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dilluns, 8 de setembre del 2014

¿NOS RESISTIMOS A LA FELICIDAD? Miguel Benavent de B.

Amor o miedo, no hay más
En la vida solo puedes actuar por amor o por miedo, no hay más. El miedo es un invitado, en demasiados casos frecuente, ajeno y externo, aunque se inocula en nuestro corazón. El amor, en cambio, brota desde dentro, cuando lo dejamos brotar. Y si vives el amor, esto trae consigo la felicidad, como todo el mundo sabe. Pero, lamentablemente, no todos nos lo permitimos. Por eso suelo afirmar que la felicidad es una opción libre de vida. Hace falta valentía, libertad, persistencia y coherencia.
Valentía
Valentía para tener el valor de desenmascararnos de la mentira en la que solemos vivir. Lo que nos han dicho que éramos, lo que creemos ser y lo que tenemos. Y hay que tener valentía para desnudarse capa a capa como una cebolla y quedarnos solo con lo que realmente somos. Esto provoca miedo, además de, a medida que nos vamos desnudando, descubrir que hemos vivido una vida ajena y falsa que poco tiene que ver con nosotros. Y detrás, por si fuera poco, llega la culpa por haber perdido media vida de esa manera, además de las “víctimas” que fuimos acumulando en nuestra arduo camino hasta nuestra propia vida, esa que siempre habíamos soñado y que, sin duda, merecemos todos. Posiblemente el primer paso hacia la felicidad sea tener valor de dejar de seguir siendo infeliz!

Libertad
La libertad es lo que conseguimos, una vez nos hemos despojado de todo lo ajeno y accesorio de lo que somos en realidad. Con asuntos no resueltos, con capítulos inacabados y sufrimiento acumulado, nuestras acciones en el hoy están hipotecadas y condicionadas. No somos libres, la mayoría de nuestro tiempo vivido no ha tratado otra cosa que huir del dolor escondido en nuestro corazón, sin importarnos demasiado hacia dónde dirigíamos nuestra energía y nuestro tiempo, si era para seguir invirtiendo en esa vida vacía a la que estamos acostumbrados o bien hacia nosotros mismos y nuestra felicidad.

Persistencia
La persistencia o constancia es aquello que nos permite, a pesar de las circunstancias, seguir nuestro camino hacia nosotros mismos y nuestra felicidad. Porque aunque hayamos decidido cambiar para recuperar la esencia de nuestra vida y darle sentido propio y pleno, surgen miedos antiguos desde el interior o esas inercias instaladas en nuestra manera de vivir hasta aquel momento. Si a eso añadimos que nuestro entorno más inmediato, acostumbrado como está a esa otra persona que hemos sido, no facilitará el cambio, pues ellos también tienen sus propias inercias que vencer. En el mejor de los casos y pasa siempre, si estás atento aparecerán personas nuevas o que ya estaban en tu vida que también han iniciado su propio camino y aquellas otras de siempre, que te quieran de verdad y harán lo posible para ayudarte a ser feliz. Pero ten en cuenta que la vida de tanto en tanto pondrá pruebas a tu firmeza, porque cada paso que des hacia tu luz, te invitará a que atravieses alguna sombra. Y a más luz está a punto de alcanzar, las sombras que aparecerán serán más oscuras y profundas! Y eso, a la vez, te demostrará que estás en el buen camino hacia ti mismo!

Coherencia
La coherencia con tu interior debe iluminar cada uno de tus pensamientos, sentimientos y acciones que emprendas, en tu nuevo camino. Todo debe obedecer a ese cambio que buscas y por el que has decidido apostar, cueste lo que cueste, pues ya sabes que no va a ser siempre fácil el camino hacia ti. En ciertos momentos difíciles acudirán a tu mente tu viejos esquemas, hábitos y pensamientos y tendrás la tentación de dejarte vencer, por aquello de que “es mejor malo conocido, que bueno por conocer”, pues la mente sabe ser muy perversa cuando quiere, pues tu nueva vida significa algo nuevo y desconocido, o sea una amenaza para ella que siempre ha tenido ansia de controlar tu vida basándose en la experiencia.
Por otro lado, la coherencia es que estés alineado con tu interior y lo vivas de esa manera, lo que no es siempre fácil en un mundo en que la consistencia con los valores personales muchas veces penaliza. De ahí, de nuevo, la necesidad de valor y no caer en ese hábito humano que es el autoengaño.

Resistirse a ser feliz
Ser infeliz también es una opción, a veces libre y otras, no tanto. Si lo miras bien, media vida has estado gastando energía -aunque te parezca mentira- en evitar ser feliz. Cada vez que has dejado de ser tú, de pensar, sentir o hacer algo que sentías por dentro, dabas un paso hacia tu infelicidad. Y, con el tiempo, esa infelicidad la vas incorporando a tu vida y hasta crees que forma parte inherente a tu personalidad. Seriedad, madurez, responsabilidad, racionalidad, etc. son términos que, convenientemente manipulados y sacados de contexto, te has impuesto tú, los demás y/o la propia sociedad cada vez que te rebelabas e intentabas ser tú mismo. ¿El riesgo de llevarles la contraria? Que no te acepten, la temida soledad. Pero ni que decir tiene que, en el mismo camino de redescubrirse, hay muchas otras personas como tú redescubriéndose, a tu alrededor. De hecho es un proceso por el que todos pasamos, llegado el momento adecuado. Y entonces aprendes que en tu vida ya no cabe cualquier persona, sino que conectas y te enriquece tal vez un nuevo tipo de persona, con quien compartís un nuevo y misterioso camino hacia vuestra felicidad!

La infelicidad, como opción
Pero, como decía antes, a veces la infelicidad es una opción, en principio libre. Detrás suele haber sentimientos no procesados de culpa, o sea baja autoestima. No nos merecemos la felicidad! En algunas ocasiones nos obstinamos en no vivir la felicidad porque eso nos incomoda a nosotros mismos (por algún conflicto interior no resuelto, por dolor) o por los demás, el mundo que nos rodea. Y nos retiramos de nuestro camino hacia la felicidad. Seguramente durante un tiempo… a no ser que volvamos a incorporar el sufrimiento a nuestra forma de vivir, como antes hicimos en nuestra historia. Somos
libres, hasta para castigarnos de esa manera. El miedo también está detrás. Por eso alguien dijo que detrás del miedo, atravesándolo y mirándolo de cara, está el amor y la consiguiente felicidad! También es verdad que, quien prueba y ha vivido el amor y la felicidad de verdad, alguna vez, sueña en reincidir!

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