Un mes, siete meses, un año,
toda una vida. A veces, y aunque digan que el tiempo lo cura todo, cada segundo
que pasa no corre a nuestro favor a la hora de olvidar a un ex. Sea novio,
novia, marido, mujer... Afrontar una ruptura sentimental desencadena una
tormentosa situación interna en la que afloran sentimientos de rabia, de
culpabilidad y de unas cuantas preguntas sin respuesta. “¿Por
qué no me quiere?, ¿por qué no a mí?, ¿qué hice mal?” Da igual las
veces que nos lo preguntemos: esa persona no nos amará más. Puede que olvidemos
a esa persona en menos de un día o que necesitemos años para olvidar. Puede que
rehagamos nuestra vida y volvamos a ser felices, pero, también, puede que
aunque comencemos otra relación, la espinita de nuestra ex pareja quede clavada.
¿Por qué nos cuesta tanto dejar atrás ciertas relaciones de
pareja?
La explicación está en la neurobiología. “Olvidamos de manera casi automática lo que nos es
indiferente o no tiene carga emocional, mientras que los recuerdos de alta
carga emocional junto otra persona son más difíciles de eliminar”,
asegura David A. Pérez, director de
la Fundación del Cerebro. De ahí que, a veces, una simple aventura corta e
intensa pueda ser más difícil de borrar de la memoria que una relación larga y
aburrida en la que los momentos emotivos hayan sido banales.
Aunque parezca complicado
luchar contra los mecanismos del cerebro, sí que existen ciertas claves y
pautas que ayudan a acelerar ese periodo de zozobra (incluso hasta cierto punto
de duelo) al que de forma natural todos nos enfrentamos tras una ruptura. “No se puede
evitar el dolor, es como cuando alguien cercano fallece”, explica la
psicoanalista y escritora Mariela
Michelena, autora del libro Me cuesta
tanto olvidarte (La Esfera de los Libros). “En una ruptura también hay una pérdida de
un ser querido de forma concreta y real, pierdes la rutina con esa persona, el
presente y el futuro”, añade Michelena.
Los periodos son distintos
dependiendo de la edad. No es lo mismo terminar una relación con 15 años,
cuando parece que por dejar de ver a esa persona se acaba el mundo, que con 30,
momento en que entra en juego el reloj biológico. A los 40 muchas relaciones
acaban con hijos de por medio, y con 50, creemos que pasaremos el resto de
nuestros días solos si abandonamos a nuestra pareja. Sea cual sea la edad, he
aquí algunos pasos y pautas para saber afrontar el periodo de duelo.
EL
ESTADO DE SHOCK
Es posible que la primera
reacción tras la ruptura sea no caber en sí de asombro. Que una persona decida dejarnos es un duro
golpe para la autoestima y para el ego. Aunque tuviéramos sospechas
tiempo atrás de que la relación no funcionaba o, incluso, nosotros mismos
hubiéramos fantaseado con dejar a la otra persona, escuchar esas palabras de
ruptura nos produce una sacudida emocional. “Te sientes engañado, feo, de menos que la otra persona”,
explica la escritora italiana Federica
Bosco, experta en libros de autoayuda en la temática del amor y autora de 101 modos de olvidar a tu ex (Martínez
Roca). “Todos
te dicen: es mi culpa, tomémonos una pausa, te prefiero como amiga –analiza la
escritora–; pero ninguno te explica por
qué te ha dejado de querer o simplemente prefiere a otra persona”.
Durante los primeros días tras
la ruptura está permitido llorar, patalear, sacar la rabia y el dolor al
exterior. A veces, como si de un funeral se tratase, los amigos y la familia
son el apoyo fundamental para sujetar a la persona que está en duelo. Pero
cuidado, porque muchas veces los amigos no nos reconocen el mismo derecho al
dolor que cuando se trata de la muerte de un ser querido. “En vez de estar ahí para que les contemos
el cuento por enésima vez, nos tratan de alentar con frases como: es mejor así,
esa relación estaba predestinada al fracaso, no eras feliz”, explica
Mariela Michelena. Error, hacer ver que esa relación nunca hubiera funcionado no
acompaña a la persona, sino que la deja más sola. “Ese intento de
sacar al otro del duelo tiene que ver con el miedo a que podamos ser nosotros
mismos quienes nos encontremos en la situación”, añade la
psicoanalista.
EL
EGO HERIDO
La moneda de cambio con la que
uno apuesta en una relación es el ego. Por eso, con la ruptura afloran
múltiples sentimientos de inseguridad. “¿Encontraré a otra persona?, ¿me va a pasar siempre lo
mismo?, ¿conseguiré que alguien me quiera como yo necesito?, ¿permaneceré solo
para siempre?” son algunas de las preguntas que constantemente nos
formulamos. “Existen
dos tipos de ego: el que modela la
propia identidad y el de las propias
circunstancias –explica Michelena–, cuando nos dejan nos dañan la
identidad, haciéndonos cuestionar nuestra valía personal”. De ahí
que la frase más recurrente tras el fin de una relación sea “no valgo nada”.
El ego se rige por el miedo de
no ser suficientemente bueno como para ser amado y aceptado. Y para dejar de
sentir este miedo, lo más importante es cambiar algo de nuestra vida: comenzar
a hacer deporte, a diseñar, a hacer manualidades, cambiar nuestro estilo de
ropa... Es el momento para retomar aquella idea que
nos rondaba desde hacía tiempo por la cabeza y que nunca encontrábamos tiempo
para materializar.
¿NO
ME AMAS? ¡GRACIAS!
“Hay que ser consciente de que cuando una persona te deja te está haciendo un favor que hasta
habría que agradecer, ¡porque no te quiere! –afirma Federica Bosco–, lo que
quiere decir que te estabas contentando con muy poco”. Si una
relación está predestinada al fracaso y tiene que acabar, aunque suene duro, es
mejor que finalice cuanto antes. “Somos 6.000 millones de personas en el mundo y es
difícil encontrar a esa persona con la que estar juntos toda la vida y, aunque
la encontremos, antes o después alguno de los dos muere”, añade la
escritora.
Pensamos que es mejor estar con alguien con el que nos
encontramos bien “a medias” antes que solos. Sabemos que la historia no
está funcionando, pero fingimos que todo va bien. ¿Por qué si sabemos que esa
relación tiene que acabar no pasamos página? “Es
un discurso del miedo a la soledad”, explica Bosco. Pero a
veces, hay que ser consciente de que es mejor terminar solo, que permanecer eternamente junto
a alguien que nos lo hace sentir.
LAS
REDES SOCIALES, ESE NUEVO ENEMIGO
Hubo un tiempo en el que las
parejas terminaban,
se alejaban y se dedicaban a olvidar. Hoy, en un mundo diseñado para estar comunicados, eliminar a una persona no es una tarea tan fácil. El psicólogo estadounidense Matt Borer lo explica en su reciente libro Deleting ur ex: getting over a breakup in a world of tweets, texts & social updates (5th Corner Publishing) (eliminando al ex: cómo superar una ruptura en un mundo de tuits, textos y actualizaciones sociales; no editado en castellano). La forma tradicional de romper es ya cosa del pasado, ahora además hay que terminar la relación en materia virtual. Ya no basta con alejarte de esa persona dejando de frecuentar los lugares comunes, sino que también hay que alejarse en Facebook, Twitter, LinkedIn, Instagram, WhatsApp, Pinterest, Tumblr y Google+, entre otros.
se alejaban y se dedicaban a olvidar. Hoy, en un mundo diseñado para estar comunicados, eliminar a una persona no es una tarea tan fácil. El psicólogo estadounidense Matt Borer lo explica en su reciente libro Deleting ur ex: getting over a breakup in a world of tweets, texts & social updates (5th Corner Publishing) (eliminando al ex: cómo superar una ruptura en un mundo de tuits, textos y actualizaciones sociales; no editado en castellano). La forma tradicional de romper es ya cosa del pasado, ahora además hay que terminar la relación en materia virtual. Ya no basta con alejarte de esa persona dejando de frecuentar los lugares comunes, sino que también hay que alejarse en Facebook, Twitter, LinkedIn, Instagram, WhatsApp, Pinterest, Tumblr y Google+, entre otros.
Aunque cueste trabajo, es
necesario sacar al ex de todas las redes sociales. Sin embargo, la tecnología
no es siempre un enemigo para superar el fin de una relación. Aplicaciones como
KillSwitch (disponible sólo para Android) o The Ex-App ayudan a eliminar el
rastro digital de tu ex. La primera permite eliminar las fotografías, vídeos y
actualizaciones de estado en Facebook en las que esté etiquetada esa persona a
la que queremos olvidar. La segunda aplicación, va todavía más allá, bloqueando
los mensajes de texto, llamadas y correos electrónicos de la expareja.
La efectividad de esta técnica
de bloqueo en las plataformas sociales a la hora de olvidar a una persona ha
sido probada por la ciencia. Un estudio del 2011 de la psicóloga Tara C. Marshall, de la Brunel
University de Londres, analizó a 464 estudiantes: el 54% seguía siendo amigo en
Facebook de su ex sin apenas mantener el contacto, el 25% lo había borrado y
respecto al último 12%, la expareja se había adelantado a borrarle. Para el
estudio se les pidió que respondieran preguntas como “¿con qué frecuencia te fijas en el perfil
de tu ex?” o “¿cuántas veces consultas su lista de amigos?”,
pidiéndoles después que expresaran sus sentimientos hacia esa persona: rabia,
confusión, odio o decepción. Los resultados revelaron que las personas que consultaban con más
continuidad el perfil de su expareja experimentan más emociones negativas y
tienen menos posibilidades de recuperarse de la ruptura.
