un mecanismo, una especie de despertador interno, que fortalece nuestro potencial hasta convertirlo en realidad. Allí, en el proceso de desarrollo personal que nace del amor, se vive una experiencia mucho más intensa que el placer: la felicidad.

SEGUNDA PARADA: CONSCIENCIA
“La felicidad consiste en valorar lo que tienes”. Carlos Nessi
Otra característica común de las personas que se declaran felices es su capacidad para valorar y disfrutar de lo que tienen; la consciencia del valor de aquello que tenemos y que nos da la vida y de las pequeñas grandes alegrías de ésta. Y no nos referimos a la posesión de bienes materiales, que más que felicidad procuran confort, bienestar o placer. Al contrario, la felicidad parece emerger de la toma de consciencia de aquello que es obvio y que, precisamente por ello, obviamos: un buen estado de salud, la compañía de nuestros afectos, el contacto con la naturaleza, una buena conversación, tener el privilegio de trabajar en algo que nos gusta.
Lo obvio procede del verbo obviar, cuyo participio es obviado. Obviamos lo obvio. Un ejemplo simple sería decir que sin un aire respirable moriríamos o enfermaríamos. Pero quizás solo daremos valor al hecho de tener un aire respirable el día que tengamos que pagar para respirar; cuando los estados deban financiar sus políticas medioambientales a través de un impuesto que grave nuestro “consumo” de aire como ciudadanos. Porque es obvio que si no respiramos, morimos, pero normalmente no nos damos cuenta de ello. Quizás el día que tomemos valor de esa obviedad obviada no esté tan lejos; cuando los estados del mundo tengan que financiar políticas medioambientales que depuren las ingentes cantidades no solo de dióxido de carbono sino de otros agentes contaminantes que vertimos continuamente a nuestra atmósfera.
Volviendo a la consciencia como factor clave para la felicidad, merece la pena abrir los ojos, aquí y ahora, para darnos cuenta de todo cuanto nos rodea y por lo que podemos sentirnos felices y agradecidos: desde el latido de nuestro corazón, la salud de nuestro cuerpo, la buena música de fondo que nos acompaña, la existencia de un ser querido o el buen vaso de agua que sacia nuestra sed. Cuestiones cotidianas cargadas de valor.
Merece la pena darnos cuenta de ello y procurar cuidar esas pequeñas grandes cuestiones. Porque, sin duda, los conceptos consciencia, amor y felicidad van juntos. Ya lo decía el sabio alquimista medieval Paracelso: “Quien conoce, ama. Y quien ama, es feliz”.

 TERCERA PARADA: VOLUNTAD DE SENTIDO
“Quien tiene un porqué vivir, encontrará siempre un cómo.” Viktor Frankl
Hay otro elemento común entre aquellas personas que se declaran felices: la voluntad de sentido; el ejercicio voluntario y consciente de dar un significado positivo y constructivo a lo vivido, sea cual sea el signo de la experiencia registrado. Luego, desde el ejercicio de tal voluntad de sentido no es tan importante aquello que nos sucede como el significado que le damos a lo sucedido. Dicho de otro modo: toda experiencia negativa que hemos padecido en el pasado puede ser el elemento alquímico de la felicidad en el futuro. Los ejemplos son múltiples y abordan todas las dimensiones de la vida: “Si no hubiera conocido a esa pareja que me hizo la vida imposible, no podría valorar a la que tengo ahora”; “Si no hubiera tenido aquel jefe tan lamentable, que me mostró lo que nunca se debe hacer, no sabría valorar hoy el hecho de tener un buen jefe como el que ahora tengo”; “Si no hubiera sufrido tal enfermedad, no habría tomado consciencia de cómo desarrollar unos nuevos hábitos de cuidado de mi cuerpo”… La persona feliz intenta extraer la parte positiva de todo lo vivido. No desde la ingenuidad, ni desde la estupidez, tampoco desde la sumisión, sino desde el coraje, la fuerza interior y la entrega a la propia vida. En este sentido, Albert Camus aseguraba que “la propia lucha para alcanzar la cima basta para llegar al corazón de un hombre”. Y concluía: “Sísifo debió de ser feliz”.

