Javier Marcet, creador de la Fundación Marcet, con escuelas de fútbol en 28 países.
Tengo 85 años. Nací en Terrassa y vivo en Barcelona. Casado,
tengo 8 hijos y 15 nietos. Licenciado en Derecho y
en Económicas, soy exjugador de fútbol profesional. Veo un deterioro de la
clase política y creo que la corrupción es hija de la educación Soy católico practicante
El valor del fútbol.
Dice ser un hombre conservador cuyo máximo valor es el amor a la familia
y al prójimo. De ese principio ha nacido una escuela de fútbol nada
convencional que se ha implantado en medio mundo y que aprovecha las ganas de
los niños por ser el Messi del futuro para inculcarles valores y el gusto por
el estudio. En sus aulas se mezclan nacionalidades y clases sociales, el dinero
de unos ayuda a los otros, y las ganas de aprender de los más desfavorecidos
son ejemplo para los que, teniéndolo todo, carecen de motivación. La Fundación
Marcet conoce las notas de cada alumno, a los que ayuda con tutoría y refuerzos,
y el que no aprueba se queda en el banquillo.
Maestro?
Así me llamaban en el siglo pasado, ¿cómo lo sabe?.
Jugó usted en el Barça,
el Real Madrid, el Espanyol y
la selección española...
Tenía una cierta habilidad técnica. Pero dejé el
fútbol porque tenía ofertas mejores en el campo empresarial. Entonces en el
fútbol no se pagaba lo que se paga ahora.
¿No le parece una vergüenza?
Hay muchos equipos en crisis a causa de las cifras
astronómicas que pagan a los jugadores los que manejan el dinero, que, obviamente,
no es suyo. Y no me gusta que se premie a los jugadores, son las vitrinas de
los equipos las que han de acumular premios.
Usted ha dado muchas
vueltas.
He viajado, pero no he sacado fruto de ello. Lo
esencial lo llevaba ya conmigo: la fe y el amor por la
familia. Una
vida no la hace el trabajo, sino las personas con las que se convive.
Yo llevo toda la vida casado y sigo enamorado. El amor no termina nunca, hay que fabricarlo
cada día.
¿Y cómo se hace eso?
¡Pues amando!... Y nunca se ama demasiado. Yo cada
día le digo a mi mujer “te quiero” y la cojo de la mano mientras vemos la televisión;
le doy las gracias por prepararme el desayuno, la comida y la cena, y lo hago con
amor. Si no lo trabajas, el amor muere.
¿Cuál ha sido la
herramienta más útil de su vida?
El examen de conciencia cada noche antes de
acostarme: analizas lo bueno y lo malo, sacas tus propósitos para el día
siguiente y te duermes tranquilo porque estás haciendo todo lo que puedes. En
una de esas noches surgió la fundación: pensé que esa habilidad que Dios me
había dado para jugar al fútbol yo debía dársela a los demás.
Y creó su fundación escuela de fútbol.
Con la ayuda de mis hijos, en 1978. Ninguno de
nosotros vive de ella. Cada uno tiene su profesión al margen, pero le dedica
una parte de su tiempo; y ya estamos en 28 países.
¿Cómo se mantiene la fundación?
Todo gira en tomo a la escuela de fútbol, tenemos
niños externos e internos que van a un colegio con el que tenemos un acuerdo. Los que pueden pagar pagan, y con ese dinero se
mantiene a los que no pueden pagar. Más de tres millones de chicos siguen nuestra
metodología en todo el mundo.
¿Un método de enseñanza de fútboI?
Sí, y más allá de la técnica, nuestro objetivo es
crear jugadores libres, inteligentes, con valores y empleabilidad futura. Libres para que
puedan elegir, e inteligencia para tomar las decisiones correctas.
¿Y eso cómo se educa?
Mediante 16 puntos. El primero es la humildad:
saber que no sabes. Partimos del desconocimiento inconsciente (se creen el
centro del mundo y piensan que ya lo saben todo). El segundo punto es el desconocimiento
consciente...
Se dan cuenta de que no saben.
... Luego viene el conocimiento consciente y de ahí
pasamos al conocimiento
inconsciente: cuando los movimientos técnicos están asimilados y
surgen sin pensar.
Nunca habría asociado fútbol e inteligencia.
Los chavales que vienen a nuestra escuela quieren
ser jugadores profesionales y nosotros utilizamos el fútbol como un acicate para
que entren en la dinámica del estudio, ese es nuestro trabajo. Nos vienen
chicos de África, Centroamérica... Nosotros adaptamos los estudios a sus
posibilidades.
Póngame un ejemplo
A los niños que vienen sin estudios previos les
facilitamos que obtengan el título de primeros auxilios, y no sabe el orgullo
de tener un primer título y el empuje que representa. Así pasan de que el
fútbol sea lo único en su vida a que se les abran horizontes. Algunos han
llegado así a la universidad.
¿Ustedes los ayudan a estudiar?
Sí, tenemos tutores, profesores, refuerzos y técnicas
de estudio, psicopedagogos. Todos los profesores tienen dos carreras y hablan idiomas
porque el personal tiene que dar ejemplo. El tutor de estudios es nigeriano, doctor
en Pedagogía y domina siete idiomas.
...
Para aprender fútbol ya vienen motivados, por eso nuestro
empeño está en lo académico, en la convivencia y en los valores.
Los chicos con recursos se mezclan con los chicos sin recursos, y el ambiente
hace el resto.
Hábleme de ese ambiente.
Compañerismo, motivación, disciplina. El niño con
recursos al que le gusta el fútbol se encuentra con jugadores de muchísimo nivel
que son chicos sin recursos que vienen de Africa, de Honduras..., chicos para
los que estar aquí es lo máximo que les podía haber pasado en su vida.
Entiendo.
Son estos chicos becados los que empujan a los otros
hacia esa emoción e ilusión por esforzarse y hacer algo en común.
¿Consiguen eliminar las diferencias de clases sociales?
El dinero
es la mayor barrera social y aquí no sirve para nada; la única moneda de cambio
es que te valoren, el compañerismo.
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