Se descontrolan si sospechan que murmuran sobre ellas o se sienten atacadas por algún comentario.
Le afecta cualquier opinión.
Buscan el reconocimiento externo y se valora en función de la opinión de su entorno.
Tienen menos en cuenta los comentarios positivos que los negativos.
Las personas susceptibles, aquellas que reaccionan excesivamente ante las opiniones, acciones o actitudes de otros individuos hacia ellas, y que están pendientes de lo que dirán o pensaran los demás, padecen lo que los psicólogos denominan “alta reactividad emocional”.
“El comportamiento de la gente susceptible, y que a menudo está en una actitud defensiva, oscila entre la pasión y el orgullo, entre el dolor y la rabia, entre las ganas de ser feliz y el miedo a dejar de serlo”, explica la psicóloga Marichu Hidalgo.
Según Hidalgo, "la persona emocionalmente reactiva es insegura, y por ello voluble y cambiante, al mismo tiempo que se aferra a la rigidez de ideas y acciones como un mecanismo de defensa”.
“Pensar en lo que los demás opinan de uno es un veneno para las amistades y las relaciones familiares. Es preferible aceptarse tal y como uno es, en lugar de buscar continuamente la aprobación y el reconocimiento ajenos”, señala Hidalgo.
Confiar en la gente sin anticiparse
Para atajar la susceptibilidad, esta psicóloga aconseja “confiar en que las personas son buenas hasta que se demuestre lo contrario. La mayoría de los seres humanos, vistos de cerca y con una mirada compasiva, terminarán por parecernos personas con sus luces y sombras pero sin un afán por perjudicar a los demás”.
Para desactivar los comportamientos susceptibles, Hidalgo también aconseja desarrollar el sentido del humor, y aprender a “no otorgar tanta importancia a cosas que no la tienen ni a los posibles comentarios de otras personas”.
“La gente no está siempre pendiente de lo que nosotros hacemos o expresamos, ya que suele estar más centrada en sus propios asuntos y preocupaciones”, señala la experta.
La psicóloga también recomienda no anticipar las conductas ajenas ni tener expectativas sobre los demás, ya que “numerosos conflictos surgen en la mente del individuo susceptible, porque prevé una reacción desfavorable o una gratificación que no llega por parte de alguien”.
Para el escritor y experto en crecimiento personal Francesc Miralles, “tras el perfil de las ‘personas altamente sensibles’ se oculta una urgente necesidad de estima y una visión exageradamente subjetiva de lo que ocurre a su alrededor. Esto explica que el hipersensible pueda reaccionar de forma violenta, hiriendo la sensibilidad de los demás”.
“Además de minar la autoestima, estar siempre en guardia agota nuestra energía”, puntualiza.
Para suavizar un poco el carácter susceptible, la psicóloga clínica Trinidad Aparicio recomienda analizar siempre la situación que provocó el enfado o la rabia, pensar de qué forma se podría haber evitado el enojo y considerar si otro habría reaccionado igual o nuestra reacción fue exagerada.
La experta recomienda intentar controlar las emociones, no dejarse llevar por el momento, pensar que puede ser uno mismo quien esté equivocado o que no ha entendido exactamente lo que querían decir. Hay que darse tiempo para reflexionar, y si luego uno cree que tenía razón, aclararlo con tranquilidad y sin rabia.
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