Esta afirmación encierra demasiada sabiduría. Sabemos la fuerza que tienen los pensamientos y si lo tuviéramos en cuenta en nuestra vida, en todas nuestras acciones, en nuestros proyectos, propósitos, anhelos, seguramente que obtendríamos resultados prodigiosos, siempre y cuando lo que pensemos sea positivo; esté impregnado de cosas buenas, de armonía, de entusiasmo, de energía, de anhelos de triunfo, de algo bien importante: De fe; de esa fe que es a toda prueba; la que nos lleva a alcanzar resultados inimaginables, inalcanzables muchas veces, pero que a fuerza de perseverancia, de ánimo, de confianza en uno mismo, nos convierte en ganadores, en triunfadores, en esas personas que tantas veces nos hemos encontrado en la vida y que han sido claro ejemplo de tenacidad, de fuerza.
Vera Peiffer en su libro El pensamiento positivo, afirma que:
“La calidad de nuestros pensamientos determinará el grado de salud de que gozamos. Los pensamientos positivos crean emociones positivas y en último término buena salud. Los pensamientos y las emociones negativas, estriñen tanto la mente como el cuerpo”.
Walter Riso especialista en Psicología clínica, en uno de sus libros: Pensar bien, sentirse bien, dice que:
“Si pensáramos mejor, actuaríamos y nos sentiríamos mejor”.
Habrá algunos que objetarán y criticarán esta forma de ver las cosas; son aquellos pesimistas, que a todo le encuentran un pero; los que sólo piensan en lo malo, en lo negativo; los que siempre encuentran disculpas; en todo ven obstáculos; no creen ni en ellos mismos y carecen de todo quizás y muy seguramente por su forma de pensar.
Demasiados autores han escrito sobre el poder del pensamiento; sobre esa fuerza generada en nuestra mente; tenemos un buen número de pensadores que han difundido sus sabias enseñanzas, pero que lamentablemente mucha gente desconoce y pasan la vida lamentándose, contagiando de pesimismo a quienes les rodean; viviendo una vida infeliz; amargados; muchos pasaron su existencia así y la desperdiciaron; finalizó su tiempo, fueron desdichados por siempre y se fueron de este mundo con las manos vacías.
Si estamos a tiempo todavía para lograr cosas de todo orden que no hemos conseguido, materiales, espirituales; cambios de hábitos, de adicciones, de elementos perjudiciales para la salud; de carencias que hemos tenido, por vivir pensando en escasez, en problemas, cambiemos nuestra forma de pensar; no atraigamos lo malo con nuestros pensamientos; parece difícil, pues estamos rodeados de muchas influencias negativas; de todo ese material noticioso que nos llega y nos atiborra de sucesos graves, difíciles, penosos, que influyen en nuestro ánimo, en nuestra forma de pensar; llenémonos de coraje, de optimismo; si es el caso, hagamos un paréntesis en las noticias, en la prensa amarillista que nos daña, que nos enferma y pongamos todo nuestro empeño en realizar terapias sanadoras, a través de nuestros pensamientos.
Empecemos desde ya y observemos cuidadosamente los cambios que se van a generar en nuestra vida.
“Ser positivo significa preocuparse menos y disfrutar más; preferir ver el lado bueno de las cosas, en lugar de permitir que el pesimismo y el fatalismo invadan su mente, preferir ser feliz a ser desdichado” Vera Peiffer.
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