Existen infinidad de creencias
irracionales que se transmiten por influencia social; tantas como la
imaginación humana pueda inventar. Esas ideas son responsables del actual
aumento de problemas emocionales entre la población. Pueden agruparse en tres
categorías:
- Debo hacer las cosas bien.
- La gente me debe tratar bien.
- Las cosas me deben ser favorables.
Cuando no se cumplen estas
exigencias, nuestra mente neurótica evalúa lo que sucede como "terrible"
y el solo hecho de pensar en la posibilidad de que suceda algo malo,
ya nos llena de ansiedad. El psicólogo Rafael
Santandreu ha elaborado una lista de las creencias irracionales favoritas
en España en estos momentos. Según él, son ideas equivocadas que producen
malestar y que nos proporcionan una mala filosofía de vida.
1. Necesito tener a mi lado a
alguien que me ame; de lo contrario, ¡qué vida más triste!
2. Tengo que ser alguien en la
vida, aprovechar bien mis cualidades y virtudes. De lo contrario, me sentiría
fracasado.
3. No puedo tolerar que la gente
me menosprecie en público. Debo saber responder y defender mi imagen.
4. Debo tener un piso en
propiedad. De lo contrario, soy un maldito fracasado muerto de hambre.
5. Tener salud es fundamental
para ser feliz. Y lo más deseable es vivir mucho tiempo; cuánto más mejor:
¡incluso 100 años o más!
6. Tengo que ayudar a mis
familiares: padres, abuelos, hijos… Mi ayuda es fundamental para su felicidad.
7. Si mi pareja me pone los
cuernos, no puedo continuar con esa relación. La infidelidad es una cosa
terrible que te destroza por dentro.
8. Tengo que tener una vida
emocionante. De lo contrario, mi vida es un aburrimiento y, de alguna forma, un
desperdicio.
9. Más siempre es mejor. El
progreso siempre es bueno y consiste en tener más cosas, más oportunidades, más
inteligencia…; esto es obvio en el caso de desear cada vez más cosas buenas
como paz y alegría.
10. La soledad es muy mala. Los
seres humanos necesitan tener a alguien cerca porque si no, son unos
desgraciados.
No creernos estas ideas
irracionales nos permitirá disfrutar al máximo de las ventajas de la vida
moderna sin que nos volvamos neuróticos. Nadie necesita ninguna de las cosas de
esta lista. Se
trata de preferencias y objetivos legítimos, pero no de condiciones
indispensables para la felicidad.
¿Cuál de estas dos situaciones es más importante para vivir con salud y alegría: vivir para tener, aunque en ello se vaya la vida, o vivir para ser, practicando la coherencia con nosotros mismos y el acto de dar sin expectativas?
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