“El
coraje cambia el aspecto de todo.” Ralph Waldo Emerson
El coraje no es la simple
ausencia de miedo, sino la conciencia de que hay algo importante por lo que
merece la pena arriesgarse, escribí e identifiqué como uno de los Siete Poderes
que nos permiten vivir con plenitud.
Y es que, si pudiendo y
debiendo, no ejercemos el poder del coraje, éste se esfuma lentamente de
nuestra alma hasta que la resignación, la apatía, la pereza y la tristeza nos
devoran.
Los que logran activar la
chispa, la pasión, lo hacen porque creen que pueden, porque saben que pueden,
porque conocen sus capacidades y sus límites y trabajan para superarlos. El ejercicio
del coraje no consiste en vencer al temor, sino en convencerlo, para así poner
a nuestro servicio una energía que nos lleve hacia lo que deseamos.
No tengamos miedo sin que
aceche el peligro, puesto que podemos caer en la treta de inventar ese peligro
para justificar el miedo. Al conocernos y al aceptarnos, podemos descubrir
nuestro coraje y disponer de su fuerza para amar, para hacer, para vivir.
En estos momentos de
incertidumbre económica, el coraje es uno de los valores más necesarios, ya que
nutre al amor. Amor que es más que palabras, sentimientos e intenciones: el
amor es, por encima de todo, acción. Es coherencia y audacia. No puede haber
grandeza sin entrega, sin coraje. ¡La verdadera riqueza de un ser humano reside en lo que
es capaz de dar de sí mismo!
Besos y abrazos,
Àlex
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