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dimecres, 16 d’octubre del 2013

Encontrarse con otro es como leer un libro. Jorge Bucay.

Pensar y repensar lo complejo de la relación entre dos o más individuos únicos, distintos y autodependientes que deciden construir un vínculo trascendente es el desafío de este camino.
Quienes se animen a recorrerlo deberán estar preparados para soportar las acusaciones de aquellos que todavía no lo han recorrido y de los que nunca lo recorrerán, quienes los tildarán, en el mejor de los casos, de soñadores y sentimentales.
Aprender a vivir en relación con otros es una tarea difícil, se podría decir artesanal, que requiere de técnicas delicadas y específicas que se deben adquirir y practicar antes de utilizarlas adecuadamente, del mismo modo que un cirujano no puede operar después de haber aprobado cirugía, un constructor requiere de entrenamiento antes de levantar un gran edificio y un cheff debe practicar durante años para encontrar la mejor forma de cocinar su plato preferido.
Y esto es, entre otras cosas, porque cada uno de nosotros es un gran enigma y por ende nuestras relaciones son un misterio gracioso o dramático, pero siempre impredecible.
Leo Buscaglia cuenta de un joven que, decidido a aprender a relacionarse mejor con los jóvenes de su curso universitario, se dirige a una librería y busca bibliografía que lo ayude. En un estante perdido en el fondo de la librería encuentra un libro cuyo título lo atrapa, se llama Desde abrazar hasta amar. El joven compra el grueso volumen y sólo al llegar a la casa se da cuenta de que ha comprado el tomo 2 de una enciclopedia.
Alguna vez escribí que leer un libro era como encontrase con una persona. Decía yo que había libros sorprendentes y libros aburridos, libros para leer una sola vez y libros a los que uno siempre quisiera volver, libros al fin, mas nutricios que otros. Hoy, veinte años después, digo lo mismo desde otro lugar.
Encontrarse con otro es como leer un libro.
Bueno, regular, malo, cada encuentro con otro me nutre, me ayuda, me enseña. No es la maldad, la inadecuación ni la incompetencia del prójimo lo que hace que una relación fracase.
El fracaso, si es que queremos llamarlo así, es la expresión que usamos para decir que el vínculo ha dejado  de ser nutritivo para alguno de los dos. (No somos para todos todo el tiempo ni todos son para nosotros todo el  tiempo).

Cada uno de los encuentros en mi vida ha sido como cada libro que leí: una lección de vida que me condujo a  ser este que soy.

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