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diumenge, 18 de novembre del 2012

TECNOFOBIA. Yaiza Saiz. La Vanguardia.


Hay personas reticentes a las nuevas tecnologías, y esto, en una sociedad cada vez más dependiente de ellas, les puede plantear problemas diversos, tanto en el ámbito personal y familiar como en el laboral, advierten algunos especialistas. Una clave para familiarizarse con el mundo digital sin agobiarse puede ser iniciarse tomándoselo como un juego
Sheila Ruiz tuvo su primer contacto con la tecnología con unos 15 años. Obligada por su madre, se inició en un curso de Windows 98. Tras acabarlo, no volvió a encender un ordenador hasta los 27 años. “Sentía pánico cada vez que me enfrentaba a él, era un querer y no poder”, asegura. Bloqueo, nervios e impotencia eran los síntomas que la aquejaban al sentarse delante de la pantalla, dice. Ahora, a sus 29 años, está presente en las principales redes sociales y navega cada día por internet. Por fin ha superado su tecnofobia.
Quizá el caso sea un ejemplo extremo, pero, como esta mujer, muchas personas de diferentes edades padecen tecnofobia, es decir, muestran una actitud de reticencia o miedo hacia las nuevas tecnologías. Mientras tanto, la sociedad impone su ritmo digital. “Si no estás en Twitter, no existes”, “hay que mantener una cierta reputación en internet” o “sólo a través de la red puedes aprovechar tal descuento o comprar tal artículo” son frases que se repiten constantemente.
Cada vez las personas están más obligadas socialmente a utilizar las nuevas tecnologías, sea con fines laborales, lúdicos o comunicativos. Pero ¿qué sucede con aquellos que quedan rezagados ante los nuevos avances tecnológicos? ¿Se está abriendo una brecha digital?
Aunque no se puede hablar de exclusión social, “las personas que no quieren o no pueden participar en este nuevo medio ambiente cibernético pueden sufrir cierta dependencia hacia los otros o incluso padecer aislamiento comunicativo”, señala José María Martínez Selva, catedrático de Psicobiología de la Universidad de Murcia y autor del libro Tecnoestrés. “Dentro de poco, ¡hasta habrá que reservar vía on line los viajes del Imserso! Muchos de nuestros jubilados dependerán de otras personas para realizar ciertos trámites”, añade. ¿Cómo llevarán a cabo los tecnofóbicos muchas de las tareas, ahora que hasta el DNI es electrónico? o ¿cómo se comunicarán con los demás, en un momento en que la carta parece ser un documento en peligro de extinción?
A estos problemas se suman otros. En el ámbito familiar, no entender la red o el uso de una tecnología puede ocasionar problemas de comunicación entre padres e hijos. “Los padres que padezcan tecnofobia tendrán total desconocimiento sobre qué hacen en internet sus hijos, hiperconectados a los ordenadores y smartphones desde edades tempranas”, afirma Martínez Selva.
En términos laborales, la actitud de rechazo o fobia hacia lo digital también puede jugar malas pasadas en el ámbito profesional. Según el catedrático Martínez Selva, “una persona que fue competente durante años, al cambiar su modo de trabajo por la introducción de las nuevas tecnologías, puede padecer presión o ansiedad”. Él mismo se revela como exvíctima de 
la tecnofobia, “me agobiaba tener que habituarme a cambiar ciertos aspectos de mi trabajo”, dice.
¿Cómo superar el miedo tecnológico? Para José María Prieto, catedrático de Psicología Industrial de la Universidad Complutense de Madrid, la clave está en “tomarse la tecnología como un juego”.
Jugar, divertirse con ella, es el mejor modo de perder la fobia. “Los jóvenes han entrado lúdicamente en el mundo digital”, dice Prieto. El psicólogo explica que la adaptación de mejor o peor forma a la tecnología depende del tipo de persona. “El Homo sapiens, el hombre sabio, ha convergido en la historia con el Homo faber, el hombre que crea o fabrica –expone Prieto–. En la actualidad, quienes piensan como Homo sapiens utilizan el conocimiento como fuente de sabiduría, mientras que aquellos que razonan como Homo faber utilizan la tecnología como herramienta para solucionar problemas. Mientras el sapiens se angustia ante una nueva tecnología, el faber sabe que es una incógnita que tendrá que resolver”.
Para conseguir una mentalidad abierta a las nuevas tecnologías, según Prieto, “no basta con educarse o formarse en ellas (como haría el Homo sapiens), sino que lo más importante es el entrenamiento, para aprender que las nuevas herramientas son un medio y no un estorbo”. El objetivo del entrenamiento digital es que la persona llegue a plantear la tecnología como un juego. “Steve Jobs o Bill Gates han jugado con la tecnología para generar los productos de sus respectivas empresas”, dice Prieto.
El psicobiólogo Martínez Selva también se suma a esta teoría: “Muchas personas de la tercera edad, franja a la que más le cuesta adaptarse, tienen una buena relación con las nuevas tecnología porque las utilizan principalmente para su ocio personal”. Es importante “no sentirse obligado a interactuar con las tecnologías, concienciarse de sus ventajas, de que pueden evitarnos mucho trabajo, y perder el miedo a que en poco tiempo puedan volver a cambiar”, añade Martínez Selva, mientras señala, a la vez, un defecto en el actual sistema de alfabetización digital. “Las empresas o la Administración se dejan llevar por lo último, cambiando constantemente los sistemas informáticos, sin darse cuenta de que estos cambios pueden repercutir negativamente en los usuarios”, concluye.

Claves para superar la tecnofobia
1. Asumir que las nuevas tecnologías están aquí para quedarse.
2. Pensar que son instrumentos a los que se puede sacar mucho partido.
3. Tener paciencia. La adaptación siempre conlleva tiempo.
4. Aprender de otros usuarios que ya sepan manejar las herramientas.
5. Desconectar un rato cuando aparezca la sensación de estrés o ansiedad.
6. No pretender asumir todo. Centrarse sólo en las herramientas que pueden ser útiles para cada uno.
7. Contactar con la tecnología tomándola como un juego. Buscar la diversión al interactuar con un ordenador, smartphone o tableta. 
8. Mantenerse actualizado. Estar informado de las novedades tecnológicas, aunque no se sepa utilizarlas.


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