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dissabte, 28 de febrer del 2015

"¡Hay que faltar al respeto a las ideas! No a las personas". La Contra de La Vanguardia.

Aurelio Arteta, filósofo contra los tópicos.

Tengo 66 años. Nací y vivo en Navarra. Soy catedrático de Filosofía Moral y Política en la Universidad del País Vasco. Estoy casado, sin hijos. Soy antinacionalista y antimonárquico. Soy un ateo que a veces invoca a Dios. Analizo tópicos: ¡delatan nuestro sistema de creencias!.

Tantos tontos tópicos
Antes de despedirnos le propongo analizar un comodín que oigo extenderse: "Yo soy de los que piensan que..." ¿A qué viene el circunloquio? "Nos sentimos más seguros en grupo: si una opinión es compartida, parece más fundada". ¡Qué pánico nos da quedarnos solos en un postulado! Aprendo de Arteta: veo que hablamos sin pensar, de tópico en tópico para ser normales. Es divertido jugar a desentrañar Tantos tontos tópicos (Ariel), como titula este filósofo su último ensayo, y desentrañar así creencias dominantes. Arteta me muestra un cuadernito en el que anota tópicos. Le aconsejo mirar Gran Hermano (el habla de los concursantes es una mina de tópicos muy tópicos), y toma nota.

Qué es filosofar?
Entender en qué consiste esto de vivir.

¡Casi nada!
Empecemos por entender qué ideas nos guían.

¿Cómo hacerlo?
Yo tengo mi vía: me fijo en los tópicos.

¿Qué tópicos?
Esas frases hechas que frecuentamos, encajamos y aceptamos sin cuestionárnoslas.

¿Por ejemplo?
"Sé tú mismo". "Mi cuerpo es mío". "Todos tenemos alguna parte de verdad". "Todas las ideas son respetables"...

He repetido estas frases a menudo.
Son tópicos: cristalizan nuestro sistema de creencias profundo. Los tópicos reflejan las ideas de una sociedad. ¡Analicémoslos!

Cíteme más tópicos dignos de análisis.
"Nadie es más que nadie". "Seamos tolerantes". "Condeno toda violencia, venga de donde venga". "No es nada personal". "La vida es el valor supremo". "Todo es relativo"... Usamos tópicos irreflexivamente, ¡pero delatan las ideas de fondo con que vivimos!

¿Qué descubriré si los analizo?
Que contienen algunas ideas muy criticables, varias torpezas, tonterías, desvaríos...

A ver: "Sé tú mismo". ¿Un desvarío?
Puede expresar autoestima..., pero suele expresar otra idea, nefasta: "Estoy bien como estoy y no pienso escuchar, ni aprender, ni mejorar, ni progresar, ni admirar a nadie".

"Mi cuerpo es mío".
Expresa una idea instrumental del cuerpo, perniciosa, porque yo no tengo un cuerpo: ¡yo soy mi cuerpo! Mi cuerpo no debe ser tratado como objeto, ni por mí ni por nadie.

"Todos tenemos una parte de verdad".
¿Sí? ¿Seguro? ¿Cuál? ¿Qué parte? ¿Una parte grande o pequeña? ¿Equiparas una verdad nimia a una verdad irrefutable? ¡Mal!

"Todas las ideas son respetables".
Pues no: ¡a las ideas hay que faltarles al respeto!, para no faltárselo a las personas. A las ideas hay que ponerlas a pelear..., ¡para que no nos peleemos las personas! Las ideas son para revolcarlas y destriparlas.

"Nadie es más que nadie".
Messi es más que yo, con un balón. Hay personas más aplicadas, más estudiosas, más trabajadoras, más abnegadas, más generosas o más bondadosas que otras. ¿Por qué igualarlas? Rebajando al otro... ¡No me siento tan mal! Hay una variante en Euskadi...

¿Cuál?
"Todas las víctimas son iguales". ¿Sí? ¿Es igual el que muere por una explosión que el que muere poniendo un explosivo? ¡No!

"Seamos tolerantes".
¿Siempre? ¿Con todos? ¿Con los fanáticos e intolerantes? Así caeremos en el dogmatismo de la tolerancia: ¡un fanatismo que es suicida! ¡Seamos intolerantes con esa tolerancia!

"Condeno toda violencia, venga de donde venga".
Aberrante: la violencia del que roba, viola y asesina no es equiparable a la violencia del que persigue y aprisiona al que roba, viola y asesina. La sociedad pacífica se funda en el consenso: que el monopolio de la violencia sea del Estado. Por la violencia democráticamente reglada podemos vivir sin violencia.

"No es nada personal".
Como los nazis al gasear: se persuadían de matar a ratas, no a personas. Despersonalizas a tu víctima para no sentirte mal. Lo grave de un crimen no es no tener algo (personal) contra la víctima, sino no tener nada (impersonal) a su favor.

"La vida es el valor supremo".
Una vida esclavizada, oprimida, sumisa, humillante, ¿es una vida digna de ser vivida? Quizá el valor supremo sea el de la dignidad: vivir con conciencia y libertad.

¿Qué tópico le interesa en particular?
El que predica que alguien "es una persona muy normal" como timbre de gloria: ¡aplaudimos lo normal como mérito superior!

¿Cómo interpreta esto?
La mediocridad nos tranquiliza e inspira confianza, y que alguien destaque... nos incomoda. Desconfiamos del que saca cabeza y llama la atención: mejor ser normalito...

Mi tío me preguntaba de niño qué sería de mayor, y yo respondía: "normal".
¿Lo ve, ja, ja? Nos da miedo sentirnos singulares, que nos vean como a una persona diferente, especial..., poco normal. Ay...

¿Qué tópico le inquieta en particular?
Ese que reza: "¡¡No pretenderás convencerme?!". Equivale a decir: "No te esfuerces en argumentar, soy impermeable a todo argumento, no escucho, no estoy dispuesto a cambiar de opinión", o sea, "¿para qué escuchar tus ideas... si ya tengo las mías?". Evitamos exponernos a compartir ideas, ¡no sea que tuviésemos que modificar alguna...!

¿Qué ideología late bajo todo esto?
Nihilismo. Todo es indiferente. Nadie puede juzgar a nadie. ¡No hay criterio! Expones una idea... ¡y te dicen que "estás en tu derecho"!, por insostenible o discutible que sea, ¡sólo para no tener que debatir al respecto!

Sí tengo por irrefutable verdad una que usted ha enunciado como tópico...
Dígala.

¡Que "todo es relativo"!
Si así fuera..., ¡sería relativo que todo es relativo!, y eso abre la puerta a la verdad absoluta. ¿Qué me dice?

...
Sospecho que decimos que "todo es relativo" por comodidad: así nos evitamos pensar y priorizar. Pero, oiga, difícilmente podrá un día Atila ser valorado como Francisco de Asís, ni viceversa, ¿no le parece?



Por qué las mentes más brillantes necesitan soledad. El País.

Conectar con uno mismo es fuente de beneficios. Darwin rechazaba todas las invitaciones a fiestas. Y del aislamiento nació el primer ordenador Apple
Según el profesor Robert Lang de la Universidad de Nevada (Las Vegas), experto en dinámicas sociales, muchos de nosotros acabaremos viviendo solos en algún momento de nuestra vida, ya que cada día nos casamos más tarde, las tasas de divorcio aumentan y las personas viven más. La prosperidad también fomenta este estilo de vida, elegido en la mayoría de los casos voluntariamente por el lujo que representa. La periodista Maruja Torres en su autobiografía Mujer en guerra (editada por Planeta) ya se vanagloriaba del placer que le producía meterse en la cama y dormir sola, con las extremidades extendidas en forma de aspa. Aesto se le añade la comodidad de disponer del sofá, poder cambiar de canal sin tener que negociar, improvisar planes sin avisar ni dar explicaciones, pasearse por la casa de cualquier guisa, comer a cualquier hora…
Por si fuera poco, el sociólogo Eric Klinenberg, de la Universidad de Nueva York, autor del estudio GOING SOLO: The Extraordinary Rise and Surprising Appeal of Living Alone, está convencido de que vivir solo significa, además, disfrutar de relaciones de más calidad, ya que la mayoría de singles tiene claro que la soledad es mucho mejor que el hecho de sentirse mal acompañado. Incluso hay estudios que aseguran que la soledad facilita el desarrollo de la empatía. Otra socióloga, Erin Cornwell, de la Universidad Cornell en Ithaca (Nueva York), ha determinado tras distintos análisis que es más probable que la gente mayor de 35 años que vive sola pase una velada entre amigos que no aquellos que viven en pareja. Esto también ocurre con las personas mayores que, aun viviendo solas, poseen una red social de amistades tan amplia o más que las personas de su misma edad que viven acompañadas. Es la conclusión a la que llegó el estudio llevado a cabo por el sociólogo Benjamin Cornwell y que publicó en American Sociological Review.

La base de la creatividad y de la innovación
Las personas somos seres sociales, pero tras pasarnos el día rodeados de gente, de reunión en reunión, atentos a las redes sociales y al móvil, hiperactivos e hiperconectados, la soledad ofrece un espacio de reposo sanador. Una de las conclusiones más sorprendentes es que la soledad resulta básica para la creatividad, la innovación y el buen liderazgo. Un estudio realizado en 1994 por Mihaly Csikszentmihalyi (el gran psicólogo de la felicidad) comprobó que los adolescentes que no soportan la soledad son incapaces de desarrollar el talento creativo.
Susan Cain, autora del libro Quiet: The Power of Introverts in a World That Can’t Stop Talking, cuya conferencia en Ted Talks es una de las favoritas de Bill Gates, defiende a ultranza la riqueza creativa que surge de la soledad y reivindica, por el bien de todos, la práctica de la introversión. “Siempre me habían dicho que debía mostrarme más abierta, aunque yo sentía que ser introvertida no era algo malo. Así que durante años fui a bares abarrotados, muchos introvertidos lo hacen, lo que representa una pérdida de creatividad y de liderazgo que nuestra sociedad no se puede permitir. Tenemos la creencia de que toda creatividad y productividad proviene de un lugar extrañamente sociable. Sin embargo, la soledad es el ingrediente crucial de la creatividad. Darwin daba largas caminatas por el bosque y rechazaba enfáticamente invitaciones a fiestas. Steve Wozniak inventó la primera computadora Apple encerrado en su cubículo de Hewlett Packard, donde trabajaba entonces. La soledad importa. Para algunas personas, incluso, es el aire que respiran”.
Cain recuerda que cuando estamos rodeados de gente nos limitamos a seguir las creencias de los demás para no romper con la dinámica de grupo. La soledad, en cambio, significa abrirse al pensamiento propio y original. Denuncia que las sociedades occidentales han privilegiado más a la persona activa que a la contemplativa. Y nos ruega: “Detengan la locura del trabajo constante en equipo. Vayan al desierto para tener sus propias revelaciones”.

La conquista de la libertad
“Solo cuando estoy sola me siento completamente libre. Me reencuentro conmigo misma y eso me resulta agradable y reparador. Es cierto que, por inercia, cuanto menos solo estás, más te cuesta estarlo. No obstante, en una sociedad que te obliga a estar enormemente pendiente del afuera, los espacios de soledad representan la única posibilidad de contactar otra vez con uno mismo. Es un movimiento de contracción necesario para recuperar el equilibrio”, asegura la psicóloga Mireia Darder, autora del libro Nacidas para el placer (Ed. Rigden).
También el gran filósofo del momento, Byung-Chul Han, autor de La sociedad del cansancio (Ed. Herder), abandera la necesidad de recuperar nuestra capacidad contemplativa para compensar nuestra hiperactividad destructora. Según este autor, solo tolerando el aburrimiento y el vacío seremos capaces de desarrollar algo nuevo y de desintoxicarnos de un mundo lleno de estímulos y de sobrecarga informativa. Byung-Chul Han tiene muy presente las palabras de Catón: “Nos olvidamos de que nunca está nadie más activo que cuando no hace nada, nunca está menos solo que cuando está consigo mismo”.

Conciencia de sí y auditoría interior
“Para mí la soledad representa la ocasión de revisar nuestra gestión, de proyectar el futuro y evaluar la calidad de los vínculos que hemos construido. Es un espacio para llevar a cabo una auditoría existencial e indagar qué es esencial para nosotros más allá de las exigencias del entorno social”, asegura el filósofo Francesc Torralba, autor de El arte de estar solo (Ed. Milenio) y director de la cátedra Ethos de la Universidad Ramon Llull. En soledad dejamos ese espacio en blanco para escuchar sin interferencias lo que sentimos y necesitamos. “La soledad nos da miedo porque con ella caen todas las máscaras. Estamos viviendo siempre de cara a la galería en busca de reconocimiento, pero raramente nos tomamos tiempo para mirar hacia dentro”, dice Torralba.

Las 5 claves para disfrutar de la soledad
1. Usted es su mejor compañía. La premisa básica es cambiar la creencia de que uno, acompañado, está mejor.
2. Una oportunidad para conocerse mejor y descubrir nuestro rico mundo interior.
3. En lugar de torturarse, hay que aprovechar la soledad para leer, pintar o hacer deporte.
4. Escribir un diario. Ayudará a expresar sentimientos y a contemplarse uno mismo con más conocimiento y cariño.
5. Como indica el psicólogo Javier Urra, con la soledad recuperamos “el gusto por el silencio y por el dominio del tiempo”.
Efectivamente, la soledad despierta temor porque suele asociarse al vacío y la tristeza, sobre todo cuando ha sido postergada largo tiempo por una actividad frenética y anestesiante. Para Mireia Darder conviene enfrentarse a ese momento teniendo en cuenta que la tristeza es resultado simplemente del hecho de aflojarse después de tanta tensión y de haber hecho un enorme esfuerzo por aparentar fortaleza y aguantar la presión ante los que nos rodean. “No se puede olvidar que para ser realmente autónomo has de aprender a transitar la soledad. Elamor no es lo contrario de la soledad sino la soledad compartida”, señala Darder.

En nuestra sociedad, la inactividad —que surge a menudo de la soledad— se teme y despierta la culpa. Nos han preparado para la acción y para realizar muchas cosas al mismo tiempo, pero es cuando estamos solos cuando podemos reflexionar sobre lo que hacemos y cómo lo hacemos. El escritor Irvin Yalom, catedrático de Psiquiatría en la Universidad de Stanford, confesaba que desde que tenía conciencia se había sentido “asustado por los espacios vacíos” de su yo interior. “Y mi soledad no tiene nada que ver con la presencia o ausencia de otras personas. De hecho detesto a los que me privan de la soledad y, además, no me hacen compañía”. Algo que, según Francesc Torralba, es muy frecuente: “Aunque estemos rodeados de gente y de formas de comunicación existe un alto grado de aislamiento. No hay peor sensación de soledad que aquella que se experimenta al estar en pareja o con gente”.


divendres, 27 de febrer del 2015

ENCANTAMIENTO. Salva Soler, slammer.


Hoy quiero compartir con vosotros lo que ha sido un regalazo de la vida que me ha enseñado una gran amiga. 

Para mi cada palabra, cada verso, llegan tan adentro que despiertan la emoción, resuenan tan profundamente que hacen de tan solo tres minutos una montaña rusa de sensaciones.

Es difícil transmitir en palabras las sensaciones que se viven en las más de dos horas en que los slammers van desgranando sus poesias, Acaba una y ya estás esperando la siguiente... Poesías que son esencia de vida, sentimientos hechos palabra y experiencias compartidas. Se desnudan para nosotros en el escenario y nos regalan, porque es eso un regalazo, poesías cortas, dramatizadas, reales y vibrantes hasta la emoción....

Iré poniendo las que más profundamente me han llegado, las que han conseguido ponerme los pelos de punta (no es difícil delante de tanta emoción) y hacer que una descarga emocional recorra todo mi cuerpo... Solo puedo darles las gracias a ellos y a la amiga Esther que me los hizo llegar, a ellos y su poesia...

Y no digo nada más, solo os invito a que lo escucheis, son tres minutos, solo tres minutos que te transportan.... 

Os dejo la dirección de su blog por si quereis conocerlo mejor, os lo recomiendo!



 


Un billón de trillones de motas de polvo,
se acumulan sobre nuestro antiguo sofá de coquetear.
Nosotros, lo seguimos ignorando,
sentados justo enfrente,
pero a varios años ya de distancia,
refugiados en nosotros mismos,
sacándole brillo constantemente,
a nuestro altivo sofá de desfallecer.
Tu cuerpo está aquí. Y tú, tan ausente.
Tan desdibujada.
Tan eclipsada por lo que fuiste y
tal vez,
por lo que serás.
Mi cuerpo está aquí. Y yo, tan ausente.
Tan desdibujado.
Tan eclipsado por lo que fui y
tal vez,
por lo que serás.
Pero seguimos.
Seguimos jugando a matemáticos verbales,
conjugando fórmulas para ecualizarnos,
en la sintonía menos mala.
Conversación tras conversación.
Conversación tras conversación.
Repetición tras repetición.
Y al final,
tal vez,
tras tanto tiempo pactando para amansarnos
en un punto intermedio,
lo que nos acabe destruyendo,
no serán las tempestades,
si no las calmas.
Y al final,
tal vez,
lo que derrita nuestros relojes,
no será el tiempo,
si no la espera.
Y al final,
tal vez,
lo que hable por nosotros,
no será lo que nos digamos,
si no lo que nos callemos.
Tal vez,
de tanto saber que podríamos volar como gaviotas,
seamos rémoras.
De tanto saber que podríamos tenerlo todo,
transformemos nuestro tanto,
en casi nada.
Pues por mucho que te empeñes,
jamás sabré más sobre tus teorías,
que sobre mis prácticas.
Y así estamos.
Sin escucharnos ya para comprender,
si no para responder.
Prefiriendo perder la vida, que morir de una maldita vez.
Prefiriendo,
ser continuas revisiones de un mismo clásico.
Constantes caravanas de un mismo tráfico.
Ser los mismos vocablos de una lengua afónica.
Ser miles de marcas, de la misma tónica.

Pero,
aún así,
seguiré creyendo
que sólo somos fruto
 de un encantamiento.
Y que nuestra magia resurgirá entre el tedio.
Como surgió en el primer encuentro.
Como surgió de la nada,
de una mirada,
de una palabra,
de una respuesta,
de la entonación diferente de un mismo verbo,
durante una redada de eternos anhelos.

¡Lo conseguiremos!
Saldremos a flote en mitad de éste océano.
Porque las balsas entienden más de mares que de naufragios.
Porque los remos entienden menos de Rómulos, que de esfuerzos.
¡Lo conseguiremos!
Derrotaremos a éstas rutinas cíclicas.
Fallecerán los nichos sobre los lechos.
Renacerán los pálpitos sobre los hechos.
Insuflaremos de vida nuestras cenizas.
Vaciaremos nuestros desiertos,
detonando una explosión en su puto punto intermedio.

Y un billón de trillones de motas de polvo ninguneadas,
se levantarán al unísono,
como una tormenta de arena a ritmo de allegro.
Como un huracán de cenizas insufladas de aliento.
Se desplazarán,
como un remolino de ira que encuentra su paz,
tras cambiarse constantemente de lugar.
Y se posarán,
finalmente,
para siempre,
sobre nuestro antiguo sofá de desfallecer.

Y el sofá de desfallecer,
tan desdibujado,
tan eclipsado por lo que fue y
tal vez,
por lo que será,
se sumirá en el tedio.
Marchitará su empeño.
Y se hará viejo creyendo que él,
tal vez,
sólo es fruto
de un encantamiento.

5 cosas que aprendemos del amor verdadero. La mente es maravillosa.

“Porque sin buscarte te ando encontrado por todos los lados, principalmente cuando cierro los ojos”. Julio Cortazar

El amor es el sentimiento al que más palabras se le han dedicado, pero, probablemente, solamente el que lo probó lo sabe. Por otro lado, nadie quiere un amor perfecto sino un amor verdadero, en el que precisamente los defectos se puedan entender con el propio sentimiento. Reírse de los despistes, planear locuras que pueden tener un precio, coleccionar minutos mientras la otra persona se arregla…
Así, se nos ha ocurrido preguntarnos qué es lo que tienen en común todas aquellas parejas que parecen disfrutar de todo aquello que las une y hemos encontrado las características que os contamos a continuación.

¿Cuáles serían las características de una buena relación de pareja?
Ser parte de una buena y auténtica relación te permite aprender infinidad de cosas sanas y bellas. Te sientes parte de un equipo fuerte e indivisible, actúas de forma distinta a como lo haces con otras relaciones. Probablemente eres más comprensivo y capaz de aceptar incondicionalmente a tu pareja.
Hoy hablaremos de qué 5 aprendizajes solemos obtener cuando tenemos una relación sana y buena para ambas personas, en definitiva una relación positiva:
- Aprendes a confiar en tu pareja. La base de cualquier tipo de relación, y más de pareja, es la confianza que depositamos en la otra persona y viceversa. El amor nace de confiar.
Las mejores relaciones parten y se construyen sobre una confianza profunda, diseñada como el apoyo sólido que necesita la pareja para poder comunicarse de una forma abierta y sincera. Si estás viviendo una relación en la cual la confianza no existe, te invito a realizarte esta pregunta: ¿Para qué vas a sostener tu vida sobre una persona que no confías?

- Fomentas el crecimiento y el cambio de ambos. Cuando vivimos una buena relación, ambas partes deben fomentar y potenciar el crecimiento y el cambio de cada uno. Todos tenemos el derecho y el placer de descubrir, aprender y mejorar como personas. Tu pareja debe ser una ayuda en tus sueños particulares y nunca un obstáculo que se reproduce día a día.
A cambio, brindar ese apoyo a la otra persona es necesario y precioso. Animaros uno a otro a explorar, descubrir y aprender nuevas actividades que os permitan seguir creciendo y sintiendo la vida. Eso alejará la rutina dentro de tu relación y alimentará el amor del uno por el otro, sintiendo una seguridad emocional única.

- Aprendes que los malos entendidos son inevitables. Aun gozando de una relación sana y gratificante en todos los niveles, es normal que cada uno de nosotros percibamos y entendamos todo de una forma particular; puede ser muy parecida a la de otra persona, pero siempre tendrá sus matices.
Es natural que en una pareja haya malos entendidos. Lo que es importante en este caso es reflexionar antes de decir lo primero que “se nos pase por la cabeza” cuando interpretamos las palabras a nuestra manera, y luego nos damos cuenta que nuestra pareja quería decir totalmente lo contrario.
Es entonces cuando tenemos que ser humildes y probablemente ser capaces de reconocer el error y dejarlo ir. Si continuamente estas recordando los fallos que cometió él/ella en otras ocasiones, solo lograrás lastimar la relación y causar problemas de comunicación en un futuro. Muchas veces, lo que decimos se interpreta de forma incorrecta y nos frustramos por ello. No desesperes. Respira hondo, tómate tiempo y ten en cuenta que tu pareja siempre tendrá una forma de percibir la vida diferente a ti, aunque sea en una pequeñísima medida.
Al fin y al cabo tu pareja es única, por eso le amas y decidiste compartir un pedacito de tu corazón con ella. Nada de lo que haga lo hará con un fondo negativo, eso seguro. Perdona los malos entendidos siempre que puedas y no los dejes pasar en el tiempo.

Admites tus debilidades. Cuando comenzamos una relación y nos enamoramos, percibimos y sentimos a la otra persona como un superhéroe. Pero, seamos sinceros. Tú y yo sabemos que no lo es, ni tú deberías pretender que lo fuese. Somos únicos y como seres humanos tenemos el don de cometer fallos para aprender.
Es bueno que seas sincero contigo mismo, te quieras incondicionalmente y no te importe que esos fallos se vean en la relación. Para tener una relación estable y seria, un buen requisito es que las debilidades sean visibles para ambos. Esto permitirá que tu pareja sea más sensible con las cosas que te molestan, pudiéndote ayudar a mejorarlas si estás dispuesto y aprender donde necesitas ayuda. Vuestro vínculo interior crecerá.

Muestras tus sentimientos. Para gozar de una verdadera y sana relación, lo peor que podemos hacer es jugar con los sentimientos. ¿Esto qué quiere decir? Tu pareja siempre debe sentirse amada, respetada y querida. Utiliza las muestras de cariño para algo más y en más circunstancias que en las de recompensar una acción del otro.
Aunque uno de los dos se enfade o moleste, tened presente en vuestro corazón que os amáis y que, probablemente en ese momento solo estéis demandando ese cariño que se echa de menos. Es necesario que ambos sepáis lo que sentís cuando lo creas necesario: en momentos de tensión, malos entendidos o discusiones. Para ello, tómate tiempo para expresar tus sentimientos de forma que tu pareja no los pueda malinterpretar.
Como siempre nos gusta recalcar, cuando hablamos de las relaciones de pareja, cada una tiene sus tiempo, estadio y evolución. Los aprendizajes que aquí os traemos son los más habituales y los que muchos de nosotros sentimos cuando compartimos un amor verdadero.

Nuestros aprendizajes siempre son mejorables y se pueden desarrollar prácticamente sin límites. Os animo a que seáis conscientes de cada uno de ellos con vuestra pareja y los desarrolléis. 


dijous, 26 de febrer del 2015

¿Es que ya nadie va a ilusionarse?. Xavier Guix. El País.

Necesitamos entusiasmo. Es una de las claves de la vida. Además, es contagioso. Vale que las cosas están mal. La crisis, el paro. Pero en la espiral del pesimismo nadie sale del agujero. Nada se puede esperar de quien no cree en sí mismo.

En los repertorios que usamos para interpretar la realidad, algunas palabras como ilusión, alegría, optimismo o entusiasmo han perdido brillo. No se ajustan al contexto, pero sin ellas la vida queda encogida. Siguen ahí, esperándonos.

"Caer no es el problema. Lo será el tiempo que necesitemos para levantarnos de nuevo"

En tiempos de indignación parece contrapuesto estar reivindicando el entusiasmo como motor de nuestra existencia, tanto individual como colectiva. Sin embargo, es un ejercicio necesario el comprender la simultaneidad de nuestras emociones, así como las graves consecuencias que conlleva instalarse en creencias limitantes, más aún cuando se contagian masivamente. Mucha gente se siente hoy invadida por sentimientos de desesperanza, impotencia y pérdida de validez personal. No cabe duda de que existen razones y evidencias para ello. Pero también es cierto que por nuestras venas sigue circulando la vida, que el corazón sigue batiendo, que todo nuestro organismo sigue despierto y sensible. No hemos perdido aún, que se sepa, la capacidad de sentirnos vivos, de decidir hasta dónde queremos que nos afecten los sucesos del exterior y, sobre todo, no hemos perdido la facultad de seguir sintiendo y amando. Tenemos, si queremos, la posibilidad de cambiar, de decidir cómo vivir.

TODO OCURRE SIMULTÁNEAMENTE
"Los ideales que iluminan mi camino y una y otra vez me han dado coraje para enfrentar la vida con alegría han sido: la amabilidad, la belleza y la verdad" (Albert Einstein)

Existen motivos para la indignación y también para la alegría o el entusiasmo. Lo malo del asunto es cuando quedamos atrapados en un sentimiento, en solo uno, y lo convertimos en el filtro por el que percibimos toda realidad. Sabemos que, atrapados en una emoción, no solo se resiente nuestro organismo, sino que acuden a nuestra mente ideas y planes tamizados por dicha emoción. Si hay miedo, por ejemplo, se contrae el estómago, asoman expresiones de terror y acuden a la mente imágenes dramáticas. Si, por el contrario, sentimos emociones positivas, los efectos también lo serán.

Lo curioso del bagaje humano es que podemos sentir emociones y sentimientos contradictorios a la vez. Probablemente, habremos experimentado esas simultaneidades en situaciones reconocibles: en los duelos se mezclan el dolor y el amor; en las tensiones de pareja, el amor y el odio; cuando somos duros y tiernos a la vez con los hijos o con las amistades. Asistimos a un mundo en el que coexisten la avaricia y la especulación con el altruismo y la compasión.

Dicho así, podemos simultanear la indignación o la sensación de impotencia con el coraje y el entusiasmo. Aunque aparenten contradicción, pueden ser experimentados a la vez. Todo dependerá del que fomentemos más, al que consideremos más competente. La trampa consiste en creer solo en una posibilidad.

CONTAGIARSE DE ENTUSIASMO
"Los años arrugan la piel, pero renunciar al entusiasmo arruga el alma" (Albert Schwitzar)

El sustantivo entusiasmo procede del griego enthousiasmós, formado sobre la preposición en y el sustantivo theós (dios), lo que suele traducirse como el ser habitado por los dioses, o por las energías creadoras del universo. El entusiasta tiene el poder de crear dentro de sí mismo y, lo mejor, contagiarlo a los demás. Esa es una de las claves del éxito en la vida. El entusiasmo tiene la mayor capacidad de influencia, mientras que el desánimo ahuyenta. El entusiasta que no vende humo despierta luz en los demás.

La primera ocurrencia errónea, cuando se habla de estas facultades, es considerarlas propiedades naturales o genéticas. Pero el entusiasmo es energía creadora, una fuerza generativa voluntaria. La tenemos todos, porque todos, en algún aspecto, hemos sentido su fulgor ante expectativas ilusionantes. Lo único que puede degollar su presencia son las creencias limitantes; aquí podríamos inscribir los "no puedo", "no sé", "no servirá de nada", "es imposible", "es muy difícil"...

¿Para qué entusiasmarse ante tantas dificultades como nos pone la vida?. Para convertirlas en posibilidades. ¿De qué sirve el entusiasmo cuando no se tiene trabajo?. Pues precisamente para crear mejores condiciones para conseguirlo. Seligman confirmó en sus estudios que el entusiasmo se encuentra en aquellos individuos que piensan que hay que vivir plenamente cada momento de la vida, evitando el abatimiento y la indefensión.

En cambio, ¿qué se puede esperar del que no cree en sí mismo?. ¿Qué acaba contagiando aquél que anda todo el día indignado?. No quisiera con ello mostrarme poco sensible ante el sufrimiento de muchas personas, entre los que incluyo a familiares propios. Tampoco propongo brindis al sol y mantenernos ingenuamente contentos, pero engañados. Solo me pregunto: ¿Cuánto tiempo queremos permanecer encerrados en el sufrimiento?. ¿Tiene alguna utilidad?. ¿Cómo salir de ahí?.

DEL DESÁNIMO A LA ILUSIÓN
"La puerta de la felicidad se abre hacia dentro, hay que retirarse un poco para abrirla; si uno la empuja, la cierra cada vez más" (Sören Kierkegaard)

Es un hecho que el desánimo forma parte de nuestro vivir. Caer, entonces, no es el problema. Lo será el tiempo que necesitemos para levantarnos de nuevo. Hoy sabemos que estos procesos internos, la gestión de nuestras emociones, no depende solo de los estímulos exteriores, sino del manejo de nuestra mente; entre otras cosas, porque esa misma mente es la que crea estímulos que se convierten en estados emocionales. Pasar del desánimo a la ilusión es un ejercicio que requiere manejar sabiamente nuestros pensamientos y nuestras palabras, sosteniendo lo positivo y bloqueando toda anticipación negativa o dramática de un hecho que aún no ha ocurrido. Ocupémonos con entusiasmo del presente y dejemos para mañana lo que es del mañana.

Decía Gregorio Marañón que el entusiasmo es signo de salud espiritual. Quizá sea el remedio que necesitamos ante la avalancha y la indigestión de tanto mensaje catastrofista. Por qué no mirar a nuestro alrededor y poner la atención en las cosas pequeñas, en los gestos amables, en las miradas tiernas, en los detalles que contiene un hermoso día de sol o en la pasión que transmiten los que aman a la vida.

Obras con luz

1. Libros

- 'La fuerza del optimismo', de Luis Rojas Marcos (Aguilar).

- 'La inutilidad del sufrimiento', de María Jesús Álava (La Esfera de los Libros).

- 'El entusiasmo'. Cuentos y relatos de Antonio Skármeta (Zigzag y Debolsillo).

2. películas

- 'Mi pie izquierdo', de Jim Sheridan.

- 'Patch Adams', de Tom Shadyac.

- 'La vida es bella', de Roberto Benigni.