Para la doctora Moix el secreto es no dudar ni tener miedo y repetirse pensamientos positivos.
El "coach" Anthony Robbins ve clave acceder a lso estados más profundos del individuo.
Este no es un artículo que pretenda hacer apología del acto -temerario- de caminar por encima de brasas. Qué barbaridad. Solo faltaría. Para empezar, yo no lo he hecho. Siendo como soy incapaz de andar descalzo por la arena de la playa en agosto, me parece sobrenatural lograr andar descalzo encima de brasas ardiendo. Precisamente porque me parece sobrenatural, escribo sobre ello. Y porque cada vez hay más gente que lo hace, aunque los opinadores serios no se ocupen del tema. Dicho sea de paso, también me parece sobrenatural -como escribió García Márquez- que un avión logre volar.
Alguien, algún día, imaginó que un cacharro mecánico con alas y motor podía volar. Y logró inventarlo. Y muchas personas que imaginan que pueden caminar encima de brasas ardiendo sin quemarse ni hacerse ningún tipo de daño lo logran, según me cuenta la coach Anna Minguell, queo rganiza cursos que acaban, entre otras cosas, con un bonito paseo encima de un lecho de carbones encendidos.
Lo de andar encima de las brasas lo ha practicado gente seria y con los pies en el suelo, como la doctora Jenny Moix, profesora de Psicología de la Universitat de Barcelona (ella lo hizo en un curso de Xesco Espar). Según la doctora Moix, el secreto es «no dudar ni tener miedo». La tendencia de su cerebro era generar pensamientos del tipo esto es imposible, pero lo compensaba hablándole ella, al cerebro, en lugar de dejarlo hablara él. Repitiéndose pensamientos positivos. Jenny Moix insiste en la necesidad de llevara cabo esta práctica acompañados de un profesional.
'PODER SIN LÍMITES'
La práctica, en el fondo, es el punto final de una sesión de entrenamiento. Es el fruto del estado en que se encuentra la persona. De ese estado ha hablado mucho Anthony Robbins, el coach norteamericano más exitoso (y rico). Según él, «los triunfadores son quienes más habitualmente acceden a sus estados más fecundos». «Deténgase un momento», escribe en Poder sin límites (Debolsillo), «a recordar algún momento de su vida en que estaba usted cargado de energía».
Eso es lo que él enseña, a lograr ese estado, antes de pasar por el lecho de carbones encendidos. Robbins afirma que el paseo sobre las brasas muestra a las personas cómo cambiar sus estados y su comportamiento de tal manera que les capacite para emprender acciones u obtener nuevos resultados, pese a sus temores. Los participantes aprenden a modificar su fisiología y sus representaciones internas acerca de lo que son capaces de hacer o no. Lo que era algo terrorífico, se convierte en algo factible.
Lo mismo ocurre en otros ámbitos de la vida. «Si nos decimos que las cosas no van a salir bien, no salen bien», sostiene. «Si nos formamos la representación de que irán a pedir de boca, entonces creamos los recursos internos que necesitamos para producir el estado que, a su vez, nos capacita para obtener resultados positivos».
Tengo que confesar que, tras leer a Robbins y hablar con Anna Minguell, me entrené. Decidí pasar por en medio de unas ortigas gigantes, casi más altas que yo (al menos el resultado no sería el mismo que con las brasas, pensé; no tendría que ir a urgencias). Así pues, creía que las cosas saldrían bien. ¿Qué sucedió? Pues que aún me escuece la piel. Y que doy las gracias por no estar presentando nada en televisión. Para disimular la inflamación de la piel, necesitaría mucho maquillaje.
Por lo que veo, todo el mundo lo interpreta como un acto para conseguir valor y vencer miedos. Para mi se trata de debilitar una barrera a veces demasiado fuerte entre nuestra parte consciente y el subconsciente. En el inconsciente seguramente hay una observación de la naturaleza que nos dice lo que podemos hacer y en el consciente, una voluntad y una lógica contrarias.
ResponEliminaY no quiero explicar mas, porque a veces veo que pasan las cosas, pero no se bien como y creo que podría arrebatar la utilidad al sistema si explico demasiado. Pero con las ortigas me parece que la pifiaste precisamente por seguir haciendo caso al consciente y dejar de lado al inconsciente...