LOS
MECANISMOS DE NUESTRO CEREBRO
¿Cómo funciona nuestra mente a la hora de olvidar
a una persona? “En primer lugar habría que introducir cómo afectan las emociones a la memoria”, explica el neurólogo David A. Pérez. Existen dos tipos de memoria: la semántica, que comprende el conocimiento general de las cosas con mínima carga emocional, y la episódica, que almacena los hechos temporales que nos van sucediendo y las emociones. “El cerebro no graba todos los recuerdos, sino que selecciona de todas las percepciones diarias aquellas que tienen alta carga emocional para recogerlas en la memoria episódica”, añade. Por eso, el primer paso para intentar olvidar a una persona es eliminar la carga emocional de los recuerdos que se tienen junto a ella, “eliminar las emociones negativas que los rodean”, afirma el neurólogo.
a una persona? “En primer lugar habría que introducir cómo afectan las emociones a la memoria”, explica el neurólogo David A. Pérez. Existen dos tipos de memoria: la semántica, que comprende el conocimiento general de las cosas con mínima carga emocional, y la episódica, que almacena los hechos temporales que nos van sucediendo y las emociones. “El cerebro no graba todos los recuerdos, sino que selecciona de todas las percepciones diarias aquellas que tienen alta carga emocional para recogerlas en la memoria episódica”, añade. Por eso, el primer paso para intentar olvidar a una persona es eliminar la carga emocional de los recuerdos que se tienen junto a ella, “eliminar las emociones negativas que los rodean”, afirma el neurólogo.
El paso del tiempo puede ayudar
a debilitar el recuerdo, siempre y cuando la emocionalidad vaya disminuyendo a
su vez. “El
tiempo atempera esa carga emotiva y facilita, quizás no el olvido, pero sí la
rememorización sin angustia de la emoción”, asegura Pérez. No
obstante, cuanto más frecuentemente recordemos los momentos vividos, más
difícil es que se nos olviden. “El recordar de forma continua los hechos y situaciones
junto a esa persona, podría generar todavía más emociones perpetuando nuevos
recuerdos”, concluye el neurólogo.
EL
RENACIMIENTO
Cuanto más dolorosa es una
ruptura, más se pierde la fe en las relaciones futuras. Pero en algún momento
llega el renacimiento. “Siempre acabas
por darte cuenta de que puedes seguir viviendo sin esa persona e, incluso, de
la posibilidad de encontrar un nuevo amor”, asegura Federica Bosco. Antes o después, todos
podemos levantarnos, caminar con nuestros propios pies, y sanar las heridas
sufridas. Y que nadie se avergüence de solicitar consejo a un buen psicólogo en
caso de no ser capaz de olvidar. “Una persona que tarda más de 4 años en pasar página
puede sufrir una patología, y aunque parezca ridículo, consultar a un experto
al margen de nuestra vida que no nos diga sólo lo que queremos oír y que no nos
conozca puede ser de gran ayuda”, concluye la escritora. Debemos aceptar
el pasado y vivir el presente, ya que al fin y al cabo, como en
cualquier otro aspecto o situación que nos depare la vida, esa será siempre la
clave de la felicidad.
CLAVO
QUE SACA A CLAVO: MARTILLAZO EN LA CABEZA
Tratar de superar una ruptura
zambulléndonos de cabeza en otra relación es una tendencia natural del ser
humano. “Sobre
todo en una relación clavo, porque todavía estás en duelo, y una persona en
duelo no está en condiciones de enamorarse ni de dar a otra persona lo que se
merece”, explica la psicoanalista Mariela Michelena.
Es el género masculino el que
más peca de aferrarse a este tipo de relaciones. “En raras ocasiones un hombre deja a su
pareja sin tener claro que tiene a otra persona disponible”, asegura
Michelena. Eso no quiere decir que los hombres no sufran lo mismo que sufren
las mujeres con el término de una relación. “Simplemente tratan de probarse, mediante la búsqueda de
otra mujer, que todavía no están acabados y que pueden seguir gustando –afirma
la escritora Federica Bosco–; es una necesidad ancestral”.
Dice Michelena que las
relaciones clavo pueden acabar con un martillazo en la cabeza. “Uno no puede poner toda la carne en el asador, porque
parte de esa carne está en el asador de la pena del pasado”,
explica la psicoanalista. “Es como si
estuviésemos en una casa de empeño: lo tuyo lo tiene otro y para recuperarlo
tienes que pagar un precio”, añade. Ese precio es el dolor del
periodo de duelo.
Es cierto que las relaciones
clavo pueden aliviar el sufrimiento y acompañarnos en esos momentos terribles
de abismo y angustia, pero hay que tener claras las posibles consecuencias que
conllevan. “Muchas
veces conocemos a una persona que está afrontando una ruptura y nos encanta
comenzar una relación asumiendo el papel de pareja salvadora”,
explica Michelena. El problema es que es bastante fácil que el que adquiere el
papel de salvador acabe profundamente herido cuando la otra persona salga del
duelo y decida rehacer su vida con un nuevo amante. He ahí el gran martillazo que muchas
veces saca de golpe al clavo que, servicial y placenteramente, decidió
reemplazar al primero.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada