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dijous, 30 d’abril del 2015

EL COLOR DE LOS PÁJAROS - Fábula.

Al principio de los tiempos todos los pájaros eran de color marrón, sólo se diferenciaban en el nombre y la forma. Pero sintieron envidia de los colores de las flores y decidieron que llamarían a la Madre Naturaleza para que les cambiara de color. Ella estuvo de acuerdo, pero les puso una condición: tendrían que pensar muy bien el color que cada uno quería porque solamente podrían cambiar una vez. La encargada de comunicar la noticia por todo el planeta fue el Águila: 

— Aviso a todos los pájaros. Reunión con la Madre Naturaleza para cambiar de color la próxima semana en el Claro del Bosque —gritaba mientras volaba.

Los pájaros pasaron una semana muy nerviosos, pensando cuál sería el color que iban a elegir. Llegado el gran día, todos se reunieron muy alborotados alrededor de la Madre Naturaleza. La primera que se decidió fue la Urraca: 

— Quiero ser negra con algunas plumas de tono azul cuando les dé el sol, blanco el pecho y blanca la punta de las alas.

La Madre tomó su paleta y la coloreó, mientras el resto de los pájaros comentaban lo elegantes que eran los colores elegidos por la Urraca. El Periquito fue el siguiente en elegir: 

— Yo quiero manchas blancas, azules y amarillas por todo el cuerpo. 

Todos estuvieron de acuerdo en que esos colores le favorecían mucho. El Pavo Real se acercó contorneándose y con su voz chillona pidió: 

— Para mi hermosa cola quiero colores que se vean desde muy lejos: azules, verdes, amarillos, rojos y dorados. 

Los demás pájaros sonrieron ya que conocían lo vanidoso que era el Pavo Real. El Canario se acercó veloz: 

— Como me gusta mucho la luz, quiero parecerme a un rayo de sol. Píntame de amarillo. 

El Loro llegó chillando:

 — Para que el resto de los animales me puedan ver, quiero que me pongas los colores más atrayentes de tu paleta. 

Todos pensaron que era muy atrevido al elegir esos colores, pero el Loro se alejó muy contento.

Poco a poco, el resto de los pájaros fueron pasando por las manos de la Madre Naturaleza. Cuando los colores de la paleta se habían acabado y los pájaros lucían orgullosos sus nuevos vestidos, ella recogió sus utensilios de pintura y se dispuso a volver a su hogar. Pero de repente una voz le hizo volver la cabeza. Por el camino venía corriendo un pequeño Gorrión: 

— Espera, espera, por favor —gritaba—, todavía falto yo. Estaba muy lejos y he tardado mucho tiempo en llegar volando. Yo también quiero cambiar de color. 

La Madre Naturaleza le miró apenada: 

— Ya no quedan colores en mi paleta. 
— Bueno, no pasa nada —dijo el Gorrión tristemente mientras se alejaba cabizbajo por el camino—, de todas formas el color marrón tampoco está tan mal. 
— Espera —gritó la Madre Naturaleza—, he encontrado una pequeña gota de color amarillo en mi paleta. 

El Gorrión se acercó corriendo muy contento. La Madre Naturaleza mojó su pincel en la gota y agachándose tiernamente le pintó una pequeñísima mancha en la comisura del pico. Por eso, si te fijas detenidamente en los gorriones te darás cuenta que son aves felices y en ellos también podrás descubrir el último color que la Madre Naturaleza utilizó para colorear a todas las aves del mundo.

“NO PUEDO TENERLO TODO” : LA VENTAJA DE PERDER. Núria Costa.

Hay un dicho que dice “No se puede tener todo” ¿Cuantas veces lo habremos oído o mencionado? Estamos indecisos ante una elección y batallamos a “regañadientes” para quedarnos con la mejor opción. Sopesamos, volvemos a sopesar y todo y así a veces nos lamentamos. En otras ocasiones, deseamos que las cosas fueran perfectas y nos detenemos a argumentar en lo que nos falta, en vez de reparar en lo que sí tenemos. Y es que el ser humano, tiene tendencia a eso justamente, a fijarse en lo que queda por conseguir, en lo que no tiene o en lo que falla. De mientras, una voz (la de un amigo, la nuestra propia o la de la misma vida) nos dice; “todo, no puedes tenerlo”.
Ciertamente y por suerte, todos somos distintos. Hay quien tiene tendencia a mirar el lado positivo de las cosas que le suceden pero hay un alto porcentaje de personas que todo y siendo optimistas, reparan (aunque sea poco) en las pérdidas y no en las ganancias. Me refiero al hecho de remarcar lo que pierden en sus decisiones, aun y estando satisfechos con su elección, experiencia o compra...
¿Queremos tenerlo todo? Sin duda y perder no nos agrada. Esto tiene explicación desde un punto de vista psicológico. Después de hablar de la disonancia cognitiva en otro de mis posts, y como punto de partida, está claro que las personas persisten en las creencias a favor de lo que pierden o no tienen, sobretodo si se encuentran frente a una elección. Elegir, supone la renuncia de algo y con ello a los aspectos positivos de lo no escogido. Aunque en consecuencia, tratemos de eliminar la disonancia con distintas estrategias (desvaluar la alternativa rechazada, quitar importancia a la decisión o convenciéndonos de que hemos hecho la mejor selección) sentimos un pequeño pesar.
En cuanto a lo que ya tenemos y nos detenemos a analizar, esto no es menos. Tenemos una casa pero si fuera más grande.... tenemos una pareja pero si fuera más cariñosa... tenemos un trabajo pero si esta tarea no tuviera que realizarla... y suma y sigue a la lista de insatisfacciones. Ahora bien, la condición humana también nos trae implícito el don de la aspiración. Aspiración en querer más y más y eso en parte nos ayuda.
¿Qué haríamos si viviéramos sin esa ambición que nos impulsa al cambio? Esta es una pregunta sencilla donde entran conceptos como la motivación, la ilusión, el deseo y la acción. Por lo tanto, algo de positivo tiene el “no poder tenerlo todo” Sin ese impulso, nuestras vidas estarían carentes de sentido y no daríamos paso al progreso.
Vivimos en una dualidad donde se hallan factores que juegan tanto a nuestro favor, como en contra. Por lo tanto estamos ante una paradoja y es la de la propia vida en la que por una parte queremos y por otra rechazamos. Suspiramos por no perder pero de ahí nace el empuje. Una rueda psicológica que nos mantiene vivos, en marcha y con el anhelo de lograr.

No podemos tenerlo todo. !Que bien! ¿verdad? De ser así, el tedio inundaría nuestros deseos y funcionaríamos como robots automáticos. ¿y qué me dicen ustedes de la frase: “no te quejes que estás muy bien”? Quejarse o no es una opción. A veces hay quien hace de ella un estilo de vida pero ciertamente por muy bien que se esté, siempre se quiere estar mejor. Es una condición muy humana. Perder nos ayuda a crecer, que sano entonces que todo no se pueda tener.


dimecres, 29 d’abril del 2015

IMAGINANTES 5 - Gotas contra la soledad.

El fantasma del abandono y la soledad crea por si solo su propia realidad.

Cómo nace la fábula de unas gotas que hacen que uno no se sienta solo. Cuáles son los efectos que esto tiene en una pareja.

Imaginantes es lo más parecido a la poesía que se ha hecho en la industria de la televisión mexicana, son instantes en donde la palabra, la imagen y los sonidos se mezclan a partir de una idea, de una frase o de una leyenda para crear algo nuevo que nos cambia, que nos mejora, que nos recuerda lo mucho que falta por hacer en cuestión de televisión."
Álvaro Cueva - El pozo de los deseos reprimidos

«Su propósito es compartir los instantes en los que se nos “enciende el foco” y resonamos con la inteligencia y la belleza que exploran los más grandes artistas y pensadores. Se trata de una creatividad que a todos nos pertenece »
José Gordon


Cómo identificar y expresar nuestros sentimientos. La Mente es Maravillosa

Los sentimientos son un aspecto importante en la vida de las personas, pero el problema es que muchas de ellas han sido educadas para ignorar y anular esos sentimientos.
Así, los mensajes recibidos en la infancia pueden hacerte sentir culpable si expresas tus sentimientos de ira, vergüenza, culpa o enojo, por ejemplo. En estos casos, lo que invade a la persona es una sensación de miedo, porque piensa que va a herir los sentimientos de los demás, expresando los propios.
El resultado de este tipo de supresión se expresa a menudo en ansiedad, fobias, depresión e inquietud, además de la adopción de una perspectiva negativa y pesimista de la vida o de sintomatología psicosomática.
Lo cierto es que los sentimientos son a menudo complejos y resulta difícil identificarlos. A veces, incluso si los identificamos, se hace difícil expresarlos. Es importante por lo tanto, ser capaz de expresarlos de manera adecuada para evitar los peligros de convertirse en un persona propensa a la ansiedad y las fobias.

¿Qué debemos saber sobre los sentimientos?
 Antes de aprender a identificar los sentimientos es importante comprender algunos hechos acerca de ellos:

#1 – Los sentimientos implican una reacción del cuerpo entero
El cerebro reacciona a los sentimientos. De este modo, durante momentos de estrés emocional, el cuerpo experimenta reacciones corporales, como el aumento de la frecuencia cardíaca, la respiración, la transpiración,  e incluso temblores. Estos síntomas también se presentan con los ataques de pánico.

 #2 – Los sentimientos son influenciados por nuestros pensamientos y percepciones
La forma en que percibimos o interpretamos una situación, da lugar a ciertos sentimientos. Los sentimientos también se ven afectados por el estrés, y a menudo, los pensamientos automáticos determinan nuestro estado de ánimo. Incluso, lo que percibas en el otro te hará reaccionar en consecuencia respecto a tus sentimientos hacia él.

#3 – Los sentimientos pueden ser simples y complejos
Los sentimientos complejos pueden ser una combinación de las emociones más básicas. Los sentimientos simples son la ira, el dolor, la tristeza, el miedo, el amor o la alegría.
Los  sentimientos complejos duran más tiempo y también están vinculados a nuestro proceso de pensamiento. Los sentimientos simples tienden a ser de corta duración, más reactivos, y están vinculados a reacciones físicas involuntarias mediadas por el sistema nervioso autónomo. El miedo y el pánico pueden ser emociones básicas, mientras que la ansiedad  es un ejemplo de un sentimiento más complejo.

 #4 – Los sentimientos te dan energía
Si identificas tus sentimientos y puedes expresarlos, te sentirás con más energía. Sin embargo, cuando no eres consciente de sus sentimientos, estos te pueden hacer sentir aletargado,  cansado o deprimido. Además, los sentimientos reprimidos conducen a la ansiedad.

#5 – Los sentimientos son contagiosos
Si pasas mucho tiempo con una persona deprimida, es fácil que pronto tú también te sientas triste y decaído. Lo mismo pasa con el entusiasmo, por lo que es bueno pasar tiempo con gente positiva.  Pero cuando retienes tus sentimientos de ira y tristeza, estos te pueden dominar y hacerte caer en un estado depresivo, por lo que es muy importante estar en contacto con tus sentimientos.

#6 – Los sentimientos no son correctas o incorrectas, simplemente existen.
Nadie tiene derecho a decirte que lo que sientes es bueno o malo, correcto o incorrecto. Los sentimientos están ahí. Todos los seres humanos experimentan  emociones como la ira, la envidia, los celos, la tristeza, la frustración y la irritación, y es algo completamente legítimo. No reconocerlo como tal hará que reprimas los que creas “políticamente incorrectos”, con todas sus consecuencias.

 #7 – Tenemos la tendencia a reprimir nuestros sentimientos.
La supresión de los sentimientos puede ser consciente o sutil. De  niños a veces se nos enseña a reprimir nuestros sentimientos y entonces se convierte en un hábito. El resultado es que de adultos, con mucha frecuencia, perdemos el contacto con nuestros sentimientos, no sabemos identificarlos. Y comenzamos a ignorarlos y retenerlos.
Estos conlleva experimentar una sensación  infelicidad, porque no somos capaces de identificar lo que nos hacer ser infelices. Por eso es tan importante aprender a identificar sus sentimientos.

La importancia de identificar y expresar los sentimientos
Los sentimientos retenidos consiguen manifestarse a través de varios síntomas, tanto físicos como  psicológicos.  El problema es que estos sentimientos retenidos llevan una carga de energía. Al no dejarla salir por sus cauces naturales, se manifiestan en forma de tensión y  ansiedad. Por ejemplo, aferrarse a sentimientos de tristeza durante tiempo sin darles una salida conduce a la depresión.
Cuando suprimimos nuestros sentimientos durante mucho tiempo, éstos pueden expresarse como dolores de cabeza, úlceras, tensión arterial alta, asma o problemas cardíacos, entre otros; conocidos como síntomas psicosomáticos. Cuando se aprende a identificar esos sentimientos retenidos, tienden a reducirse.
Además, se ha encontrado que cuando  negamos nuestros sentimientos se produce tensión muscular en el cuello, en la espalda, en los hombros y en los maxilares. Esa tensión acumulada es como una bomba que no quiere explotar, y que se expande hacia los músculos porque no sabe salir hacia el exterior. La ira o el miedo pueden reprimirse así.

¿Cómo expresarlos?
Para expresar los sentimientos y darles una salida emocional saludable, es necesario hacer los siguiente:

#1 – Hablar sobre el tema
Es muy reconfortante poder compartir los sentimientos con una persona de confianza que esté dispuesta a escuchar sin evaluar. Al obtener una salida a los sentimientos, es posible sentirse aliviado y más ligero.

#2 – Exprésarse de forma creativa
No siempre es fácil encontrar una persona para hablar que cumpla con los requisitos anteriores. Sin embargo, es posible liberar los sentimientos escribiendo sobre ellos o a través de una obra plástica.

#3 – Descargar la tristeza
Llorar ayudar a que la tristeza fluya. Llorar libera.  A veces, nos sentimos tristes pero tenemos problemas para llorar. Es importante ventilar la tristeza. A veces ayuda ver una película triste o dejarse llorar por una situación ajena.

#4 – Descargar la ira
La ira es la emoción más penetrante que conduce a la ansiedad y que tiene un amplio rango, desde una irritación leve a la rabia extrema. La ira retenida puede hacer que una persona sea propensa a la ansiedad y también puede causar síntomas de trastorno obsesivo compulsivo.  Es importante aprender a controlar la ira sin retenerla, y a soltarla de manera saludable para no acumularla.


Es importante prestar atención a las propias necesidades y deseos. No trates de retener tus sentimientos. Si te sientes mal, trata de identificar lo que sientes y expresa tus emociones. Los sentimientos retenidos no son saludables y pueden causar problemas graves de salud.


dimarts, 28 d’abril del 2015

El arte de escuchar. Irene Orce

Ante los problemas ajenos, los seres humanos tenemos tendencia a aconsejar. Cuando una persona de nuestro entorno se encuentra ante un obstáculo, solemos tratar de orientarla, diciéndole qué debería hacer -según nuestro punto de vista- para solventar esa situación. “No deberías perdonar una infidelidad, es algo que no se puede superar”, “lo mejor que puedes hacer si no te llevas bien con tu familia es marcharte de casa”, “confía en mí, lo más efectivo para adelgazar es la dieta de la alcachofa”…
Damos todo tipo de consejos porque creemos saber lo que el otro necesita. Y en demasiadas ocasiones brindamos esa información a personas que no nos la han pedido. Es algo que hacemos por costumbre. Desde que tenemos uso de razón, nuestros padres, madres, amigos y conocidos nos han aconsejado no sólo cómo vestir sino también qué camino profesional tomar. Y lo mismo sucede en la intimidad de nuestras relaciones de pareja, que suelen generar una fuente inagotable de consejos. Sin embargo, su eficacia es prácticamente nula.
Al fin y al cabo, los consejos que damos son un reflejo de nuestras creencias, de nuestro condicionamiento y de nuestras experiencias. De este modo, nos proyectamos con la necesidad -inconsciente- de que la realidad de la otra persona se adapte a lo que nosotros consideramos que sería mejor. Así, en demasiadas ocasiones aconsejamos de forma reactiva e impulsiva, lo que pone de manifiesto que no estamos prestando verdadera atención a nuestro interlocutor. Frente a esta situación surge una pregunta incómoda: en nuestras relaciones con los demás, ¿realmente escuchamos?

Practicar el silencio
“La naturaleza le ha dado al hombre una sola lengua y dos oídos para que pueda escuchar el doble de lo que habla”, Epícteto
Desde pequeños vamos al colegio para aprender a hablar y a escribir, pero nadie nos enseña a escuchar. Generalmente, casi por inercia, pasamos nuestros días limitándonos a oír. Y canalizamos nuestra necesidad de sociabilizarnos desarrollando distintos tipos de escucha. Así, solemos practicar la “escucha egocéntrica“, que consiste en utilizar lo que nos está contando el otro para dar la vuelta a la conversación y desahogarnos explicando nuestros propios “dramas”. O ejercemos la “escucha a traición”, que nos lleva a juzgar, culpabilizar, minimizar e incluso reírnos de aquello que está contando nuestro interlocutor.
Probablemente, la que más utilizamos es la denominada “escucha de buenas intenciones“, que consiste en compadecer y tratar de convencer a nuestro interlocutor mediante consejos, intentando imponerle nuestro punto de vista. Sin embargo, con esta actitud no logramos mejorar su situación. Este resultado es fruto de la mala comunicación y nuestra falta de atención hacia el otro. Cambiar esta tóxica inercia está en nuestra mano y pasa por comprometernos con nosotros mismos y nuestras relaciones, trabajando nuestra capacidad de escuchar activamente.
Cuando escuchamos dejamos de juzgar, y creamos un espacio de silencio que nos permite responder a nuestro interlocutor desde la responsabilidad y la consciencia. La buena escucha crea un clima de empatía, de confianza y de autenticidad, en el que es posible comprender las necesidades, sentimientos y motivaciones de la otra persona. Los expertos en coaching, artistas de la escucha, afirman que la clave para escuchar es mantener nuestro diálogo interno en silencio cuando la otra persona está compartiendo. El objetivo es hacer de espejo, pues asumimos que nuestro interlocutor sabe mejor que nadie qué es lo que realmente necesita.

Aprender a escuchar (nos)
“Para saber hablar, es preciso saber escuchar”, Plutarco
Para poder escuchar verdaderamente a los demás es imprescindible empezar por escucharnos a nosotros mismos. Escuchar es una actitud que nos permite comprender a la persona que nos está hablando. Así, cuando practicamos la escucha activa demostramos interés por el otro a través del ‘feedback’, le damos espacio para permitirle reflexionar y utilizamos la pregunta como herramienta para hallar la solución que está buscando.
Una pregunta bien formulada puede expandir la mente de nuestro interlocutor hacia nuevos horizontes, e incluso llevarle a realizar cambios importantes en su vida. A diferencia de un consejo -que trae consigo implícita la respuesta-, la pregunta motiva a nuestro interlocutor a ahondar en sí mismo, tratando de ver su situación con más distancia y objetividad. Así, preguntar de forma consciente promueve que la conversación se vaya concretando, dirigiéndose hacia la raíz del conflicto.
Eso sí, para practicar la escucha conscientemente hemos de estar conectados con nosotros mismos y con el momento presente. Gracias a este silencio y quietud internos aportamos calidad a la conversación. Escuchar nos permite experimentar nuestras interacciones con una mayor profunidad y plenitud. Supone un ejercicio diario, un compromiso por mantener relaciones más honestas, constructivas y auténticas. Aunque lo parezca, no es lo mismo oír que escuchar. Y sin duda, existe un abismo entre aconsejar y preguntar.

En clave de coaching
  • ¿Cómo te sientes cuando te dan un consejo que no has pedido?
  • ¿En qué piensas cuando estás escuchando hablar a tu interlocutor?
  • ¿Qué te impide escuchar de verdad?


Libro recomendado

‘El poder del ahora’, de Eckhart Tolle (Gaia Ediciones)

LAS DOS SEMILLAS. Fábula.

Esta es la historia de dos semillas que habían sido arrojadas en el surco del arado.

La primera dijo:
”Quiero crecer! Quiero que mis raíces lleguen muy abajo en el suelo y que mis retoños rompan la corteza de la tierra que tengo arriba… Quiero desplegar mis tiernos brotes como banderas para anunciar la llegada de la primavera…
Quiero sentir el calor del sol en mi cara y la bendición del rocío matinal en mis pétalos!, quiero vivir y dar vida!”
Y entonces creció.
La segunda semilla dijo:
“Tengo mucho miedo. Si dejo que mis raíces vayan hacia abajo, no sé qué encontraré en la oscuridad. Si me abro camino a través del suelo duro por sobre de mi puedo dañar mis delicados retoños, el viento me castigará, me dolerá el fuego del sol y cualquiera podrá pisarme o arrancarme. Es mejor que me quede quieta acurrucada en la tibieza del surco, hasta que vea con más claridad lo que debo hacer o tenga mejores garantías de que la aventura saldrá bien.”
Y entonces esperó. Un ave que andaba dando vueltas por el lugar en busca de comida, encontró a la semilla miedosa que esperaba y enseguida se la comió.
La vida viene a cuento. Relatos de Ecologia Emocional.
Jaume Soler i Mª Mercè Conangla.

dilluns, 27 d’abril del 2015

MIEDOS. Fábula.

Ana arrastra consigo, desde hace muchos años, una gran bolsa llena de miedos. A veces, durante la noche, cuando no puede dormir, todos sus miedos salen de la gran bolsa, se hinchan, crecen y llenan su mente.
Hay miedos absurdos que la angustian profundamente. El miedo a que los demás oigan los pensamientos que fabrica. El miedo a que no se vuelva a hacer de día. El miedo a que una de sus arrugas divida su cara. El miedo a que su llave deje de abrir la puerta de su casa…
El miedo a que se pueda traicionar y decir todo aquello a lo que tiene miedo y la tomen por loca… Y el miedo a no poder decir nada, porque todo lo siente frágil e inestable. Ana teme que sus miedos la asfixien y la maten las palabras.
En su bolsa hay también miedos verdaderos: el miedo a no saber quién es y el temor a saberlo; el miedo a su soledad y el temor a tener compañía; el miedo a las otras miradas y el temor a que la dejen de mirar; el miedo a soñar y el temor al vacío si deja morir sus sueños; el miedo a arriesgarse y el temor a dejarlo de intentar; el miedo a amar y el pánico a dejarse amar; el miedo a vivir y el terror a morir.
Cuando salen sus miedos de la bolsa, Ana no sabe que hacer y se agarra a sus miedos más absurdos para no enfrentarse a los miedos verdaderos…



La Vida viene a cuento.
Jordi Soler y Mª Mercè Conangla.
Integral

EDUARDO GALEANO. Àlex Rovira.

“Uno sobrevive en los demás: en la memoria y en los actos de los demás”, respondió hace tiempo, siempre agudo, Galeano en una entrevista para la BCC World. En los últimos años, luchó contra un cáncer de pulmón que se lo llevó, a los 74 años, este pasado lunes. Con el sentido del humor que quienes lo conocieron dicen que le caracterizaba, él afirmaría que se ha ido a luchar, pero por las personas y como hizo toda la vida, a otra parte. Desde luego, nuestra memoria siempre lo mantendrá anclado aquí,  a las tierras y a las gentes que tanto defendió: a los más desfavorecidos.
Pese a que hemos leído estos días mucho sobre la vida y obra de Eduardo Galeano, quiero también rememorarlo en este post, pues sus palabras e ideas son un referente indiscutible.
Eduardo Germán María Hugues Galeano nació y falleció en la capital de Uruguay, Montevideo, y fue un renombrado periodista y escritor con mucho peso y voz política tanto en su país como en otros de Latinoamérica. Fue un excelente caricaturista, buena muestra de su espíritu crítico que desarrolló magistralmente en sus escritos, donde combina ficción, documental, periodismo, historia y ensayo político. Sus obras más famosas son “Las venas abiertas de América Latina” y “Memoria del fuego”, en las que disecciona las desigualdades económicas y sociales del continente americano. Citamos también grandes libros como “Los hijos de los días” o “Nosotros decimos no”, entre muchos. Por su labor, Galeano fue merecedor del premio Stig Dagerman y de numerosos doctorados Honoris Causa.
Antes de convertirse en una figura relevante de la izquierda intelectual, Eduardo Galeano estuvo siempre en contacto con la calle, trabajando en oficios variados, desde obrero de fábrica a empleado de banca. Como periodista, entrevistó a personajes polémicos y trabajó en diarios, semanarios y revistas, como Época, Marcha y Crisis. Fue encarcelado y exiliado por sus ideas, pero nunca se rindió.
De sus tres matrimonios, Galeano tuvo tres hijos.
Descanse en paz el hombre, el pensador y el instigador de buenos corazones y mentes abiertas:

A diferencia de la solidaridad, que es horizontal y se ejerce de igual a igual, la caridad se practica de arriba-abajo, humilla a quien la recibe y jamás altera ni un poquito las relaciones de poder.

A veces se confunde la ‘libertad de expresión’ con ‘la libertad de presión’; o se le reduce a la voluntad de grupos de empresarios que deciden qué noticias existen y qué noticias no existen. Entonces lo principal para abrir un espacio nuevo que sea de veras una respuesta democrática a ese totalitarismo que confunde la comunicación con un negocio (cuando la comunicación es en realidad un derecho humano, no un negocio) lo más importante es que esos espacios nuevos sean de veras abiertos, que no sean “Miedos de comunicación” sino Medios de Comunicación, donde se escuchen voces diversas, donde haya plena libertad para que la comunicación sea Comunicación DE VERDAD.

Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos.

Culto no es aquel que lee más libros. Culto es aquel que es capaz de escuchar al otro.

El código moral del fin del milenio no condena la injusticia, sino el fracaso.

En sus 10 mandamientos, Dios olvidó mencionar a la naturaleza. Entre las órdenes que nos envió desde el monte Sinaí, el Señor hubiera podido agregar, pongamos por caso: ‘Honrarás a la naturaleza de la que formas parte’. Pero no se le ocurrió.

Hay quienes creen que el destino descansa en las rodillas de los dioses, pero la verdad es que trabaja, como un desafío candente, sobre las conciencias de los hombres.

Hay un único lugar donde ayer y hoy se encuentran y se reconocen y se abrazan. Ese lugar es mañana.

Los niños pobres son los que más sufren la contradicción entre una cultura que manda a consumir y una realidad que lo prohíbe.

No consigo dormir. Tengo una mujer atravesada entre los párpados. Si pudiera, le diría que se vaya; pero tengo una mujer atravesada en la garganta.

Para no ser mudos, hay que empezar por no ser sordos.

Si me caí, es porque estaba caminando. Y caminar vale la pena, aunque te caigas.

Son los árboles que dan frutos los que sufren las pedradas.

Feliz semana,

Álex Rovira


diumenge, 26 d’abril del 2015

"AL MENOS LO INTENTÉ". Frases para cambiar vidas.

Autor: Bo Goldman y Lawrence Hauben (guionistas)
Hay una frase perfecta que deberíamos tener muy presente cuando surgen problemas e indecisiones y no sabemos cómo responder a ciertos desafíos. La frase, que pertenece a la película “Alguien voló sobre el nido del cuco", forma parte de la escena en la que Jack Nicholson (el protagonista) intenta arrancar una fuente de agua para estrellarla contra una ventana y alcanzar la libertad. Uno de los pacientes le advierte:
- "No seas estúpido. No se puede hacer eso." Y él contesta:
- "Yo sí puedo, todo es posible." y añade: “Este mundo es de los fuertes amigo…”
Fuerza su cuerpo hasta el extremo durante unos minutos y  con las venas asomando en su cuello se percata de que nunca va a poder mover aquella maldita y pesada fuente.
- "¿Lo ves? te dije que no podrías hacerlo."
Y ese excelente actor que es Nicholson, les mira a todos y les dice la frase de hoy:
- “Al menos lo intenté, ¿vale?... al menos lo intenté."
El espíritu siempre ha de ser ese: intentarlo. Incluso si se trata de 'imposibles', se han de intentar, porque es preferible la constatación de lo inviable, que la agónica y eterna pregunta de qué hubiera sido de haberlo intentado.
Seríamos seres muy limitados si nos conformáramos con ejecutar lo que ya ha sido resuelto y superar lo mil veces ya rebasado. De vez en cuando tenemos que ponernos a prueba e intentar atrapar nuevos retos y expectativas, tal vez muy por encima, a priori, de lo que pensamos son nuestras capacidades, pero que nos harán mejores mientras las perseguimos. La vida satisfactoria se compone de muchas cosas y, entre ellas, tantear algo nuevo.
El que lo intenta nunca pierde, pierde el espectador incapaz de afrontar un solo riesgo temeroso de perder. Pierde el pusilánime presto a la critica, pero de tan escasa resistencia que no le da para arriesgarse. Débil es el que no intenta, valiente es el que fracasa. En la vida lo increíble es cotidiano y lo imposible puede ser posible... si lo intentamos.

"Alguien voló sobre el nido del cuco" (curiosidades)
Las principales opciones para el papel protagonista masculino eran originalmente Marlon Brando o Gene Hackman. Ambos lo rechazaron y ambos lo lamentaron tras el tremendo éxito del filme.
Fue la segunda película que consigúió el llamado "grand slam" de los Oscars: Mejor película, director, guión, actor y actriz principales; tras "Sucedió una noche", dirigida por Frank Capra en 1934, cuarenta años atrás.
Jack Nicholson y Milos Forman tuvieron varias peleas durante el rodaje a causa de las famosas "diferencias creativas". La cosa llegó a tal extremo que Nicholson abandonó el rodaje durante dos semanas para alejarse del director checo. Cuando regresó, se negó a dirigirle la palabra y durante el resto de la producción el director de fotografía tuvo que hacer de intermediario entre ambos.
El filme se rodó en un verdadero hospital psiquiátrico, en Oregón. Muchos de los pacientes que aparecen en la película eran enfermos auténticos que participaron en ella sin saberlo. Esta situación dio lugar a numerosas anécdotas ya que, a la hora de la comida, la cena o de ir a la cama, los celadores no distinguían a los pacientes de los actores.
La frase que da título al libro y a la película proviene de un proverbio: "Uno voló hacia el este, uno voló hacia el oeste, y uno voló sobre el nido del cuco", que significa que cada cual es dueño de seguir su destino en diferentes direcciones de las de los demás.



IMAGINANTES 12 - Un Juego en la Red del Destino. Woody Allen

Woody Allen nos cuenta, en la película Match Point, que nos da miedo pensar que no tenemos el control de las cosas, que nuestra vida depende, en gran medida, del azar. 

¿Qué es mejor, tener suerte o tener talento?. 

¿Sabemos a ciencia cierta qué es lo inclina la suerte?. 

La moneda está en el aire......




dissabte, 25 d’abril del 2015

Cambia el hábito…¡Habla de tus alegrías!

¿Qué tal si empezamos hoy mismo ha cambiar algunas pequeñas costumbres? Vamos a empezar el día con el sencillo propósito de hablar únicamente de cosas buenas, de aspectos positivos de tu vida y de este presente que te envuelve ahora mismo.
¿Lo ves complicado? Es posible, puesto que en ocasiones, y aunque nos cueste creerlo, hablar de cosas negativas resulta algo bastante común entre todos nosotros. Común e incluso funcional. “¿Te das cuenta de lo mal que va todo?” “Ya no sé lo que voy a hacer con esta persona, cada vez me hace la vida más imposible”, “Desde luego, tienes razón, a mi pasa lo mismo y cada vez me angustia más”.
Hay veces en que parece que los problemas de unos y los dramas cotidianos de otros, unen sus fuerzas para crear una especie de círculo vicioso donde lejos de propiciar el cambio y una mejora, enquistan aún más realidades. Y esto no es nada saludable.
Hablar de alegrías no es ser egoístas ni cerrar los ojos a las dificultades, en absoluto, es una actitud, una visión más constructiva que nos puede ayudar más en el día a día. Intentemos comprenderlo un poco mejor.

Hablar de alegrías no es ignorar la tristeza.
Hablar de alegrías no es ignorar la tristeza. Yo asumo mi realidad, comprendo cada aspecto que me ha hecho daño por dentro, y sin embargo, elijo mirar a la vida con fortaleza y optimismo, porque de ese modo, puedo vivir de un modo más pleno e íntegro. Aportando además, bienestar a quienes me rodean.
“Mirar el lado bueno de las cosas” no es en absoluto el típico slogan de cualquier manual de autoayuda. Es ese apoyo cotidiano en el que dejarnos caer a modo de salvavidas para seguir a flote. Pensemos en ello durante un momento: es posible que muchos de nosotros hayamos pasado momentos difíciles, y que el presente que tenemos ahora mismo, no sea precisamente próspero. No obstante, si yo focalizo mi día a día en la negatividad, no habrá manera de avanzar, no habrá modo de salir de ella.
Y hemos de ir con cuidado, porque la negatividad es como una enfermedad que se adhiere y que asfixia, y no solo eso, en ocasiones hasta es contagiosa. ¿Cuántas veces hemos tenido que huir de ese familiar o de ese amigo que nos hacía un listado interminable de sus pesadumbres? Mantener una distancia “higiénica” de estas personas no es ser egoísta, es un sencillo acto de supervivencia.
Focalizar nuestras miras en lo positivo, y hablar de alegrías, nos cauteriza por dentro y a su vez, aportamos positividad a quienes nos rodean. Es posible que en ocasiones cueste, que haya días en que hablar de alegrías sea casi tarea imposible, pero te aseguramos que es un ejercicio realmente saludable, tanto para tu cuerpo como para tus emociones. Las penas duelen, la tristeza ahoga, pero en el negativismo ya hay una dosis de rabia que hiere. Hemos de ir con cuidado.
Como focalizar mi realidad en las alegrías cotidianas.
¿De qué modo puedo fijar mi día a día en ese lado positivo y alegre cuando en realidad, no me siento así? No es fácil, eso lo tenemos claro, de ahí que sea importante que intentes aplicar primero estas sencillas estrategias.

1. Ahonda en tus preocupaciones, en tus penas. Compréndelas y descubre cuál es “su forma”, qué las origina y qué puedes hacer para afrontarlas. Si no te es posible solucionarlas, si en tu caso debes asumir por ejemplo, una pérdida, una desilusión, una traición o un simple “adiós”, asúmelo cuanto antes, para después…. Dejar ir.

2. Elimina la charla negativa. Todos nosotros caemos en ocasiones en esos pensamientos casi obsesivos que nos hacen pensar en cosas negativas y hasta fatalistas. ¡Evítalas, no sirven de nada!

3. Construye afirmaciones positivas: hoy va a ser mi día, hoy me van a salir las cosas bien, hoy me voy a sentir bien…

4. Sustituye las afirmaciones negativas por las positivas: “soy un fracasado”— “Soy alguien que merece lo mejor”.


5. Céntrate en el presente: no focalices tu bienestar en el mañana, en “el cuando yo consiga esto entonces…”. No lo hagas, disfruta de tu presente, sé feliz aquí y ahora, disfruta de tus alegrías cotidianas.


Aprender a fluir… Un laberinto de emociones

Mihaly Csikszentmihalyi, tras largos años de investigación empírica, ofrece abundantes sugerencias par fluir en las relaciones sociales y en el trabajo:

Despiértate por la mañana con una meta que te ilusione.
Si haces algo bien, se vuelve agradable.
Convertir cualquier actividad en una ocasión para fluir.
Saca tiempo para la reflexión y la relajación.
Descubre lo que te gusta y lo que no te gusta.
Haz mas aquello que te gusta y menos lo que no te gusta.
Cultiva lo que te falta.
Mira los problemas desde tantos puntos de vista como sea posible.
Produce tantas ideas como puedas: abundantes, diferentes, improbables.
Utiliza el pensamiento divergente.
Piensa que lo realmente importante es si vives una vida con plenitud.