CUARTA PARADA: EL LUJO DE LO ESENCIAL
“Es más fácil calzarse unas zapatillas que alfombrar toda la tierra.” Anthony de Mello
Nacemos ingenuos y felices, y la paradoja es que vamos dejando de serlo a medida que buscamos la felicidad en los objetos, en la materia. También en muchos casos y a medida que crecemos y envejecemos, la inteligencia nos lleva al escepticismo. Pero el escepticismo no es una buena base sobre la que edificar la felicidad, más bien es una parada necesaria en el camino de la sabiduría, nunca la estación final. La misma inteligencia que nos llevó a él debe devolvernos a la ingenuidad perdida no como un medio para alcanzar la felicidad, sino como un fin. Y es en esa ingenuidad donde, de repente, emerge la humildad y la gratitud, ingredientes imprescindibles en el viaje hacia el centro del Laberinto de la Felicidad y para la construcción de una Buena Vida. Desde ellas valoramos lo esencial, lo simple, lo auténtico, lo honesto: la amistad, la belleza natural, el arte que nace de la entrega, la presencia de nuestros afectos, el valor de la vida, lo sagrado que reside en la piel de aquellos a quienes amamos, el lujo de lo esencial.

QUINTA PARADA: SERVIR Y DARNOS A LOS DEMÁS
“Si queremos un mundo de paz y de justicia debemos poner la inteligencia al servicio del amor.” Antoine de Saint-Exupéry. 
Llegados a este punto, aparece la pregunta inevitable: ¿Cómo podemos ser felices si vivimos en un mundo donde la justicia, la solidaridad, la paz o los derechos humanos son aún una utopía en muchas partes de nuestro planeta? Quizás en esa tristeza inevitable que nace al leer el periódico cada día está el acicate hacia la creación de la felicidad, pero no la propia, sino en la del ser humano que sufre. Si no hay tristeza no puede haber compasión ni rebelión, y si no hay compasión ni rebelión, no puede haber verdadero impulso hacia la transformación. La compasión, la entrega al otro, el servir a una causa mayor que uno mismo, es fuente de felicidad, aunque solo sea desde el egoísmo inteligente que hace que, al entregarnos, consigamos olvidarnos de nuestros propios problemas.
Por difícil que sea su situación, las personas que construyen su felicidad en el servicio al otro no ven la existencia como un coto cerrado, sino como un universo de posibilidades en el que todo está por hacer. En ese reto por cumplir; en la utopía que lograr; allí está también la felicidad.

SEXTA PARADA: LA ALEGRÍA
Finalmente, si todo lo anterior nos resulta demasiado complejo, siempre podemos llegar a la felicidad de la mano de la alegría. Como los pigmeos que citábamos al principio, mucho tenemos que aprender de los humanos que, desde su desnudez, nunca tuvieron necesidad de romperse la cabeza intentando comprender “qué es la felicidad”. Ellos, simplemente, experimentan la alegría. Ésta es más directa, más simple, más fácil, más inocente y más tangible que la felicidad.
La alegría nos espera en las pequeñas cosas de la vida para susurrarnos al oído que a través de ella podemos ser felices. Y es que es realmente difícil ser felices si buscamos incesante y angustiadamente en qué consiste la felicidad. Porque ésta no es un lugar al que llegar, es más bien una manera de andar. No es un destino, es un síntoma que aparece al caminar. Y mientras hay quienes se dedican a perseguir la felicidad, otros la crean amando, sirviendo, desarrollando su conciencia, procurando cuidar lo esencial o brindando pellizcos de alegría a quienes les rodean.
Álex Rovira

"Ese intercambio de dar y recibir amor suele funcionar". Vanessa Diffenbaugh. La Contra de la vanguardia. 10/08/12


Vanessa Diffenbaugh, madre de acogida y escritora

Tengo 34 años. Nací en San Francisco. Casada, tengo dos hijos biológicos y he sido madre de acogida de 9 niños, dos se han quedado en la familia. Licenciada en Literatura Inglesa. La política en EE. UU. debería atender más la educación y la igualdad. Vivimos por un propósito

Una gran familia
Una gran familia Vanessa y Míster D. (tal como le llaman sus alumnos e hijos) se han complicado mucho la vida acogiendo unos pocos de los muchos niños que viven al amparo, o mejor desamparo, del sistema tutelar norteamericano. "Trevon había sufrido abusos de niño, Donovan siempre vivió en casas de acogida hasta quedar en la calle con 18 años, y la madre de Sharon vivía en la calle". Ese es el perfil de los adolescentes que han vivido y viven con los Diffenbaugh, una gran familia. Vanessa volcó sus experiencias en la novela El lenguaje de las flores (Salamandra), que se convirtió en un superventas y que le permitió crear la Red de la Camelia, una red ciudadana para ayudar a estos jóvenes: "el futuro del país".

