Nací en la Palestina británica hace 80 años y vivo
en Oxford. Casado, sin hijos. Profesor
universitario, asesor de instituciones académicas y de Sarkozy: Estando dentro del gobierno comprobé que el gobierno es
imposible. Siento curiosidad por todos los seres humanos
No tener nada que decir, ¿es algo que también le
ocurre a usted?
Muchas veces, de hecho vivo rodeado de campos, en
silencio, con frecuencia no hablo durante días.
¿Y en qué piensa?
Reflexiono sobre la experiencia humana, y por eso
me considero historiador y no filósofo. Me centro en cómo aman, cómo temen, cómo se interesan por
los demás las personas a lo largo de la historia.
¿Es algo cambiante?
Sí. En los libros antiguos se habla sobre todo de
comida, relaciones comerciales y religión. Después empezamos a hablar de
nosotros mismos.
¿Necesidad de reconocimiento?
Se extendió la idea de recibir aplausos, y así la
retórica se convirtió en un arma de guerra que se enseñaba a los poderosos en
las escuelas. Ganar
una discusión se convirtió en un sustituto de descubrir la verdad.
Una pena.
Sí, en la vida hay cosas mucho más interesantes
que sacarle brillo a la armadura. De hecho, los humanos hemos cambiado el mundo
en muchas ocasiones al variar la manera de mantener nuestras conversaciones.
Cuénteme qué es
conversar.
Es
descubrir qué tiene la otra persona en la cabeza, algo que a
menudo ni ella misma sabe, y es la base de la relación humana. Cuando dos
mentes se encuentran, no sólo intercambian hechos, se remodelan, cambian.
Incluso llegan a cambiar el mundo.
Usted ha hablado con intelectuales, jefes de
gobierno y gente sin hogar.
Lo
que más necesitamos las personas es que nos escuchen. Hablé durante
dos horas con un hombre que había escapado de la cárcel en Irán y llevaba cinco
años refugiado en Inglaterra. Me dijo que era la primera conversación que
mantenía en cinco años.
Inquietante.
He conversado con más de 70 personas sin hogar.
Cada uno de ellos había perdido algo: el trabajo, la familia, su hogar o habían
estado en prisión, y como resultado de todo ello se habían convertido en nadie.
Nadie para nadie.
Es importante hablar con personas a las que no les
queda nada. “No os olvidéis de la hospitalidad,
dice la Biblia, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles”.
Las conversaciones suelen ser superficiales. No son esas las que pueden
transformarte. Las
conversaciones tienen que ser valientes, fecundas, una aventura. Yo
suelo iniciarlas preguntando cómo han cambiado las prioridades a lo largo de su
vida.
¿La curiosidad es la clave de la libertad?
La
curiosidad es la respuesta al miedo. Cuando eres curioso olvidas el miedo, y
así, de alguna manera, descubres la libertad.
¿Y qué es la libertad?
Antes que un derecho es una capacidad, una
habilidad.
¿Qué nos esclaviza?
El trabajo consiste en vender y comprar tiempo.
Trabajamos porque necesitamos dinero, somos esclavos a tiempo parcial.
No todo trabajo esclaviza.
Todo trabajo que no haga de ti una persona mejor
esclaviza. El
trabajo no se inventó para hacernos mejores, pero el cargo nos hace creer que
somos amo y mejores que otros.
A usted, ¿qué le ha emocionado?
Encontrar a mi esposa. Es de la relación entre dos
personas de donde surge la emoción y la creatividad. Cada vez que conozco a alguien aprendo
algo, incluso de las personas que no me gustan. Se trata de mirar más allá de
lo que te disgusta.
Lo que importa es el valor, dice usted.
Algunos dicen que estamos en este mundo para
realizarnos completamente, yo creo que estamos llenos de cosas inadecuadas y
que ser nosotros mismos, ser auténticos, no es suficiente.
¿Y el consabido “conócete a ti mismo”?
Yo creo que has de descubrir lo que hay fuera de
ti. Yo he recorrido el mundo para encontrarme con las personas, y eso es mucho
más interesante que yo mismo.
Dostoyevski decía que no importa lo que diga la
gente, sólo cómo ríen.
La risa significa que aplicas tu propio criterio,
y a la vez que no te tomas demasiado en serio y por tanto estás abierto a que
otros entren en tus conversaciones internas. El propósito del humor es descubrir la
verdad, y una sonrisa de complicidad es un regalo.
¿Cuál es el mal del ser humano de hoy?
La crueldad. Estamos tirando bombas a personas que
no conocemos, con frecuencia inocentes: viejos, madres y niños. ¿Cómo es
posible no sentir congoja, no reaccionar, cuando vemos por la televisión a
personas que lo han perdido todo?
Entonces el mal es la indolencia.
Es
la ignorancia sobre las otras personas. No reconocer lo que significa
sobrevivir a una bomba que ha arrasado tu mundo.
No pensamos mucho.
Es
una de las cosas que temen las personas: pensar. Preferimos vivir entretenidos,
y así entregamos nuestro poder.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada