
Es tiempo para dejar de
trabajar, para viajar, para reencontrarse con esa gente que comparte nuestro
veraneo, año tras año. Para disfrutar de la playa, del mar o de la montaña, o
para aventurarse en un país lejano, visitando tierras desconocidas con la cámara
fotográfica a cuestas o compartiendo momentos con gentes de diferentes culturas
o tradiciones! En
todo caso, suele ser un tiempo en el que se produce un cambio de escenario y se
rompen los hábitos cotidianos!
Pero también es tiempo de reencontrarse con uno mismo, allá donde
estés, lo que no es siempre fácil en el día a día laboral en que la agenda
manda nuestra vida. Y cuando uno lo logra, a veces descubre que, aunque cambie
el escenario, uno es tal como es y eso es lo que siempre se lleva puesto!
Lo mejor o peor de cada uno sale a nuestro encuentro, ya sea en el mar o en la
montaña, en su propio país o en otro país lejano! Como reza el reloj de sol de
la foto, “solo cuento las horas serenas“…
Romper la rutina y los
horarios, encontrarse con uno mismo en la Naturaleza o paseando por la ciudad
vacía de prisas, es siempre reconfortante. Porque detrás de todo lo que dejamos
atrás, está uno mismo, como siempre! Con t
odas sus fortalezas y debilidades,
con sus momentos de alegría y de tristeza, a partes iguales! Y es que cada uno
viaja con lo puesto, esté donde esté y haga lo que haga! Y para entonces te darás cuenta que el
amor, la felicidad, la paz, la libertad, el compartir lo que eres y sientes, no
dependen del momento ni del lugar, sino de lo que vivas intensamente y desde el
corazón a cada instante…
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