La periodista y escritora Elisabeth G.
Iborra es la autora, junto a Josan Hatero, del libro '¡Este año sí!', una guía
para cumplir los buenos propósitos
Cualquier punto de partida es la
excusa perfecta para plantearse una lista con los buenos propósitos que
queremos alcanzar o con los cambios que nos gustaría hacer. Culturalmente, el
fin de año es una de las fechas fetiche a la hora de buscar nuevos retos o una
renovación física o espiritual. La periodista Elisabeth G.Iborra ha elaborado la guía ¡Este año sí! junto al autor Josan Hatero con consejos prácticos de
psicólogos y especialistas para lograr estrategias más eficaces para establecer
metas y conseguirlas. La escritora asegura que la voluntad no es suficiente
para cumplir con un propósito, y que necesitamos de estrategias claras y efectivas
que eviten llevarnos a la frustración y abortar nuestra misión. Iborra, que no
se declara seguidora de la literatura de autoayuda, admite que escribiendo este
libro se ha dado cuenta del poder que reside en cada uno de nosotros,
y asegura que muchas veces es necesario autoengañarse desde la conciencia para
sobrevivir y lograr aquellos que nos propongamos.
-Solemos decir aquello de “año nuevo,
vida nueva”. ¿Hacernos buenos propósitos de cara a los próximos meses es una
manera de redimir nuestros pecados anteriores?
-¡Supongo que sí! No sé si la palabra
exacta sería la de pecados, pero sí que es cierto que te das cuenta de que hay
algunas cosas que ya no te sirven, que te hacen daño o que necesitas cambiar.
Para ello, es importante ponerse una fecha, y es cierto que con el nuevo año
vemos una oportunidad para empezar de cero y renovarnos.
-¿Por qué solemos esperar a que llegue
un nuevo año para activarnos?
-Supongo que tiene mucho que ver con
la vorágine que vivimos durante las fiestas con numerosas comidas y reuniones
familiares. La idea es quemarlo todo antes y llegar limpio a esa fecha para
intentar ser una persona más o menos libre.
-Imagino que uno no se levanta de la
cama un día cualquiera y, de repente, decide plantearse un cambio en su vida.
¿Hablamos, entonces, de un examen de conciencia?
-Completamente. Uno ya tiene síntomas previos, que
normalmente tienen su efecto sobre la salud, y es cuando ve que es necesario
tomar medidas. En algún momento tiene que ponerse ese límite, y fin
de año es la fecha de la renovación por excelencia. El día uno es muy
simbólico, es como empezar de cero.
-Y esto es más viejo que el fuego…
-¡Se ha hecho toda la vida, desde que
la humanidad es humanidad! Los seres humanos no hemos cambiado tanto a lo largo
de la historia…
-¿Y nuestros propósitos han cambiado?
-Depende del sitio en el que hayas
nacido: no es lo mismo hacerse buenos propósitos aquí, que en un país africano
del tercer mundo, por ponerte un ejemplo. Aquí nos proponemos cosas como
ponernos en forma o adelgazar, mientras allí lo que necesitan es comer; los
propósitos tienen que ver con un factor cultural.
-Eso ya no serían propósitos, sino
necesidades. Focalícemelo en nuestro país: ¿Han evolucionado mucho los deseos
de los españoles?
-No, son los mismos. De hecho, son necesidades
básicas del ser humano como el amor, el trabajo, la salud o la
realización personal. También suelen ser vicios como el tabaco, a los que
recurres por síntomas que tienes por unas necesidades no cubiertas. Puedes
fumar perfectamente por paliar una inseguridad personal, por ponerte un
ejemplo.
-Las enfermedades mentales han
aumentado durante este siglo XXI. ¿Mejorar nuestra parte emocional forma
también parte de nuestras prioridades a la hora de empezar de cero, o todavía
nos centramos más en nuestra imagen exterior?
-La crisis ha tenido eso de positivo; la gente está
empezando a reflexionar sobre el papel que tienen ellos en que las cosas no
funcionen, admitir su responsabilidad. Antes estaba todo mucho más
volcado hacia el materialismo, el tener y el aparentar, y ahora nos estamos
centrando más en el terreno emocional y en entender cómo estamos por dentro y
qué es lo que transmitimos. Se está despertando una conciencia en este sentido, pero
creo que todavía no es generalizada.
-¿Por qué cree que esa reflexión no es
mayoritaria?
-Todavía tenemos demasiados mensajes
que nos despistan y mucha sobre información en la publicidad o en los medios de
comunicación. Tenemos que ser conscientes de que vivir mejor significa dormir mejor,
alimentarte bien y muchas otras pequeñas cosas que, sumadas, hacen que nuestra
calidad de vida aumente de manera significativa. Son cosas prácticas
y que, en muchos casos, se han recomendado mil veces: comer frutos secos,
pescado azul, cepillarte bien los dientes, hacer deporte, dormir tus horas…
-¿Seguimos buscando la juventud
eterna?
