Tengo 88 años. Soy
maestro zen. A los 16 ingresé en un monasterio. Vietnamita,
vivo en Francia, donde fundé Plu-m Víllage, una comunidad budista.
Dirijo retiros sobre el arte de la vida consciente por todo el mundo. Si tuviera que elegir entre el budismo y la paz, elegiría
la paz
INFATIGABLE
Durante la guerra en su país, Vietnam, tomó una
decisión que ha marcado su vida: sacó a los monjes a la calle. Desde entonces
ha sido un activista por la paz. En sus viajes a EE.UU. se entrevistó con
oficiales federales y del Pentágono, a quienes presentó argumentos para detener
la guerra, y contribuyó a cambiar el curso de la historia cuando pidió a Martín
Luther King que se opusiera públicamente a la guerra de Vietnam. Tras la contienda
fundó en Saigón la Escuela para el Servicio de Ayuda Social, reconstruyó
pueblos y aldeas, escuelas y centros médicos. En su reciente gira por EE.UU. se
ha reunido con los altos ejecutivos más influyentes. Ha estado de gira por
España
En Vietnam, durante la guerra, sacó usted a los
monjes a la calle.
Mi vida no es importante. Lo importante es que
usted practique la plena conciencia. Yo lo que quiero es ayudar.
Pasó de la contemplación al compromiso, es usted
un revolucionario.
Piensas que tomas una decisión, pero en realidad la
decisión ya existe: depende de la manera como has observado, escuchado...
Pero fue su decisión.
La libertad de decidir sólo puede venir de la
plena conciencia: inspiro y sé que estoy inspirando, espiro y sé que estoy
espirando. La decisión es el resultado de esa práctica continuada de mucho
tiempo.
¿Libre?
Sí, libre de la ira, del miedo, del deseo..., eso te ayuda,
te lleva a la compasión.
¿Qué entendió sobre el ser humano durante la
guerra de Vietnam?
La guerra de Vietnam no fue distinta de otras
guerras, todas se deben a que no tenemos el pensamiento correcto. Dominados por
el miedo y la ira, no comprendemos el propio sufrimiento ni el de los enemigos.
Es la condición humana.
La
falta de comprensión nos convierte en víctimas. Ambos lados tenían ideas de
cómo obtener la paz y la felicidad, pero no eran capaces de comunicarse.
Los monjes se inmolaban, y ese es un acto violento
contra uno mismo.
No había otra manera de decirle al mundo que
estábamos sufriendo. Lo importante no es tu acto, sino la motivación.
Un psicólogo occidental le diría que quemarse a lo
bonzo es una locura.
or eso tuve que ir a EE.UU. a explicárselo a
Martín Luther King, porque desde la visión occidental es muy difícil de
entender.
King le propuso para el Nobel de la Paz y se opuso
a la guerra públicamente.
Fui a EE.UU. porque sabía que había poca
comprensión de la situación, pero con Luther King llevábamos tiempo carteándonos.
Él, como usted, también quería entender por qué los monjes se prendían fuego.
Se entrevistó con oficiales federales y del
Pentágono, como Robert McNamara.
Los más difíciles fueron los integrantes del
movimiento por la paz, en el que había mucha ira. Pasé mucho tiempo ayudándolos
a tener más compasión. Estaban muy enfadados conmigo porque yo no estaba
enfadado. Tuve que tener mucha paciencia.
¿Cómo consiguió crear una universidad budista
ilegal en Vietnam?
No fue fácil, pero hay algo que quiero decirle:
aunque usted sea una persona muy talentosa y tenga mucha energía, sola no podrá
hacer gran cosa. Hemos de construir una comunidad en la que haya mucha comprensión
mutua, que comparta ideales: es la manera de tener esperanza para alcanzar
algo.
Trabajó usted con veteranos norteamericanos de la
guerra de Vietnam.
Hicimos retiros de plena conciencia con ellos. Fue
muy difícil, pero hubo verdaderas sanaciones. La comprensión ha de ser muy
amplía: también hay que comprender el sufrimiento de los que te envían a la
guerra.
Pues ellos hablan de daños colaterales.
Sufren mucho. El secretario de Defensa Robert
McNamara dimitió tres meses después de conocerme. Tenía un gran peso en el
corazón, consideraba que esa guerra había sido un error.
¿Cómo sanar el horror de una guerra?
Cuando
comprendes el sufrimiento propio y ajeno, y aspiras a ayudar a los demás, nace
la compasión, y eso empieza a sanarte. Déjeme que le explique una historia.
Adelante.
Daniel, un veterano de guerra, estaba lleno de
odio porque la mayoría de sus compañeros murieron en una emboscada. Quería
vengarse: fue a un pueblo y dejó una bolsa de bocadillos llenos de polvo
explosivo..., y vio como cinco niños se los comían.
¿Los vio morir?
Sí, en brazos de sus madres. Cuando lo conocí era
un hombre torturado, no se atrevía a contar esa historia a nadie. Le aconsejé
que dedicara su vida a salvar niños que estaban muriendo en el mundo, que la
energía de esa aspiración le salvaría. Lo hizo y soñó que los cinco niños le
sonreían. Sanó y se casó con una dentista inglesa.
Usted es el sabio de referencia de banqueros y empresarios.
Vienen a nosotros porque también sufren.
Un gesto de cualquiera de ellos acabaría con el
hambre en el mundo.
Han intentado hacer obras de caridad, pero eso no
les ha ayudado.
¿Y por qué sufren tanto?
Porque
tienen dinero pero no tienen felicidad ni tiempo para amar. Están llenos de
preocupación, miedo, ira..., y no disfrutan. No se comunican ni con
sus mujeres ni con sus hijos, y sin comunicación no se puede ser feliz Yo
siempre les digo: "¿Qué prefieres, ser feliz o tener dinero?... Debes
elegir".
Quieren ambas cosas.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada