OPCIONS DE MENÚ

diumenge, 31 de març del 2013

COOPERACIÓN. Cortometraje

En estos tiempos convulsos mejor viajar acompañados. La fuerza del grupo, el trabajo cooperativo nos ayuda, nos refuerza y nos hace sentir parte importante del mismo.

No perdamos el sentido de cooperación ni de grupo por la individualidad y el sálvese quien pueda....

Propaganda, genial, de una compañía de autobuses.


FALLOS DE PERCEPCIÓN. Miguel benavent de B.


La mayor parte de los fallos de pensamiento son fallos de percepción. Los errores de lógica son menos frecuentes. Por lo general podemos enredar a alguien en los lazos de la lógica con una adivinanza cuidadosamente preparada, pero en la vida ordinaria las personas somos bastante lógicas. Ya hace mucho tiempo que vengo diciendo que la percepción es el punto clave del pensamiento. David Perkins, de la Universidad de Harvard, me dijo que su investigación demostraba que la mayoría de los errores que se comenten en el pensamiento son fallos de percepción: ver solamente una parte de la situación, colocarla en un entorno inadecuado, emplear la selección emocional de la información, etc.
Muchas de las deficiencias de nuestra conducta también podrían considerarse fallos de percepción (al menos en parte): la arrogancia, el egoísmo, la desesperación, una reacción exagerada, la dependencia, etc.
Los adjetivos son peligrosos. Por lo general deberías desconfiar de alguien que emplea muchos adjetivos en un argumento. Son una forma de vincular nuestro sentimiento sujeto a algo, en un intento de demostrar que la cualidad es realmente objetiva. Cuando llamas presuntuoso a un artista, eso dice mucho más de ti que sobre él. Cuando un crítico dice que algo es “demasiado sencillo”, eso dice mucho sobre la necesidad de complejidad que tiene dicha persona.
En parte la sabiduría radica en desconfiar del uso de los adjetivos. Eso no significa que tengamos que eliminar los adjetivos del lenguaje, pero deberíamos darnos cuenta de que éstos suelen ser subjetivos.
La sabiduría sugiere que empleemos términos como generalmente”, “por lo general”, “la mayor parte del tiempo”, “probablemente” y “quizás”, en lugar de términos más absolutistas como “debes”, “no puedes”, “siempre” y “nunca”. Este cambio en la expresión reduce el carácter de arrogancia, a la vez que conserva la utilidad de los argumentos.


Libro “Manual de la sabiduría”, de Bono

dissabte, 30 de març del 2013

SEA GENEROSO: ¡CHILLE CUANDO HAGA EL AMOR!. Pam Chubbuck. La Contra de la Vanguardia.

Tengo 61 años, ¿por qué no se extraña usted y dice “¡Imposible: parece usted más joven!”? Nací en Connecticut. Soy doctora en Psicología y enseñé a estudiantes de Medicina en Georgetown. Aplico el core energetics a los problemas de pareja y sexualidad: sólo la absoluta y dolorosa sinceridad puede conseguir que una pareja crezca unida

MISERIAS
La doctora Chubbuk tiene una enorme paciencia conmigo. He oído la cinta y me avergüenzo de la cantidad de bromas fáciles, tonterías y banalidades con las que puedo entorpecer una conversación. Pese a todo, el sentido común de la doctora, abonado por su paz interior, supera mi terror adolescente a exponer mis debilidades. Trato de ocultarlas, es cierto, con cuatro gracietas de colegial. Lo único que puedo alegar ahora es que conozco un montón de tipos que hubieran mostrado igual pánico cerval a exhibir sus miserias afectivas. La doctora profesa en la escuela de core energetics inaugurada por Wilheim Reich y preconizada por su discípulo neoyorquino, el doctor Pierrakos, con quien Chubbuk estudió. Por primera vez, la doctora ha incluido Barcelona en su tour doctoral


Tengo un amigo, divorciado tres veces, pobre, y me pregunta que...
¿Por qué dice usted «pobre»?

Si una sola pareja ya es un problema: ¡imagine tres ex...!
¡No diga «pobre»! Usted debería decir «que ha tenido oportunidad de tener tres parejas». Una transición afectiva no es un trauma, sino un camino de perfección. Sólo en la repetición se aprende de los errores.

No sé si la entiendo.
Nosotros aprendemos lo bueno repitiendo conductas igual que los niños repiten la tabla de multiplicar. Lo malo es que en ese proceso necesario para crecer también aprendemos errores que vamos repitiendo...

Como se repite el ajo.
... Y los repetiremos hasta que seamos conscientes de ello. Y eso es lo que hago yo: ayudar a las personas a que no repitan el mismo error toda una vida pareja tras pareja.

¿Y cómo lo consigue?
Desbloqueándolos: nos bloqueamos emocionalmente cuando nos sentimos heridos por una persona o situación. Es una reacción defensiva de bloqueo: reduce el dolor, pero nos impide evolucionar.

Una especie de estreñimiento afectivo.
Para ayudarles a superarlo yo trato de que rompan su máscara: ¡que se expresen! Sólo si rompen esa máscara pueden mostrarse como son ante su pareja y avanzar.

¿Máscara es tener jeta?
Es ser falso: mentir y mentirse. Es ocultar a la pareja quién eres realmente bajo la máscara de quien quieres ser. Así te proteges.

Hasta que te crees tu propia máscara.
¡Ése es el problema! Usted engaña y se autoengaña y eso le impide exponer lo que hay debajo de su máscara: el dolor, la tristeza, el miedo reales. Si no se desnuda de verdad ante su pareja, seguirá bloqueado y bloqueará cualquier relación. Se esconderá, y si usted se esconde, nadie le encontrará nunca.

Por ejemplo...
Una señora vino a mi consulta, porque tras 15 años de matrimonio en apariencia satisfactorio me explicó que no amaba, que no había amado y que no se sentía capaz de amar. Llevaba seis meses sin hacer el amor.

Un poco tarde la consulta... ¿No?
Ella sólo repetía lo que vio en casa de sus padres cuando era niña. Repetir, ¿recuerda?

Sí, sí.
Pues su madre tampoco había amado a su padre. Vivieron medio siglo sin amarse: con respeto, sin problemas, pero también sin amor. Su madre era muy superior intelectualmente a su padre y, claro, ella, la hija, buscó, sin ser consciente de ello, un compañero también inferior a sí misma. ¿Ve? ¡No estaba amando! ¡Estaba repitiendo!

¿Y se dio cuenta ella de que era un clon?
Ésa es la pregunta, porque cuando advirtió la repetición, fluyó, se liberó. Avanzó.

¿Y dejó tirado al pobre inferior?
En el fondo, no es importante lo que hiciera ella, lo fundamental es que aprendió: siguió o no con él, pero de un modo consciente. ¡Por fin pudo amar!

Pues yo pensaba que en el amor siempre hay un poquito de disimulo...
En el enamoramiento hay infatuación, sí, por eso es breve. Sólo la verdad perdura.

El amor es una criatura triste porque sabe que va a morir joven.
Sólo ese amor de las canciones de verano que dura tanto como el verano. Un día acaba igual que empezó: de repente...

¿Y si se busca otro amor entonces?
Pues se tararea otra melodía bonita y corta, que también muere antes de crecer.

¿Y otro?
¡Está usted bloqueado! Se está repitiendo a sí mismo: ¿se acuerda? ¡Debe desbloquearse! ¡Encuentre su fallo repetido!

No encuentro la pareja que me merezco.
Está usted echando la culpa a los demás y no admite su responsabilidad en su vida.

Soy un monógamo sucesivo: ¿a presidio?
Yo no condeno. Le advierto que de flechazo en flechazo se pierde usted el amor, y que al perderse el amor a cambio del goce fácil que es el eros, se pierde usted la vida.

Pues indíqueme, doctora.
La única llave que abre el amor es la verdad. Muchos viven enamorados del amor, pero lejos de su pareja. Usted puede estar erotizado en el disimulo, pero amar sólo amará cuando se desnude ante la persona que ama.

Ya vamos haciendo...
Me refiero a que se muestre como es usted de verdad: un ser débil, que se equivoca, que tiene miedo, que tiene manías, que es ridículo, tonto: un ser humano.

«Mira, Maruja: soy una piltrafilla.»
¡Sí! ¡Llore, cuente sus celos, sus envidias, sus rincones sucios, sus emociones misérrimas! Debe avergonzarse ante su pareja hasta que deje de darle vergüenza avergonzarse.

Será una cura de humildad.
Necesaria para aceptarse y aceptarle. Tiene que mostrarle quién es usted, no quién usted querría ser. Sólo entonces pasará de Eros a Amor: de estar engatusando a amar.

¿Y sonará la música esta vez sinfónica?
Usted y su pareja crecerán y vivirán más intensamente de lo que jamás esperaron.

¿Algún consejito para ir haciendo?
Bailen juntos. Y cuando hagan el amor sea generoso, exprésese: chille, gima...

Tampoco hace falta fingir.
No prive a su pareja de saber que le está haciendo feliz. Y mírele a los ojos...

Depende de la postura, es difícil.
Todas sirven, pero sólo los humanos podemos mirar a los ojos haciendo el amor.

¡El misionero!
La postura de mirarse durante el sexo conecta no sólo el corazón, también todas nuestras zonas de energía. Se la recomiendo.


NOSOTROS. Àlex Rovira.

No sé si es por la edad (ya estoy en los cuarenta y cuatro que llegaron el uno de marzo, suma y sigue, cuarenta y cuatro vueltas alrededor del Sol, y doy gracias de seguir por aquí), por las bofetadas y tropiezos de la vida, o porque la sensibilidad va en aumento proporcional al cabreo que llevo encima ante tanta basura política y financiera, que cuando veo algo no corrupto, me sorprendo, me conmuevo y doy gracias a la vida por lo bueno que aún existe.
Por el motivo que sea, decía, no he perdido aún el regalo del asombro, y me impresiona cada vez más lo que aúna tres características: sencillez, humanidad (bondad, generosidad, espontaneidad, amabilidad…) y alegría.
Recientemente se me recordó este precioso poema del admirado Eduardo Galeano, siempre lúcido e inspirador, que bajo el título de “Nosotros”, dice así:

Nosotros
tenemos la alegría de nuestras alegrías
Y también tenemos
la alegría de nuestros dolores
Porque no nos interesa la vida indolora
que la civilización del consumo
vende en los supermercados.
Y estamos orgullosos
del precio de tanto dolor
que por tanto amor pagamos.
Nosotros
tenemos la alegría de nuestros errores,
tropezones que muestran la pasión
de andar y el amor al camino,
Tenemos la alegría de nuestras derrotas
porque la lucha
por la justicia y la belleza
valen la pena también cuando se pierde.
Y sobre todo tenemos
la alegría de nuestras esperanzas
en plena moda del desencanto,
cuando el desencanto se ha convertido
en artículo de consumo masivo y universal.
Nosotros
seguimos creyendo
en los asombrosos poderes
del abrazo humano.

Sí, sigo creyendo (cada vez más) en los asombrosos poderes del abrazo humano, de la ternura, de la sonrisa, del gesto amable, del detalle inesperado, del silencio respetuoso, de la escucha verdadera, de la disculpa sincera, de todo aquello que, en definitiva, nace de la buena gente, ya que en verdad esto es lo único que vale la pena en esta vida.
Os deseo un feliz día, en el que encontréis algo verdaderamente humano en lo que creer.

Besos y, por supuesto, abrazos.
Álex Rovira


divendres, 29 de març del 2013

«Estamos perdiendo la autenticidad de las estrechas relaciones». Ferran-Ramon Cortés.

Quim y Javier, compañeros de trabajo, empezaron teniendo diferencias laborales que degeneraron en un enfrentamiento continuo y, finalmente, en una agria discusión. Después de aquello pasaron un par de años sin hablarse, soportando una tensa relación que obviamente les afectaba personal y también profesionalmente. Hasta que un buen día, sin premeditación, solo siguiendo un impulso espontáneo, uno de los dos decidió romper el hielo. «Esta situación es una solemne estupidez. Y nos estamos haciendo daño. ¿Lo dejamos correr?», propuso Quim. Javier, sin pensarlo dos veces, contestó:«Hecho». No perdieron ni un minuto más en discutir lo que les había ocurrido tiempo atrás, entre otras cosas porque ya ni siquiera recordaban el motivo concreto de su disputa. Tomaron una copa, charlaron y, sin más, reiniciaron una convivencia sana y fructífera como adultos civilizados.
Eso que se supone que somos, adultos civilizados, a menudo queda en entredicho por la dificultad de comenzar y mantener relaciones sociales. Y es que «construir relaciones es un arte», afirma Ferrán Ramón-Cortés (Barcelona, 1962), consultor y profesor de comunicación personal.
El autor del libro ‘La química de las relaciones’ (Planeta) sostiene que, en contra del principio fundamental de la energía, «las relaciones sí se crean, también se destruyen e inevitablemente nos transforman». «Se crean –explica– si tenemos la firme determinación de querer crearlas y si hacemos las cosas necesarias para que ello ocurra. Se destruyen si no las cuidamos, si no las mantenemos vivas, y si nuestros comportamientos las ponen en peligro. E inevitablemente nos transforman, pues crecemos como personas y como profesionales en relación con los demás».
A partir de historias ejemplares como la de Quim y Javier, Ramón-Cortés ayuda a reconocer qué comportamientos sirven para construir sólidas relaciones y cuáles las ponen en peligro. Su método de autoayuda consiste en pesar unos y otros en lo que él llama «balanza emocional» para referir que «las relaciones que funcionan son las que mantienen en la balanza un saldo positivo entre ingresos (muestras de reconocimiento, agradecimientos, manifestaciones de cariño...) y reintegros (críticas, conflictos, enfados, incumplimiento de compromisos...)».
El problema radica en que estamos naturalmente inclinados a dar más importancia a lo malo que a lo bueno, un mecanismo cerebral de autodefensa llamado ‘sesgo de negatividad’ cuantificado en un promedio de cinco a uno. «Esto significa que necesitamos cinco halagos para compensar una crítica y recomponer el equilibrio en la balanza». En cambio tendemos al reproche:«Sería recomendable ser siempre explícitos y rápidos en el reconocimiento y cuidadosos en la crítica. Y, por lo general, hacemos justo lo contrario: somos inmediatos e implacables en la crítica y omitimos casi siempre el reconocimiento».
Hay gente que sabe que la mejor manera de tener controlados a los demás es minándoles la moral y la autoestima. Los fracasos nos asustan y reaccionamos cerrándonos en nosotros mismos. El miedo lastra las relaciones haciendo que tomemos muchas prevenciones para no quedar expuestos. En consecuencia, advierte, «estamos perdiendo la autenticidad de las estrechas relaciones que trabábamos en el pueblo o en el barrio». Además, las redes sociales, aunque favorecen el contacto virtual, amenazan con convertirse en sustitutivos de las relaciones reales. «Las redes son una herramienta fantástica, pero en Facebook no puedes darte abrazos».
«Compartir los sentimientos con los demás es un acto de valor», afirma Ramón-Cortés. «Una relación sólida –añade– se basa en ser sincero y al mismo tiempo en no dudar de la sinceridad del otro». Se basa también en la libertad de la misma, en la autenticidad, en la empatía, en interesarse de verdad por los demás, en la pequeña comunicación diaria... «Diálogo antes que discusión. Emociones antes que razones. Hablar más y escuchar mejor. Porque los conflictos rara vez se resuelven solos... Hay que hablar. Hablar mucho y cuanto antes». Son algunos de sus consejos.
Yuno más, muy importante: conocerse y aceptarse a uno mismo para saber convivir con el otro. «Porque el trato que doy a los demás acaba siendo fiel reflejo del trato que me doy a mí mismo. Si soy demasiado exigente conmigo mismo, no me perdono ni una y me censuro lo que hago mal, acabaré haciendo lo mismo con los demás. No puedo perdonar sin perdonarme. No puedo querer sin quererme. No puedo ver lo bueno que hay en los demás si no veo lo bueno que hay en mí».

