1. Toma conciencia de la situación actual… ¡necesito cambiarla!
2. Elige y formula de forma concreta un hábito a adquirir, uno solo…
3. Deja las excusas a un lado, estudia tus “malos” hábitos que van a competir con el nuevo hábito.
4. Marca pautas de repetición. ¡crea liturgias!
5. Elige y formula de forma concreta un hábito a adquirir, uno solo…
6. Apóyate en otras personas, comparte tu intención con tu círculo íntimo.
7. Busca el entorno más adecuado para llevar a cabo las primeras acciones, póntelo fácil.
8. Registra tus acciones y contrasta tus avances y dificultades con tu círculo íntimo.
9. Pavlov funciona, y las endorfinas también… ¡Premiate!
10. Y no te olvides de insistir, insistir, insistir… y repetir, repetir, repetir… en 21 días habrás creado un nuevo hábito.
Pilar Jericó
Es interesante la propuesta Joan y más en esta sociedad nuestra que precisa de normas y reglas contundentes con resultados inmediatos. Pero, yo abogo por otro modelo al que aún no sé como llamar pero que basa los cambios no en la acción sino en la reflexión. Toda conducta se da por una emoción, si somos capaces de descubrirlas en nosotros y en los demás sabremos como cambiar, siempre que queramos ¡claro está! Feliz sábado
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