Ilustración Anna Parini |
Han
revolucionado la forma de comunicarse, pero tienen ventajas e inconvenientes
Las
reglas básicas son: no relegar el contacto personal y no hacer nada de lo que
no se estaría orgulloso en el mundo no virtual
Las palabras amables pueden ser cortas y fáciles
de decir, pero sus ecos son realmente infinitos. Teresa de Calcuta
Los sabios hablan porque tienen algo que decir;
los tontos, porque tienen que decir algo. Platón
Las redes sociales han revolucionado la forma de
comunicarse; de los amigos contados con los dedos de una mano se ha pasado en
muy poco tiempo a tener cientos, a los que la mayoría de las veces nunca se ha
dado un abrazo. Estas
estructuras de contacto acercan y alejan. Permiten comunicarse a
cualquier hora del día con cualquier persona, aunque viva a una distancia
kilométrica, pero también pueden aislar a las que están más cerca.
Con diferentes finalidades, desde la meramente
profesional hasta la de compartir ocio, conocimientos o buscar pareja; todas
ellas atienden a una de las necesidades básicas del ser humano: estar en
contacto con otra persona, socializarse y cubrir el sentimiento de pertenencia.
Si se usan
adecuadamente, ofrecen ventajas como las que se enumeran a continuación:
Facilitan
comunicarse en la distancia. Hace años era impensable, sobre todo
por el coste económico, poder hablar diariamente con seres queridos o con
profesionales que se encontraran alejados geográficamente. Ahora solo exige
tener una conexión a Internet en el ordenador o en cualquiera de los
dispositivos móviles que tenemos a nuestro alcance.
Visibilidad
para su negocio o para sus propios conocimientos si desea compartirlos. Las redes
sociales son un inmenso escaparate si se consigue ser atractivo. La calidad de
los comentarios, el sentido del humor, las soluciones o tener ideas diferentes
permite fidelizar seguidores deseosos de ver qué se les propone.
Permiten
que personas tímidas se puedan expresar tranquilamente. En este caso,
la red social nunca debería ser un sustituto del contacto presencial, pero sí
un escenario en el que practicar las habilidades sociales para exponerse al
público cuando uno se sienta seguro.
Búsqueda
de pareja.
A partir de los 30 y según en qué círculos se mueva, cuesta mucho encontrar
pareja. Los amigos tienen su vida hecha y las oportunidades de conocer personas
nuevas es escasa. Muchos desearían poder conocer a gente, pero desconocen cómo
y dónde. Las redes sociales que facilitan este tipo de contactos son una plaza
en la que se pasea de forma virtual. Puede conocer los perfiles, entablar
conversaciones y, si convencen, quedar presencialmente.
Facilitan
estar informado al segundo de lo que ocurre en el mundo. Permiten
seleccionar el tipo de información que desea recibir. Se trata de una
información consciente y libre.
Las redes
sociales también tienen grandes inconvenientes:
Ilustración Anna Parini |
Le
alejan de la gente cercana. Es un error usarlas durante los momentos en los
que tendría que estar interactuando con la gente que sí tiene presente.
Engaños. Se debe tener
en cuenta que puede encontrar en ellas personas que mienten sobre distintos
aspectos por miedo a que condicionen la relación con su interlocutor.
Cobardía. Detrás de
avatares anónimos se esconden personas que insultan, menosprecian y humillan
sin dar la cara. Liberan sus frustraciones y rabia, y no tienen en cuenta el
impacto de sus palabras. Las redes sociales les facilita hacer, pero les
protege de recibir.
La
falsa seguridad.
Muchos adolescentes aprenden a relacionar su autoestima como personas en
función del número de seguidores y los “me gusta” que reciben. Se debe tener en
cuenta que en muchas ocasiones en estos medios, el valor del interior pierde
toda la fuerza frente al culto al cuerpo y otros factores materialistas
relacionados con el aspecto.
La
falta de paciencia.
Hace años, cuando se necesitaba discutir con alguien, era obligado quedar en
persona o llamar por teléfono. En ambas situaciones había que exponerse al
otro, lo que de alguna manera inhibe la conducta impulsiva. El hecho de
mensajearse, sin testar la intensidad de la emoción que siente la otra parte,
da lugar a malinterpretaciones y a ser más desinhibido escribiendo que si la
conversación tuviera lugar frente a frente.
Adicción. Su atractivo
y rapidez pueden provocar adicción.
Intimidación
y acoso.
La misma falta de valentía y estar oculto detrás de un personaje puede llevar a
personas agresivas, rencorosas y con malos sentimientos a arremeter contra
alguien, acosarle y hacerle daño.
Reglas para
comunicarnos mejor:
Tenga
prudencia
con lo que expresa y con las fotografías que comparte con los demás. Lo que
ahora le parece gracioso, igual dentro de un tiempo no lo es. Todo lo que
cuelga puede ser guardado por otros y utilizado cuando lo deseen.
Pida
permiso y sea discreto. No cuelgue ni exprese nada sin permiso de quien
aparece en un comentario o en una fotografía. Es parte del respeto a su
intimidad.
Paciencia. Piense las
cosas dos veces antes de escribir y contestar. Si se siente ofendido con algún
comentario, no conteste de forma inmediata. Espere, redacte, relea, mida las
consecuencias de lo que va a decir y piense cómo le puede venir de vuelta.
Sea
benevolente.
No se tome todo como una ofensa. Es difícil descifrar la intencionalidad de
ciertos comentarios en las redes sociales. En lugar de entender un comentario
como un ataque, interprételo como una aportación distinta a su opinión.
No
escriba con faltas de ortografía. Las redes son gratuitas, no necesita
acortar palabras ni eliminar letras. Cuando escribe con errores gramaticales,
pierde credibilidad. Pero no corrija a otros, no es nadie para dejar en
ridículo a quien se ha expresado intencionadamente o sin darse cuenta con un
error gramatical. Solo conseguirá que se sienta mal por su equívoco.
No
sustituya la comunicación personal por la comunicación en las redes. No sustituya
la parte presencial de las relaciones personales. Ver, tocar, besar, observar,
felicitar un cumpleaños o agradecer algo requieren una llamada o su presencia.
¿Cómo quiere
ser visto?
No
cruzar los límites.
Si tiene pareja y en su escala de valores comparte con ella la fidelidad y
lealtad, tenga cuidado de no traspasarlos. Muchas personas pierden la vergüenza
y el pudor a través de las redes. Las utilizan para seducir y flirtear. Es
fácil sentirse atraído por conversaciones o comentarios subidos de tono que no
mantendría con su pareja. Puede resultar un juego peligroso. El límite está en
cualquier comentario o foto que tendría que esconder a su pareja, aquello que
sabe que le sentaría mal incluso a usted si viviera esa situación.
Todo
no vale.
Las redes sociales, sobre todo en los adolescentes, se han convertido en un
potenciador de la falsa seguridad, confianza y autoestima. Con tal de ganar
seguidores y más “me gusta”, venden su cuerpo al diablo: caras incitadoras,
lenguaje corporal relacionado con la provocación y la sexualidad, desnudos o
semidesnudos, morritos calientes y poses de modelo.
Sea
sincero, pero a la vez proteja su intimidad. No desvele a desconocidos, por
mucha confianza que le inspiren, datos íntimos y privados, fotos personales que
puedan hacerle daño. Tampoco mienta, solo evite y protéjase de lo que pueda
hacerle daño.
Sea
empático.
Si va a hacer un comentario público, piense en los demás, en quién recibe su
comentario, en si tiene hijos y cómo le puede afectar. Recuerde que está en un
lugar público, expuesto a su familia, sus compañeros de trabajo y a todo tipo
de personas.
Sea
amable y positivo.
Nos gusta relacionarnos con quien ofrece apoyo, sonríe, valora y es agradecido.
Las redes sociales tienen que estar
a nuestro servicio para disfrutarlas y aprovecharnos positivamente de ellas,
pero nunca para esclavizarnos y hacernos sentir mal. Mucho menos para hacer
sufrir a los demás.
PARA SABER MÁS
VÍDEO
Sobre la necesidad de desconectar para conectar.
https://www.youtube.com/watch?v=wf_dzUamjwg
FRASE
“Temo
el día en que la tecnología sobrepase nuestra humanidad. El mundo solo tendrá
una generación de idiotas”. Einstein
PELÍCULA
‘La
red social’.
David Fincher. Trata sobre la historia de Facebook.
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