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dilluns, 27 d’octubre del 2014

“Sé buena persona...y seguro que enamorarás a alguien”. Montse Domènech. La Contra de La Vanguardia.



Montse Domènech. Pedagoga y psicóloga infantil.
Tengo 65 años. Nací en Lleida y vivo en Barcelona. Soy psicopedagoga. Estoy casada con Eduard Estivill desde hace 40 años. Tenemos una hija, Carla (35), y dos nietos, Dandi (7) y Marc (4). ¿Política? Soy de izquierdas. ¿Creencias? Soy agnóstica y tengo mi vida espiritual

No vienen de París
Descubrirse como ser sexuado y sexual es siempre un hito relevan­te de la biografía de cual­quier persona. Es un des­cubrimiento que suele darse a salto de mata, pero que puede conver­tirse para nuestros hijos en un proceso enriquece­dor y muy formativo si los padres aplicamos ciertas pautas pedagógi­cas. Es lo que pretende Montse Doménech con Los niños no vienen de París (Planeta), manual para ayudar a los padres a hablar de sexo con sus hijos con delicadeza y acierto, sin delegar la cuestión en profesores de la escuela, pues son aspectos muy vincula­dos a valores personales y cargas emocionales. Doménech vierte aquí sus treinta años de expe­riencias profesionales.

Cuándo conviene hablar de todo los hijos?
Desde siempre; bautice los órganos sexuales por su nombre: pene y vulva.

¿No pilila o pechina?
Que los niños los denominen como quie­ran: Pero los adultos hablemos como tales­

¿Y cuándo conviene dar más detalles?
Hacia los seis años, mediante dibujos, expli­quemos anatomía y fisiología de pene y vul­va. Como haríamos con corazón o pulmón.

¿Es necesario?
A esa edad comienzan las picardías entre ellos: "Te he visto esto, enséñame lo otro...". ¡Mejor hablarles nosotros y evitar que se ex­tiendan sombras y confusiones!

¿Hay placer sexual en la niñez?
El placer va con nosotros: los bebés tienen erecciones, y una niña puede rozar su vulva con el canto de una mesa del parvulario y gustarle, con la misma inocencia con que se rasca una oreja. O un niño toquetearse el pe­ne, por lo mismo. ¡Pura sensualidad!

¿Y si se toca en el sofá, en público?.
Sin reprenderle, distráele con otra activi­dad y luego aclárale que lo haga sin público.

Los niños son hoy poco vergonzosos...
Y eso es bueno, pero démosles pautas socia­les e higiénicas. Conozco a un padre que in­cluso muestra a sus hijos preadolescentes cómo masturbarse

¿Tanta desinhibición es saludable?
Si todos se sienten cómodos, si. Es como ir desnudo por casa: es bueno... si es natural. Lo malo es forzarte, lo artificioso. O hacer acrobacias para esconderte al desvestirte...

¿A qué edad empieza la masturbación?
Sobre los trece años en niñas, desde los on­ce en niños, pero cada cual es cada uno...

Y... ¿cuándo hablarles del acto sexual?
Si ha habido siempre diálogo, un día le pro­pones: "Cuando quieras, te explico lo que quieras saber sobre el sexo". iY te lo pedirá!

Y entonces... ¿qué le explicas?
Que hombre y mujer tiene cuerpos diferen­tes y órganos sexuales que se excitan y aco­plan, que el pene rígido entra en la vagina y eyacula semen, hecho de espermatozoides, y que si uno llega a un óvulo, lo fecunda...

¿Con tantos tecnicismos?
¡A más tecnicismos, mejor! Dan una distan­cia tranquilizadora que facilita la charla.

Pero quizá acabe dándoles asco...
Puede, pero se les pasará rápido, no tema.

¿Tanta explicación no roba misterio?
Pero irán más seguros a su primera relación sexual y les resultará más gratificante.

¿A qué edad tocaría esa primera vez?
Cuando los chavales me lo preguntan, siem­pre respondo: "Cuando te enamores".

¡Qué romántico!
¡Nadie está obligado ni debe obligarse! Y es mejor estrenarse con la persona idónea.

¿Y qué persona es la idónea?
Disfrutarás más si, además de su aspecto, te atrae del otro cómo mira, habla, ríe... El ac­to sexual es animal... y a la vez emocional.

Buenos consejos, ¿Algún otro?
Yo soy tan progre que hasta les facilitaría un lugar confortable para su primera vez.

¿Y hasta les enseñaría cómo tocarse?
No: les animaría a descubrirlo uno con el otro, dialogando con desenfado, para gozar de los resortes de excitación de cada uno.

Si un niño sorprende a sus padres en pleno revolcón, ¿qué deben hacer?
No dramatizar: explicarle luego que acaba de presenciar una efusión muy amorosa.

Ya lo habrán visto todo en internet...
Pero la pornografía no es formativa, defor­ma la idea de la relación sexoafectiva...

Quizá podríamos verla juntos...
Bastará si, al aparecer en la tele alguna esce­na sexual, la comentas con desenfado.

En la adolescencia crecen los comple­jos; ¿cómo podríamos aliviárselos?
Instruyamos en la diferencia, en que cada cuerpo es distinto y con peculiaridades, ¡y que eso tiene gracia! Enseñémosles a gustar­se a sí mismos, a estar a gusto consigo mis­mos_ ¡Y que sepan que siempre habrá al­guien por ahí a quién le gustará como eres!

¿Y si le vemos tendencia homofílica?
Que sepa que no es tan raro, que nada le reprocharás por eso, que no sufra por ti.

¿Como explicamos la menstruación?
Con naturalidad, desde los siete u ocho años. Y a ellos, que un día tendrán una polu­ción nocturna, para que no se extrañen.

¿Hay algo de lo que no se deba hablar?
¿Para que pase como a mi con mi madre?

¿Qué le pasó?
La víspera de mi boda, yo con 23 años, me dice: 'Montse: ¿quieres que te explique al­go sobre cómo va la noche de bodas?".

A buenas horas.
Lo mejor es la confianza y la cercanía, el ca­riño, los abrazos, mimos, caricias y besos. ¡Fomentan la inteligencia emocional!

Pues hay quien teme que eso pueda lle­gar a confundirse con un abuso sexual...
No hay confusión: la intención sexual es otra cosa, es muy inconfundible. Y unos pa­dres conocedores de sus hijos y atentos de­tectarán fácilmente si un adulto abusa.

A modo de resumen, ¿cómo reforzaría la autoestima sexual de un hijo?
Dígale que si se esfuerza en ser una buena persona, siempre acertará: siempre habrá al­guien por ahí a quien enamorará.


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