- te lo pierden los demás,
- te sientes mal contigo mismo,
- terminas por interiorizar que
ese es el trato que te mereces,
- pierdes tu confianza y
seguridad,
- sientas un precedente contigo
y con los demás.
Conseguir que te respeten es un derecho y tienes que hacerlo
valer.
Una persona respetada se siente a gusto y cómoda en los grupos sociales con los
que se relaciona. También piensa que sus opiniones son importantes y las emite
sin miedo a la crítica ni al rechazo. Es capaz de defenderse cuando identifica
que le atacan, porque su dignidad es más importante que evitar un conflicto con
alguien que se está pasando de la raya. Valora su bienestar y su paz interior,
y ambas pasan por concebirse como una persona digna de respeto y del buen trato
de los demás. Una persona que se respeta vive en equilibrio, con su tiempo, sus
obligaciones, su trabajo y su ocio.
¿Qué
significa perderte el respeto?
El respeto te lo puedes perder
por diferentes motivos. Aquí tienes algunos ejemplos.
Cuando
sobrevaloras las necesidades de los demás e infravaloras las tuyas. Aprende a
decir que NO. Aprende a dar valor a tus hobbies y a tu tiempo, al fin y al
cabo, ¿no es el rato en el que mejor te sientes?
Cuando no te pones en el lugar que te corresponde y dejas que
los demás abusen de ti y de tu tiempo. Ponerte en tu sitio no tiene nada que
ver con el orgullo y la soberbia. Ponerte en tu sitio significa informar a los
demás que hay comentarios y situaciones que te sientan mal. Los otros deben
conocerlos, por el simple hecho de que estar informados puede evitarlos la
próxima vez. Si no dices a la gente qué te molesta o qué puede ser humillante o
ridículo para ti, los demás tampoco tienen por qué adivinarlo. Piensa que cada
uno funciona y se comporta atendiendo a su escala de valores y no siempre tiene
que coincidir con la tuya. Aunque tú la tengas muy clara. Recuerda, que los demás te traten mal, no
es una opción.
Cuando
eres infiel a tu escala de valores. La vida a veces te pone a prueba,
desde esa cartera que te encuentras y que no es tuya, al cambio de más que te
han dado en la cafetería. Te sentirás muy mal contigo mismo y te arrepentirás,
si no te comportas fiel a tu escala de valores. Si llevas toda la vida diciendo
que no te quedarías con nada que no fuera tuyo, devuelve esa cartera y ese
cambio. Ejemplos como este hay muchos. Hay muchas cosas accesibles y momentos
en la vida en los que si traspasamos el límite, igual otros no se enterarían
nunca, pero ni un así es un motivo que lo justifique. Porque los que te valoran no son los demás,
sino tú a ti mismo, y te lo aseguro, te dará remordimiento. Y si
cuando cruzas tu escala de valores no te sientes mal, igual es que nunca la
tuviste.
Cuando
crees que las personas que están por encima de ti jerárquicamente, tienen el
derecho de permitirse ese lujo. Ni tu jefe, ni tu padre, ni alguien
que tú creas que está por encima, tiene derecho a tratarte mal. No es la
jerarquía lo que les otorga poder faltar al respeto, sino la poca calidad como
personas.
En el caso en el que te estés
faltando el respeto a ti mismo sin que intervengan terceros, ¡PÁRATE!
Piensa en qué te estás equivocando, con qué no te sientes a gusto, qué te
gustaría que fuera de otra manera. No te sigas sintiendo mal por lo ocurrido
hasta ahora, simplemente
invierte tiempo en planificar lo que deseas cambiar de ti... ¿Es la
gestión de tu familia, de tu trabajo, de ti mismo? Sea lo que sea, seguro que
es susceptible de cambio, y cuanto antes empieces, mejor. No te lamentes por lo que has perdido o
lo que has hecho de una forma que te avergüenza. Tú tienes valor a
pesar de los errores y las "torpezas", y te hace grande rectificar y
volver al camino... al tuyo, porque cada uno tenemos el nuestro y nadie puede
juzgar si es mejor o peor que el de los demás.
En el caso de que el motivo de
"faltarte
el respeto a ti mismo" sea el trato que recibes de otro y el
que tú lo toleres... ¡PÁRATE TAMBIÉN! A pesar de que los
procedentes son difíciles de modificar, nunca es tarde. Sigue estas reglas
sencillas:
Decide si la persona que te está haciendo daño en tu
vida merece seguir teniendo tu aprecio, tiempo o dedicación. Si es alguien
de quien puedes prescindir... ya estás tardando. No le debes ninguna
explicación, simplemente sácalo de tu vida e ignóralo.
Si es alguien muy importante
para ti, alguien que merece otra oportunidad, aplica las siguientes reglas de
comunicación.
Dile
claramente lo que te está haciendo daño, haciendo referencia a lo que dice o
hace contigo. Y añade, por favor, cómo te hace sentir y cómo desearías que te
tratase. Y para finalizar, comenta cuáles serán las consecuencias si no cambia
contigo. Mira el ejemplo: "No me gusta que me levantes la voz, haces que me
sienta ridícula y menospreciada. Me encantaría que pudiéramos hablar de lo que
no estamos de acuerdo en un tono de voz conversacional. Así podría expresarme
con naturalidad y sin miedo. Si no dejas de darme voces, tendré que cortar
nuestra comunicación y eso nos separará en nuestra relación".
Acompaña
lo que dices con el contacto ocular, con seguridad en tus palabras, pero con un
tono y volumen de voz que no sean acusatorios. Estás informando, no regañando.
No ganas nada si te pones a su altura. Piensa que además estás actuando como
ejemplo de lo que necesitas del otro. No se le puede pedir a alguien que deje
de gritarte si tú le estás dando voces.
Sé
coherente con lo que le has dicho. Si ves que te sigue gritando, sal de
la habitación, o dile que vas a colgar el teléfono y que no retomarás la
conversación hasta que no cambie en lo que le has pedido. No sigas repitiendo
tu crítica y amenazando con que te vas si no lo haces, porque perderás todo el
valor si no lo haces.
Hacerse respetar es parte del camino para valorarte y ser feliz.
No pierdas la oportunidad.
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