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dilluns, 27 de gener del 2014

"Si el saber no se traduce en un modo de vivir, es inútil". Nuccio Ordine. La Contra de La Vanguardia.

Nuccio Ordine, experto en el Renacimiento

Tengo 55 años. Nací en Díamante (Calabria) y vivo en Rende, donde soy profesor de literatura en la universidad. Vivo en pareja Soy de izquierdas, aunque eso significa poco. Debemos formar jóvenes que amen el bien común y combatan la corrupción. Soy un laico no creyente.

SOBRE LA SABIDURÍA
En pocas semanas La utilidad de lo inútil (Acantilado) se convirtió en Italia en un superventas. A través de las voces de los grandes clásicos, este profesor vocacional intenta hacernos comprender que hoy en día tenemos más necesidad de las cosas inútiles que de las cosas que la sociedad nos dice que son útiles (títulos, cargos, posesiones). Y para Ordine útil es todo lo que nos puede convertir en una persona mejor, esos saberes que vamos acumulando, digiriendo y encarnando; esa curiosidad que en tiempos en que el dinero no lo era todo hizo avanzar la ciencia, esa comprensión de lo humano que nos llevó a la Declaración Universal de los Derechos Humanos

¿Cuál es la gran lección del Renacimiento?
Que el saber es uno, por mucho que estemos obligados a dividirlo en disciplinas. ¿En qué casilla metemos a Leonardo da Vinci?...

Pues dicen que aprendiz de mucho maestro de nada.
Soy partidario de lo que decía Ilya Prigogine, Nobel de Química: si dividimos los saberes, a un lado el científico y al otro las ciencias humanas, no tendremos ni una ciencia humana ni una humanidad que crezca a través de los descubrimientos de la ciencia.

Muy razonable.
De hecho, la ciencia que ha revolucionado la historia de la humanidad está hecha de investigaciones inútiles.

La radio, por ejemplo.
Si Marconi no hubiera tenido a sus espaldas los estudios teóricos de Maxwell y Hertz, aparentemente inútiles, no habría inventado la radio. Lo mismo vale para Copérnico o Galileo Galilei: les movía la curiosidad.

No vivían bajo la presión del mercado.
Hoy el utilitarismo ha invadido todos los aspectos de nuestra vida, incluida la escuela y la universidad, que han convertido a los estudiantes en clientes.

¿Esa es hoy su lucha?
Sí, hacer entender a mis alumnos que no van a la universidad para adquirir un título, sino para ser mejores personas, más sabias, más éticas.

Vivimos bajo una democracia comercial.
Cada gesto, cada acto de nuestra vida está condicionado por la pregunta: y yo con esto, ¿qué gano? No estoy en contra del beneficio, pero no puede ser un fin en sí mismo.

Hasta el hecho de crear se plantea en esos términos.
Solo los grandes se salvan, los que pintan, esculpen, escriben, diseñan o componen música por placer, por amor a su oficio, y estos son los que deberían enseñar en la universidad. Fíjese por ejemplo en Claudio Abbado y sus orquestas de niños de la calle, se trata de un compromiso civil...

Lo que sé lo doy.
...Y eso nos falta. Hoy las palabras gratuito y desinteresado no se usan.

Money money money money...
Así es. Dedicamos nuestro tiempo a ganar dinero, el resto es puro entretenimiento sin esfuerzo, porque este debe estar reservado a la ganancia. Buscamos la belleza fácil.

Habla del saber corno una revolución.
Es que el saber es una forma de resistencia. En Italia tenemos señores que con el dinero han comprado a los parlamentarios, jueces, televisiones, éxito. Lo único que no han podido comprar es el saber, porque es fruto del esfuerce individual.

El amor tampoco debería ser útil.
El amor es un don gratuito de uno mismo, no tiene interés. Pero por mal que nos suene el matrimonio, por ejemplo, es la mayoría de las veces una empresa que acaba prescindiendo del amor.

A usted, ¿qué inutilidad le ha sido más útil?
Nací en un pequeño pueblo del sur en el que no había bibliotecas. En mi casa tampoco había libros. Yo tuve la suerte de topar con buenos maestros que cambiaron mi vida, y todavía creo en ese pequeño milagro: Un profesor que puede cambiar la vida de un estudiante. Es grave que se recorten los fondos para la educación.

Han sido los mejores -economistas, banqueros- los que nos han llevado a la ruina.
La corrupción responde al hecho de que nuestra sociedad apuesta por el interés personal y no por el bien común.

Nada educa más que el ejemplo.
De acuerdo, pero para romper ese mal ejemplo de nuestros líderes políticos y económicos es imprescindible sanear la educación. La única vía para crear personas es la enseñanza. No creo en grandes revoluciones.

Nos haría falta algo de radicalidad.
Creo que son necesarias un montón de pequeñas revoluciones individuales que deben empezar por hacer bien, con honestidad y con amor, lo que cada uno haga.

Tiene razón, pero suena ingenuo.
Giordano Bruno, gran filósofo que fue quemado por la inquisición en Roma, decía que sí la filosofía, la literatura y el saber no se traducen en un modo de vivir, entonces son totalmente inútiles. Lo que yo pienso, lo que yo creo, tiene que operar en mí una metamorfosis para que coincida con mis acciones. Si el saber es una manera de vivir, estamos en la vía correcta.

Entonces estamos hablando de valores.
Uno de los grandes males de nuestra sociedad es la cantidad de personalidades y políticos que dicen una cosa y se comportan de manera opuesta. Lo que yo sé debe ser coherente con lo que yo hago.

Aparentamos ser quien no somos.

En el mundo griego representaban a Sileno con una estatuilla: por fuera era un sátiro cómico; abrías, y en el interior había una divinidad. Alguien que se presenta con el rostro de la sabiduría tiene dentro un ignorante. Cuando tienes un rostro humilde y simple, abres, y encuentras un gran tesoro.


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