La noticia despertó instantáneamente mi curiosidad: "Adolescente sin hogar semifinalista en concurso científico de Intel." Samantha Garvey avanzó en la competición de talentos con su investigación sobre moluscos, pese a vivir en un refugio.
Acostumbrados, como estamos, a recibir sin anestesia la pesarosa actualidad informativa, cualquier noticia que logre destacar y flotar en mitad de esta ciénaga de pesimismo imperante, resulta alentadora y nos induce a seguir pensando en que, pese a todo, hay esperanza.
Según la noticia, la joven de 17 años protagonista de esta historia de cuento de hadas, vive en un hogar para desamparados y quiere continuar con su trabajo científico. Su padre la describe como 'una gran trabajadora, muy motivada y dedicada'
Durante dos años y medio, Samantha Garvey se sumergió en los pantanos de sal de Long Island, en Nueva York: picando, examinando y analizando todo tipo de muestras. La diferencia entre ella y sus rivales en el concurso, estriba en que después de un duro día de trabajo en la escuela y en el campo, la estudiante no podía volver a casa por la noche al ser una 'sin techo' y carecer de hogar.
Sin embargo, la joven no ha permitido que vivir en un refugio para desamparados le impida cumplir sus sueños. Y así, fue nombrada una de las semifinalistas del prestigioso concurso Intel Science Talent Search, participando en la contienda para ganar una beca universitaria de 100.000 dólares.
Junto con sus estudios en la escuela preparatoria, Samantha Garvey pasa gran parte de su tiempo libre trabajando con biólogos marinos. Eso la condujo a la realización de su proyecto que, según el sitio web de Society for Science and the Public, se titula: "Los efectos del ambiente físico y los depredadores en la plasticidad fenotípica de Geukensia demissa." Para quienes no somos científicos, esto se traduce como la forma en que los mejillones costilludos —el término común para Geukensia demissa— ajustan sus características, o fenotipos, en respuesta a los depredadores y al mundo que los rodea.
Las probabilidades estaban en su contra cuando Garvey envió su proyecto para el concurso. Otros 1838 estudiantes de otras 500 escuelas preparatorias habían presentado también solicitudes.
El certamen tiene una larga tradición en elegir proyectos de algunas de las mejores jóvenes mentes científicas de Estados Unidos: participantes anteriores del programa han ganado siete Premios Nobel y once becas de la Fundación MacArthur, entre otras muchas distinciones, de acuerdo con el sitio web del concurso.
Pasara lo que pasara con este torneo, Garvey ha afirmado que tiene grandes esperanzas para los próximos años. Eso incluye asistir a la universidad y, en un futuro ideal, poder trabajar algún día para una agencia gubernamental como la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos. “Tengo muchos planes”, dijo Garvey. “Me gustaría continuar con lo que estoy haciendo ahora, continuar con la investigación científica y obtener un doctorado y seguir marchando hacia adelante”.
Me encanta la historia de Samantha. En realidad, me encantan las historias de todos aquellos que luchan contra las más sombrías circunstancias de su vida y logran sobreponerse a todas ellas a fuerza de ganas, pasión y perseverancia. No sé cuál y cómo será el futuro de esta joven, pero posee la mezcla perfecta para brillar en un mundo de sombras, en el que la mayor parte rinde sus sueños sin haber intentado siquiera cumplirlos.
"Las oportunidades no se buscan, se aprovechan." (Víctor Carlos Gabriel)
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