Otro artículo de Miguel, cada día me identifico más con lo que escribe en el blog Contigo Mismo.
A veces pienso que, por mis escritos,
alguien puede llevarse a engaño. Es verdad que escribo lo que pienso, siento y
no siempre vivo, como desearía. Pero no intento convencerte de nada. Quizás
escribo para recordar lo que persigo y qué me mueve a hacerlo. Pero algo en mi
interior me invita a escribir lo que siento! No tiene más propósito que
recordármelo cada día nuevo que empieza.! Porque así, antes de sumergirme en mi
atolondrada vida cotidiana, soy capaz de vivirla sin sumergirme del todo en
ella. Porque, como antes hice en mi juventud, ahora ya no siempre escribo sobre
mis sueños. Con la madurez, tal vez aprendí que soñar está bien, pero sin intentar
convertirlo en realidad, no tiene valor alguno. Nos iremos de esta vida con lo vivido, nunca con lo solo
soñado!
Y mi vida, obviamente, no solo está
hecha de sueños. Tengo mis debilidades, mis momentos difíciles y mis tristezas, sobre todo cuando me fijo más en lo
que me falta en la vida, que en lo que poseo en ella. Pero así como una sonrisa abre un corazón, las lágrimas a veces
aclaran la mirada. Seguramente como tú, a veces también sufro ante los cambios aparentemente
inoportunos y tengo miedo ante el porvenir incierto, pues desconozco las intenciones de la vida cuando me regala un
encuentro, un momento o un lugar, de improviso. Pero, con el tiempo aprendí,
que fijarme solo en el miedo ante los problemas, los hacía más grandes de lo
que en realidad son. Cuántas cosas hay que, en su día, me preocuparon o me
hicieron sufrir, hoy simplemente no están en mi vida, ni tan siquiera en mi
memoria! Cuántas cosas evité por miedo a vivirlas y, en cambio, revolotean aún
por mi cabeza y siento profundamente no haber tenido el valor de vivirlas, en
su momento!
Y es que, hasta que no fui capaz de ver que la vida no es más que
una serie de momentos que ganamos o echamos a perder -según el amor o el miedo que sintamos en el momento en que
llegan- vivía
esperando una vida de ilusión que nunca llegó. Intentaba escoger si el día era soleado o nublado, si era frío
o cálido, para vivir. Cuando sea feliz, seré feliz… parecía
afirmarme sin descanso, cada nuevo día que comenzaba. Pero, al final me di
cuenta de que la felicidad o la infelicidad se encuentran en cada momento y
que somos nosotros mismos quienes lo decidimos, paso a paso. Cada uno de ellos, nos llevan hacia la luz o la
sombra… en función de si nos acercan a nosotros o nos alejan, respectivamente.
Aún así aprendí que un día gris puede ser tan mágico como un día soleado, según cómo lo
sientas. Un día nublado y frío invita a compartirlo bajo una manta con el ser
amado, frente a una acogedora chimene. Y un día soleado y cálido invita, en
cambio, a un paseo por la playa cogidos de la mano y sintiendo en la piel ajena
el salitre y el olor a mar que embriaga los sentidos. Las circunstancias externas y efímeras las vivimos según
como las sintamos en el corazón.
Para celebrar la vida no es necesario esperar a una
fiesta, ni una fecha determinada, ni a un día soleado. Como el amor, es algo que se siente dentro, independientemente
del momento y las circunstancias, que van cambiando. Hay algo siempre firme,
invariable y eterno en nuestro corazón, que no depende de lo que vivamos fuera.
Como se dice popularmente, manos
frías, corazón caliente. Tantos años intentando cambiar mi vida inútilmente, hasta
que te das cuenta de que lo que hay que cambiar es la manera de sentirla y
vivirla! Porque quizás puedo sentir amor, sin
vivirlo ni compartirlo fuera… como puedo sentirme sólo, estando en compañía o
bien sentirme acompañado, estando sólo! Al final, uno aprende que la vida y
todo lo que vivimos en ella, depende más de si la miramos con el corazón o solo
con los ojos. En el corazón hay siempre paz, mientras que ante los ojos
puede haber confusión… y días grises!
Y vivir en y desde el corazón solo consiste en
concentrarse en nuestras emociones! Así, cada olor, sabor, textura,
sonido, que nos rodea en el mundo exterior, remueve nuestro corazón, generando nuevas e
intensas emociones y haciéndonos vivir y revivir a cada momento los mágicos
encuentros, momentos y lugares. Y esa magia evoca más emociones y sueños… y
recuerdos, de lo aún no vivido. Y todo ello rememora sueños que siempre tuvimos
de cómo deseábamos que fuera nuestra vida. Y un buen día, de repente, uno se encuentra con su siempre
esperado sueño! Y la felicidad no es más que tener el
valor de hacer realidad ese mismo sueño… ante cada olor, sabor, textura, sonido
que llega a nuestros sentidos y resuena en nuestro interior! Y es entonces
cuando el propio corazón nos indica -en voz baja pero firme- el verdadero
camino, solo hay
que saber y querer escucharlo y confiar en él, como tal vez nunca antes
hicimos, lo que siempre nos trajo la
infelicidad y vivir una vida a medias.
http://contigomismo.com/ |
Quizás por esto, la vida no es algo
que pueda ser solo explicado, ni solo soñado, ni planeado, ni tan siquiera
escrito… sino que debería ser, simplemente, vivida como un fantástico sueño!
Quizás por esto ahora no debería escribir sobre la vida, aunque no pretendo que la entiendas o
estés de acuerdo conmigo, tan solo te invito a vivirla intensamente como llega
y, en todo caso, compartirla, aunque sea a distancia y con esas letras que aquí
escribo. Pero, si resuenan en tu corazón , identifica lo que sientes con
ellas y busca su
sentido, no te concentres en quien y cómo escribe, sino en qué emociones te provoca lo
que lees. Si, como a mí, te invitan a vivirlo y compartirlo, es que
aún estás bien vivo!.
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