CORTAR LOS VÍNCULOS. Fábula.

Cuando el maestro se hizo viejo y enfermó, los discípulos no dejaban de suplicarle que no muriera.
El maestro les dijo:
- Si yo no me voy, ¿cómo podréis llegar a ver?
- ¿Y qué es lo que no vemos mientras tú estás con nosotros? – preguntaron ellos.
Pero el maestro no dijo ni una palabra.
Cuando se acercaba el momento de su muerte, los discípulos le preguntaron:
- ¿Qué es lo que vamos a ver cuando tú te hayas ido?
Y el maestro, con una pícara mirada en los ojos, respondió:
- Todo lo que he hecho ha sido sentarme a la orilla del río y daros agua.
- Cuando yo me haya ido, confio en que sepáis ver el río.

 “Aplícate el Cuento” de Jaume Soler y M. Mercè Conangla

dijous, 28 de març del 2013

LA ORUGA. Fábula.

Un pequeño gusanito caminaba un día en dirección al sol, muy cerca del  camino se encontraba un saltamontes.

 – “¿Hacia donde te diriges?, le preguntó.
Sin dejar de caminar la oruga le contestó:
 -“Tuve un sueño anoche; soñé que  desde la punta de la gran montaña yo miraba todo el valle. Me gustó lo que vi en mi sueño y he decidido realizarlo”.
-¡Debes estar loco!, ¿Cómo podrías llegar hasta aquel lugar? -¡Tú una simple oruga!. Una piedra será para ti una montaña, un pequeño charco un mar y cualquier tronco una barrera infranqueable.
Pero el gusanito ya estaba lejos y no lo escuchó. Sus diminutos pies no dejaron de moverse.
La oruga continuó su camino, habiendo avanzado unos cuantos centímetros. Del mismo modo la araña, el topo, la rana y la flor aconsejaron a nuestro amigo de desistir de su sueño.
– No lo lograrás jamás!-le dijeron-, pero en su interior había un impulso que lo obligaba a seguir.
Ya agotado, sin fuerzas y a punto de morir, decidió parar a descansar y construir con su último esfuerzo un lugar donde pernoctar.
Estaré mejor- fue lo último que dijo, y murió. Todos los animales del valle por días fueron a mirar sus restos. Ahí estaba el animal más loco del pueblo. Había construido como su tumba un monumento a la insensatez. Ahí, estaba un duro refugio digno de uno que murió “por querer realizar un sueño imposible”.
Una mañana en la que el sol brillaba de una manera especial, todos los animales se congregaron en torno a aquello que se había convertido en una advertencia para los atrevidos. De pronto, quedaron atónitos. Aquella concha dura comenzó a quebrarse y con asombro vieron unos ojos y una antena que no podía ser la de la oruga que creían muerta. Poco a poco, como para darles tiempo de reponerse del impacto fueron saliendo las hermosas alas arco iris de aquel impresionante ser que tenían frente a ellos, una mariposa.
No hubo nada que decir, todos sabían lo que haría, se iría volando hasta la gran montaña y realizaría su sueño, el sueño por el que había vivido, por el que había muerto y por el que había vuelto a vivir.
“Todos se habían equivocado”.