-A todos nos gustaría siempre y cuando
sea con la mejor salud posible, sino no sirve absolutamente para nada. Para
ello es imprescindible tener en cuenta cosas como evitar las enfermedades
cardiovasculares, hacer deporte, practicar sexo, reír, etc. ¡Se trata de
generar endorfinas! No hay más secretos.
-¿Recompensar nuestras acciones es
clave para lograr nuestros propósitos?
-Por supuesto. Si estás continuamente
haciendo sacrificios y no tienes ninguna recompensa, el trayecto se te puede
hacer muy, muy duro. La recompensa puede ser visible a los resultados de tu
esfuerzo, pero también recomiendo regalarse algún capricho a manera de premio.
-Creo que la teoría la tenemos todos
bastante clara, pasemos a la práctica. ¿Por qué suelen fracasar a los pocos
días muchos de los propósitos que nos ponemos?
-Es importante saber muy bien en qué falla cada uno,
hay que hacer un análisis detallado de la situación y no echar nunca la culpa a
las circunstancias. ¡Es vital hallar el síntoma! Por ponerte un
ejemplo, hay quien come compulsivamente porque tiene un sentimiento de soledad.
¡No vas a paliar la soledad por el hecho de comer más! Una vez detectado el
síntoma, tienes
que saber qué quieres: si no sabes a dónde quieres ir nunca vas a
llegar. ¡Focaliza!
Cuando tienes el punto de partida y el de destino, tienes que trazar
una estrategia que implique seguirla con constancia y, en algunos casos,
consultar a expertos.
-Entiendo, entonces, que sólo con la
voluntad no hacemos nada…
-Nada. Sólo con voluntad no vamos a
cumplir ningún buen propósito. Si no tienes una estrategia bien definida, con
unas fechas y unas pautas bien marcadas, dudo que puedas llegar a algún sitio.
Piensa que tienes muchos recuerdos, costumbres y rutinas ya adquiridas que te
van a hacer recaer. Define bien tu objetivo y persiste, es la única vía
posible para lograrlo.
-¿Hacer partícipes a los demás de
nuestras intenciones nos puede ayudar?
-¡Completamente! Los demás no sólo te
pueden ayudar sino que son claves para animarte y hacer que no recaigas. Puedes
plantearlo como pequeñas conciencias que están a tu lado para hacerte ver que
el esfuerzo merece la pena.
-¿También ponernos plazos concretos?
-Concretos y cortos. Hay que hacer las cosas
poco a poco, no vas a cambiar de un día a otro. Si te pones plazos poco
asumibles lo único que lograrás es frustrarte por no haberlo conseguido y será
más complicado volver a intentarlo. Los propósitos no son fáciles de conseguir, es importante
que seas realista y evites recaer.
-Uno de los propósitos más extendidos
es el que tiene que ver con el amor. ¿Qué cuesta más hoy en día, encontrar a tu
media naranja, o cambiar la que tienes porque ves que la cosa no funciona?
-Pienso que lo que más cuesta hoy en
día es encontrarla. Hay muchísimos factores en esta sociedad que nos influyen,
como el
individualismo o el miedo al compromiso. Nos cuesta encontrar pareja porque nos
hemos acostumbrado a los beneficios de estar solos, y eso hace que nos cueste
compartir.
-La mayoría de expertos coinciden en
señalar que para tener pareja es fundamental estar bien con uno mismo…
-¡Por supuesto! Es imposible en esta
vida estar realmente bien con nadie si no estás bien contigo mismo. Tienes que
saber muy bien qué es lo que puedes dar y transmitir eso. ¡Si tú
quieres tener pareja no transmitas que quieres sexo! Resumen fácil: sé tú mismo y
transmite lo que eres y lo que quieres. Punto.
-En las redes sociales, donde ligar
está de moda, ese requisito no siempre se cumple.
-Cierto. Hay mucha gente que pone
anuncios contando cosas que no son. ¡Defínete y pon una foto realista! Nos
recluimos mucho más que antes en la virtualidad. Es importante superar esas
barreras, perder el miedo al rechazo y comunicarse de una manera natural. Vamos
a conocernos como amigos, como personas, y si surge algo, estupendo. Hay que cambiar
el ir a ligar por ir a conocerse, como cuando éramos adolescentes.
-¿Hemos normalizado las relaciones por
internet o siguen representando un tabú?
-Están completamente normalizadas, es
algo que se ha generalizado muchísimo gracias a las redes sociales y a portales
especializados. Nos hemos abierto muchísimos más a estas alternativas, y ligar
por internet ya no es una cuestión de friquis; es una manera alternativa para
conocer gente, especialmente para aquellos que no les gusta salir por la noche
o frecuentar bares o discotecas, que es donde la gente suele interactuar un
poco más. Es un sistema muy bueno siempre y cuando lo utilices para conocer a
gente y no para agazaparte detrás de tu pantalla y crear un personaje que te
gustaría ser para ligar.
-¿Eso es malo?
-Si lo haces, como mínimo haz los
cambios para poder acercarte a esa persona a la que te quieres parecer.
Aprovecha tu imaginación y lo que quieres llegar a ser como objetivo para hacer
los cambios.
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