- las que caben en una maleta,
- las que sirven al otro lado del océano,
- las que se quedan en casa de amig@s,
- las que se quedan en casa de amig@s para darles uso en otro lugar,
- las que se quedan en casa de los padres esperando tu vuelta metidas en cajas,
- las que se llevan amig@s para hacer ...
Un hombre murió repentinamente. Al darse cuenta, vio que se acercaba un ser muy especial que no se parecía a ningún ser humano. Llevaba una maleta consigo y le dijo:
- Amigo mío, es hora de irnos: soy la muerte.
El hombre, asombrado, le preguntó:
- ¿Ya?… ¡tan pronto!… Tenía muchos planes…
- Lo siento, amigo, pero es el momento de tu partida.
- ¿Qué traes en esa maleta? - preguntó el hombre-
- Tus pertenencias…
- ¿Mis pertenencias? ¿Mis cosas, mis ropas, mi dinero? …
- Lo siento: las cosas materiales que tenías, nunca te pertenecieron… Eran de la tierra.
- ¿Traes entonces mis recuerdos?
- Esos ya no vienen contigo. Nunca te pertenecieron. Eran del tiempo.
- ¿Traes mis talentos?
- No. Nunca te pertenecieron… Eran de las circunstancias.
- ¿Traes a mis amigos, a mis familiares?
- Tampoco. Ellos eran del camino.
- ¿Traes a mi mujer y a mis hijos?
- Nunca te pertenecieron. Eran de tu corazón.
- ¿Traes mi cuerpo?
- Ya te dije que es propiedad de la tierra.
- Entonces, ¿traes mi alma?
- El alma es de Dios.
Entonces el hombre lleno de miedo arrebató a la muerte la maleta y al abrirla se dio cuenta que estaba vacía.
Con una lágrima de desamparo brotando de sus ojos, el hombre le dijo:
- ¿Nunca tuve nada?
Si amigo mío… Cada uno de los momentos que viviste, fueron sólo tuyos.
- Amigo mío, es hora de irnos: soy la muerte.
El hombre, asombrado, le preguntó:
- ¿Ya?… ¡tan pronto!… Tenía muchos planes…
- Lo siento, amigo, pero es el momento de tu partida.
- ¿Qué traes en esa maleta? - preguntó el hombre-
- Tus pertenencias…
- ¿Mis pertenencias? ¿Mis cosas, mis ropas, mi dinero? …
- Lo siento: las cosas materiales que tenías, nunca te pertenecieron… Eran de la tierra.
- ¿Traes entonces mis recuerdos?
- Esos ya no vienen contigo. Nunca te pertenecieron. Eran del tiempo.
- ¿Traes mis talentos?
- No. Nunca te pertenecieron… Eran de las circunstancias.
- ¿Traes a mis amigos, a mis familiares?
- Tampoco. Ellos eran del camino.
- ¿Traes a mi mujer y a mis hijos?
- Nunca te pertenecieron. Eran de tu corazón.
- ¿Traes mi cuerpo?
- Ya te dije que es propiedad de la tierra.
- Entonces, ¿traes mi alma?
- El alma es de Dios.
Entonces el hombre lleno de miedo arrebató a la muerte la maleta y al abrirla se dio cuenta que estaba vacía.
Con una lágrima de desamparo brotando de sus ojos, el hombre le dijo:
- ¿Nunca tuve nada?
Si amigo mío… Cada uno de los momentos que viviste, fueron sólo tuyos.
Gracias,Joan, por tener esa sensibilidad que no creo que escasee en la gente sino que les es difícil sacarla a la luz.
ResponEliminaReflexions com aquestes són les que ens fan crèixer i tirar endevant, gràcies Joan
ResponEliminaHola Joan gracias por compartir textos tan geniales como ese. Yo si me siento afortunada al poder decir que en "mi maleta de la amistad" tengo personas como tú, tan especiales.
ResponEliminaGracias.
Gracias a td@s por vuestros ccomentarios.
ResponEliminaTienes razón Javier, las tenemos pero nos cuesta sacarlas, miedos, creencias, ya es hora de ir perdiendo todas estas limitaciones.
Si Cris, lo sabemos, solo que demasiado frecuéntemente nos olvidamos.
Y Mari, a ti también te llevo en mi maleta!.
un dels moments que m'emportaré perque em remou i en fan sentir viva és llegir aquest text tan bonic... gràcies. una abraçada sentida
ResponEliminaDe res guapetona, això és el que ens hem d'endur, el que ens hagi mogut, emocionar, riure plorar.... les emocions!.
ResponEliminaUn petonàs!