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diumenge, 13 de maig del 2012

"Si consideramos a los demás como a nosotros mismos, sus acciones más reprochables nos parecerán dignas de indulgencia" . Frases para cambiar vida.

Autor: Andre Maurois
Hoy hablaré de tolerancia. Te suena esta palabra, ¿no es cierto? El respeto por todos, sin distinción de etnia, sexo, religión... La aceptación, sin discriminación, de lo que los demás piensan, opinan y hacen.
Ya sé que algunos entenderán que es obvio, y por ello prescindible, abundar en el significado del término, pero ante el desgaste del concepto y la constatación del notable incremento del número de intolerantes, creo que el esfuerzo es necesario.
En primer lugar, y como declaración global de principios, reconozcamos nuestros recíprocos derechos, es decir, el derecho de otros a tener su propio punto de vista, su derecho a cambiar de opinión sin tener que dar explicaciones, su derecho a crear un mundo propio en el que poder vivir.
El respeto a los demás, supone tener en consideración sus sentimientos y decisiones y sin que ello implique estar de acuerdo necesariamente. "El respeto significa, según Antonio Maura, enterarse cada cual de que tiene frente a sí a alguien que es un hermano suyo, quien, con el mismo derecho que él, opina lo contrario y concibe de contraria manera la felicidad pública."
Las diferencias no se discuten, se soportan, se comprenden, se disculpan y se respetan. El problema del intolerante es no aceptar que somos personas desiguales, con experiencias, criterios, culturas, ideologías y puntos de vista en muchos casos dispares. Su problema es no aceptar los límites que nos impone la relación con los otros e invadir su espacio, mental o físico, sin su consentimiento previo.
Vive y deja vivir, podría ser el lema constante que primara en nuestra relación con los demás, muy por delante de cualquier otra motivación. No tenemos derecho a juzgar a los otros, entre otras razones, porque ni disponemos de toda la información que nos haría acercarnos a su realidad ni somos policías, ni jueces, ni dioses para atribuirnos tal función.

Disculpas de Vida
Es probable que me recuerdes del otro día. Yo fui el que reaccionó muy lentamente a la luz verde del semáforo. Cuando hiciste sonar la bocina, me di cuenta de que estaba interrumpiendo el tráfico, así que, por favor, acepta mis disculpas. Sin embargo, quiero que sepas el porqué parecía dormir. Yo salía, justo en ese instante, del consultorio médico tras obtener los resultados de la biopsia que me hicieron hace dos semanas y, en ese momento del semáforo, me preguntaba cómo iba a decirle a mi esposa y a mis hijos que tengo cáncer. Estaba llorando por lo que, sencillamente, ni siquiera vi el cambio de luz. Tal vez no debería haber estado conduciendo, pero yo no quería perder mi cita y no había nadie más que me pudiera llevar hasta el consultorio.
¿Te acuerdas de mí? Yo estaba en la caja rápida del supermercado y discutimos porque se supone que en esa línea solo deben colocarse los clientes que hayan comprado doce productos o menos, y yo tenía una cesta llena. Por favor, acepta mis disculpas. Mi mente estaba pensando en mi hija menor, que huyó de casa y tan solo tiene dieciséis años. Yo estaba tan angustiada. Ella se juntó con gente equivocada y comenzó a drogarse y a beber hace algún tiempo. Estaba recordando en ese momento de la caja equivocada, lo preciosa que siempre había sido. Por favor, una vez más, acepta mis disculpas.
Los anteriores son hechos ficticios y sin embargo expresan una verdad muy real. No juzguemos a nadie sin habernos puesto previamente en sus zapatos y sin haber caminado unos cuantos kilómetros con ellos.
Tal vez todos podemos tratar de ser más conscientes del hecho de que hay problemas y situaciones en la vida de otros, de los que somos totalmente inconscientes. Así, tal vez antes de sentirnos frustrados en circunstancias similares, pensemos un momento y entendamos que puede haber razones que estén influyendo en las vidas de otros y que sean la causa de su lentitud, despiste o enojo.
"En lugar de censurar a la gente, tratemos de comprenderla. Tratemos de imaginarnos por qué hacen lo que hacen. Eso es mucho más provechoso y más interesante que la crítica; y de ello surge la simpatía, la tolerancia y la bondad." (Dale Carnegie)

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