Tengo 58 años:
me gusta contar historias, no inventarlas, por eso soy antropólogo. Nací en Adria; investigué en la Universidad pública de
Nueva York (CUNY) y ahora he vuelto, a Italia. Tengo dos hermanos y una
bicicleta. Me hice científico tras fracasar como
político
INCLASIFICABLES
Tras siglos de
esclavismo y genocidios, Frank
Livingstone, citado por Barbujani en el CCCB, demostró que las razas son
una interesada quimera. No hay categorías raciales, porque las
exigencias adaptativas del medio tampoco son categóricas, sino graduales.
Livingstone aplicó sus conocimientos de antropología, biología evolutiva y
lingüística al estudio de la extensión de la malaria en Liberia y demostró en
su “On the non-existence of human races”
que todos somos diferentes, porque el medio ambiente -como el azote del
anofeles- va variando de forma gradual, por eso cada uno de nosotros es diverso, pero de
forma individual y no en bloques raciales homogéneos.
Otro genetista de referencia,
Cavalli-Sforza (La Contra 1/X/1998) y ahora usted han divulgado la demostración
de que las razas no existen.
Pero esa
evidencia científica de que no hay razas humanas debe seguir a la constatación
de que los humanos no somos iguales. De hecho, cada humano es diferente de los demás, pero
de una manera, a su vez, también diferente.
¿Puede ser más concreto?
Por ejemplo,
hay grupos cuya genética les hace digerir mejor la lactosa de la leche...
Y otros más resistentes a la
malaria.
Y esas
diferencias están estructuradas en el espacio, sí, pero no de forma categórica
y grupal, sino individual y gradual: varían en cada individuo. Respecto al
aspecto físico, en cada población se manifiesta un 88% de todas las
posibilidades de ser humano.
¿Cómo?
Si
cuantificamos la diferencia, por ejemplo, entre la apariencia de Nelson Mandela
y la mía propia en un 100% y la comparamos con la diferencia media entre mí y
otro italiano, veremos que esta última no es del 10% o e120%,como podría
pensarse, sino del 88%.
¿Y cómo interpreta el dato?
Pues que yo me parezco a algunos italianos, desde luego, pero
también me parezco -y es posible que en algún caso incluso más- a algunos
marroquíes, venezolanos, africanos...
¿Entre humanos de una misma
población hay tantas diferencias como entre una población y las demás?
A nivel
genético, puede haber más diferencias entre dos individuos de un mismo país que
entre individuos de diferentes continentes. Y por eso han fracasado todos los
intentos de clasificarnos a los humanos en razas.
Pues se perpetraron
barbaridades a partir de esos catálogos raciales.
Ese es otro
fracaso moral, pero la prueba del fracaso científico de los catálogos raciales
es que, desde la clasificación de las razas humanas de Linneo en el XVIII hasta
las últimas clasificaciones de los años cincuenta, todas tenían una sola cosa
en común...
¿...?
Que cada
catálogo de razas es diferente de todos los demás...
...Luego todos son falsos.
Y, por eso,
Frank B. Livingstone sostuvo ya en los cincuenta, que buscar y categorizar las razas humanas es
buscar algo inexistente.
¿Por qué?
Porque todos
somos diferentes, pero las diferencias no vienen en paquetes distintos de
razas, cada uno con su etiqueta. Hay diferencias entre nosotros, pero graduales...
¿Porque las exigencias
adaptativas del medio también son graduales?
Y por eso, trazar una línea entre una raza y otra es un
ejercicio de arbitrariedad. Y por tanto, falso. Y la genética
lo confirma.
¿Por eso los rasgos como el
color de pelo, ojos, piel.., también son graduales?
Porque
nuestras diferencias no vienen en bloques, empaquetadas, sino que aparecen en
gradaciones muy sutiles en cada individuo. Por eso, no hay una raya
que diferencie categóricamente una raza de otra. Y todas las divisiones o rayas
que se tracen entre esas supuestas razas son falsas.
Nos diferencia una lógica
difusa.
Y hoy todos
los estudios de ADN nos demuestran que Livingstone tenía razón. Y antes que él,
Darwin, quien ya supo anticipar la falta de base científica en cualquier
clasificación de las razas humanas.
Afortunadamente la realidad
desafía cualquier forma de racismo.
Y de
simplificación. Por eso, seamos humildes y aceptemos que las pruebas que nos
quedan de nuestro pasado son muy limitadas como para aventurar grandes
hipótesis.
Pero le pido que haga un esfuerzo...
Bueno, sabemos
muy poco, pero la
diferencia entre muy poco y nada es enorme. Así que le diré que el
estudio de nuestros genes demuestra que todos provenimos de Africa.
¿Y los neandertales?
Habitaban
Eurasia y tenían características diferentes a nuestros antepasados provenientes
de África Nuestros ancestros tuvieron que emigrar desde África hacia el norte
por la falta de comida: allí no podían cultivar. Sólo recolectar y cazar. Y se
fueron.
¿Cómo derrotaron a los
neandertales?
Tal vez porque
fueron más malos en términos morales actuales que ellos, según el
paleoantropólogo Björn Kurtén. Pero,
por otra parte, también aparecen más evidencias fósiles de que hubo hibridación
entre los neandertales y nosotros...
¿Una coyunda prehistórica?
Dejémoslo como
un asunto abierto. Y me temo que no es seguro que aparezcan de repente mil
fósiles en diversas excavaciones que acaben con la polémica.
Dejémoslo ahí pues.
Apuntemos que
África, nuestra cuna, también es por eso genéticamente diferente: existen más
diferencias genéticas entre poblaciones de la misma región africana, por
ejemplo, dos bosquimanos, que entre individuos de poblaciones europeas y
asiáticas. Ya
ve que cualquier discurso racista, además de rechazable moralmente, es
científicamente erróneo.
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