Cuál es su propósito?
Vivir una vida de amor.

...
En Stanford conocí a mi marido, que era director de una escuela de transformación urbana: daban opciones a los niños de familias desestructuradas y pobres.

Y usted se involucró.
Sí, porque el trabajo de mi marido implicaba llevarse a casa niños necesitados de un hogar y de cariño.

¿Fracasos?
Muchos. Pero para hablar de ellos debo primero hablarle de mis éxitos.

Adelante.
El mayor éxito de mi vida ha sido mi matrimonio, somos pacíficos, tenemos un propósito común, y parte de nuestra relación pasa por incorporar nuevos miembros a nuestra familia.

¿Por qué?
Empezamos tutelando y vimos que muchos niños iban de casa en casa, se nos rompía el corazón, y decidimos hacer algo al respecto. A los seis meses de nacer nuestra primera hija ganamos la custodia de Trevon, que lleva con nosotros cinco años.

¿Qué edad tenía cuando lo acogieron?
Catorce años, pero su comportamiento era el de un niño de diez, muy necesitado de una mamá. El día que acudimos a los tribunales para formalizar la custodia supe que estaba embarazada de mi segundo hijo y, en cuanto nació, llegó también el segundo adolescente que se instaló con nosotros, Chela.

De cero hijos a cuatro.
Fue una locura. La experiencia me llevó a escribir una novela que trata de cómo aprender a dar y a aceptar el amor, un reto para alguien a quien se le ha negado de niño.

¿Hubo más jóvenes acogidos?
A Catherine su madre de acogida la echó de casa y pasó un tiempo con nosotros. Y antes de que nacieran mis hijos biológicos acogimos a dos hermanas, pero fue un fracaso.

¿Qué pasó?
En Estados Unidos no hay suficientes buenas familias dispuestas a acoger y cuando te prestas voluntario te piden demasiado.

No pudo con todo.
Yo pedí un niño en edad escolar para poder ir a trabajar, pero me llamaban constantemente con urgencias. Acabé cediendo y acogiendo a dos hermanas encantadoras de 3 y 13 años a las que no podía atender.

¿Las devolvió?
Sí, y acabe convirtiéndome en la persona que no quería ser: una mujer que hace más honda la herida de un niño. Me sentí muy culpable, sabía que acabarían en un hogar desastroso. No se si lo he superado, pero no me he rendido: sigo intentándolo.

¿Ha habido más fracasos?
Megan, tenía 16 años, nunca había tenido una familia, en su partida de nacimiento, en lugar de un nombre, figuraba una cifra. Quisimos adoptarla, pero nos desafió desde el principio. Nunca la habían amado.

¿Qué ha aprendido?
Donovan vivía en una familia, pero a los 18 años le tocó marcharse y se quedó en la calle sin ningún lugar adonde ir, que es lo que suele pasar. Era alumno de mi marido y lo acogimos un tiempo hasta que pudimos ubicarlo, pero pasa temporadas con nosotros. He comprendido que siempre se necesita una madre, tengas la edad que tengas. A Donovan le gusta que le acompañe a comprar ropa, que le prepare el bocadillo...

Que lo cuiden y cuidar.
Sí. Y cada semana he llevado a Trevon a ver a su madre, que vive en la calle, y he comprendido que para él ha sido una gran suerte tenernos a todos, incluida su madre.

Eso es un éxito y también la Red de la Camelia que ha fundado usted.
En mi novela El lenguaje de las flores relato la experiencia de una joven que ha crecido bajo el sistema tutelar del Estado en diferentes casas de acogida.

