El punto de equilibrio entre juego y voluntad es el que proporciona mejores frutos.
Dar un estímulo y mantenerlo, dice Murakami sobre els arte de escribit o hacer "footing".
Cuando éramos pequeños, la
fuerza de voluntad parecía serlo todo. Después hubo una época en que lo importante era disfrutar. Y así nos fue. Hoy, con la crisis económica que todo lo
está cambiando, se habla de recuperar la llamada cultura
del esfuerzo. Quizá
ha llegado el momento de ir en busca de la voluntad perdida. Sin
olvidar que el punto de equilibrio entre juego y voluntad es el que da los máximos
frutos. Al fin y al
cabo, el tenista Rafael Nadal ha ganado siete títulos
de Roland Carros porque se esfuerza y juega al mismo tiempo. Juega en el sentido de que,
como Leo Messi en el campo de fútbol, se lo pasa bien.
En el 2006, dos investigadores australianos -Megan
Oaten y Ken Cheng- reclutaron dos docenas de personas y les hicieron realizar un número
cada vez mayor de ejercicios de levantamiento de peso, entrenamiento de resistencia y rutinas
aeróbicas. Al cabo de dos meses, investigaron los otros aspectos de la vida de los participantes para ver si
trabajarla fuerza de voluntad en el gimnasio se
traducía en una mayor fuerza de voluntad en casa. Y así era. Cuanto más tiempo pasaban en el
gimnasio, menos fumaban y menos alcohol y cafeína consumían. Pasaban menos horas mirando la televisión. No se
deprimían tanto.
Oaten y Cheng hicieron un experimento similar con 29 personas para
que siguieran un programa de cuatro meses para administrar el dinero. Les pusieron metas de ahorro.
Pidieron a los participantes que se abstuvieran de
lujos. No solo su economía fue mejorando. También su
fuerza de voluntad: bebían menos alcohol, tomaban
menos cafeína, fumaban menos y eran más productivos en
el trabajo.
REGULAR LOS IMPULSOS
Todo ello lo cuenta el periodista del New
York Times Charles Duhigg en su libro El poder de los hábitos (Urano). Y llega a la conclusión de que cuando aprendemos a
esforzarnos para ir al gimnasio, o comemos una ensalada en lugar de una hamburguesa, en el fondo estamos
cambiando nuestra manera de pensar. «La gente
aprende a regular sus impulsos. A
distraerse de las tentaciones. Y
una vez que entras en la onda de la fuerza
de voluntad, tu cerebro está entrenado para ayudar a con centrarte en una meta».
La frase me recordó al escritor Haruki Murakami, a quien
tuve el privilegio de entrevistar para este periódico.
Casi todo lo que sabe sobre el arte de escribir, afirma, lo ha
aprendido corriendo. Él también habla de fuerza de voluntad,
y dice que para escribir se requiere el mismo proceso que para salir a correr cada día, fortalecer la musculatura y tener un cuerpo de corredor. «Dar un
estímulo y mantenerlo».
Como dice el antropólogo Josep Maria Fericgla, dejar de
fumar es como casarse: se trata de tomar una decisión y mantenerla.
«Toda nuestra vida, en cuanto a su forma definida, no es más que un conjunto de hábitos», dijo el psicólogo Wilian James en 1892. La
mayor parte de decisiones que tomamos a diario, escribe Charles Duhigg,
pueden parecernos producto de una forma reflexiva de tomar decisiones, pero en el fondo no es
así. Son hábitos.
Podemos cambiarlos. Detectando cuál es la rutina del hábito, cuál la recompensa. Duhigg
quería eliminar el hábito de salir de la oficina a
media tarde para ir a comprarse una galleta. Pensó en cuál
era la recompensa: a lo mejor no era la galleta. Al final intuyó que se quería distraer temporalmente,
socializar, y pudo rediseñar el hábito. A lo
mejor en vez de comer galletas, o en
vez de fumar, podemos comer manzanas. O casarnos.
Hola Joan , estic molt de acord que el punt d, equilibri está entre joc i voluntad .
ResponEliminaPerque la vida es joc .
Perdó no ´se escriure molt bé catalá .
Grácies per tot !!!
Teresa Moral
De res Teresa. Un petó i Gràcies!
ResponElimina