Gilles
Lipovetsky, filósofo, autor de 'Los tiempos hipermodernos' y 'La felicidad
paradójica.
Tengo 67 años, pero camino dos horas cada día. Nací en París. Creo en el mercado, aunque no sólo en el mercado:
también en una democracia que lo regule. La hipermodernidad es paradójica: queremos
familia estable, pero también sexo libre y divorcio exprés. Colaboro con el CCCB.
Saber
elegir
Tras una disección radical de
nuestra época hipermoderna, Lipovetsky me sorprende con un análisis posibilista
y pragmático del presente: "No
podemos culpar a los mercados de la incapacidad de nuestros líderes al gobernar
y de la nuestra al elegirlos. Si hay países que lo hacen mejor que otros, es
porque ellos sí han sabido elegir a sus dirigentes y prosperar. Han analizado
la realidad y han sabido adelantarse a su evolución y crear y repartir riqueza,
mientras que otros nos hemos dejado arrastrar por el sube y baja de los
mercados. Canadá o Australia, por ejemplo, lo han hecho bien y son competitivos
frente a China sin haber renunciado a sus derechos y servicios. Otros no hemos
sabido".
¿Se enfada si le llamo filósofo
light?
No es amable: a mí cada libro me cuesta
cinco años de trabajo, pero no me enfado porque ¿qué es light?. En realidad, lo
que antaño se consideraba light, el fútbol, la moda, la publicidad, la tele...,
hoy mueve más dinero, poder e influencia que la "industria pesada".
¿Por que hoy todo es light?
Hoy todo es light, pero sólo en
apariencia: debajo sigue habiendo una realidad muy heavy. En el anuncio de tu
banco no hay números, sino sólo gente sonriente, flores, niños y perros, pero
si no pagas la hipoteca duermes en la calle. En cambio, si el banco no paga sus
deudas, las acabas pagando tú.
Debemos aprender que nada es gratis.
Por eso, debajo de todas esas sonrisas
light, hay realidades heavies: paro, frustración, pobreza, soledad, miedo...
Mucho miedo. Vivimos la hipermodernidad
del miedo. Y mucha ansiedad. Por eso, la última utopía de nuestra era
hipermoderna es la seguridad.
Siempre deseamos lo que no tenemos.
Queremos empleo seguro, pero ese es un
deseo imposible, porque el empleo hoy –incluido el de los funcionarios– depende
de los mercados, que suben y bajan cada día. Deberíamos buscar una formación
–eso depende de ti– segura y no tanto un empleo seguro.
La familia aquí para el golpe del paro.
También la necesitamos y la queremos
más estable como nunca. Pero al mismo tiempo queremos sexo libre y divorcio
exprés.
Parecen aspiraciones contradictorias.
Son paradojas hipermodernas. Millones
de ciudadanos, por ejemplo, temen perder un empleo que, en realidad, no les
gusta.
Tal vez sólo temen perder el sueldo.
Y, además, se nos repite que tenemos
derecho a trabajar en algo que nos gusta. Antaño nadie esperaba realizarse en
su trabajo.
¿Más miedo y ansiedad que antes?.
Sobre todo nos afectan más porque somos más individualistas
y los vivimos en mayor soledad. Antes podías ser de la clase obrera
más baja, pero, demonios, tenías una clase; un grupo, una identidad en la que
refugiarte. Hoy consumimos toneladas de pastillas.
¿Hoy no?
Hoy sólo tú respondes de todo cada día
en tu trabajo y en tu vida. Ya no se exige rendimiento a "los
empleados" o "al equipo", sino que se nos controla los
beneficios que producimos uno a uno. Nunca se nos quiso tan individualistas y
tan competitivos. Ni mordimos tanto por tan poco.
También hay solidarios y generosos.
Pero no contestatarios. Las oenegés
socorren a los damnificados, pero sin cuestionar a quien los damnifica ni al
sistema que incentiva la injusticia. En los sesenta, todas las enmiendas eran a
la totalidad y la crítica era revolucionaria. Pero desde entonces y a medida
que realizábamos derechos íbamos ingresando poco a poco en la hipermodernidad.
Defina "hipermodernidad".
Mientras la modernidad se construye en
la Ilustración en torno a la tecnociencia, el libre mercado y la democracia, la
hipermodernidad comienza al profundizar en esos tres ejes frente al despotismo
y al oscurantismo.
¿Cómo?
Venciendo frenos: había Derechos del
Hombre, pero no de la mujer; y democracia, pero al principio sólo podían votar
los ricos... Fuimos progresando en esos derechos hasta estancarnos en la
hipermodernidad.
¿Qué la caracteriza?
El mercado –controlado por pocos– se ha apoderado de los
otros ejes: el conocimiento y la democracia y la ciencia, y las ha reducido a
la única dimensión del beneficio.
Pero parece que haya más conocimiento y más elecciones que nunca.
La investigación sólo tiene prestigio
si da dinero y hoy ya la única preocupación de la política es que no bajen la
calificación de la deuda. Las elecciones
eligen a quien sirve mejor a los dueños de los mercados.
Las alternativas antaño eran rojas.
No es cierto. Recuerdo a De Gaulle
advirtiendo que la política de Francia no se sometería a Wall Street... Y no
hace tanto.
Pues la frase suena paleolítica.
Porque la hipermodernidad se define
porque no vemos alternativa a lo que hay. Los sesenta creían en las
revoluciones. Hoy el sistema tiene críticos, pero no enemigos; ni tan sólo
reformistas. Es incuestionable.
¿Ni siquiera a título personal?
Hay quien encuentra salidas
individuales, pero no colectivas. En los sesenta quien hubiera hablado de su
"calidad de vida" habría despertado sonrisas y le habrían considerado
no sólo egoísta, sino ridículo y arcaico.
¿Esa es nuestra utopía privatizada?
La "calidad de vida" es la
utopía hipermoderna. Una utopía de bolsillo. Se nos pide a cada uno más y más
rendimiento, así que la utopía de la
"calidad de vida" es lograr –yo sólo y para mí– "lo mejor,
aunque sea menos".
Me parece una búsqueda inteligente.
Pero imposible: ¿calidad de vida cuando
en París lo habitual es tardar dos horas en ir al trabajo y otras dos en
volver?. Y sólo así cuadran los números de hipoteca y sueldo.
Ojalá duren hipotecas y sueldos.
Otra paradoja hipermoderna. Occidente ha colocado sus valores en el
centro del mundo –democracia, derechos humanos, libre mercado–, pero, en
cambio, ha sido empujado a la periferia económica por esos mismos países que
adoptan sus principios.
Dígame algo esperanzador.
Europa se crece en las crisis. Y esta
es grande, así que saldrá muy crecida.
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