Una pareja salió de vacaciones. Al regresar, se encontraron con que la puerta había sido forzada: los ladrones se habían llevado todo.
El marido acusó a la mujer, diciéndole que no había echado los cerrojos. Ella afirmó, por su parte, que a él se le había olvidado cerrar la puerta con llave.
Así dio inicio a una prolongada discusión, hasta que los vecinos llamaron a un religioso para intentar serenar los ánimos.
— La culpa es de ella, que siempre ha sido muy descuidada —dijo el marido.
— Ni hablar. Él es el que tiene la culpa, que nunca pone atención en lo que hace. —respondió la mujer.
— Ni hablar. Él es el que tiene la culpa, que nunca pone atención en lo que hace. —respondió la mujer.
— Un momento —dijo el religioso. Nos pasamos la vida culpándonos los unos a los otros por cosas que no hemos hecho y acabamos cargando un fardo que no nos pertenece.
- ¿Acaso no se os ha pasado por la cabeza que los ladrones son los verdaderos culpables del robo?
- ¿Acaso no se os ha pasado por la cabeza que los ladrones son los verdaderos culpables del robo?
Paulo Coelho
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