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diumenge, 12 de maig del 2013

"El fotógrafo es el ciego perfecto". Joan Fontcuberta. La Contra de La Vanguardia.


Joan Fontcubert, fotógrafo metafotógrafo.
Tengo 58 años. Nací en la clínica Santa Madrona de Barcelona y vivo en La Roca. Soy fotógrafo. Estoy casado y tengo una hija y dos nietos, Nadia y Aziz. Soy ácrata. Soy agnóstico. Me gusta el ajedrez. Mi estilo de vida es dionisiaco: ¡todo es un regalo!, y como tal lo disfruto.

PREMIO HASSELBLAD
Acaba de ser distinguido con el premio Internacional de Fotografía Hasselblad (¡el Nobel de la fotografia!) por su obra, una reflexión sobre la fotografía mediante la fotografía. Por eso me atrevo a llamarle metafotógrafo... Es un artista: sabe que las mentiras construyen verdad, que no otra cosa es el arte. Es un filósofo: sus ensayos con imágenes desnudan eso que llamamos realidad. Lo dijo Kapuscinki, faro del periodismo: la más alta verdad es la verdad poética. Y lo sostuvo Heródoto, padre de la historia. Profundizan en esta cuestión un ciclo en la Filmoteca, D’ara endavant. La imatge postfotogràfica una exposición en Arts Santa Mónica, comisarlada por Fontcuberta.


Qué le hizo fotógrafo?
Leer tebeos, ver fotos de la Segunda Guerra Mundial en un libro, entrar en aquel laboratorio fotográfico montado en el colegio por un profesor... Ver emerger una imagen de un papel en blanco..o era magia...

Homenajee a aquel profesor.
Era Francesc Garriga i Barata: ¡acaba de ganar el premio Carles Riba de poesía 2013!

De ahí sale usted, fotógrafo poético...
En el contexto del posfranquismo de los años setenta entendí la fotografía como herramienta consciente de rebeldía.

¿Frente a qué?
Vi que las imágenes de la "realidad oficial" tapaban la "realidad vívida". Y entonces comprendí: ¡la realidad no existe!

¿No?
No: se crea. ¡La realidad sólo existe como experiencia y voluntad de interpretación!

¿Qué más comprendió?
Que por eso la cámara fotográfica es un instrumento autoritario: ¡crea realidad!

¿Y se puso usted también a crearla?
La fotografía transmite sensación de certeza: podía usarla ¡para desvelar la impostura!

Para desvelar que todo es mentira.
Para demostrar cómo miente la cámara, cómo la ficción hace comprensible la realidad.

¿La fotograba nos ha mentido siempre?
No puede ser de otro modo: nace con la cultura tecnocientífica, es la ortopedia que certifica el modelo de lo real y verdadero.

La prótesis que clasifica y fija todo...
¡Las fichas policiales nacen con la fotografía! Es la cultura de la verdad, el archivo, la memoria, la fragmentación, la mirada...

¿Cómo sería hoy todo sin fotograba?
Me cuesta imaginarlo. Hasta el gran Borges escribe como un fotógrafo, véase El Aleph...

¡Y eso que él era ciego!
Ah, es que ¡el fotógrafo es el ciego perfecto!

¿Y cómo es eso?
Consigue que te fijes en una cosa... a costa de cegarte todas las demás cosas.

Ficción que crea realidad, de nuevo...
Fíjese en los álbumes familiares: son una ficción narrativa, un depósito de sonrisas... que engaña: ¿dónde están las peleas y malos momentos? No los ves: queremos explicarnos... a costa de no explicarnos del todo.

¿Es imposible una foto-documento?
Sostengo que la foto sólo puede ser un documento de su propia ambigüedad.

Conclusión...
Una foto puede decir cualquier cosa: significará algo en función de cómo se presente y se vertebre en un contexto, un entorno...

¿No significa nada por sí misma?
Cada foto es una palabra de alguna frase...

Y ya no hacemos álbumes familiares.
Sí de cada fiesta a la que vamos: ¡necesitamos siempre inscribirnos en una realidad!

Hoy nos duchamos con imágenes Instagram redes sociales...
Tanta gente fotografiando la fumata del Vaticano... ¿qué hacía? No un documento, ¡sino una marca biográfica!: "Yo estuve ahí".

Construimos así nuestra biografía.
La foto ya no recoge "momentos decisivos" (Bresson), sino "momentos indecisivos".

Que son muchísimos.
Por eso nos dedicamos a elegir, a optar: a adoptar. Ya no creamos: ¡adoptamos!

Pero también podemos crear, ¿o no?
Crear consiste en generar sentido. Y el sentido lo culmina quien mira la foto: el fotógrafo propone y el público cierra el ciclo creativo. Por eso toda obra es siempre dinámica...

¿Pensaba esto el primer fotógrafo?
Nicéphore Niépce: tras doce horas de exposición, fotografió unos tejados, en 1822...

¿Y quién fue la primera persona en ser fotografiada?
Las exposiciones eran muy lentas y las personas en movimiento no salían en la foto: en 1838, Daguerre pagó a un chico limpiabotas y a su cliente para que no se moviesen de su sitio en el Boulevard du Temple, en París...

Sólo empezar y ya... ¡primera mentira!
Por eso me gusta especular acerca de las fotografías del primer hombre en la Luna...

¿Y a qué conclusión llega?
Como hizo Daguerre, seguramente son fotos manipuladas para que resulten más "reales"... y así ser más eficaces como propaganda en vez de un mero testimonio.

De todas sus fotos, elíjame una.
Siempre la última. O... la que nunca hice.

Esa sí es inmortal...
La foto digital supone pérdida poética porque elimina el azar: borramos y repetimos... hasta que esa foto encaja en nuestra expectativa. La foto analógica estaba expuesta al accidente, al error: ¡al azar, tan creativo!

¿Cuál será el futuro de la fotografía?
Obtenemos más disfrute de fotografiar que de ver, y así seguiremos... La nanotecnología llevará a que el ojo haga la foto, como ya han contado en la serie Black Mirror... Somos consumidores de imágenes. ¡desde Altamira!, y hoy también productores...

¿Qué consejo le daría a un fotógrafo que ahora empieza con la cámara?
Lo que dice Ansel Adams: "No haces una fotografía sólo con la cámara, sino con las imágenes que has visto, los libros que has leído, la música que has escuchado, las personas que has amado".


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