Autor:
Séneca
Los anglosajones denominan storytelling al arte de contar
historias con un fin específico, ya sea la venta de un producto (en el ámbito
del marketing) o la explicación instructiva y agradable de una idea (en el
ámbito académico). El concepto aprovecha la curiosidad natural del ser humano,
que siempre denota más interés en aquello que le cuentan de una manera
atrayente y cautivadora.
Hoy utilizaré la técnica del
storytelling para contar esta historia que un buen amigo me contó le habían
contado...
Cierto día subí a un taxi
camino del aeropuerto, donde partiría para un largo viaje apenas dos horas
después. El taxi iba ocupando el carril derecho de la calzada y su velocidad
era correcta, cuando, de repente y de manera absolutamente inesperada, un coche
negro salió súbitamente marcha atrás, desde una plaza de aparcamiento justo
delante de nuestra posición.
Mi taxista pisó el freno, derrapó
y evitó el choque con el otro coche por apenas unos centímetros. El conductor
del otro vehículo giró la cabeza y empezó a gritarnos. Mi taxista solo sonrió y
saludó con la mano a aquel tipo iracundo y egoísta. Y, debo decirlo, su gesto
fue en extremo amable. Así que le pregunté:
- "¿Por qué acaba de hacer eso? ¡Este tipo casi destroza su
coche por culpa de su alocada maniobra y ha estado a punto de mandarnos a los
dos al hospital!
Entonces es cuando mi taxista
me enseñó una lección inolvidable y que yo ahora llamo "La Ley del Camión de Basura".
Me explicó que muchas personas
son como camiones de basura. Ellos transitan por la ciudad llenos de bolsas de
desperdicios. Es decir, llenos de frustración, de ira y de decepción y que a
medida que su cargamento de deshechos va creciendo y amenaza con desbordar el
vehículo que conducen, necesitan un lugar donde volcar los residuos y, a veces,
lo van a volcar en ti. Sabiendo, como sé, todo esto, nunca no lo tomo como algo
personal.
¿A veces tiene problemas para
controlar tu temperamento? ¿Alguna vez te has enojado y te has arrepentido más
tarde? ¿Alguna vez has perdido el control de tu ira hasta el punto de ponerte
violento? ¿Alguien te ha comentado, sutilmente o no, algo al respecto de tu
ira? Si has contestado sí a cualquiera de estas preguntas, habrás tenido o
quizá aún tienes algún problema con el control de tus emociones. No te
inquietes, es más habitual de lo que cabría esperar.
La ira, dicen, es una locura de
corta duración. Una respuesta natural, y automática la mayoría de las veces, a
un dolor físico o emocional. La frustración, el rechazo, la amenaza o la
perdida, pueden provocarla y el tipo de dolor no importa tanto, porque lo
esencial es cómo este se experimenta.
Cuando la ira se acumula en el interior, funciona como una
especie de olla a presión, que explotará si se impide la salida controlada de
su vapor.
Si la temperatura interna (y por tanto, la presión) es demasiado alta, será
imprescindible disponer de una válvula que permita liberar la tensión interna.
Y así, es como la ira se escapa y se manifiesta en forma de gritos, insultos,
lanzamiento de objetos o incluso con la agresión física a las personas
implicadas o que, simplemente, pasaban por allí.
Y, curiosamente, toda ira
resulta justificada para el airado. Cuando alguien se enoja siempre lo hace por
una causa, sea legítima o no lo sea. "Las personas que me han herido están equivocadas,
se dice el sujeto de la ira, así que deben ser castigados". Es
muy raro que alguien se enoje con otro a quien no cree responsable de haberle
hecho daño de una manera significativa.
Sin embargo, y en definitiva, la ira existe porque es más
satisfactorio sentirse enojado, que reconocer los sentimientos dolorosos
asociados a una vulnerabilidad que somos incapaces de reconocer. De hecho, hay
gente que utiliza la ira para reconvertir sentimientos de fragilidad e
indefensión, en otros de control y poder. Pero la ira no puede hacer
desaparecer el dolor, solo lo distrae. La ira no resuelve los problemas que nos
hacen sentir miedo o ser vulnerables; es más, puede crear nuevos problemas
mucho más graves.
Estrategias
para calmarse
- Respira profundamente; cuenta hasta siete en la respiración y hasta once en la exhalación.
- Recuerda: "¡Mantén la calma!"
- Aléjate de la situación física y emocionalmente, si es posible.
- Cuenta hacia atrás desde veinte hasta uno.
- Sal a caminar, idealmente por un parque o en un espacio abierto.
- Visualiza un lugar tranquilo: el mar, por ejemplo, o las montañas, por unos dos minutos.
- Deja ir cualquier expectativa que pudieras tener.
- Recuerda que la vida es injusta, pero hay que vivirla.
- Medita, nada y relájate. Todo ello es muy bueno para eliminar el estrés.
- Dedícate a un pasatiempo que requiera tranquilidad, labores de jardín, por ejemplo.
- Relájate con un baño mientras escuchas música Chill Out ( o la que te plazca, pero que sea suave)
- Inhala aromas relajantes. Practica la aromaterapia.
Reflexión final: El éxito y el fracaso depende de la sabiduría y la
inteligencia, que nunca pueden funcionar apropiadamente bajo la influencia de
la ira.
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