Autor: Joel Barker.
¡Imposible!. No ya improbable,
sino ¡imposible!. Para que no quede ningún resquicio de duda al respecto ni
tampoco puerta abierta alguna que pueda permitir a alguien plantearse, que
aquello que se propone realizar es viable. ¡Imposible!.
Hay demasiada gente que utiliza tan a menudo la palabra
imposible,
que nunca pueden hacer realidad algo que no forme parte de la normalidad o, por
decirlo de otra forma, de lo que todo el mundo hace, ha hecho o sabe hacer. Ven
ante ellos un muro y echan un vistazo hacia arriba para concluir, rápidamente,
que superarlo es utópico. No se plantean buscar escaleras con las que vencer
ese muro o herramientas para horadarlo o un camino alternativo para sortearlo.
No. Han
decidido que es imposible y no se hable más.
Afortunadamente, el mundo ha
progresado gracias a imposibles que claro que fueron posibles y que, por
supuesto, se pudieron materializar. Y ello gracias a gente que a pesar del
descrédito general inicial, no renunciaron a construir y levantar aquello que
habían imaginado... aunque fuera imposible. Podría poner muchos ejemplos, pero
valga la declaración de Lord Kelvin, matemático y físico británico, que en el
año 1895 declaró: "Volar con máquinas más pesadas que el
aire es imposible y siempre lo será". ¡Si Lord Kelvin levantará
la cabeza hoy en día y mirase hacia el cielo...!
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