Hay momentos en los que la vida parece empeñada en plantearnos innumerables trabas para transitar por un determinado camino que hemos elegido. Mantenemos, casi por inercia, el impulso hacia lo que creemos querer, pero un obstáculo tras otro, sigue bloqueando nuestro tránsito fluido. "Quizá, pensamos, tanta dificultad quiera decir algo." Y nos preguntamos:"¿Debería abandonar o debería seguir intentándolo, pese a todo?" Ahí nos enfrentamos a uno de los mayores dilemas que podamos encarar en nuestras vidas: renunciar o no a seguir librando una batalla.
Para muchas personas la simple idea de desistir, implica entregarse y significa, pura y llanamente, fracasar. Para otros sin embargo, tener en cuenta otras opciones es inteligente y hasta lógico. ¿Es posible que abandonar sea a veces imprescindible?
Muy a menudo, aquellos que se sienten infelices con sus vidas a nivel personal o laboral, creen que la solución pasa por mantener el barco a flote como sea. Que lo correcto es resistir y seguir empujando en la dirección que, por otra parte, siempre les ha proporcionado infelicidad. Esa actitud conlleva que nadie a su alrededor sea feliz y que mientras los cambios no terminen por llegar, su descontento se intensificará.
La opción de darse por vencido en una circunstancia así, no tiene nada que ver con el fracaso. Renunciar ante una situación de descontento o improductiva, con el fin de considerar otras opciones y tomar una ruta alternativa, parece lo más sensato. Cuando se llega al punto de decir: "Ya he tenido suficiente. Me niego a sentirme continuamente infeliz", es cuando se descubre que las puertas del porvenir están de nuevo abiertas.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada