A lo largo de la vida acumulamos
sentimientos negativos relativos a acontecimientos pasados. Debido a esto,
quedan resentimientos, tristezas, miedos y enojos, respecto de experiencias
desagradables. Pero ¿Qué se puede hacer para eliminar toda esa basura
emocional?
A continuación te dejamos 10 técnicas
escritas por la psicóloga Ciara Molina.
1.
Pensamientos positivos o negativos, tú eliges. Según Molina,
«los
pensamientos negativos generan una enorme cantidad de malestar, y su
manifestación común es la ansiedad». Los positivos, en cambio,
provocan todo lo contrario a nivel emocional. Así, con afirmaciones positivas,
lograremos modificar el pensamiento a través del uso del lenguaje. Se trata,
prosigue esta experta, «de que te creas lo que te dices, no solo que te quedes
con las palabras: "me quiero", "me valoro", "soy
capaz"… Hay que animarse a
potenciar aquello que quieres atraer y tu pensamiento abrirá el camino
emocional que te ayudará a alcanzarlo», asegura.
2.
Creando expectativas, acumulando frustraciones. Tendemos a
fijarnos demasiado en lo que consideramos que nos hace falta, y esto
nos dificulta poner atención en lo que somos, sentimos y pensamos en nuestro día a
día. No podemos saber lo que va pasar de aquí a cinco años, pero sí podemos
gestionar adónde queremos llegar dando pequeños pasos desde el hoy. «La mejor manera
de no excedernos en nuestras expectativas será establecer pocas y a corto
plazo, al hacerlas alcanzables ganaremos confianza», asegura Molina.
3. La
actitud determina el estado de ánimo. ¿Alguna vez has tenido la
sensación de vivir un día pésimo desde que te levantas hasta que te acuestas?
o, por el contrario, ¿no te ha pasado que de repente sientes que te comes el
mundo y que todo lo que acontece a tu alrededor parece estar en sincronía contigo?
«Lo que determina uno u otro es la actitud con la que nos
enfrentamos a él», afirma esta psicóloga. «El mundo según lo vemos no es más que un
reflejo de nuestro estado interior: cuanto más optimistas seamos a la hora de
interpretar lo que nos pasa, mejor valoración haremos de nosotros mismos
(autoestima) y mejor adaptación al medio tendremos. Por tanto, toda actitud positiva comienza por tener
una autoestima saludable».
4.
Voluntad sin acción es papel mojado. Cuando nos sentimos decaídos,
lo primero que perdemos es la voluntad. «Sabiendo que la voluntad es nuestra capacidad para
decidir si realizar un determinado acto o no, ¿por qué escoger quedarse en la oscuridad pudiendo ver la luz?»,
se pregunta Molina. Para tener una buen a predisposición a la acción voluntaria
ella aconseja ser receptivo, priorizar los pasos, visualizar positivamente
aquello que queremos que suceda…
5.
Salir de la zona de confort, definiendo zona de confort como todo
aquello que nos rodea y con lo que nos sentimos cómodos. ¿Cómo salir de la zona
de confort? Molina aconseja al respecto explorar nuevos horizontes y dejar que la vida nos
sorprenda. «Perder el miedo a avanzar, a descubrir nuevos mundos y
buscar oportunidades que nos aporten nueva sabiduría. Cuando decidimos explorar
más allá de los límites que nos autoimpusimos empezamos a entrar en lo que se
conoce como la "zona de
aprendizaje"».
6.
Quiero, puedo, me lo merezco. «Tenemos que tener claro que lo que nos define no son las
opiniones positivas que los demás puedan tener o las críticas a las que nos
veamos expuestos, sino la valoración que hacemos de nosotros mismos. Es decir, de la autoestima»,
señala Molina.
7.
Autoestima: camino al bienestar. Para hacer que mejore, esta psicóloga
recomienda que «nos aceptemos, tengamos confianza plena en lo que hacemos, nos cuidemos a nosotros mismos, seamos autosuficientes emocionales, aprendamos
a poner límites, realicemos autocrítica constructiva, sepamos que somos los únicos responsables de lo que nos
pasa, nos dediquemos un momento al día solo
para nosotros, y apostemos por el sentido
del humor, entre otras muchas cosas que podemos hacer».
8.
Aceptación, pero no olvido. No se olvida, se supera, dice Molina.
«Superamos
relaciones, miedos, malestares, frustaciones, pérdidas y heridas emocionales.
Eso sí, el dolor es inevitable, pero el
sufrimiento es opcional y pensar constantemente en borrar nuestros
recuerdos negativos no hará más que hacerlos más conscientes»,
afirma. Por
eso para que un malestar se supere no podemos negar que exista, necesitamos admitirlo para cambiarlo», añade.
9.
Críticas, ¿constructivas o destructivas? Lo que
diferenciará que una crítica sea catalogada de constructiva o destructiva será la intención
con la que se dice, las palabras que se escogen y la manera de decirla. «Pero por muy
destructiva que sea la crítica, si no se le da importancia, no se vivirá como
una ofensa». «Asimismo, cuando seamos nosotros los que formulemos la
crítica, no debemos ser apresurados a la hora de opinar, debemos dejar claro el
aprecio, basarla en el respeto, y expresarla en el momento adecuado… además de ser
conscientes de que el otro tiene derecho a réplica», recuerda.
10. La
comunicación,
por último, como base del equilibrio emocional. Resulta imprescindible saber
comunicarnos, entendernos y comprendernos los unos a los otros. Una buena o
mala comunicación puede marcar la diferencia entre tener una vida feliz o
tenerla llena de problemas. Para que la comunicación sea efectiva y
emocionalmente sana partiremos de las siguientes premisas: Tendremos la actitud
adecuada, nos centraremos en un tema en concreto, escucharemos con atención, nos
expresaremos de forma clara y directa, diremos lo que pensamos y
sentimos, aceptaremos la opinión del otro, no daremos
nada por supuesto,
preguntaremos,
y seremos coherentes
con lo que decimos y lo que expresamos de una manera no verbal.
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