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dimarts, 27 de gener del 2015

¿Es amor verdadero?. Leocadio Martín.

El amor no mata. El amor es libertad
El amor debe construir y no hacernos mal. ¿Cómo diferenciarlo? Te dejamos seis claves, que propone el psicólogo Kevin D. Arnold, para hacerlo.
El amor verdadero se basa en el deseo de dar, sin esperar algo a cambio. Confíar el uno en el otro en que estarán para apoyarse. El amor viciado rara vez da sin esperar algo a cambio, el dar es solo una forma de obtener algo a cambio, no una forma de expresar cariño.
Las personas que aman de una forma sana trabajan para conocerse el uno al otro esforzándose por descubrirse mutuamente. El amor viciado exige que cambies y seas la persona que otra persona quiere que seas. No le importa quien seas tú, solo que te conformes a sus demandas.
Un amor sano crea áreas en la relación que son privadas, en las que nadie más puede entrar. El amor real protege el tiempo que comparten, lo que saben el uno del otro, y las cosas únicas que hacen entre ustedes. El amor viciado no da privacidad, tus debilidades se vuelven el chiste de todos; los detalles de eventos privados como los besos se comparten con todos quienes estén dispuestos a escuchar; y el tiempo juntos se le da a cualquier persona menos a ti.
Si tu pareja realmente te ama, las discusiones se vuelven formas de aprender más el uno sobre el otro. Verás un esfuerzo genuino para arreglar los conflictos por medio de la comunicación entre ustedes, escuchando los sentimientos sinceros del otro. El amor viciado es rencoroso. Cada discusión se convierte en una oportunidad de venganza. Verás que las peleas llevan a culpar, coerción o rechazo.
El amor verdadero pone a dos personas en un espacio de vida compartido, donde crean metas que promueven el bienestar del otro. Tu pareja debería querer que tus esperanzas y sueños se vuelvan realidad. El amor viciado solo toma, no da. El amor dañino te pide que sacrifiques tus sueños, en vez de cumplirlos. El amor viciado se trata solo de interés propio, no de interés por los demás.
El amor sano crea el deseo de cuidar a la otra persona. Tú quieres que la otra persona esté en tu vida, te preocupas de qué es lo que necesita. En cambio, el amor viciado exige cosas y usa la culpa para obtener lo que quiere. Tu pareja te dirá que eres malo o que no te preocupas, y te comparará a otros para hacerte sentir mal, y luego te dará el siguiente mensaje: “pero, mi amor, si haces lo que te digo que hagas, entonces quizás te perdone.” No decides rendirte porque quieres, sino porque tienes que hacerlo.


El amor sano te deja sintiéndote mejor al final del día, pero el amor dañino duele mucho la mayor parte del tiempo.


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