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dijous, 23 de gener del 2014

¿Cómo afectan las emociones a nuestro sistema inmunológico?. Psiconeuroendocrinoinmunología. Núria Costa.

En anteriores posts he hablado sobre la relación entre cuerpo y mente. He hecho mención del poder de nuestros pensamientos sobre nuestra salud corporal y he comentado los aspectos más relevantes acerca de la somatización. Hoy  me gustaría hablaros de las emociones y de su importancia en nuestras vidas. Lejos de asociarlas con sentimentalismos, ellas están intrínsecamente conectadas con nuestro pensamiento y no bailan solas a su antojo, lejos de la razón. Pero esto no es suficiente. Ellas tienen dominio sobre nuestro cuerpo y tanto es así que son capaces de modificar nuestra capacidad inmunológica.
La psiconeuroendocrinoinmunología es la disciplina encargada de estudiar la interacción entre el sistema nervioso central, el sistema nervioso periférico, el endocrino y el inmunológico. En otras palabras; es un campo científico que se dedica a estudiar la relación entre mente y organismo, desde hace más de 30 años. Sin duda, las emociones ejercen aquí un papel muy relevante y numerosos estudios han corroborado la importancia de las mismas. Cada emoción tiene su bioquímica y ésta puede ser corrosiva y destructiva o positiva y sanadora.
A todos nos pasan cosas, está claro. Y ante los distintos sucesos sentimos miedo, ira, alegría…pero lo que también está claro es; que de todo lo que nos sucede, bueno y malo, el peso significativo no está tanto en el hecho en sí, sino en lo que nosotros hacemos con ese hecho (cómo lo vivimos, cómo lo gestionamos y sentimos y cómo nos enfrentamos al mismo). Parece ser que el sistema inmunológico recibirá las consecuencias. Con ello quiero decir que sentir y visualizar una curación la impulsa, al igual que padecer la derrota y apostar por la negatividad acelera lo negativo.
A menudo olvidamos que somos responsables de la manera en la que nos sentimos y que dentro de nosotros hay un potencial enorme para dirigir nuestra vida emocional. Tenemos derecho a sentir miedo, tristeza y enojo, pero también tenemos derecho a liberarnos de dichas emociones, identificarlas y aceptarlas. Nos cuesta hacerlo, pero debemos saber que es tan importante como respirar y que de ello depende en gran medida, nuestra salud (no sólo psicológica sino también emocional).
Stella Maris Maruso, terapeuta biopsicosocial, tanatóloga y directora de la fundación Salud, en buenos Aires, cuenta con una experiencia de más de treinta mil pacientes con distintas enfermedades graves. En su famoso libro El laboratorio del alma explica experiencias increíbles tras apostar por la enseñanza en la curación, a través de las emociones, la espiritualidad y la meditación. El papel de las tres tiene una implicación muy significativa en nuestro sistema inmunológico y esta experta, asegura, que deberíamos prestarle más atención.

“Una emoción es un estado fisiológico y todos los receptores de las células inmunológicas toman los químicos de la emoción. Entonces a través de indicadores somáticos podemos saber cuándo una emoción es  saludable o cuando no lo es. Las emociones  realmente destruyen nuestra salud. Son tóxicas cuando no son buenas. Por ello desarrollar inteligencia emocional también es extremadamente sanador”
Siempre digo que el dolor forma parte de la vida, pero está enseñanza no nos la transmiten de pequeños. Al madurar, nos cuesta enfrentarnos a nuestras emociones y a situaciones dolorosas. Parece ser más fácil, dejar la responsabilidad en manos del destino, cuando cada día es más conocida la importancia que tiene cuidar de nuestra mente, nuestras creencias y nuestras emociones. No es fácil, pero es posible. La salud no tiene nombre de cuerpo. Engloba nuestra psique. Trabaje en ella y su sistema inmunológico se lo agradecerá.

Bibliografía: El laboratorio del alma. Maris Maruso, Stella. Editor S.A. 2011.


Núria Costa 

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