Cumplo 70 años, una conquista. Me crié en Francia y vivo en Israel. Casado, dos
hijos y dos nietos. Soy catedrático de Filosofía en
Beit Kerl College, Jerusalén. La política debería garantizar las herramientas
para que todos pudieran desarrollarse. Estamos aquí
para aprender
Dueño de su tiempo.
Parece ser dueño de sí mismo y
de su tiempo. Jovial, profundo y sin prisa. Es catedrático de Educación y la
bestia negra de los congresos internacionales de ocio porque afirma que sus paquetes
de entretenimiento son nocivos, sobre todo para los niños. 'La esencia de la educación tendría que ser crear
momentos de inmovilismo, no de alta velocidad. Has de saber lo que es esencial
y lo que no para no ser llevado el resto de tus días por las
circunstancias". Ha pasado por Barcelona para abrir el
ciclo de conferencias gratuitas que conmemoran los 20 años de la Fundación Logosófica
de Barcelona (www.logosofia.org.es). Su tema: el valor del tiempo individual
Cuarenta años investigando la libertad.
Si, cómo el ser humano se enfrenta a ella, lo que me ha llevado
a investigar el tiempo libre, porque son momentos específicos en los que nos
encontramos frente a
esa libertad personal.
¿Alguna conclusión?
No tenemos las
herramientas para enfrenarnos a nuestra propia libertad, lo que nos lleva al
escapismo y al hedonismo
¿Cuáles son esas herramientas?
Distinguir entre la personalidad -la imagen que uno trata de producir
en los demás- y la individualidad, el ser interno
¿Pero la personalidad no es el reflejo del ser interno?
Casi nunca. Hicimos una investigación y observamos que, en general,
la vida de cada cual es el resultado de las circunstancias y no de decisiones
propias. Los jóvenes buscan abrir horizontes; en la madurez nuestro mundo se
va reduciendo a un pequeño rincón en el que nos sentimos seguros.
Entonces, somos hijos del azar.
Para ser fruto de la búsqueda de quién quisiera ser hay que
analizar las experiencias, ver qué he comprendido de ellas y aplicar lo comprendido
para verificar si es válido.
¿Razón sobre emoción?
Una razón que analiza la emoción sin desconectarse de ella. Las
experiencias que conseguí comprender dejan de pertenecer al pasado, son
herramientas útiles en el presente y me permiten vivir hoy con más serenidad y con
cierto desprendimiento que, paradójicamente, me hace estar más cerca de la
vida.
¿Y ya no mandan las circunstancias?
Desprendimiento
significa que las circunstancias ya no me agobian, sino que me
invitan a ver cómo me ubico y en qué medida lo que he comprendido vale o no
vale.
Volvamos al tiempo libre.
En ese espacio uno no tiene excusas, es su tiempo, pero la industria
del ocio llena con soluciones prefabricadas ese vacío, y la omnipresente
publicidad te invita a alimentar la imagen, la personalidad.
¿Qué propone?
Desde la infancia creemos que nuestra existencia
depende de la mirada de los demás. El tiempo libre es una segunda oportunidad
porque nos permite no estar prisioneros de esa mirada ajena e insistir en
nuestra propia mirada enfrentándonos al vacío interno.
Al… y ahora, ¿qué hago?
Ahí te encuentras
con la libertad, durante siglos algo teórico. Una niña de diez años
hoy toma mil veces más decisiones que las que tomó su abuelo de cien en toda su
vida.
¿Qué podemos hacer para que sean las decisiones correctas?
Emprender el proceso de decisión consciente y tratar de conectarse
con el tiempo permanente, con esas cosas esenciales de la vida que están
siempre ahí y de las que ya hablaban los primeros filósofos.
¿De dónde venimos y adónde vamos?
Sí, y eso no es algo físico, es el conjunto de conceptos del que
venimos y el conjunto de conceptos al que estamos intentando llegar. La felicidad o
la desgracia de dos personas en una misma situación dependerá del conjunto de
conceptos de cada uno.
La botella medio llena o medio vacía.
La visión de la vida nos la dan nuestros conceptos, que nos ayudan a
interpretar lo que vemos. Cuanto uno más ajuste esos conceptos y más al fondo vaya
en cada circunstancia, más sentido hallará en la vida.
Entiendo.
Las presiones en las que vivimos nos mantienen en la superficie de la
vida. Tomarse el lujo de profundizar, no ir a la cantidad, sino a la calidad de
la vida y de las cosas es algo por conquistar.
¿Profundizar a través del pensamiento o de la acción?
De ambos. Hay que tratar de firmar la paz entre el sentir y el pensar,
porque el sentir es rápido y el pensar (que debe elaborar lo sentido), lento. El sentimiento
más el razonamiento nos lleva a la conciencia.
Fin de semana lluvioso
Trate de tener una actitud de la que aprender. Si está enrabiada en
la cola del supermercado con la lenta de la cajera, trate de verla como
persona y no como una prolongación de la caja, como un instrumento.
Eso que ha dicho es importante.
Hay que transformar
eso que estoy viviendo en una experiencia de observación. Sentir cada
momento de la vida y cada persona como un todo y no como un instrumento. Ese
esfuerzo es un enriquecimiento que a mí me trae mucha felicidad, así que al
final acaba convirtiéndose en natural.
…
En cada momento se
puede ir a la esencia, y ahí estamos en otra dimensión de la vida. Presiento que
nuestra gran misión es dignificar la vida, que el hombre sea digno de ser humano.
Saber que hoy somos un poco mejores que ayer porque hemos llenado de algo más
de consistencia nuestros conceptos y actos da mucha satisfacción.
Pero esa conciencia va y viene.
El gran logro es estar sereno en medio de la agitación. Tenemos que
saber vivir en el mundo interno.
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