Montserrat Juvanteny, que ha creado y dirige tres centros de acogida para niños.
Tengo 68 años. Nací en Joanetes (Garrotxa) y vivo en el Montseny. Estoy casada en segundas nupcias y tengo tres hijos biológicos y nueve acogidos. Estudié Magisterio y soy educadora social. ¿Mi política? Los niños deberían ser patrimonio de la humanidad. Soy católica
Una vida plena
Siendo una joven maestra una niña le pegó. "¡Devuélvesela!", decían las otras maestras, pero ella decidió darle un beso. "La niña se echó a llorar; sus ojos de sorpresa me han acompañado toda la vida. Si quieres ganarte a un niño sorpréndele, y cuando haga algo malo o bueno pídele que mire en su interior y pregúntale cómo se siente". Desde entonces ha creado y dirige la Fundació Concepció Juvanteny para la defensa del niño y tres centros de acogida. Pero su prioridad es que esos niños encuentren un hogar: "200 ya lo han conseguido y estoy orgullosísima de mis familias". Lo suyo no es un trabajo, es una opción de vida. Sus nueve niños acogidos ya son mayores: todos han salido adelante.
Maestra en el barrio chino?
Sí, con 20 años. Un día me llama mi padre para decirme que se habían llevado un niño a Wad-Ras (cuando era centro de menores) por robar una manzana. "Sus padres son alcohólicos y no le dan de comer. Ve a verlo".
¿Y a su padre qué más le daba?
Éramos 14 hermanos y durante años fue alcalde de Joanetes. Se ocupaba de la gente.
¿Qué ocurrió en Wad-Ras?
Me recibió el director con una pistola en el cinto y eso me bloqueó, porque sé que donde ha habido agresividad has de poner amor y no más agresividad aunque sea legalizada.
¿Se llevó el niño a su casa?
Sí. El cambio que dio me pareció un milagro y decidí actuar. A mi negocio de colonias de verano fui añadiendo niños de centros de protección hasta que decidí crear una entidad para acogerlos: Asteroide B 612.
El planeta del Principito.
Pero mi mayor interés siempre ha sido conseguirles un hogar. Por muy buenos educadores, psicólogos y maestros que tengas, hay un abismo con los que se crían en un hogar.
Desde entonces busca familias.
Sí, ¡y hay tantas familias generosas en Catalunya...! Creé la fundación porque prefiero depender de entidades particulares que de gobiernos, sentirme más libre de decir todo lo que pienso y poder defender los derechos de los niños cuando no son respetados.
¿Qué significa eso?
Tras la Guerra Civil lo que primaba era que los niños sobrevivieran, pero a partir de los años setenta comprendimos que lo importante era la calidad de vida y que esta la otorga una buena emocionalidad, y es ahí donde considero que los políticos no han incidido.
...
Un niño que vive en un centro no puede recibir la estabilidad y seguridad que necesita. Por razones laborales tiene un educador de mañana, otro de tarde y otros de fin de semana: ¿con quién se vincula? Por eso, poder atender a los niños en familias es infinitamente mejor que la atención en centros.
Usted tiene tres centros.
El niño que en su casa ha tenido un modelo negativo de familia lo más probable es que lo reproduzca por mucho que se le aparte de la familia y se le lleve a un centro, porque allí no se le puede mostrar otro modelo.
Entonces, ¿por qué es tan complicado acoger a un niño?
En mis centros no es complicado. Yo siempre les digo a mis educadores: "Vosotros sois una muleta de la familia, no sus jueces".
Lo habitual es que los asistentes sociales...
... Lo sé, que te juzguen cuando a veces no tienen ni hijos. El acento se ha de poner en la familia de acogida. Cuando yo empecé decían que era poco profesional porque hablaba de "mis niños", me vinculaba a ellos. Y yo les contestaba: "Es que no quiero ser profesional, quiero ser madre".
Es usted fuerte.
Me trajeron un niño de 16 años que había recorrido todos los centros de Madrid y de Catalunya, nadie podía con él. Este niño, que ahora tiene 39 años, un día me dijo: "Mi vieja, ¿te puedo pedir un regalo y me prometes que no te reirás de mí?".
¿Qué le pidió?
Un biberón para tomarse su leche por la mañana y por la noche. "Qué manera tan bonita de decirte 'aquí me hubiera gustado nacer'", me dijo el psicólogo. Hay que poner el acento en la parte emocional del niño.
Da miedo acoger por la inevitable interacción con la familia biológica.
La familia biológica no tiene por qué conocer a la familia de acogida, somos nosotros los que nos encargamos de las visitas. Y es necesario que desaparezca esa imagen de "te quitamos a tu hijo".
Un sentimiento difícil de cambiar.
Hay que explicar las cosas, decirle a la madre que ella no puede en ese momento cuidar de su hijo y que el día de mañana ese niño le devolverá con creces ese acto de amor de permitirle que se forme emocionalmente con una familia estable.
Te encariñas con una criatura que has de devolver a sus padres biológicos.
Hoy la ley tiene en cuenta la opinión del niño a partir de los 6 años. Pero ha tocado un tema importante: no podemos cambiar cada cuatro años de política de infancia, hay que buscar una persona con una gran calidad humana y gran formación, con hijos, y que se quede ahí durante muchos años.
Y que tenga un consejo de abuelas.
Estoy de acuerdo. Los niños tutelados tienen la vida en blanco y negro, el blanco de la inocencia y el negro del miedo, quién mejor puede poner color a sus vidas que un papá y una mamá o dos papás o dos mamás o uno solo, qué más da, pero que les den la fiesta de cumpleaños y su presencia en la obra de teatro del colegio..., su amor.
Entiendo.
No es sencillo atender a niños que llegan con unos hábitos ya no diremos malos pero sí diferentes. Reconducir todo esto sólo pueden hacerlo personas con una gran capacidad de solidaridad y de amor. Cuando yo empecé me llamaban "la iluminada".
Siempre hay agoreros.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada