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El primero caminaba con grandes pasos,
enérgicos y decididos. Pronto llegó a la primera esquina situada a unos
cincuenta metros.
El segundo avanzaba muy lentamente a
pesar de no ser ni perezoso ni indolente.
El tercero iba arrastrando sus pies,
indolentemente, mirando de un lado a otro, y su rostro reflejaba desánimo y
pesimismo.
«He aquí tres hombres -pensó nuestro amigo-. El primero, sin
duda, triunfará en la vida. El segundo cumple su deber, pero no saldrá de la
mediocridad. En cuanto al tercero, evidentemente, es un fracasado.»
Pero una idea le apareció en la mente
con fuerza: ¡Los
tres hombres caminaban delante de él!
Hola¡¡¡ Por un azar de internet he conocido tu blog y quiero decirte que me gusta mucho¡¡¡¡
ResponEliminaSigue adelante.
Un saludo
Muchas gracias Llanos!
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