Estamos constantemente juzgándonos los unos a los otros.
Al reconocer nuestras propias limitaciones, empezamos a mirar a los demás con otros ojos.
Conocer nuestras propias miserias y errores nos permite mirar a los otros con más empatía y comprensión.
Juzgar a los demás es tan
fácil que todos sabemos cómo hacerlo. Juzgamos sus decisiones y
comportamientos. Sus errores y también sus aciertos... Nuestra capacidad para
realizar juicios es tan ilimitada como nuestra compulsión a etiquetar con
adjetivos todo lo que percibimos a través de nuestros sentidos.
Y entonces, ¿qué es un
juicio? Podría definirse como "una
opinión subjetiva por medio de la cual evaluamos moralmente aquello que estamos
observando". El acto de juzgar surge como resultado de
comparar lo que sucede (la realidad) con lo que se supone que debería suceder:
una idealización de la realidad. Pongamos por ejemplo que estamos ilusionados
porque hemos quedado para ir aI cine con Juan. Y que poco antes nos llama para
decirnos que prefiere quedarse en casa, pues está enfrascado en la lectura de
un libro. Movidos por la decepción, reaccionamos diciéndole a Juan que es
"un egoísta".
Vayamos por partes. En
primer lugar el hecho de decir que "Juan es egoísta" no tiene tanto
que ver con Juan, sino con nuestra manera de verlo e interpretarlo. Seguramente
para otras personas "Juan no es egoísta". Y en segundo lugar, hemos considerado
que "Juan es egoísta" porque su comportamiento no se ha ajustado a nuestros
deseos, necesidades y expectativas. En vez de hacer lo que nosotros queríamos que
hiciera, Juan ha decidido hacer otra cosa.
En el caso de que nos creamos
ciegamente que "juan es egoísta", habremos creado un nuevo prejuicio.
Es decir, "una
suposición subjetiva que damos por cierta e inamovible". Como
consecuencia, cada vez que interactuemos con Juan tenderemos a observar e
interpretar su conducta partiendo de dicha premisa. Y a menos que cuestionemos
este tipo de pensamientos, acabaremos perpetuando una distorsión de la realidad que
puede que nos impida volver a verlo tal y como verdaderamente es.
DISTORSIONAR LA REALIDAD
"Ni tu
peor enemigo puede hacerte tanto daño como tus propios pensamientos" (Buda)
Así es cómo en ocasiones
nos vamos distanciando de personas con las que hemos entrado en conflicto. Y en
general lo hacemos dañando nuestra mente y nuestro corazón con emociones tan
inútiles como el rencor, el odio, la decepción, el resentimiento, la culpa y la
frustración.
¿Por qué nos juzgamos los unos a
los otros constantemente? Por una simple cuestión de
ignorancia. Al juzgar a otras personas ponemos de manifiesto que no contamos
con toda la información necesaria para realizar una interpretación más objetiva
y constructiva. La
realidad no es buena ni mala: es neutra. De ahí la necesidad de
quitarnos el velo de ignorancia que nos impide ver las cosas tal y como son.
Para dejar de juzgar el
comportamiento de los demás es necesario comprender las necesidades y
motivaciones que llevan a otras personas a ser como son. En vez de perder el tiempo señalando a otros
con el dedo, lo más eficiente es empezar a mirarnos en el espejo. Si ignoramos quiénes
somos, cómo funcionamos y por qué hacemos lo que hacemos, es imposible saber lo
mismo de las personas que forman parte de nuestra vida. De ahí que los sabios de
todos los tiempos hayan
dicho una y otra vez que "el autoconocimiento es el camino que nos conduce a
la sabiduría".
Conocerse
a uno mismo es una questión de honestidad, humildad y valentía. En esencia,
consiste en comprender, aceptar y trascender nuestro lado oscuro. Es decir, hacer
conscientes nuestras miserias, nuestros errores y, en definitiva, todo aquello
de nosotros rnismos que nos desagrada y nos limita. Si al principio este proceso
puede resular incómodo y doloroso, al afrontar y asumir la verdad que reside en
nuestro interior nos convertimos en personas más conscientes, responsables y libres.
Y nos permite mirar a los demás con más empatía, relacionándonos con mayor
comprensión y aceptación.
PSICOLOGÍA DE LA
ACEPTACIÓN.
Aquello que no eres
capaz de aceptar es la úínica causa de tu sufrimiento. (Gerardo Schmedling)
La
próxima vez que digamos que "Juan es egoísta" puede ser interesante
detenernos unos momentos a reflexionar. ¿Por qué nos perturba que Juan haya decidido quedarse en
su casa? ¿Dónde está escrito que las personas deban cumplir a
rajatabla aquellas actividades de ocio que han dicho que iban a hacer? Y ¿acaso
no es egoísmo querer que Juan cumpla con nuestros deseos y expectativas?
Veamos
ahora este mismo ejemplo desde la perspectiva de Juan. Recordemos que antes de
colgar el teléfono con ira le hemos dicho con vehemencia que es un egoista.
Frente a esta situación, Juan tiene varias opciones. Ia primera -y también la
más frecuente- es que reaccione impulsivamente y se enfade con nosotros. Puede
que en su fuero intemo empiece a repetir: "¿Egoísta yo? ¿Pero de qué
vas?". Es decir, que opte por reaccionar aI odio con más odio,
reproduciendo una cadena destructiva de ignorancia, conflicto y sufrimiento que
no beneficia a nadie.
Afortunadamente,
Juan tiene otras altemativas. En función de su estado de ánimo, su nivel de
consciencia y su grado de comprensión, puede simplemente aceptar nuestra
reacción. Cabe señalar que aceptar no quiere decir resignarse. Tampoco
significa reprimirse ni ser indiferente. Ni siquiera es sinónimo de tolerar o
estar de acuerdo. Y está muy lejos de ser un acto de debilidad, pasotismo, dejadez
o inmoviüdad. Más bien se trata de todo lo contrario. La auténtica aceptación nace de una
profunda comprensión, e implica dejar de reaccionar impulsivamente para empezar
a dar la respuesta más eficientefrente a cada situación.
Al
elegir esta opción, lo que Juan ha hecho es actuar con responsabilidad, evitando
tomarse nuestra conducta como algo personal. Al aceptar lo que ha sucedido, Juan está
poniendo de manifiesto que comprende que nada ni nadie tiene el poder de perturbarle
sin su consentimiento. Principalmente porque solo él mismo puede perturbarse
con sus propios pensamientos.
LA SABIDURIA DE LA
COMPASIÓN
"Sabio es aquel que jamás encuentra una excusa para limitar su capacidad
de dar lo mejor de sí mismo". (Martin Luther King)
Dado que el estado de ánimo
de Juan no se ha visto afectado por nuestro comportarniento, no siente la
necesidad,de defenderse ni de atacar. Juan sabe que al habernos expresado con
ira y vehemencia, primera y unicamente nos hemos dañado a nosotros mismos. De
hecho, reconoce haber reaccionado de la misma manera en alguna otra ocasión.
También sabe que estamos en nuestro derecho de cometer errores para aprender y
evolucionar.
Al escoger no reaccionar
ante el insulto, Juan es libre para responder de la mejor manera posible. Y es
aquí donde entra en juego la compasión. Si bien se suele confundir con sentir
lástima o pena la
verdadera compasión consiste en comprender las motivaciones que llevan a las
demás personas a sufrir, luchar y entrar en conflicto con la realidad. Y
como consecuencia aflora una inteligencia esencial que nos permite lidiar con ellas
dando lo mejor de nosotros mismos. En este caso, Juan se ha dado cuenta de que
es en parte responsable de lo que ha sucedido. Igual podrla habernos dicho desde
el principio que iba a quedarse en casa, en vez de habernos dado un estímulo dando
lugar a que nosotros hayamos creado una perspectiva, así como su consecuente
frustración...
Apenas pasados cinco minutos
desde que nos hemos enfadado con Juan, nos llama por teléfono. Movido por la
compasión, Juan se disculpa por haber cambiado de planes. A partir de aquí, que
cada lector decida por sí mismo cómo cree que le afectaría esta conducta y cual
sería su respuesta.
PARA CULTIVAR LA EMPATIA
Película
- El cielo y la tierra de
Oliver Stone. Basada en hechos reales se trata de un homenaje a las enseñanzadse
Buda.
Canción
- Because you loved me de
Celine Dion. Una oda al amor incondicional.
Libro
- Espacio Interlor: de Antonio
Jorge Larruy (Luciérnanga). Expone las claves para aprender a entrenar los
músculos emocionales de la humildad, la aceptación, la empatía y la compasión.
Bon dia Joan,
ResponEliminaReferen a la historia ¿VA USTED DE JUEZ IMPLACABLE?. Borja Vilaseca, tens tota la raó, i m'agrada molt l'article, però amb una cosa n'estic d'acord, ¿perquè espera quasi al ultim moment per dir-li que no va al cinema perquè esta llegim un llibre, que l'agrada molt i esta enganxat?, l'hages pogut avisar abans,i possiblement no hagués pensat que egoista es el Joan? i l'altre hagués tingut tems de canviar de plans i segurament no hagués passar res. No et sembla?
Hace tres semanas, escuché a José María Labaké, psicólogo argentino, declarar que "entre la caridad y lo justo, ante la duda, es preferible optar por la caridad, el perdón". Cuando comenzamos a entender al otro, comenzamos a quererlo. Me gustó mucho este artículo.
ResponEliminaEscribes: "¿Por qué nos juzgamos los unos a los otros constantemente? Por una simple cuestión de ignorancia." Pregunto: Y esto, ¿no será un juicio?
ResponEliminaGracias, si, pienso que es necesario entender al otro para poder quererlo. No filtrar por nuestras creencias las actitudes o acciones de la otra persona. Las sacamos de contexto.
ResponEliminaUn beso!
Hi ha molt d’interessant en el que dius, en especial i per novetat em quedo amb la frase de Martin Luther King i el paper de la comprensió en l’acceptació i la compasió. Ara bé, dius “… honestidad, humildad y valentía… comprender, aceptar y trascender nuestro lado oscuro…”. Sí, molt bé, però tampoc no ens posem a jutjar el nostre costat ombrívol negativament o caurem amb la mateixa trampa que està qüestionant el títol de l’article. Compte perquè la moral l’apliquem als altres i a nosaltres mateixos i és quelcom afegit a la realitat, que com bé diu, és neutre. Allò que ens desagrada està carregat de esquemes interpretatius socials. Si som capaços de gratar-ho hi descobrirem motivacions que són absolutament naturals i pròpies, perquè una cosa que té l’ombra és que és propia. Si som capaços de mirar-nos amb honestedat i valentia podem descobrir-nos raons que realment ens commouen i, a partir d’aquí, trobar maneres de conduir-les de formes socialment acceptables, o trobar col•lectius socials on siguin acceptades.
ResponEliminaMentre llegia pensava en la possibilitat de, enlloc de dir-li a en Joan que és un egoista, expressar-li els propis sentiments i comunicar-li aquesta il·lusió per anar al cinema (que potser és oci, tant com llegir un llibre, o no), d'anar-hi acompanyat (perque també s'hi pot anar sol al cinema, però potser ja ho hem fet moltes vegades i no acaba d'agradar), i a més d'en Joan que potser resulta ser una persona amb la que tenim un especial interès sigui quin sigui (exposa punts de vista que ens interessen, fa comentaris divertits, o és el company de grup amb qui hem de tancar el treball del qual la pel·lícula n'és un element a comentar). Això també condueix a una altra situació...