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dilluns, 13 de juny del 2011

LA OXIZOTINA - La hormona que nos hace sentir bien.


A través de otro blog al que estoy suscrito (benditos RSS) me ha llegado esta información que creo interesante y muy gráfica y clarificadora. Como siempre recomiendo por referencias la lectura del libro de Àlex, todavía pendiente de leer en la estantería, pero primero debo de acabar otros....
Contenido extraído del libro "La buena crisis" de Álex Rovira"
En la década de 1970 se descubrió que nuestro complejo sistema de hormonas es responsable de nuestro ánimo. Desde entonces, el conocimiento de las endorfinas, llamadas de forma familiar las hormonas de la felicidad, ha supuesto una verdadera revolución en el tratamiento de patologías mentales y otros estados emocionales más pasajeros aunque importantes, como cierto tipo de depresión.
El principal causante de toda esta angustia es el estrés. Al sentirnos presionados emocionalmente, el cerebro recibe cortisol, la hormona del estrés por excelencia. Un cierto nivel de cortisol nos pone en alerta y nos prepara para la defensa pero en grandes dosis, nos angustia, cansa, despista y deprime.
La oxitocina, endorfina, nos hace sentir bien mientras que la adrenalina, la noradrenalina y el cortisol nos producen malestar. El cortisol debilita es sistema inmunitario y deteriora las capacidades cognitivas, además de impedir que el cerebro se regenere con nuevas neuronas (neurogénesis). Además, sentirse fatal produce adicción porque el cuerpo se acostumbra al ritmo impuesto por el cortisol y al final, acabamos inmersos en una dinámica que supone complicarnos la vida.
El doctor Juan Hitzig, profesor de Biogerontología de la Universidad Maimónides de Buenos Aires, miembro de Academy of Antiaging Medicine y asesor gerontológico de la fundación Convivir, definió, mediante el estudio durante años de cincuenta longevos saludables, cómo las conductas y las actitudes influían en el funcionamiento de los sistemas corporales. Es decir, demostró la psicosomática o conexión entre la salud de la mente y del cuerpo.
Cada pensamiento genera una emoción y cada emoción moviliza un circuito hormonal que tendrá impacto en los cinco trillones de células que forman un organismo.
Hitzig ha elaborado, a partir de estas evidencias científicas, lo que él denomina el "Alfabeto emocional SARD". Así divide las conductas en dos tipos, las conductas S y las conductas R: 
Las conductas S (serenidad, silencio, sabiduría, sabor, sexo, sueño, sonrisa) promuevan secreción de serotonina.

Las conductas R (resentimiento, rabia, rencor, reproche, resistencia, represión) facilitan la secreción de cortisol, una hormona corrosiva para las células, que acelera el envejecimiento.





La "mala sangre" (mucho cortisol y poca serotonina) deteriora la salud, posibilita la enfermedad y acelera el envejecimiento. El buen humor, en cambio, es clave para la longevidad saludable.

A la oxitocina se le llama "la molécula de la confianza" porque parece estar involucrada en el establecimiento de relaciones sociales y es un factor clave en la formación de relaciones de confianza y generosidad entre personas. Además, tiene mucho que ver con la capacidad de experimentar grandes dosis de placer en el encuentro amoroso.

En conclusión, es nuestra tarea estimular la secreción de las endorfinas para liberarnos de la ansiedad y no sentirnos vencidos por el estrés limitador. Es posible modificar estos niveles químicos que, a su vez, son las únicas fuentes sanas de placer, lejos de sustancias adictivas que nos conducen al peor de los pozos.

De nuevo, la felicidad la llevamos incorporada; sólo precisamos descubrir qué actividades disparan el proceso oxitocínico y es muy fácil. Observemos simplemente aquello que nos hace sentir bien y cuyos efectos secundarios ¡nos hace sentir mejor aún!

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