Si cree que el motivo
por el que se acuesta con alguien es original, puede llevarse una decepción,
porque los expertos han encontrado hasta 237 motivos para hacerlo
Sobran motivos para tener sexo y no
siempre es por amor. A la vista de la lista elaborada a partir de una
investigación de la Universidad de Texas del año 2007, la probabilidad de que
el amor dicte los caminos del deseo disminuye de forma espectacular, porque ese
ranking incluye un total de 237 razones distintas, y el afecto sólo tiene que
ver con algunas de ellas. Tal vez para algunos sea decepcionante o a lo mejor
obvio para otros que entre los motivos prevalezca el aburrimiento, el insomnio
o el morbo, por no hablar de la curiosidad, la venganza o para evitar hablar de
algún asunto espinoso o conseguir un trabajo. Si le resulta inquietante, otro
estudio más reciente de la Universidad de Toronto publicado este pasado año le
puede devolver cierta tranquilidad cuando los motivos los reduce a dos
categorías: o es positivo o es negativo, según la psicóloga y coordinadora del
estudio Amy Muise. Aparentemente muy
sencillo, sólo hay que saber lo que es positivo y negativo, según los criterios
de cada cual, claro. Pero los expertos aseguran que no es tan simple y
aventuran los verdaderos motivos por los que se tiene sexo.
“Tal vez años atrás podía parecer más simple, sobre todo entre
las personas con la creencia muy arraigada de tener sólo sexo para tener hijos.
Tenía su peso cultural. Aunque no fuera una práctica generalizada en gran parte
de la población, sí había un componente que para algunos podía ser castrante y
culpabilizador si los motivos por tener sexo eran otros, inconfesables como se
decía entonces”, recuerda el psicoanalista Juan Carlos Albaladejo, socio del gabinete Esperanza Psicólogos.
Una vez desterrado este tipo de moralidad, parece que empiezan a surgir los
verdaderos motivos. “El sexo convencional ha muerto y las personas se atreven
a preguntarse a sí mismas por qué tienen sexo”, apunta también José Carlos Arroyo, coach y asesor
filosófico, miembro de la Associació de Filosofia Pràctica de Catalunya.
“¿Tienes relaciones sexuales para disfrutar de tu propio cuerpo?
¿Del de la otra persona? ¿Para experimentar? ¿Quizá para conocerte mejor? ¿Por
alguna razón espiritual?... En definitiva, ¿por qué motivos tienes sexo?”,
pregunta José Carlos Arroyo. Él mismo contesta: “Si me preguntaras tú a mí, te diría que
mis relaciones sexuales son para convertirme en una pareja y un amante nada
convencional. Lo normal abunda. Es rutinario y aburre mucho. Está por todas
partes. Sin embargo, tú quieres divertirte y la otra persona también. Estás en
esta vida para disfrutar de cosas nuevas y sentirte feliz”. Puede
ser un motivo, sí, evitar la rutina. Danièle
Flaumenbaum, ginecóloga y autora de Mujer
deseada, mujer deseante (Gedisa), llega a asegurar que el 85% de las
mujeres se aburre haciendo el amor. Sorprendente.
En este mismo sentido, Emma Ribas, psicóloga y sexóloga del
Institut d’Estudis de la Sexualitat i la Parella y de Somdex Dr. Santiago
Dexeus de la clínica Tres Torres, también constata este aburrimiento. “Hay mujeres con
dependencia emocional, que tienen sexo porque toca hacerlo, no porque quieran o
lo deseen, y temen que de no hacerlo su pareja las abandone. Tienen miedo a
quedarse solas”. Es un motivo que indudablemente inhibe la secreción
de hormonas relacionadas con el deseo y la excitación. “¡O emocionas a tu pareja hasta que se
estremezca o serás convencional! La competencia es dura y los demás lo tienen
claro. Busca tu valor en la diferencia y en la calidad. ¡Ten sexo
incondicional! ¡Mejora la vida del otro! ¡Saca el seductor que llevas dentro y
sorprende a tu pareja con algo nuevo!”, cuenta con vehemencia José
Carlos Arroyo. El autor de Reinventar el
amor (Luciérnaga) es tajante: “Elimina el sexo rutinario ya. ¡Deja de leer, cierra este
suplemento e imagina qué le propondrás a tu pareja hoy mismo! Por supuesto, que
sea completamente diferente de lo de ayer. Ya volverás a abrir el suplemento
más tarde y lo leerás con mucha más alegría”.
Pero no todo el mundo tiene sexo para
romper la rutina y evitar el aburrimiento. Es más, hay personas que esto les da
igual. Sus motivos son otros. Cindy
Meston, psicóloga, directora del laboratorio de psicofisiología sexual de
la Universidad de Texas, codirigió con David Buss un estudio sobre la
motivación sexual publicado en la revista Archives of Sexual Behaviour. Como se
ha mencionado al principio de este reportaje, recopilaron una lista de 237
motivos. Los que encabezan la lista no resultan sorprendentes (desde el “su aspecto
físico me gustó”, hasta el sencillo “me hace sentir bien”). Pero hay
otros que los investigadores no se esperaban, como tener sexo para quitarse el
dolor de cabeza cuando generalmente eso se ha usado o se usa como una excusa
para no tener sexo, según explican los propios autores del estudio. U otros más
rocambolescos como tener sexo con una persona para que rompa la relación con su
pareja, o incluso para sentirse más cerca de Dios. Tampoco falta quien asegura
que su motivo es quemar calorías después de una cena pesada. Más allá de lo
convencional o sorprendente que sea esta lista, Cindy Meston los ha reagrupado
según si las razones tienen un origen físico o emocional o persiguen un fin
(como conseguir un ascenso, hacer dinero, ser popular o por una apuesta). Para
no perderse ante tanta motivación, Juan Carlos Albaladejo identifica aquellas
motivaciones “absolutamente
egocéntricas que sólo tienen que ver con uno mismo –como descargar la propia
ansiedad, liberarse de ciertas preocupaciones o sentirse deseado– de aquellas
otras más altruistas –animar a la pareja porque lo necesita o porque está
triste–”. Cualquier motivo es bueno, señala este psicoanalista, “mientras sea consentido. Al fin y al
cabo estamos hablando de la carga erótica, de la fuerza de la vida en
contraposición a la muerte. Aunque todavía el hombre tiene tendencia a temer a
la mujer que manifiesta toda su carga erótica. Es el peso de la educación
patriarcal”, que también dificulta la incondicionalidad del amor.
Ante ellos José Carlos Arroyo aclara que el amor incondicional es un proceso, no un resultado.
Mientras tanto, hombres y mujeres
están sujetos a la evolución del deseo, un mundo lleno de motivos y razones,
que trastoca los estereotipos más arraigados hasta el punto de que los
investigadores también se sorprenden con los resultados de sus estudios. David Buss comenta que algunos motivos
aparecen independientemente de ser hombre o mujer, como tener sexo por sentirse
atraído por la persona, pero otros rompen estereotipos, como la supuesta
tendencia de las mujeres a utilizar el sexo para obtener recursos o ganar
estatus social. “Nuestros hallazgos sugieren que los
hombres hacen estas cosas más que las mujeres en contra de lo que creíamos”.
Pero estos mismos expertos insisten en que no hay tantas diferencias entre
hombres y mujeres. Los estereotipos no parece que se sustenten desde una base
científica. Larry Cahill, profesor
de Neurobiología de la Universidad de California, comenta que el cerebro
masculino y el femenino no son tan diferentes, “y
las motivaciones sexuales en relación con las funciones cerebrales no muestran
resultados diferentes significativos. Tienen dos curvas de campana que difieren
algo según el sexo pero, en general, se superponen”. Jill Goldstein, psiquiatra y directora
del Laboratorio de Neurociencia Clínica de las Diferencias Sexuales en el
Cerebro, de Harvard, asegura que lo significativo es la propia historia individual
en relación con una situación sexual. No tanto si es hombre o mujer.
Las respuestas químicas son muy
similares. Las hormonas tienen su papel. Emma
Ribas comenta que en una primera etapa prevalecen la testosterona y los
estrógenos. En este sentido, una parte de las motivaciones para tener sexo
estarán centralizados en las habilidades de la seducción para conseguir
al otro. El deseo y la excitación se encuentran en su máximo apogeo. En una
segunda parte prevalece la serotonina, “que nos hace perder la razón, no podemos
vivir sin el otro. Estamos enamorados, y las motivaciones vienen determinadas
en parte por esta casi obcecación en el temor a la pérdida del otro”.
Y en la tercera etapa prevalece la oxitocina y la
vasopresina, que se caracterizan por fomentar el apego, los vínculos
más profundos, la base de las relaciones más largas. Las motivaciones aquí
pueden caracterizarse por el cuidado hacia el otro. “En este contexto empieza a difundirse el
concepto de slow sex”, explica Emma Ribas. En este último caso, y a
diferencia del sexo explosivo y rápido, el objetivo no es tener un orgasmo (o
muchos) cuanto antes. No hay prisa, no hay objetivo. No hay motivación más que encontrarse con
el otro, “mirarse a los ojos,
descubrirse, respirar juntos, comunicarse, sintonizarse, sin tiempos”. Juan Carlos Albaladejo comenta que si
el lector no se siente retratado en ninguna de estas motivaciones para tener
sexo, sencillamente lo puede tener porque sí. Tampoco es necesario buscar ninguna razón,
y menos a principios de año.
LAS 10
PRIMERAS RAZONES
1. Su aspecto físico me gustó
2. Su cuerpo era deseable
3. Por puro placer
4. Alcanzar un orgasmo
5. Tener una aventura
6. Era una persona muy atractiva
7. Tenía ganas
8. Por diversión
9. La otra persona estaba muy deseosa
como para resistirse
10. Me hace sentir bien
El resto de motivos en este
enlace.
TAMBIÉN
EN LA TELEVISIÓN
Hay varias series en donde se reflejan
las distintas motivaciones por las que se tiene sexo. Pero es en la comedia
estadounidense Cómo
conocí a vuestra madre, creada por Craig Thomas y Carter Bays y
estrenada en la CBS el 19 de septiembre de 2005, en donde también confeccionan
una lista con los motivos para hacerlo. En concreto en el capítulo 9 de la
cuarta temporada, titulado El hombre desnudo, Ted (uno de los protagonistas)
descubre, al volver a su casa, un hombre desnudo sentado en el sofá quien le
cuenta que se trata de una técnica para conseguir acostarse con chicas. Otro
protagonista, el romántico Marshall, está en contra de esta práctica porque
asegura que el único motivo para acostarse con alguien debería ser el amor. Ante
tal afirmación considerada utópica e idealista por el resto de amigos, incluida
su mujer, Lily, le proponen hacer entre todos una lista de 50 motivos por los
que acostarse con alguien. Desde el porque no puedes dormirte hasta el polvo
hospedaje (cuando se va de viaje y en lugar de coger una habitación de hotel se
va a un bar con la única intención de conseguir donde dormir gratis...).
También han apuntado como motivo la oportunidad de hacerlo en el avión o en el
lavabo de alguna cadena de restauración. Por motivos que no falten. Finalmente
aparece la del amor. Pero ocupa el lugar 50, el último de esta lista.
El artículo me ha gustado mucho porque cambia radicalmente el enfoque clásico sobre las motivaciones para las relaciones sexuales y además me encantan los cambios de paradigma porque son los que amplian la visión y nos permiten avanzar ... Como socióloga especialista en gènero y facilitadora de talleres de seducción, creo que da bastante en el clavo ... y aunque algunas respuestas de la lista nos puedan parecer peregrinas, son reales ...
ResponEliminaA mí una vez se me curó una migraña gorda por insolación con un polvo nocturno en medio del desierto en un país árabe ... y con el menos pensado ... supongo que la segregación hormonal me ayudó en eso y me relajó del todo ... así que suscribo este motivo que se da como peregrino en el artículo puesto que al terminar, mi jaqueca había desaparecido completamente ...
Bueno, pues felicitar de nuevo al articulista por recopilar toda esta información y a los terapeutas e investigadores que intervienen en el artículo por aportar luz y una perspectiva distinta sobre las relaciones sexuales, muy diferente a la que estamos acostumbrados ... y es que hoy en día en que no existen las verdades absolutas y el relativismo triunfa, hay tantas relaciones sexuales como individuos o como parejas, tríos, etc ... la cuestión es que su experimentación sea consentida y en la medida en que se rompan tabúes, se exprese cada un@ en lo que le gustaría hacer y sienta si le agrada luego o no, cada cual va a ir encontrando el camino placentero para su vida sexual ... en ese momento y en ese contexto personal y relacional ... más adelante, ya se verá ... la vida cambia, las personas cambian, las parejas cambian, las situaciones también, así que no hay recetas infalibles para siempre para la misma persona ... si aprendemos ésto, no sólo no podemos ni prejuzgar ni dar consejos, sinó que debemos cada uno y cada una experimentar desde el respeto y el cariño al otro como persona y cada uno encontrará su camino para que el slogan "I can't get no ... satisfaction" deje de tener sentido.
Un saludo a todos y a todas,
Karmina