ni perfecciona la vida
con una sola rectificación,
ni alcanza altura con un solo vuelo.
Nadie camina la vida sin haber
pisado en falso muchas veces.
Nadie recoge cosechas sin probar
muchos sabores,
enterrar muchas semillas y abonar
mucha tierra.
Nadie mira la vida sin acobardarse en
muchas ocasiones,
ni se mete en el barco sin temerle a
la tempestad,
ni llega al puerto sin remar muchas
veces.
Nadie siente el amor sin probar sus
lágrimas,
ni recoge rosas sin sentir sus
espinas.
Nadie hace obras
sin martillar sobre su edificio,
ni cultiva amistad sin renunciar a si
mismo.
Nadie llega a la otra orilla
sin haber ido haciendo puentes para
pasar.
Nadie puede juzgar sin conocer primero
su propia debilidad.
Nadie consigue su ideal sin haber
pensado muchas veces
que perseguía un imposible.
Nadie reconoce la oportunidad hasta
que
esta pasa por su lado y la deja ir.
Nadie debe vivir sin cambiar,
ver cosas nuevas,
experimentar otras sensaciones,
y tener la capacidad de corregir sus
errores.
Nadie tiene el derecho de consumir
el amor o la amistad de las personas
si uno mismo no la produce.
Nadie puede intercambiar un apretón
de manos con el puño cerrado.
Autor
Anónimo
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