Si yo no pienso en mi, quién lo hará
Si pienso sólo en mi, quién soy
Si no es ahora, cuándo
(del Talmud)
Autoestima y egoísmo son tomados generalmente como
términos antagónicos, aunque ambos comparten un significado muy emparentado: la
idea de quererse,
valorarse, reconocerse y ocuparse de si mismo.
Cuenta una vieja historia que había una vez un
señor muy poco inteligente al que siempre se le perdía todo.
Un día alguien le dijo:
- Para que no
se te pierdan las cosas, lo que tenés que hacer es anotar dónde las dejás.
Esa noche, al momento de acostarse, agarró un
papelito y pensó:
- “Para que no se me pierdan las cosas...”.
Se sacó la camisa, la puso en el perchero, agarró
un lápiz y anotó: “la camisa en el
perchero”, se sacó el pantalón, lo puso a los pies de la cama y anotó: “el pantalón a los pies de la cama”, se
sacó los zapatos y anotó: “los zapatos
debajo de la cama”, se sacó las medias y anotó: “las medias dentro de los zapatos debajo de la cama”.
A la mañana siguiente, cuando se levantó, buscó
las medias donde había anotado que las dejó, se las puso, los zapatos donde
estaban anotados, los encontró y se los puso, lo mismo sucedió con la camisa y
el pantalón.
Y entonces preguntó:
- ¿Y yo dónde
estoy?
Se buscó en la lista una y otra vez, y como no se
vio anotado, nunca más se encontró a si mismo.

Nos gusta enunciar que no podríamos vivir sin
algunos seres queridos. Yo propongo hacer nuestra la irónica frase con la que sintetizo mi real vínculo
conmigo:
No
puedo vivir sin mi.
Extracto del
libro:
El Camino del
Encuentro
Jorge Bucay
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