“Nos han vendido la moto histórica y culturalmente. Si eres bueno te darán lo que mereces y si eres malo te castigarán. Y no es así. Hay canallas que no están en la cárcel, y hay bellísimas personas que lo están pasando mal”.
En estos términos se manifiesta el escritor, economista y emprendedor Álex Rovira en una entrevista exclusiva con El Confidencial cuando se le pregunta de qué forma podemos encajar las malas noticias en nuestra vida. Rovira, autor de libros de gran éxito como La buena suerte (Ed. Urano), impartirá los días 22 y 23 de junio en el IFEMA de Madrid una charla en el evento Actúa Ya junto a otros pensadores como Eduard Punset o Mario Alonso Puig donde proporcionará “herramientas que puedan ser útiles para la gestión de la vida en general pero que son poco conocidas aunque se apliquen a menudo en el mundo empresarial o en el deporte”
Cuando se le sugiere el nombre del recientemente fallecido entrenador Manolo Preciado, querido por su entorno pero que tuvo que afrontar grandes tragedias a lo largo de su vida, Rovira señala que “no me creo eso de que todos tengamos lo que nos merecemos, ¡no es verdad! Este señor probablemente habría merecido una vida plácida para poderla disfrutar con su gran amor y ver crecer a sus hijos. Pero la vida no es así”.
La fortuna ha de buscarse, no esperar a que llame a nuestra puerta
ECONOMÍA HUMANA
Rovira, emprendedor y economista, profesor en ESADE antes de lanzarse a la aventura editorial, ha conocido un gran éxito tras ser traducido a cuarenta y dos idiomas. Le gusta presentarse como "psiconomista", mezcla de “psicólogo" y “economista”:
“Fue mi amigo Víctor Amela quien me llamó así por primera vez, pero me gustó y lo seguí utilizando”.
¿Ha sido ese el problema de la economía de los últimos años, que ha sido demasiado económica y poco psicológica?
“Totalmente. Hay una premisa obvia que se olvida: la calidad del alma se manifiesta en la materia. Si hay miseria moral, hay miseria económica”.
Y prosigue señalando que “todo proceso económico no es más que la manifestación de la salud o la patología de los miembros que gobiernan un sistema, lo promueven y gestionan. Deberíamos ser muy conscientes de este principio”.
ACTUAR Y NO ESPERAR
Rovira propone en su último trabajo, El mapa del tesoro, coescrito con Francesc Miralles, una llamada a la acción. Considera que no debemos quedarnos únicamente en el pensamiento positivo, que cree que es uno de los problemas que ha causado la mala interpretación de libros como El secreto de Rhonda Byrne. La fortuna ha de buscarse, no esperar a que llame a nuestra puerta.
“No estoy en absoluto de acuerdo en que simplemente deseando algo lo atraigas. Ni lo bueno ni lo malo”, señala. “Hay bellísimas personas que están viviendo esta estafa que conocemos como crisis y que no han hecho nada para merecerlo. Algunos sí, pero a otros les han colocado un piso y una hipoteca. El discurso de El secreto es muy contaminante. Lo que hay que hacer es trabajar y mejorar”.
Entonces, ¿cómo explica el éxito de tales concepciones?
“Quizá el problema es que queremos soluciones rápidas y fáciles. Creo que el éxito de estas propuestas deriva de la promesa de que te va a tocar la lotería sin hacer nada, y la vida no es así”.
Lo que nos lleva a nuestro propio país.
EL PROBLEMA DE ESPAÑA
Para Rovira, existen dos grandes problemas que impiden que salgamos adelante: el miedo y la pereza.
¿Somos un país atenazado por ambos?
“La cultura de la iniciativa, de la asunción de riesgos, no sólo en el emprendimiento sino también lo social, no tiene tanto arraigo aquí como en otros países, seguramente tenga mucho que ver con la cultura: ganamos el pan con el sudor de nuestra frente y el trabajo es un castigo divino, mientras que otros países protestantes dicen que te ganarás el Cielo con el trabajo. El entorno cultural hace mucho”, señala el autor.
”Un país con un 75% de fracaso escolar donde Belén Esteban puede ser la tercera fuerza política tiene un problema de cultura”.
¿Pero somos más miedosos o perezosos? Rovira responde con una risa:
“No me gusta generalizar. En este país hay bellísimas personas que están trabajando muy duro para sacar adelante proyectos empresariales y sociales, pero los grandes venenos son el miedo y la pereza. Creo que hay que hacer una pedagogía contra ellos, y reflexionar sobre la pereza, uno de los grandes males para cualquier proceso de adaptación o transformación”.
Si queremos transformar la realidad tenemos que levantar la cabeza del día a día. En ese sentido, Rovira propone un plan a seguir:
“El otro día hablaba con mi amigo José Antonio Marina de este tema. Si hoy en día tenemos una gran élite deportiva en España, ya sea Rafa Nadal, Pau Gasol, Fernando Alonso o la Selección Española, es porque hace cuarenta años había un señor que no paraba de repetir ‘practica deporte, contamos contigo’, José Antonio Samaranch”, señala.
“Con esto quiero decir que son necesarios horizontes, objetivos y anhelos. Dejamos siempre lo fundamental, que es lo que no se ve, para más tarde. Hasta que es tarde y aparece un conflicto como es la crisis”.
CAMBIANDO NUESTRA REALIDAD
A tal respecto, se sugiere que por mucho que uno lo pretenda, no todo le va a marchar bien.
¿Cómo dar aliento a alguien que ha seguido todos los pasos correctos, y aun así no consigue salir adelante?
“Cuando me hacen esta pregunta, bastante habitual, me parece complicado dar una respuesta general a un problema específico. La situación no es de broma”, señala Rovira.
“Dicho esto, muchas veces tenemos que cambiar nuestra percepción sobre la realidad. El que tiene una tienda y no está vendiendo, porque se preocupa de los veinte metros de su espacio y su trozo de acera, tiene que replantearse los hábitos de compra y los canales de comunicación. Hay que mirar la realidad de una manera diferente, porque si no podemos acabar mal”.
Y prosigue señalando los problemas que afrontamos en este momento.
“Hemos comprado con dinero que no teníamos cosas que no necesitábamos, avaladas por cosas no valían lo que pensábamos, en un sistema preparado para el hurto masivo y propugnado por unos poderes políticos que han hecho una gestión nefasta. Ya me dirás qué le digo yo a alguien que ha sido robado”.
“Si queremos transformar la realidad tenemos que levantar la cabeza de nuestra cotidianeidad, abrir nuevos territorios y formarnos”,
propone como posible camino ante la dificultad.
“Estás parado, muy bien, pero eso no quiere decir que estés desocupado. Por qué no vas a una organización donde puedas ayudar a gente que lo está pasando mal, donde podrás encontrar un sentido a tu vida, abrir puertas de contacto, y encontrar inspiración para cambiar progresivamente tu realidad. En definitiva: hay que moverse”.
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