Tengo 70 años, cada vez me siento más
separado de ese vehículo envejecido que uso para la vida. Soy de Filadelfia. Me he casado tres veces. No tengo hijos. Republicanos y demócratas son dos
extremos de trina misma política. El amor es la
forma espiritual más elevada y común
ELEGANCIA
Solo verlo supe que su elegancia no
nera solo externa, está en cada uno de sus gestos y en su alma. Habla desde una
profundidad poco habitual y con absoluta desnudez. Guitarrista de jazz de fama
mundial con más 25 discos publicados, perdió la memoria a causa de un aneurisma
a los 36 años. Ya no recordaba ni un solo acorde, pero volvió a aprender como
lo había hecho de niño, como si la guitarra fuera un juguete. "EI pasado
no existe, no tiene sentido para mi. Y el futuro no existe todavía, lo único
que tiene sentido es ahora. Tampoco hay ni principio ni fin, no creo en la
línea recta, si juntas sus extremos se convierte en un círculo”. Ha dado
una master class en el Taller de Músics.
¿Qué sabe de usted?
Todo lo que sé lo aprendí antes de que
interrumpieran mi flujo creativo.
¿Quién, cuando...?
El niño crea y produce libremente
hasta que aparecen los padres, le interrumpen y le dicen loque debe hacer. Lo
hacen para protegerle, para ayudarle a sobrevivir en nuestro sistema, para
enseñarle la responsabilidad
Habría que volver a planteárselo...
En la vida esa interrupción del flujo
creativo es constante. Yo detuve ese proceso y pude crear jugando, con
plenitud. Muchos estudiantes de música vienen a pedirme consejo sobre el ritmo,
y les digo que si quieren aprender deben encontrar su propio ritmo, que tiene que ver
con cómo pestañeas, cómo te late el corazón...
¿Usted ha tenido dos vidas?
Desde mi operación, a los 36 años, que
me dejó sin memoria, me es difícil hablar de esto, porque de una manera muy
física sentí que el pasado y el futuro noexistían. Todo es ahora,y ya no
permito que esos conceptos, pasado y futuro, me distraígan de la vida, que es ahora.
Y antes de la operación, ¿no lo veía
así?
Todo era competitividad, hacer
currículum.
Era como una película de vaqueros en
la que el pistolero cada vez que acierta en el blanco hace una muesca en su
pistola.
Entiendo.
Pero aprendí mucho en ese tiempo, me perfeccioné
en el uso de la guitarra: hasta que el instrumento se convirtió en mi segunda
naturaleza. La guitarra es sólo un utensllio de la música.
¿Después de la operación no recordaba nada
del pasado?
Nada. No sabía que era músico, ni
tampoco sabia tocar la guitarra. Fueron ocho años de recuperación, un proceso lento y
doloroso. A medída que pasaba el tiempo mis pensamientos de suicidio se hacían
más recurrentes.
Vaya...¿Y cómo salió de ahí?
Decidí concentrarme en mi juguete de
la infancia, la guitarra.
Consiguió recuperar su vida.
Nací con un aneurisma que se fue
complicando. Antes de operarme probaron muchos tratamientos: medicamentos
fortísimos, electro-shocks, celdas de aislamiento.... Recuerdo una vez que me
encerraron en una cámara con una señora mayor que gemía de dolor.
...
La abracé, nos abrazamos durante horas, y comprobé que esa era
la mejor medicina de todas las que nos habían dado. Lo probé con
otros enfermos del hospital y siempre funcionó.
¿Qué pierdes cuando pierdes la
memoria?, ¿tu vida?, ¿a tí mismo?, ¿tu seguridad?
El equípaje, las maletas llenas de recuerdos que a menudo no
sirven para nada.
Entonces poqrqué quería suicidarse?
Estaba invadido por un gran sentimiento
de soledad. Y cuando te preguntas si el dolor (que era físico, y espiritual) va
a terminar y nunca termina, te planteas el suicidio como una forma natural de acabar
con él. Pero pensar en él me ayudo.
¿Cómo?
Me obligó a tomar decisiones y a ver las cosas con distancia, y
esa objetividad hace que los opuestos, pierdan sentido la felicidad y la infelicidad,
lo bueno y lo malo. Hay un lugar detrás de la dicotomía, de ese vaivén de
sentimientos opuestos en los que nos pasamos la vida.
Atrapados.
Sí, persiguiendo la zanahoria.
Compramos cosas que nos hacen felices un rato, y vamos a por otras hasta que
hallamos algo que no podemos tener y perdemos la felicidad. Pero no
hay nada que tener ni nada que perder. Da igual de qué se trate: si pones tu
atención, vives con plenitud.
La gente admira su voluntad para
recuperarse, pero parece que su camino fue otro.
Hubo voluntad, pero la música
seguía en mí, como ahora: largos vuelos, conexiones, dormir poco,
cansancio, mal humor, pero subo al escenario y, de repente, la paz, no hay palabras
para describirlo, es mágico.
¿Le contaron quien era y decidió
volver a serlo?
Mi padre me explicó que él era el
padre de alguien que tocaba la guitarra. Me enseñaba la carátula de mis discos
y me los los ponía una y otra vez. Yo odíaba ese sonido, esa música, porque
necesitaba tiempo para pensar y recuperarme.
Quería paz.
Sí, y mi padre volvía a interrumpirme
como cuando era niño. La música volvió por sí sola en el momento en que me
abrí.
¿De nuevo el juego?
Después de la operación mi padre me decía
que debía volver a ser una estrella, pero eso ya no me interesaba, sólo me
interesaba estar en la magia de cada momento.
¿Y?
Me levantaba por la mañana, me tomaba
un café, y la guitarra me llamaba la atención y la tocaba un poquito. Me tomaba
otro café y la guitarra me seguía llamando la atención... Cuando se me enfrió
el café es que ya estaba componiendo.
¿Así recuperó el gusto por la música?
Fue el gusto por ese momento de la
mañana, ese momento de placer. Estoy hablando de sentimientos que te llenan por dentro.
Dísfrutar
del momento es disfrutar de la vida, es todo lo mismo: vida, música,
el cafecito es plenitud.
¿Qué más ha comprendido de la vida?
Se puede ver a través de las máscaras. Si consigues estar más
allá de los opuestos, percibes que cuando alguien se te acerca, se te acerca la
vida. Saber apreciarlo me gusta.
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