Se convirtió en un superventas.
Sí, algo inesperado. Me di cuenta de que la gente en mi propio país desconocía que esos jóvenes son abandonados a su suerte a los 18 años. "¿Cómo puedo ayudar?", me preguntaban. El objetivo de la Red de la Camelia es apoyar a esos jóvenes que llegan a la mayoría de edad y deben emanciparse.

¿Qué tienen que ver las flores con todo esto?
De niña tenía un enorme diccionario victoriano con el sentimiento que corresponde a cada flor. El de la camelia es: "Mi destino está en tus manos", quiero recordar que el destino de un país está en las manos de los ciudadanos más jóvenes.

Acoger a un adolescente asusta.
Lo que pasa es que los medios de comunicación siempre te venden tragedias, pero la mayoría lo único que quieren es salir adelante en la vida. Dar y recibir amor es un intercambio muy positivo que suele funcionar.

Muchos los acogen por dinero.
Cierto, te dan 600 dólares al mes. La mayoría de padres de acogida viven por debajo del umbral de la pobreza. Y los jóvenes saben que están ahí por ese motivo..., debe de ser muy triste. Y dan muchas vueltas de hogar en hogar a partir de los tres añitos.

...
No quiero abundar en los estereotipos del sistema, pero los asistentes sociales suelen ser gente muy dura porque terminan trabajando con 70 críos y sin demasiados recursos, y están tan acostumbrados a vivir fracaso tras fracaso que se endurecen y se olvidan de por qué se metieron en eso.


dilluns, 27 d’agost del 2012

DOS CLASES DE PERSONAS. Soren Kierkegaad.

Hay dos clases de personas: las que viven dormidas y las que están despiertas; las que no se plantean nada y las que no paran de hacerse preguntas; los cómodos conformistas y los incansables buscadores; los pasotas pasivos y los angustiados activistas; los creyentes y los creativos; las ovejas blancas y las negras; los explotados y los explotadores; los que se dejan comprar y los que no están en venta; los estúpidos cortos de mente y los listos que se las saben todas; los pragmáticos y los románticos; los que viven distraídos y los que están pendientes del trabajo; los realistas y los utopistas; los ingenuos y los cínicos; los que llevan corbata y los hippies; los gregarios y los individualistas; los urbanitas y los rústicos; los fanáticos y los me importa un bledo; los violentos y los pacifistas; los adaptados y los outsiders; los que lo tienen todo muy claro y los que a menudo se contradicen…
No, no hay dos clases de personas. 
En realidad, cada persona puede ser muchas personas a la vez, muchas máscaras o muchas personalidades que se van sucediendo una detrás de la otra…
Lo más importante no es llegar a comprender quiénes somos de verdad, sino jugar a ser todo lo que podemos ver y experimentar sin miedo a las infinitas posibilidades que nos ofrece la vida.

(Soren Kierkegaard – Diario de un seductor)

diumenge, 26 d’agost del 2012

Hablar claro y Respetar generan confianza. Miguel Benavent de B.

Extraido del blog Contigo mismo de Miguel Benavent de B.

CONDUCTA 1: HABLAR CLARO
Según un estudio de 2005 de Mercer Management Consulting, sólo un 40 % de los empleados confía que sus jefes se comuniquen con honestidad, lo que significa que seis de cada diez creen que sus jefes no son honestos con respecto a lo que dicen.
Cuando la gente tiene el valor de romper el ciclo de rodeos y en cambio habla claro, tienen lugar cosas sorprendentes. La comunicación es clara; las reuniones, escasas, breves y concisas. La confianza aumenta. Aumenta la velocidad. Los costes bajan.
A continuación hay algunas sugerencias para mejorar en tu capacidad para hablar claro:
Pregúntate: ¿qué me impide hablar claro?
¿Es el miedo a las consecuencias?
¿El miedo al castigo?
¿El miedo a estar equivocado?
¿El miedo a herir los sentimientos de los demás?
¿Es el deseo de popularidad?
¿La falta de valor?
¿El reto que supone vivir o trabajar en un entorno en el que la gente no habla claro?
Fíjate en la conversación que sostienes. En medio de una interacción, para y pregúntate: ¿estoy hablando claro.., o estoy dando rodeos? Si vas dando rodeos, imagina por qué, reconoce que estás pagando un gravamen y trabaja la integridad y las intenciones.  Aprende a ir al grano rápidamente. Evita los prólogos largos y la contextualización excesiva. Reconoce que en la mayor parte de los casos, “menos” es “más”.  La disciplina personal de hablar claro ayuda a crear precisión en el lenguaje, a ahorrar palabras y a eludir los rodeos.

Resumen: conducta 1 hablar claro
Sé honesto. Di la verdad. Deja que la gente sepa lo que piensas. Emplea un lenguaje sencillo. Demuestra integridad. No manipules a la gente ni tergiverses los hechos. No andes con ambages en lo que a la verdad se refiere. No des falsas impresiones.
“La gente con quien me resulta difícil tratar […] es gente que no da toda la información. Esconden deliberadamente partes de la historia, distorsionan los hechos“. Shelley Lazarus, presidente y consejero delegado de Ogilvy&Mather

CONDUCTA 2: DEMOSTRAR RESPETO

Puedes juzgar el carácter de una persona por la manera como trata a la gente que no le sirve de ayuda ni le puede hacer daño.

Resumen: conducta 2 demostrar respeto

Preocúpate por los demás de verdad. Muestra que sientes interés. Respeta la dignidad de cada persona y de cada papel. Trata a todo el mundo con respeto, sobre todo a aquellos que no pueden hacer nada por ti. Muestra amabilidad con pequeños detalles. No finjas interés. No intentes ser “eficiente” con la gente.
“Las únicas relaciones de este mundo que han valido la pena y que han sido duraderas fueron aquellas en que una persona podía confiar en otra“. Samuel Smiles, escritor y biógrafo británico.

“El Factor Confianza”, Stephen Covey Jr.

"Ante la impotencia y la melancolía, ¡ascesis y alegría!". La Contra de La Vanguardia. 03/08/12


Camille de Toledo, escritor

Tengo 35 años. Nací en Lyon y vivo entre París y Berlín. Soy escritor. Soy de familia judía, casado con una tunecina y tenemos tres hijos, Leo (8), Ángel (5) y Vadim (2). ¿Política? Esperanza y afán de reír. ¿Religión? Mística de los libros. Vivimos en el biocapitalismo del deseo
Catástrofes
Es una voz nueva y brillante de las letras galas. Sus escritos apuntan a una rebelión casi secreta de "insurgentes y abstinentes" contra las astucias de un "occidente extenuado", "voces posteriores a la farsa comunista y macabra y a la arrogancia liberal y libidinosa". Reivindica un ascetismo desde el que confrontar un agotador sistema basado en el deseo, que un ejército de "mujeres dignas y jóvenes de la metamorfosis" combatirá "con ayunos y conspiraciones". Actitud ascética con algo de evangélico, aunque sea sólo por su fe en la palabra escrita: ha fundado la Sociedad Europea de Autores (seua.org) y publica novelas visionarias como En época de monstruos y catástrofes (Alpha Decay).

Camille de Toledo: este nombre suena a seudónimo.
Sí, lo elegí en homenaje a mi abuela sefardí, que hablaba todavía judeoespañol.

¿Cómo le bautizaron?
Alexi. ¡Cosas de mi madre, gran lectora, por el menor de los hermanos Karamazov!

Un comienzo altamente literario...
Mi madre me leía mucho: por eso sé que sólo la literatura puede crear otro mundo, el mejor lugar desde el que mirar hacia aquí.

¿Qué le han dado los libros?
Una fuerza ascética.

¿Perdón?
No soy monje: tengo tres hijos y estoy implicado en la vida. Pero es precisa la ascesis.

¿Qué entiende por ascesis?
Mantener cierta distancia ante la bulimia general, una actitud de rechazo.

¿A qué bulimia general se refiere?
Ansiedad de crecimiento. Neurosis de enriquecimiento. Avidez de consumos sin fin...

¿Y los libros son su manual del asceta?
Mi bisabuelo Camille, banquero, se convirtió en escritor. Mi abuela sefardí desciende del Toledo de los traductores de libros...

¿Y usted?
Sostengo que la lengua común europea es la traducción, y por eso fundé la Sociedad Europea de Autores y promuevo la traducción a todas las lenguas europeas de las obras capitales de la literatura.

¿Qué tres obras haría traducir ya?
Kaputt (Curzio Malaparte), Pedro Páramo (Juan Rulfo), On legint (Julien Gracq).

¿Contra la avidez y la bulimia?
Vivimos en un biocapitalismo del deseo. El deseo mueve el sistema. Y el ascetismo ayuda a dilatar el ansia de satisfacer ese deseo.

Su último consumo caprichoso.
Unas tapas, aquí, en Barcelona.

¿Qué otro rasgo define nuestra época?
La impotencia. Y, en consecuencia, la risa.

¿Por qué y desde cuándo?
Desde la niña colombiana con las piernas atrapadas en un pozo fangoso: no pudo ser rescatada y murió en nuestros televisores.

Lo recuerdo: la pequeña Omaira.
Ante la impotencia, ríes: hemos aprendido a vivir en el vértigo de lo ficticio, del simulacro, facultad adaptativa vinculada a la literatura, a la multiplicidad de realidades.

¿Quién nos guiará?
Walter Benjamin profetizó la reproductibilidad técnica del arte..., y hoy ya todo se reproduce, ¡ciudades enteras incluidas!

Cierto: mire Eurovegas.
Excelente ejemplo de esta duplicación del mundo, como también Eurodisney, como también los parques temáticos de la guerra civil española, de la europea, o la yugoslava...

¿Parques temáticos?
Campos de concentración y holocausto, para que el europeo se pasee por su historia.

¿Qué le interesa de Eurovegas?
Imbrica la historia europea y la ficción americana. Como el puente de Mostar.

¿El que fue destruido en Yugoslavia?
Acordaron reconstruirlo añadiéndole una escultura como símbolo de reconciliación: ¡ha sido una escultura de Bruce Lee! Lo veo como un ocaso civilizatorio, aculturación.

¿Se deprime?
Tristeza y pena es una de las dos actitudes posibles. Elijo la otra: alegría y risa. Ante impotencia y melancolía, ¡ascesis y alegría!

¿Procura transmitirla a sus hijos?
De niño oí hablar del fin de la historia, de abdicación y resignación. Yo hablo de alegría y de posibilidad de una metamorfosis, de quebrar esa melancolía europea.

¿Estamos melancólicos?
Sí. El siglo XX empezó con esta pregunta: "¿Qué hacer?". Y el siglo XXI con esta otra: "¿Qué hemos hecho?". ¡Deberíamos inventar el siglo XXI, abrir otro vértigo histórico!

¿Qué más recuerda de su niñez?
Con nueve años voy en bici con mi hermano de siete años, y al pasar ante otros dos chavales, les oigo: "Mira, los judíos en bici". Nunca antes había oído lo de "judío".

¿Alguna otra escena?
Tengo 14 años, asisto por televisión a la celebración de la caída del muro de Berlín, y me impresiona ver a mi madre -periodista- junto a Rostropóvich, amigo de la familia.

¿Por qué me cuenta esto?
La gente en Berlín no reconocía a Rostropóvich: ¡le daban monedas como mendigo!

¿Perdemos a los maestros?
Los hay, pero ya no podemos entenderlos.

Fumaroli me hablo de una red secreta de europeos cultos...
Discreta: muchos deciden no mostrarse. Y son ellos los que preservan el sentido.

Estamos en plan Fahrenheit 451...
Sueño con una insurrección espiritual, un florecer.

Yo noto atracción por el apocalipsis.
Eso tiene que ver con el gusto del cine americano por los efectos especiales, por destruir los decorados.

¿A qué teme más?
Al miedo mismo. Vencido el miedo a la muerte, todos los miedos se diluyen.

¿Lo ha vencido usted?
Mi hermano menor se suicidó. Mi madre murió poco después. Mi padre también ha muerto. Miro a la muerte a la cara, no juego a ocultarla. Si ocultas el cadáver..., te sale en películas de zombis. Devolvámosle dimensión espiritual. ¡Que los libros nos ayuden!

¿Pondría alguna bomba en algún sitio?
¡No! ¡Qué atraso, qué antiguo! Crearía un evento. ¡Y un libro puede serlo! Si escribo "va a empezar a llover", hay esperanza de que empiece a llover. ¡Creo en las palabras!